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Fanny Mikey: la eterna dama del teatro colombiano

A 12 años de su fallecimiento, hoy recordamos a la actriz, directora y empresaria que, a partir de su convicción, visión y principio de vida, hizo que el teatro fuera para todos y de todos.

Wilson León García Delgado / @eldelteatro
16 de agosto de 2020 - 04:48 p. m.
Gracias a las iniciativas de Fanny Mikey, los artistas del mundo intercambiaron cultura con Colombia y los artistas colombianos tuvieron trabajo, estudios y elevaron su nivel profesional
Gracias a las iniciativas de Fanny Mikey, los artistas del mundo intercambiaron cultura con Colombia y los artistas colombianos tuvieron trabajo, estudios y elevaron su nivel profesional
Foto: Cortesía

El 16 agosto de 2008 se convirtió, para mí, en una fecha para celebrar la vida honrando la muerte: ese día murió Fanny Mikey. Ocultarse a los ojos de los vivos no quiere decir que desaparezca el valor y la fuerza de las acciones realizadas en vida por algunos seres especiales a los que debemos honrar por sus obras, porque, mientras vivan en la memoria y en las emociones, todo lo que esas personas han construido nunca desaparecerá y siempre tendrán voz entre nosotros, pues son seres que al nacer rompieron sus moldes y al vivir dieron más de lo que recibieron.

De tantas cosas que me dijo Fanny Mikey durante los años que trabajamos y compartimos vida, lo que más recuerdo es: “Asegúrate que todo lo que hagas sea para el bien de todos y que siempre sea más lo que das que lo que recibís”. Compartir al lado de personas con virtudes y principios ejemplares es un privilegio y aprender de ellas es un arte duro de sostener ante tanto acto irracional hoy en día. (Lea: El Teatro Nacional recuerda a Fanny Mikey)

¿Si Fanny viviera hoy que diría? tal vez lo mismo que antes: “todo es posible menos la guerra”, que “todo es un acto de fe”, que “nunca hay que tirar la toalla”, que “nos enamoremos de las ganas de vivir”, que “cuatro ojos ven mejor que dos”, que “mientras puedas bailar, pues baila”, que se casó con el teatro, que es la única judía que reza a María Auxiliadora, que se haría el harakiri en plaza pública si el gobierno no ayuda al teatro de su país, que vida no hay sino una... “Luchá... véncelos por cansancio” y “Aquí vamos por la vida”.

¡Pero más que lo que dijo nos queda lo que hizo! En sus últimos 30 años de vida, su onda expansiva de transformación y creación desde la vida teatral fue tal, que la sociedad colombiana la integró en su vida cotidiana al nombrarla con cariño la señora del teatro en Colombia, ser respetada, reconocida y famosa en Colombia por hacer teatro no es algo que ocurra regularmente y ella lo logró.

Gracias a todo el trabajo del huracán Fanny, hoy vemos resultados positivos en un país teatral muy diferente al que vivió Colombia antes de los años 80. El público ha tenido a la mano más repertorio nacional e internacional y la gestión, desde el Teatro Nacional, ayudó en la subvención de las entradas bajando su costo gracias a patrocinios y ayudas oficiales. (Lea también: El día de Fanny Mikey)

Fanny realizó giras nacionales e internacionales dando a conocer el talento colombiano en el exterior. Con sus iniciativas, los artistas del mundo intercambiaron cultura con Colombia y los artistas colombianos tuvieron trabajo, estudios y elevaron su nivel profesional. Fue la única que logró poner en un mismo afiche el apoyo por igual de empresas públicas y privadas que obviaron, educada y generosamente, la rivalidad comercial durante el Festival Iberoamericano de Teatro. Fue la pionera del concepto “economía creativa” incorporando el manejo del punto de equilibrio para su proyecto teatral, superando la barrera de los costos y otorgando protección y vida laboral plena tanto a artistas, técnicos, administrativos como a toda la cadena creativa y productiva de las artes vivas. Por su visión artística, fusionada con su capacidad gerencial y empeño, logró mantener una organización teatral con resultados favorables que, con sus temporadas ininterrumpidas en sus tres sedes de teatro, presentó múltiples formatos y expresiones. Sembró manifestaciones culturales y reflexivas.

Sumando los 12 años de su fallecimiento, estos últimos 50 años son más los buenos resultados (más que los de una política de Estado), y las bondades que la señora del teatro ha aportado a la sociedad colombiana. A partir de su convicción, visión y principio de vida, acercó a los creadores, públicos y artistas haciendo que el teatro sea para todos y de ello damos cuenta los que honramos y celebramos la vida de la actriz, directora y productora Fanny Mikey.

Eso sí que es dar más de lo que se recibe, porque en medio de un gobierno que, a pesar de tener en su intención el objetivo de implementar un plan de economía creativa, el país artístico y cultural no ve aún que se haya integrado en su política esencial el que los colombianos podamos ejercer cultura con apoyo oficial para superar la enfermedad de los costos, y movernos libremente en el derecho universal a la Cultura, la Ciencia, la Investigación y la Educación como pilares de formación de una sociedad sana que se proteja a sí misma desde sus capacidades y que vele por el cuidado del ser antes que por las de la ambición del tener.

Me lo dijo Fanny: “Nunca te rindás, vencé por cansancio y nunca dejés de ser lo que sos: un animal de teatro”.

Por Wilson León García Delgado / @eldelteatro

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