La Ciegga: “El tatuaje salvó mi vida, porque es mi terapia”

Cada tanto pregunto en mis redes sociales con quién me recomiendan tatuarme. Hace unos años, cuando lo hice, me sorprendió que apareció una y otra vez el mismo nombre: La Ciegga. A renglón seguido, quien la recomendaba decía, con frustración: pero siempre tiene la agenda cerrada. En un mundo con tanta oferta como el de los tatuajes es poco usual que haya referentes que se repitan y, sin embargo, La Ciegga se ha convertido en una de las artistas más influyentes en Colombia por su trabajo. María Mónica Salamanca, como se llama realmente, se ha popularizado por la creatividad y complejidad de sus diseños. Hoy su trabajo es referente nacional e internacional, por eso quise conversar con ella. Tatuar es una forma de arte en evolución, pero también se convierte en un espacio terapéutico e íntimo, de inesperada vulnerabilidad. Quería entender cómo piensa sobre el tema una de sus principales exponentes contemporáneas.

Cada tanto pregunto en mis redes sociales con quién me recomiendan tatuarme. Hace unos años, cuando lo hice, me sorprendió que apareció una y otra vez el mismo nombre: La Ciegga. A renglón seguido, quien la recomendaba decía, con frustración: pero siempre tiene la agenda cerrada. En un mundo con tanta oferta como el de los tatuajes es poco usual que haya referentes que se repitan y, sin embargo, La Ciegga se ha convertido en una de las artistas más influyentes en Colombia por su trabajo. María Mónica Salamanca, como se llama realmente, se ha popularizado por la creatividad y complejidad de sus diseños. Hoy su trabajo es referente nacional e internacional, por eso quise conversar con ella. Tatuar es una forma de arte en evolución, pero también se convierte en un espacio terapéutico e íntimo, de inesperada vulnerabilidad. Quería entender cómo piensa sobre el tema una de sus principales exponentes contemporáneas.

¿Cómo ve la importancia de los tatuajes en sus clientes?

El tatuaje, más allá de cumplir un objetivo estético, siempre se ve influenciado por el momento de vida que la persona está atravesando, Muchas veces nos tatuamos porque estamos pasando por un duelo, empezando una nueva etapa o simplemente como homenaje.

Claro, no siempre hay un factor profundo detrás, y también estamos los que nos gusta tatuarnos por el simple hecho de coleccionar más piezas. Pero lo que sí es cierto es que el dolor nos hace vulnerables y nos abre a querer contar nuestras historias a la persona con la que vamos a pasar más de una hora sentados.

A mí me encanta cuando las personas se abren conmigo y me cuentan sus vivencias. Siento que a través de sus relatos aprendo muchísimo a llevar mis propios asuntos de vida.

¿Y cómo llegó ahí, cómo dice uno: quiero empezar a tatuar?

Comencé en el tatuaje contra viento y marea hace ocho años. No era una decisión fácil, porque venía de cursar una carrera de ingeniera casi hasta terminarla. Entonces no fue tan sencillo enfrentarme a unas creencias familiares que consideraban el arte como algo de lo que no se podía vivir, sin mencionar también el prejuicio que existía con la profesión y lo que representaba socialmente.

Sin embargo, mantuve mi fe intacta en que sería algo que valdría la pena y acá estamos. El tatuaje salvó mi vida porque más allá de ser mi pasión, es también mi terapia; me enseña a habitar el presente con la paciencia que requiere cada trazo, y también se convirtió en mi principal fuente de ingreso.

¿Puede contarme de algún tatuaje que haya sido especialmente memorable?

Uno de los más especiales que he hecho fue para Josh, en Ámsterdam. Era su primer tatuaje, y en el momento en que nos conocimos supe que padecía de un cáncer terminal de médula que parecía ser muy fuerte, porque ese día llevaba unas agujas ancladas a su pecho. Me dijo que antes de morir quería honrar a su primer amor, el mar.

Hicimos un diseño hermoso con las olas de Kanagawa en sus costillas y al tatuarse me dijo que era más doloroso su procedimiento que el mismo tatuaje. Llevaba su rostro decaído y su peso era muy bajo, me decía: “Cuando vuelvas ya no voy a estar acá”. Obviamente, le decía que fuese preparando el siguiente diseño, porque nos seguiríamos viendo y él iba a mejorar con el tiempo. Dos años después viajé y allí estaba, más increíble que nunca, sin agujas en su pecho y con una idea del dragón chino que se mantiene firme a pesar del fuego que lo consume. Siempre lo recordaré con mucho amor y valentía por su proceso.

Mi percepción es que el mundo del tatuaje está lleno de hombres, ¿cómo es ser mujer en ese espacio?

Siento que ser mujer en Colombia siempre ha sido retador en cualquier profesión, y la verdad muchas de nosotras venimos de núcleos familiares machistas, que nos limitaban a encajar solo en determinados roles, por la generación a la que pertenecían nuestros padres. Sin embargo, esto para mí más que una frustración fue un impulso para demostrar que muchas cosas que estaban pensadas solo para hombres también las podemos hacer nosotras.

¿Qué es lo que más disfruta tatuar?

Me encanta mucho tatuar animales y darles una personalidad. Me inspiran la ilustración infantil y el arte oriental. Esto me recuerda mucho mi infancia y los libros de ilustración que me pasaba viendo por horas. Prácticamente, estoy haciendo feliz a mi niña interior.

¿Qué sueños carga profesionalmente?

Ya llevo ocho años y, a pesar de que siempre lleno mi agenda, siento que me falta mucho camino por recorrer, muchas personas y artistas increíbles por conocer y de los cuales aprender. Es un camino de constante frustración, porque rara vez te gusta en totalidad lo que haces, y eso es lo que más te impulsa a seguirte expandiendo en búsqueda de más conocimiento.

¿Qué debería saber alguien que está pensando en tatuarse?

Que los tatuajes tienden a envejecer con el paso del tiempo y que no siempre se van a mantener así de nítidos y sólidos como lo son recién hechos; que son parte del cuerpo y que hay que cuidarlos mucho si quieres que permanezcan lindos; que no soy una impresora y que me tomo mi tiempo para que todo salga perfecto y que también me canso y debo tener pausas activas.