El turbante fue apropiado y resignificado por el pueblo negro, cuyas creencias, costumbres y humanidad intentaron exterminar.
El uso del turbante implica la construcción de una identidad negra africana en oposición a la identidad blanca europea. Hoy en día se manifiesta como una forma de liberación frente al estándar hegemónico de belleza y a la cosmovisión eurocéntrica. Pero en sus inicios, el turbante no tenía el propósito de ser un símbolo de resistencia e identidad de la mujer negra.