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Pasó en Colombia la semana pasada con el lanzamiento de “Griselda” en Netflix. Una miniserie inspirada en la vida de la narcotraficante colombiana Griselda Blanco. Polémica porque hay quienes dicen que este tipo de series le hacen daño a la imagen de país en el exterior. Uno de ellos es Roy Barreras, embajador de Colombia en el Reino Unido, quien dice: “Hacen narco novelas, hacen narco cine, viven de la cultura traqueta y hacen gran daño a la imagen de Colombia en el exterior. Nuestra patria tiene tantas historias de resiliencia, de superación, hay tantos colombianos exitosos e historias de vida para contar”.
Pero también están quienes consideran que estas series evidencian una realidad pasada y presente. Eso es lo que argumenta el exsenador Gustavo Bolívar, quien es guionista de narco series. señala: “Embajador. Narcos, abusadores y corruptos son quienes hacen daño a la imagen del país. Escritores y cineastas solo contamos sus historias. ¿Cuándo publique “nido de ratas” seré culpable de la corrupción y la mala imagen? ¿O la culpa es de narcos corruptos y violentos que han envilecido a Colombia?”
Ahora, la grieta de la exaltación al narcotráfico se abrió en Chile, en un momento complejo por la expansión del crimen organizado en ese país. El concierto que el cantante mexicano Hassan Emilio, mejor conocido como “Peso Pluma” dará el primero de marzo en el marco del Festival de Viña del Mar, agita la discusión incluso fuera del país austral. Dos columnistas de El País de España utilizaron sus espacios para hablar del asunto y controvertir.
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Todo arrancó con la columna que el sociólogo chileno Alberto Mayol publicó en BioBioChile el pasado 8 de enero. En su texto titulado “Peso Pluma en Viña: A veces hay que escuchar la voz del narco”, el escritor llama al cantante “un promotor de la cultura narco” que “frente a nuestras narices, nuestras autoridades que se empeñan en acabar con el narcotráfico, tendrán un lleno total en el público”.
Mayol se preguntó en el texto: “¿Cuándo habrá pagado Chile para que millones de chilenos puedan conocer y admirar la cultura narco? Muchísimo dinero, por cierto”. Y lo preguntó porque el emblemático festival de Viña del Mar es gestionado y se transmite por el canal de televisión público de Chile, TVN.
Sin embargo, cuando la controversia estaba caliente y políticos chilenos de todas las orillas coincidieron en los cuestionamientos a Peso Pluma, el canal anunció que no transmitirá su presentación. “El canal no puede compartir, transmitir, ni fomentar, repertorios alusivos a la violencia, el narcotráfico y otros elementos relacionados con la llamada narco cultura”, se lee en el comunicado que publicó TVN.
Aunque no será transmitido, en “La Mostra”, como se le llama al escenario se presentará el mexicano, “estará, el artista, el que hace apología del narcotráfico, el que (se asume en México) ha trabajado para narcotraficantes, que los nombra sin escrúpulos en sus canciones, que habla sistemáticamente de armas y del uso de ellas, el que habla de cuánto valen las mujeres con pequeñas cinturas, el reivindicador de los grandes nombres del narco histórico”, agregó Mayol.
La filósofa y escritora mexicana Dahlia De La Cerda le respondió al sociólogo en su columna en El País. En su argumentación incluso el nombre del escritor colombiano Gabriel García Márquez salió al baile, pero antes de hablar en qué forma, la autora del texto titulado “En defensa de Peso Pluma: escuchemos a las juventudes que le cantan al narco”, señala que “Peso Pluma, como millones de jóvenes en México, no conoció otra realidad, es hijo de la militarización, de la guerra contra el narco y del fracaso del Estado para garantizar seguridad pública. Todos los productos culturales influenciados por su época y por su contexto. Todas las guerras y problemáticas sociales generan productos artísticos ¿por qué la guerra contra el narco debería ser la excepción?”.
De La Cerda va más allá e indica que de fondo en las críticas a la presentación del mexicano a narrativas clasistas.
“Me parece importante resaltar dos cosas: que la mayoría de las veces que se ha asociado a la música con comportamientos delictivos, inapropiados o que rompen con los pactos sociales, ha sido música que tiene una postura rebelde o contracultural, como el rock en general. O bien, cuando pertenece a grupos marginados que se apropian de sus realidades, por ejemplo, el rap, el trap y los corridos. En el caso específico del rap, el trap y los corridos me pregunto si los cuestionamientos vienen de verdad de un lugar de genuina preocupación por la construcción de un mundo más habitable o por los prejuicios, el racismo y clasismo. Esto porque toda la vida escuché a señores cantar de relaciones abusivas, de romantizar violaciones y vi poca gente enojada y buscando problematizar o censurar. Pero si una persona racializada habla de que odia a la policía porque la policía es racista, o si un corridista canta de que por medio de actividades ilícitas salió de la pobreza, entonces sí hay problema.
Esto me lleva a pensar que lo que nos molesta no es la apología a los delitos o comportamientos antiéticos, sino quién los canta y quién ejecuta esos actos. Si un blanco canta de violar, entonces puede que sea arte. Pero, si un empobrecido y racializado canta de cobrar por matar, entonces es una apología al delito. Pareciera que no nos molestan las apologías al delito, sino que se hagan apologías a los delitos que comenten mayormente, por razones estructurales, las personas empobrecidas. Decía Bell Hooks que no hay nada más peligroso para el estatus quo que las personas marginizadas hablando de sus experiencias, desde sus términos. Y le creo”
Gabriel García Márquez en la polémica de Peso Pluma
Para controvertir con Mayol, Dahlia De La Cerda acudió a la obra de Gabriel García Márquez. Pone sobre la mesa varios elementos: el rol del Estado en la cultura, las libertades del arte, los límites del mismo y la corrección política vista en la perspectiva de los tiempos en los que se publican las obras.
“Mayol habla del caso especifico del festival, de si es válido o no que el Estado invierta recursos públicos en amplificar discursos “delictivos” y, como veo que a Mayol le preocupan las infancias y por eso usa como ejemplo la pedófila, me pregunto también si la siguiente petición entonces será que se saque de las bibliotecas públicas o de los programas de estudios o de todos los espacios que estén gestionados por el Estado a Gabriel García Márquez por hacer apología a la pedofilia en sus “grandes obras”. Cito este extracto de El amor en tiempos de cólera: “Ya no era la niña recién llegada que él desnudaba pieza por pieza con engañifas de bebé: primero estos zapatitos para el osito, después esta camisita para el perrito, después estos calzoncitos de flores para el conejito, y ahora un besito en la cuquita rica de su papá”.
Es 2024 ya podemos hablar abiertamente de que el boom latinoamericano está cimentado en buena parte en las fantasías pedófilas de los grandes maestros de la literatura. No pido que dejen de leer a Márquez, pero sí pido que, si vamos a problematizar los contenidos de los productos culturales, lo hagamos desde la ética y no de desde nuestra moral burguesa. ¿Vamos a pedirle al Estado que censure todos los discursos que hacen apología al delito? ¿O solo los que incomodan a nuestro orden burgués que odia sobre todo los delitos que son cometidos por los que menos tienen? Esa pregunta es para las buenas conciencias que por un lado disfrutan leer romantizaciones a la violencia hacia las mujeres escritas por los grandes genios de la literatura, pero por otro lado se escandalizan por los narcocorridos. Si tengo que dar una respuesta diría a grandes rasgos que el Estado debe garantizar seguridad, justicia, paz, dignidad y respeto a los derechos humanos, pero nunca decidir de qué sí y qué no productos culturales deben consumir los ciudadanos, porque así empiezan los fascismos y totalitarismos, con la censura”, se lee en la columna de El País.
La respuesta de Alberto Mayol en la polémica por Peso Pluma
Sobre lo que dice la filósofa con relación a Gabriel García Márquez, Mayol señaló: “La columnista Dahlia de la Cerda, quien gastó 4.000 palabras en decir que Peso Pluma debe ser defendido porque es la voz de los jóvenes, que las críticas a él son críticas de clase (alta), que mi propuesta es la típica prohibición a un movimiento artístico contracultural, que si se prohíbe a Peso Pluma habrá que prohibir a García Márquez (casi me caigo de la silla al leer esto, agrego yo), que los corridos narcos son historias de superación personal, que son cantos rebeldes contra el Estado”.
En su respuesta, el sociólogo señala, entre otras cosas, que nada tienen que ver los movimientos contraculturales, con la cultura narco.
“La cultura narco acepta todos los valores de la sociedad actual, la del siglo XXI. Vivimos en una época que asume que el poder está en el dinero, que ama los procesos disruptivos, que cree en el éxito rápido, en la vida de placer y frenesí, que valora el hedonismo, que más allá de los remilgos sigue creyendo que la mujer es un objeto sexual, que el consumo es la mejor forma de integrarse en la sociedad, que la riqueza es e principal poder. Y además está de moda tener un discurso crítico a las instituciones y al Estado. También ha crecido mucho la idea de que los individuos son responsables de su destino y si no logran hacerse cargo, el Estado no tiene razón para estar allí. Es darwinismo social en su práctica cotidiana, lo que significa que son los valores dominantes. Esto es lo que dice nuestra sociedad. ¿Y qué dice la narco cultura? ¿Qué dicen los corridos bélicos?
1. El dinero es el poder.
2. El dinero es lo más valioso.
3. Con el dinero se compran mujeres.
4. Con el dinero se cambian voluntades.
5. El dinero se obtiene con la droga.
6. Con dinero se accede a automóviles de lujo (se nombran marcas).
7. Con dinero se accede a vestuario de lujo (se nombran marcas).
8. Con dinero se accede a joyas de lujo.
9. El otro es tu competencia.
10. La prohibición es solo una sugerencia.
11. El riesgo es emocionante.
12. El placer es emocionante.
13. Nada es más importante que una vida emocionante.
14. Los jóvenes son prescindibles.
15. La muerte temprana no es problema si viviste intensamente.
Lo que se ve allí es exactamente lo mismo que dice nuestra sociedad. Hay un poco de cultura empresarial ultraliberal (anarcocapitalista), otra parte de machismo duro, otra parte de valoración de las armas y la violencia, mucho de cultura de consumo, mucha ideología fantasiosa sobre el ascenso social y culto al dinero. ¿Cuál es la parte contracultural de todo esto?”, se pregunta en el texto que se publicó en El País de España el pasado 31 de enero.
E indica con relación a los narcocorridos y su función en la industria:
· Permiten motivar a jóvenes a unirse a esta industria de riesgo.
· Glorifican y ponen de moda el transporte de la droga.
· La industria musical es usada para lavar dinero del narcotráfico.
· Los jóvenes aprenden que no hay limbo (no hay cárcel), que solo hay dos estados de la materia: la vida libre y la muerte bélica.
· Las canciones atacan la valía del Estado y apoyan un ciclo de deslegitimación (basado por cierto en fallas reales de los Estados) que permite un actuar más impune.
El concierto de Peso Pluma en Chile sigue firme
El gobierno del izquierdista Gabriel Boric expresó su malestar por la presencia del artista en Chile.
“El Gobierno no censura en lo más mínimo, pero ciertamente le preocupa y no le gusta que se promueva la cultura narco y hace todo lo posible por que ello no suceda”, afirmó Carolina Tohá, ministra del Interior y Seguridad.
No obstante, la organización del Festival de Viña del Mar confirmó la noche del jueves el show del mexicano.
“Tras la polémica generada en referencia a la participación de Peso Pluma en la próxima edición del certamen, la organización afirma que no incurrirá en ningún tipo de censura ni discriminación”, dijo un comunicado oficial.
“La música es universal y describe diferentes realidades”, agrega la nota, que se explaya en los récords de oyentes del artista y los reconocimientos que obtuvo el año pasado.
Peso Pluma, nombre artístico del cantante Hassan Emilio Kabande Laija, se convirtió el año pasado en el primer mexicano en haber posicionado una decena de canciones entre las 100 más populares de Estados Unidos, según la revista Billboard. También fue el quinto artista más escuchado en la plataforma Spotify a nivel global.
Chile en su lucha contra el crimen organizado
Desde su llegada al poder en marzo en 2022, el gobierno de Boric ha atacado la cultura asociada al crimen. El año pasado, al menos cinco obras callejeras en las que se rendía tributo a jóvenes asesinados en aparentes pugnas entre bandas fueron destruidos por orden estatal.
En el lugar de estos “memoriales narco”, como los denominan, fueron construidas plazas de juegos para niños.
La ‘narcocultura’ es un componente importante de las estrategias de expansión del mercado de las drogas, plantea Cristian Leporati, académico de comunicación política de la Universidad Diego Portales.
“El narcotráfico tiene una estrategia comunicacional o publicitaria, y esa estrategia es básicamente a través de ciertos rituales promocionar la cultura narco. Y lo que hay que atacar como Estado y como política pública es también eso”, explica Leporati a la AFP.