'En la provincia hay autocensura'
La Corte Suprema de Justicia absolvió al periodista del cargo de injuria, luego de escribir una columna en la que criticaba a la exgobernadora de Cundinamarca, Leonor Serrano.
El Espectador
¿Cómo recibe el fallo?
Con mucha satisfacción, porque se abren las puertas para que la gente pueda opinar a nivel regional y nacional.
¿Cómo vivió el proceso?
No fue fácil, fue un duro camino porque aquí estábamos jugando contra el poder económico y político, más aún en las provincias, donde esos poderes quieren mantener a las gentes calladas. Pero la base de esta lucha la hizo la Fundación para la Libertad de Prensa.
¿Cómo ve la situación de los periodistas regionales?
En las provincias se está generando una autocensura. Muchas veces porque viven de las prebendas de la clase política de turno. En la región de Sumapaz, por ejemplo, se dedican a sacar la foto del político, pero no ven qué ha hecho él por la región.
Y por eso usted quiso denunciar esa situación...
Claro, yo me vi en esta demanda porque nos dio mucha rabia y nostalgia que las personas quisieran seguir mangoneando los destinos de una ciudad que se encuentra en total ingobernabilidad, un municipio que se encuentra preso por la inseguridad, no hay empleo y no se hace nada. Por eso lo que queríamos era ejercer un control político desde los medios de comunicación.
Su caso tuvo mucha resonancia internacional, ¿cómo vio ese apoyo?
Me sentí feliz, porque desde el presidente de la República hubo respaldo. Jamás pensé que pasaría de ser un provinciano a sonar internacionalmente. Sin embargo, reitero que el mayor agradecimiento lo tengo hacia la Fundación para la Libertad de Prensa.
Su caso fue muy visible, ¿qué opina de los que siguen impunes?
En la provincia el medio de comunicación está más dado a recibir que a dar, porque muchas veces las denuncias están dirigidas a conocer la versión oficial, pero los medios viven más de la pauta del político y a veces no dimensionan la gran responsabilidad social que tienen en sus manos.
¿Volvería a escribir una editorial semejante aun después de este suceso?
No me puedo arrepentir, pues el trabajo lo hice de corazón y con la certeza de que dije la verdad. Si tengo que hacer otra editorial, la hago, siempre y cuando lo hagamos desde la base del respeto. Nuestra misión es la búsqueda de la verdad y todo lo que se haga en pro de ella es válido.
¿Cómo ve la situación política de Fusagasugá?
Difícil, porque ese municipio está pasando por un momento complejo en cuanto al desempleo. Además, está en manos del APA y en la clase política tradicional están siempre los mismos y las mismas.
¿Cómo ve la situación actual de la libertad de prensa en Colombia?
Muy delicada, porque la justicia debe estar a favor de la libertad de prensa y la opinión; y las principales amenazas son por parte de ellos. Y uno se pregunta: si en un municipio cerca de la capital, donde puede haber mayor control, se presentan este tipo de cosas, ¿qué será de aquellos donde no hay presencia del Estado y se encuentran en total abandono?
¿De todo este panorama hay algo que aún le genere miedo o desconcierto?
No, porque en mi agenda no existe la palabra muerte o miedo. Después de que una persona actúe de manera transparente, debe tener la certeza de que nada malo puede sucederle. A lo único que le temo es a que la gente deje de comunicar y denunciar.
¿Cómo recibe el fallo?
Con mucha satisfacción, porque se abren las puertas para que la gente pueda opinar a nivel regional y nacional.
¿Cómo vivió el proceso?
No fue fácil, fue un duro camino porque aquí estábamos jugando contra el poder económico y político, más aún en las provincias, donde esos poderes quieren mantener a las gentes calladas. Pero la base de esta lucha la hizo la Fundación para la Libertad de Prensa.
¿Cómo ve la situación de los periodistas regionales?
En las provincias se está generando una autocensura. Muchas veces porque viven de las prebendas de la clase política de turno. En la región de Sumapaz, por ejemplo, se dedican a sacar la foto del político, pero no ven qué ha hecho él por la región.
Y por eso usted quiso denunciar esa situación...
Claro, yo me vi en esta demanda porque nos dio mucha rabia y nostalgia que las personas quisieran seguir mangoneando los destinos de una ciudad que se encuentra en total ingobernabilidad, un municipio que se encuentra preso por la inseguridad, no hay empleo y no se hace nada. Por eso lo que queríamos era ejercer un control político desde los medios de comunicación.
Su caso tuvo mucha resonancia internacional, ¿cómo vio ese apoyo?
Me sentí feliz, porque desde el presidente de la República hubo respaldo. Jamás pensé que pasaría de ser un provinciano a sonar internacionalmente. Sin embargo, reitero que el mayor agradecimiento lo tengo hacia la Fundación para la Libertad de Prensa.
Su caso fue muy visible, ¿qué opina de los que siguen impunes?
En la provincia el medio de comunicación está más dado a recibir que a dar, porque muchas veces las denuncias están dirigidas a conocer la versión oficial, pero los medios viven más de la pauta del político y a veces no dimensionan la gran responsabilidad social que tienen en sus manos.
¿Volvería a escribir una editorial semejante aun después de este suceso?
No me puedo arrepentir, pues el trabajo lo hice de corazón y con la certeza de que dije la verdad. Si tengo que hacer otra editorial, la hago, siempre y cuando lo hagamos desde la base del respeto. Nuestra misión es la búsqueda de la verdad y todo lo que se haga en pro de ella es válido.
¿Cómo ve la situación política de Fusagasugá?
Difícil, porque ese municipio está pasando por un momento complejo en cuanto al desempleo. Además, está en manos del APA y en la clase política tradicional están siempre los mismos y las mismas.
¿Cómo ve la situación actual de la libertad de prensa en Colombia?
Muy delicada, porque la justicia debe estar a favor de la libertad de prensa y la opinión; y las principales amenazas son por parte de ellos. Y uno se pregunta: si en un municipio cerca de la capital, donde puede haber mayor control, se presentan este tipo de cosas, ¿qué será de aquellos donde no hay presencia del Estado y se encuentran en total abandono?
¿De todo este panorama hay algo que aún le genere miedo o desconcierto?
No, porque en mi agenda no existe la palabra muerte o miedo. Después de que una persona actúe de manera transparente, debe tener la certeza de que nada malo puede sucederle. A lo único que le temo es a que la gente deje de comunicar y denunciar.