Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
¿Cuál cree que es el principal problema que enfrenta el sistema de salud en Colombia?
El principal problema se llama EPS, especialmente la expectativa de ganancia de los intermediarios a expensas de la negación de la atención en salud a los colombianos. El problema es que no hay manera de hacer compatibles las ganancias de las EPS con el bienestar general de la población, y creo que para lograr este objetivo se requiere un gran compromiso por parte de la administración pública.
¿Qué está sucediendo con el capital humano y la formación de los médicos en el país?
Algunos sectores aseguran que la negación de servicios por parte de las EPS es consecuencia del insuficiente número de médicos que den respuesta a la demanda de atención en salud. Las opciones que ha presentado el Gobierno han estado dirigidas a formar más profesionales sin importar la calidad de esa formación, desconociendo el rol, la responsabilidad y la opinión de las universidades. Este diagnóstico de escasez está incompleto, puesto que no se sabe con certeza qué tipo de talento humano se requiere y en dónde se requiere para dar respuesta a las demandas de atención de la población sin deteriorar las condiciones laborales de los profesionales. Mientras tanto, gran parte del talento humano que se encuentra trabajando actualmente se enfrenta a jornadas de trabajo extenuantes, contratos sin prestaciones laborales, sin vacaciones y sin derecho a una incapacidad, vinculados a dos o tres empleos diferentes para lograr un salario medianamente decente que permita pagar las deudas que contrajeron para poder formarse.
¿Cómo la Ley 100 cambió el sistema de salud en Colombia? ¿Fue positiva o negativa su reforma?
La Ley 100 introdujo el concepto de salud como mercancía, por lo tanto quedó sujeta a ser un bien transable del que los inversionistas privados, tan sólo por servir como intermediarios, obtienen ganancia. El problema de este modelo es que acrecienta la inequidad en salud, incrementa el gasto sin mejorar la calidad y se interesa muy poco en el bienestar y la satisfacción de los colombianos. Reconozco que, con todos los debates que se han dado en torno al modelo, la Ley 100 movió el tema de la salud del terreno de la misericordia al del derecho, y los colombianos empezaron a verlo y a exigirlo de esta manera. Por otro lado, los administradores en salud se tomaron en serio su rol y ahora existe una mejor planeación y administración de los hospitales y clínicas. Se volvieron tan buenos en esto que han logrado sobrevivir a la competencia desleal, las glosas y otras estrategias de los aseguradores.
¿Cómo se ha visto afectada la salud de los colombianos por la corrupción?
Tristemente, los organismos de control tienen pocos recursos para detectar la corrupción y para castigar fuertemente a quienes se apropian de dineros de la salud. Particularmente considero que las condenas a quienes se compruebe que roban recursos de la salud deben ser ejemplarizantes, de tal manera que a nadie se le ocurra robarse un peso del sistema. Mientras no sea así, el sector salud seguirá siendo como una fiesta con piñata.
Muchos pacientes se quejan de la imposibilidad de acceder a los medicamentos que necesitan para tener un óptimo estado de salud. ¿Por qué esos reclamos se están volviendo más frecuentes?
Hay dos escenarios para eso. Uno, que se los nieguen porque no están incluidos en el POS y, por lo tanto, no están cubiertos por el sistema, o dos, que los nieguen aun teniendo derecho a ellos. En el primer escenario, los pacientes acuden cada vez más a la tutela para poder acceder a aquello que no cubre el sistema, esto implica que debe actualizarse el POS y posiblemente también requiera de educación a pacientes y médicos para que soliciten sólo medicamentos que tienen demostrada efectividad clínica, porque en ocasiones la industria farmacéutica presiona para que la gente demande medicamentos que son costosos pero muy poco efectivos en comparación con mejores alternativas. En el segundo caso, pienso que la gente no se queja tanto como debiera, lo que lo hace mucho más complicado, porque implica una negación consciente de los servicios. En los informes de tutelas de la Defensoría del Pueblo se observa que gran parte de las demandas exigen servicios contenidos en el POS, y los pacientes tienen que someterse a una vía legal para que les den las cosas a las que tienen derecho. Esto debería ser severamente castigado, porque implica perder tiempo para brindar un tratamiento y sufrimiento para el paciente, gastos legales y pérdidas para la sociedad.
¿El sector privado es mucho más responsable con el sistema de salud que el sector público?
En Colombia se vendió la idea de que lo privado es mucho más eficiente y transparente que lo público. Sin embargo, la evidencia científica demuestra que los sistemas públicos con administración pública o sin ánimo de lucro de los recursos de la salud son mucho mejores para alcanzar los objetivos de equidad, calidad, universalidad y costo-efectividad del sistema. Lo que se ha observado con seguros privados o administración con ánimo de lucro es que se acrecientan los costos, se disminuye el acceso a la atención médica y se amplía la inequidad.
En síntesis, ¿cuál es su propuesta para una reforma del sistema de salud en el país?
Inclinar la balanza hacia algo más equitativo y de mayor satisfacción para los colombianos implica el reconocimiento y la garantía de la salud como derecho fundamental, y la completa eliminación del ánimo de lucro en la administración o intermediación con dineros de la salud. Se requiere inversión y apuesta política por un modelo de atención primaria en salud, sin descuidar la atención adecuada de la enfermedad y sus complicaciones. Adicionalmente, se necesita establecer un buen sistema de información nacional que permita identificar las características y necesidades en salud de los ciudadanos; fortalecer los organismos de vigilancia y control a las instituciones de salud y al gasto en salud específicamente, y controlar la industria de tecnologías médicas para poder cubrir más y mejor a los colombianos. Estas medidas deben acompañarse de principios como el trabajo decente de todo el recurso humano en salud, el respeto a la autonomía profesional y el estímulo a la autorregulación ética de los mismos; de promover mayor participación de los colombianos en su propio cuidado de la salud, en la toma de decisiones de acuerdo con sus preferencias.
¿Cómo está nuestro sistema de salud en comparación con otros del mundo?
Tenemos problemas que son comunes a muchos países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo. Por ejemplo, crece la población anciana y los costos de las tecnologías médicas amenazan los presupuestos en salud. Pero además tenemos problemas similares a otros países en vías de desarrollo, como la incidencia de enfermedades transmisibles, más todas las tropicales que, en lugar de estar bajo control, aparecen nuevas, como el zika y el chikunguña. Pero uno de los principales problemas es que es un sistema de salud que no es equitativo, que no brinda atención en salud de la misma manera a todos los colombianos, y que pudiendo ofrecer una atención de mayor calidad no lo hace. En un país con pobreza y niños muriendo de desnutrición, el sector salud podría estar haciendo más con los recursos que tiene. Chile, uno de los países que impulsaron el aseguramiento privado, ha establecido nuevas políticas para tratar de controlar las ganancias del sector, ampliar la cobertura en la atención de ciertas enfermedades y fortalecer el sistema público, pero en Colombia, cada nueva política fortalece más el modelo de aseguramiento con administrador privado. Es como si no se aprendiera nada de la experiencia, o tal vez, que las EPS son un grupo de interés demasiado fuerte y deciden la política en salud del país.
Finalmente, ¿considera que, a pesar de la situación actual del modelo de salud, estudiar medicina fue su mejor elección?
Sí, porque desde el inicio lo consideré un desafío por mi condición económica. Adoro la investigación y, mientras estudié medicina, siempre estuve vinculada a la biología molecular, en lo que pensé que me iba a especializar. Pero al saber las dificultades por las que la gente atravesaba para ser atendida en el sistema de salud, me pareció muy egoísta dedicarme a trabajar en algo para lo que existen gente y recursos, que, aun así, no están destinados a mejorar la salud de las personas.