El satélite sinfónico de Santiago Cruz
El cantautor ibaguereño vestirá de gala sus más recordados éxitos, como “Baja la guardia” y “Desde lejos”. Además presentará los sencillos de su más reciente trabajo discográfico.
El Espectador
¿Por qué será un nuevo concepto de espectáculo? ¿Qué podrán ver sus fans?
El formato es una belleza. Somos más de 70 músicos en el escenario, con la majestuosidad que da tener una orquesta así acompañando las canciones. Hemos incluido sencillos de mi disco más reciente, que no había salido cuando hicimos el último concierto, así que el recorrido sinfónico será por seis trabajos musicales, obviamente seleccionando los arreglos que tenemos para que sea lo más emocionante posible.
¿Cómo es un formato en forma de #SatélitesSinfónicos?
Es un concierto que hemos hecho ya desde hace cuatro años, más o menos. Les entregamos las canciones a distintos arreglistas: Juan Andrés Otálora y Juan Camilo Arboleda, de Colombia; Bernardo Quesada, de Costa Rica, y Jaques Morelembaum, de Brasil, y ellos le han puesto el ropaje adecuado para que la orquesta las lleve a un lugar muy especial. En mi caso, además, no traemos nada de mi banda a la ecuación. Respetamos a la orquesta en un 100 %, pureza total.
¿Por qué este formato es más exigente y el reto vocal es mayor?
Los que venimos de la música popular estamos acostumbrados a tener el beat, el pulso de la canción, gracias a una batería o algún instrumento percutivo. Cuando no hay sección rítmica, el diálogo es entre pocos músicos. En este caso el ritmo es un tema muy visual y el diálogo es con 70 músicos, con la orquesta completa, así que el nivel de exigencia es mayor. Además tienes que tratar de estar a la altura de la orquesta, de estos músicos de formación clásica.
Una vez más trabaja bajo la batuta del maestro Ricardo Jaramillo. ¿Qué aprendizaje le ha dejado él en cada uno de sus “shows”?
El compromiso con el arreglo, con la canción, además de la pasión del performance. Es un director que disfruta mucho el momento, entregado, histriónico y generoso. A mí me ha llevado a descubrir el núcleo de la canción.
¿Cómo fue la preparación para este “show”?
Básicamente ha sido repasar los arreglos que escogimos de todos los que ya tenemos, para presentar el mejor show posible, y añadir los nuevos arreglos, por ejemplo de Contar hasta tres y de Como si nada. La orquesta repasa parte por parte, con cada una de las secciones, y luego me sumo para tratar que se sienta el ensamble. Es muy emocionante.
¿Por qué decidió no incorporar instrumentos ajenos al formato de la orquesta?
Me gusta la idea de la pureza que da la orquesta. Pones la canción en otro lugar, completamente ajeno, y ves cómo se comporta. Al final termina siendo un homenaje a la canción.
¿Cuáles de sus canciones no pueden faltar?
En ningún concierto mío, no importa el formato, pueden faltar Baja la guardia, Desde lejos o Y si te quedas, ¿qué?. Esas canciones son los pilares en los que se sostiene un concierto, y en este formato, la verdad, hay un par de arreglos que nos gustan mucho al director y a mí, que no son necesariamente las canciones más conocidas, como por ejemplo Hijos del calvario o Paracaídas.
En los últimos conciertos ha abierto con “El regreso”, que le canta a Ibagué. ¿por qué?
El disco más reciente estuvo permeado por mi regreso a Ibagué, ya con mi familia, una decisión pensada para el bienestar de nuestro hijos. Volver a recorrer esas calles y vivir ese paisaje fue un impacto emocional muy grande. Me gusta la idea de mostrar mi ciudad a distintos países, porque, además, el video que ponemos en el escenario durante la canción son imágenes de Ibagué.
¿Por qué hacer conciertos sinfónicos?
¿Por qué no hacerlo? Es un placer para mí, disfrutamos con la orquesta y a la gente le ha gustado, así que cuadra por todas partes. Además, en esta ocasión hay un detalle muy especial, y es que por primera vez llevaremos este formato sinfónico fuera del país, tendremos #SatélitesSinfónicos en Ciudad de México el 1º de junio, en el Teatro de la Ciudad, que es uno de los lugares más especiales para el arte en CDMX.
¿Por qué será un nuevo concepto de espectáculo? ¿Qué podrán ver sus fans?
El formato es una belleza. Somos más de 70 músicos en el escenario, con la majestuosidad que da tener una orquesta así acompañando las canciones. Hemos incluido sencillos de mi disco más reciente, que no había salido cuando hicimos el último concierto, así que el recorrido sinfónico será por seis trabajos musicales, obviamente seleccionando los arreglos que tenemos para que sea lo más emocionante posible.
¿Cómo es un formato en forma de #SatélitesSinfónicos?
Es un concierto que hemos hecho ya desde hace cuatro años, más o menos. Les entregamos las canciones a distintos arreglistas: Juan Andrés Otálora y Juan Camilo Arboleda, de Colombia; Bernardo Quesada, de Costa Rica, y Jaques Morelembaum, de Brasil, y ellos le han puesto el ropaje adecuado para que la orquesta las lleve a un lugar muy especial. En mi caso, además, no traemos nada de mi banda a la ecuación. Respetamos a la orquesta en un 100 %, pureza total.
¿Por qué este formato es más exigente y el reto vocal es mayor?
Los que venimos de la música popular estamos acostumbrados a tener el beat, el pulso de la canción, gracias a una batería o algún instrumento percutivo. Cuando no hay sección rítmica, el diálogo es entre pocos músicos. En este caso el ritmo es un tema muy visual y el diálogo es con 70 músicos, con la orquesta completa, así que el nivel de exigencia es mayor. Además tienes que tratar de estar a la altura de la orquesta, de estos músicos de formación clásica.
Una vez más trabaja bajo la batuta del maestro Ricardo Jaramillo. ¿Qué aprendizaje le ha dejado él en cada uno de sus “shows”?
El compromiso con el arreglo, con la canción, además de la pasión del performance. Es un director que disfruta mucho el momento, entregado, histriónico y generoso. A mí me ha llevado a descubrir el núcleo de la canción.
¿Cómo fue la preparación para este “show”?
Básicamente ha sido repasar los arreglos que escogimos de todos los que ya tenemos, para presentar el mejor show posible, y añadir los nuevos arreglos, por ejemplo de Contar hasta tres y de Como si nada. La orquesta repasa parte por parte, con cada una de las secciones, y luego me sumo para tratar que se sienta el ensamble. Es muy emocionante.
¿Por qué decidió no incorporar instrumentos ajenos al formato de la orquesta?
Me gusta la idea de la pureza que da la orquesta. Pones la canción en otro lugar, completamente ajeno, y ves cómo se comporta. Al final termina siendo un homenaje a la canción.
¿Cuáles de sus canciones no pueden faltar?
En ningún concierto mío, no importa el formato, pueden faltar Baja la guardia, Desde lejos o Y si te quedas, ¿qué?. Esas canciones son los pilares en los que se sostiene un concierto, y en este formato, la verdad, hay un par de arreglos que nos gustan mucho al director y a mí, que no son necesariamente las canciones más conocidas, como por ejemplo Hijos del calvario o Paracaídas.
En los últimos conciertos ha abierto con “El regreso”, que le canta a Ibagué. ¿por qué?
El disco más reciente estuvo permeado por mi regreso a Ibagué, ya con mi familia, una decisión pensada para el bienestar de nuestro hijos. Volver a recorrer esas calles y vivir ese paisaje fue un impacto emocional muy grande. Me gusta la idea de mostrar mi ciudad a distintos países, porque, además, el video que ponemos en el escenario durante la canción son imágenes de Ibagué.
¿Por qué hacer conciertos sinfónicos?
¿Por qué no hacerlo? Es un placer para mí, disfrutamos con la orquesta y a la gente le ha gustado, así que cuadra por todas partes. Además, en esta ocasión hay un detalle muy especial, y es que por primera vez llevaremos este formato sinfónico fuera del país, tendremos #SatélitesSinfónicos en Ciudad de México el 1º de junio, en el Teatro de la Ciudad, que es uno de los lugares más especiales para el arte en CDMX.