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El príncipe Enrique de Inglaterra, que renunció a su papel en la monarquía en medio de una guerra contra la prensa sensacionalista, se integró a una comisión del Instituto Aspen para combatir la desinformación, anunció ese centro de estudios estadounidense este miércoles.
El Instituto Aspen, una organización sin fines de lucro, se manifestó “honrado” de contar con el Duque de Sussex como uno de los 18 miembros de su “Comisión del Trastorno de la Información”.
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El anuncio se produce un día después de que Enrique se convirtiera en “director de Impacto” en la empresa de ‘coaching’ de vida BetterUp de San Francisco, ampliando así su creciente cartera laboral desde que se apartó de los deberes reales el año pasado.
En el Instituto Aspen, el príncipe de 36 años ayudará en una investigación sobre la desinformación en el mundo digital estadounidense, que comenzará en abril y durará seis meses.
El objetivo es identificar las principales causas del intercambio y la difusión de información falsa y encontrar soluciones para el gobierno, el sector privado y la sociedad civil.
“La avalancha de desinformación afecta nuestra capacidad, tanto individual como social, de pensar con claridad y comprender verdaderamente el mundo en que vivimos”, dijo Enrique en un comunicado.
“Se trata de una cuestión humanitaria y, como tal, exige una respuesta de todos los sectores: activistas, miembros de los medios de comunicación, investigadores académicos y líderes gubernamentales y de la sociedad civil”, añadió.
Se espera que el príncipe aporte a la comisión la experiencia que le dejó la cobertura mediática de su vida.
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El príncipe mantiene desde hace tiempo una difícil relación con la prensa sensacionalista británica, a la que responsabiliza de la muerte de su madre, la princesa Diana, en un accidente de tráfico en 1997.
También responsabiliza a esos tabloides de “destruir su salud mental”, por lo que decidió dejar la vida real y mudarse a Estados Unidos con su esposa Meghan Markle.
Desde entonces, han firmado lucrativos acuerdos con medios digitales sacando partido a su celebridad: uno para producir contenidos para Netflix y otro para presentar pódcast para Spotify.
Tras instalarse en California, lanzaron una organización sin ánimo de lucro llamada Archewell.