Esto es pura habladera de “mondá”
Este sábado se inició el Carnaval de Barranquilla. Este año el Desfile de la Guacherna cumplió 50 años y se festejan los 20 de la Declaratoria de Patrimonio realizada por la Unesco, un evento que incluso da cuenta de la forma en la que se habla en esta zona del país.
Alberto González Martínez
“Si a los costeños nos quitan la palabra mondá nos dejan incomunicados”, se aseguraba en un video en TikTok que se volvió tan popular como el uso del término en otros lugares del país. No se tiene muy claro su origen, aunque sí su uso indiscriminado para referirse casi que a cualquier cosa. Mondá por aquí, mondá por allá.
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“Si a los costeños nos quitan la palabra mondá nos dejan incomunicados”, se aseguraba en un video en TikTok que se volvió tan popular como el uso del término en otros lugares del país. No se tiene muy claro su origen, aunque sí su uso indiscriminado para referirse casi que a cualquier cosa. Mondá por aquí, mondá por allá.
En vísperas de este Carnaval de Barranquilla, Carlos Vives lanzó una canción que habla del surgimiento de esta palabra en el argot del Caribe colombiano. En su tema defiende la idea de que la palabra es de origen español y no francés, como se ha contado en varios escenarios caribeños.
Para el músico samario, el término viene del verbo castizo “mondar” y pretende desmitificar la colorida historia que se ha creado, queriendo validar que su verdadero origen no es francés. El relato que Vives pide olvidar es el que cuenta que la palabra surgió a causa de las prostitutas francesas que arribaron al Caribe colombiano a comienzos del siglo XX, coincidiendo con negros antillanos de ascendencia africana. Cuando ellas veían el miembro masculino decían “mon dieu”, que traduce”, “oh Dios mío”.
El motivo de la sorpresa está de más decirlo. Lo que no está de más aclarar es que, según esta historia, “mon dieu” fue cambiado por la palabra “mondá”, debido a la deformación del lenguaje, que es natural entre nosotros los costeños. En la búsqueda por su origen, hablé con varios personajes de la cultura caribeña, quienes refirieron algunas versiones de esta misma historia, en las que coinciden en varios aspectos, aunque se separan del punto de procedencia.
Tres versiones de la misma mondá
La primera versión se ubica en Cartagena. Esta es referenciada por el musicólogo Enrique Muñoz Vélez, quien escribió el libro El jazz en Colombia: desde los alegres años 20 hasta nuestros días”. Basado en su investigación, asegura que a Cartagena llegaron, a finales del siglo XIX, prostitutas francesas y antillanas al mismo tiempo, que arribaron hombres negros jamaiquinos y de las Antillas holandesas.
-En una entrevista que les hice a varios dueños de cabarés y amantes de prostitutas, el más famoso de ellos un pítcher que le decían Brazo de Ébano, me contaron que cuando ellas veían a esos negros se impresionaban. Cuando el pueblo raso -explica después-, que no sabe la fonética francesa, va a pronunciar la palabra expresa lo que le queda en la memoria auditiva y luego la idiomatiza a su manera.
Muñoz Vélez indica que entrevistó entre 15 a 20 personas amantes de los prostíbulos que asistían a estos lugares en las primeras décadas del siglo XX. American Bar y Cabaret Aires Cubanos eran algunos de ellos, incluso se atrevió a dar varios nombres de prostitutas francesas, como Octaviana Lavignac, Josefa Ladeutt y Anastasia Fortul. Esta versión coincide y se separa de algunos elementos de la segunda, que se ubica en la zona de las bananeras.
Esta es contada por el fotógrafo Luis Guillermo Salazar, que es conocido por su participación en un documental llamado La mondá. El samario referencia que cuando llega la United Company se da cuenta de que la tierra era apta para sembrar banano, pero que no había industria. Para el trabajo duro prefirieron a los jamaiquinos que a los campesinos locales, porque ellos ya conocían la labor en la agroindustria de la fruta. Cuando se formó esa industria comenzó a generar dinero y a llegar las cosas periféricas.
-Había unas prostitutas con un fenotipo diferente del de aquí. Eran niñas de pueblos franceses que mandaban a París o Marsella. Luego llegaban a Martinica, Guadalupe y demás. Cuando ya estaban lo suficientemente ajeadas, llegaban a los burdeles de la zona bananera: Fundación, Aracataca, Sevilla, etc. De manera lingüística, en esta zona la United Company trajo varias palabras del inglés que evolucionaron o se degeneraron, como se quiera decir.
-¿Esta hipótesis que usted plantea en qué se basa?, le interrogo.
-Esa historia la escuché de niño a dueños de finca en la zona bananera, responde el samario.
-Eso es pura habladera de mondá, inquiere de sobresalto, luego, el escritor y periodista barranquillero Adlai Stevenson Samper, cuando que le cuento esta versión. Después de que se reintegra, el autor del texto Polvos en la Arenosa: cultura y burdeles en Barranquilla” prosigue con su contraargumento.
-En la zona de las bananeras no hay registros de que había francesas. Algunos miembros prominentes de la élite de Ciénaga mandaban a sus hijos a estudiar a Amberes, Bélgica, pero todos eran cienagueros. Una cienaguera diciendo “mon dieu” no tiene sentido. No hay documentos que indiquen que deambularon prostitutas francesas allá, aunque no descarto que pudo haber pasado. En cambio, en Barranquilla sí.
Stevenson Samper da la puntada a la tercera versión de la historia, que inicialmente es referenciada por el periodista y escritor Heriberto Fiorillo en uno de sus textos, como un relato popular. Stevenson, entonces, indica que las prostitutas francesas llegaron, no a Cartagena ni a la zona bananera, sino a Puerto Colombia durante los años 30 del siglo pasado y posteriormente se plantaron en el Barrio Chino de la capital del Atlántico.
La hipótesis más lógica
Los tres autores también se refieren al otro planteamiento que indica, en cambio, que la palabra viene verbo “mondar”. El samario Salazar asegura que él nunca ha escuchado a nadie en el Caribe colombiano que use el verbo, aunque el cartagenero dice que se usa en pocos casos como “móndame la yuca”. Asimismo, rechaza esta hipótesis diciendo que esta “no tiene la connotación sexual”.
Sin embargo, los académicos especializados en la lengua concuerdan en que tiene más “lógica” que venga del verbo español. Al escritor barranquillero Enrique Dávila Martínez le parece que entre “‘mon dieu’ a ‘mondá’ hay una distancia enorme”, puesto que “en fonética es difícil que una ‘i’ (la de mon dieu) se transforme en ‘á’ (la de ‘mondá)”.
Lo propio con uno de los miembros de la Academia Colombiana de la Lengua, Olympo Morales Benítez, quien indica que, en su sentido más lógico, la palabra “mondá” viene del verbo “mondar”, ya que concuerda con la definición de la RAE, que lo define como sinónimo de “pelar”. No obstante, Morales Benítez, de manera un poco salomónica, dice que ambos orígenes tienen validez, puesto que la cultura popular es quien crea los propios significados de sus palabras.
Las tres versiones más coloridas son verosímiles, unas más que otras, pero imposibles de comprobar. Para Carlos Vives es claro que estas historias son falsas y su fuente es un consorcio de abogados perteneciente a la Academia de la Lengua Caribe, llamado “Cuadel Caribañola”, que él mismo se inventó y que todos los medios lo replicaron como cierto. El músico samario se escuda que es parte de su “universo” y para él “no existe y sí existe, porque está en la defensa de nuestro origen, identidad y el verdadero origen de nuestras palabras”.
La inventiva caribeña
La inventiva de Carlos Vives también pasa por la deformación del lenguaje, el mismo con el que han tratado de dar validez a hipótesis que plantea el origen francés. En la versión que el músico hizo del clásico vallenato La gota fría cambió algunas palabras de la letra original, sin tanto sentido lógico. Una de ellas fue la forma en como Emiliano Zuleta ofendió a Lorenzo Morales, al llamarle “negro yumeca” y él la cambió por “indio chumeca”, pero que en realidad ya se había deformado, puesto que la palabra original para referirse a los negros isleños era “negros Jamaicans”.
Esto, junto con el colectivo de abogados, creado por la imaginación de Vives, es parte de toda una inventiva que el Caribe colombiano ha registrado a lo largo de su historia y se ha hecho más visible en la actualidad. Ese límite entre lo real y lo fantasioso se desdibuja en esta zona del país, como ya los han explicado algunos escritores.
Melisa Cure, la actual reina del Carnaval de Barranquilla, nos recordó algunas de ellas en su reciente Lectura del Bando. Específicamente en el artículo tercero manifiesta: “De los mismos creadores de la barriga e’ trapo, Quentin Tarantino, Celébralo Curramba y el meteorito, llega la ilustradora de la Garza. Nofriege, ni Netflix ni la Rosa de Guadalupe o Walt Disney se atrevieron a tanto”.
Queda en duda la veracidad de muchas historias y relatos que se originan en este lugar, pero nunca la inventiva de su gente. Recuerda también cuando “Macondo”, el lugar imaginario de la obra de Gabriel García Márquez, se volvió popular y, en diferentes pueblos del Caribe, se adjudicaban su procedencia. Podrían quitarnos la palabra y dejarnos incomunicados, pero nunca la propensión que tenemos de hablar tanta mondá.