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Ha dicho que le gusta el flamenco y algunas de sus canciones tienen un guiño a este género. ¿De dónde surgió ese gusto y qué artistas son de su preferencia?
Claro. A mí me gusta mucho la música. Escucho géneros distintos y estoy atento a los discos que se publican. Discos de artistas talentosos de jazz, de electrónica, americana o rock alternativo. También de música tradicional latina y, por supuesto, de flamenco. Es un género que he cultivado poco. Algunas pinceladas en algunas canciones de los discos que grabé con el Huracán Ambulante entre 1999 y 2004 o en algún disco más reciente. Pero lo considero un género complejo y para el que no estoy dotado. Prefiero escucharlo. Me gusta, por ejemplo, el disco que sacó María José Llergo y también Rocío Márquez. Y siempre me gusta escuchar todo lo que graba Diego el Cigala.
¿Qué artistas, no solo de música, han capturado su atención en el confinamiento?
He escuchado a artistas jóvenes que me han sorprendido y me parecen interesantes, como Las Melenas o Barbi Recanati. También los discos de Triángulo de Amor Bizarro y El Columpio Asesino. Y sigo por redes a artistas plásticos y pintores que me interesan como Víctor Pastor, Es Devlin y Yofukuro.
Disfruta mucho de la música tradicional mexicana e incluso hizo un concierto en el Zócalo, en la capital de ese país. ¿Cómo empezó esa fascinación?
Supongo que tiene que ver con los recuerdos de la infancia, canciones que escuchaba en la radio o cantaba mi madre. Más adelante, fue muy importante la gira con los Aterciopelados, de Colombia, por España, en el 95-96. Recuerdo pasar el tiempo en los camerinos con Andrea Echeverri y Héctor Buitrago aprendiendo canciones dramáticas latinoamericanas y, sobre todo, muchas rancheras.
Ha dicho que le gusta la cultura latinoamericana, incluso tiene un disco en el que explora la música popular de este continente, a pesar de que aún le faltan países por conocer. ¿Qué regiones le gustaría recorrer de Colombia?
Me gustaría visitar la costa del Caribe, que nunca tuve el placer de conocer. Barranquilla, Cartagena… y donde me lleven y me enseñen. Amo Colombia. Lo que conocí y me mostraron me pareció apasionante. Pero tengo muchas deudas pendientes: el desierto de la Tatacoa, los parques de los Estoraques y el de Utría, y Ciudad Perdida.
Para la composición musical y la escritura de las letras, ¿qué metodología utilizó en su más reciente álbum, “Posible”?
Escribo casi todos los días. En algunos con menor fortuna y en otros profundizas más y consigues dar forma a versos que pueden acabar en canciones. Cuanto más escribes, más posibilidades tienes de que las musas te visiten con la pluma y el papel a mano. Para este disco Posible me propuse enfocarme en la introspección, después de dos álbumes como Palosanto y Expectativas, que miraban lo social y el compromiso.
Actualmente lo digital nos ha acercado en la cuarentena y ha sido una plataforma de creación para muchos artistas. ¿Cuál cree que es el papel de la tecnología en nuestras vidas?
La tecnología es un arma de doble filo, que nos acerca y nos aleja. Gracias a ella hemos podido mantener el contacto con nuestros seres queridos durante la cuarentena, pero también mostramos en redes sociales una imagen de nosotros mismos que no es estrictamente real. En internet disponemos de todo el saber del ser humano y podemos hacer tutoriales de cualquier idioma o disciplina, pero muchos eligen seguir a las Kardashian en Instagram.
Cuéntenos sobre su gusto en la literatura y la poesía. ¿Si fuera a escribir un libro sobre qué lo haría?
Me gusta leer y siempre me acompaña algún libro. A veces novelas, ensayo o poesía. Últimamente estoy leyendo alguna biografía y ensayos sobre temas que me interesan. Leí la de Yogananda y me he interesado por las vidas de algunos otros yoguis como Sri Yukteswar. Si alguna vez me atreviera a escribir un libro sería de poesía. Pero no sé si tengo la disciplina y el talento para ello.
¿Cómo es su relación con la pintura?
Me gustan mucho los libros sobre pintores, principalmente del siglo XX. Las vanguardias europeas y la posguerra norteamericana. También pintores latinoamericanos de la segunda mitad de siglo. Pinto por afición, pero no tengo los conocimientos, ni estudié, ni tengo técnica alguna. Es un hobby.
¿Qué es lo que más disfruta de vivir en Estados Unidos? Ahora mismo, disfruto poco lo que está ocurriendo en California. La cuarentena y la tensión es muy fuerte. Creo que vivimos momentos de cambio. No sé sabe bien en qué dirección. Me da miedo la pérdida de libertades, que entregamos en nombre de un virus y que esperemos se nos devuelvan. La libertad de reunión, la libertad de movimientos, la libertad médica… Incluso vemos en los dos últimos meses como la censura en Youtube y Facebook alcanza niveles inadmisibles. Veremos que ocurre. Debemos estar atentos porque hay mucho en juego. Y tenemos la responsabilidad de no aceptar que este periodo transitorio dure indefinidamente.
¿Qué lo moviliza a emprender proyectos nuevos?
Para mí, la necesidad de expresarme y de comunicarme es sustancial a mi profesión. Todo parte de tener algo que decir y de la pasión por establecer lazos con el público.
Es un artista ecléctico que no teme dedicarles un disco a sonidos latinoamericanos o electrónicos. ¿En qué se diferencia su reciente álbum y los anteriores?
Este es un trabajo que mira al presente. Un disco contemporáneo, minimalista. Mis dos discos anteriores tenían una mirada social y de compromiso, mientras este es un álbum introspectivo. Creo que es un trabajo que mezcla reflexión y poesía en un contexto nuevo e interesante para mi voz.