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Harvey Weinstein pagó un millón de dólares a la modelo Ambra Gutierrez por firmar un acuerdo de confidencialidad sobre el supuesto incidente de acoso sexual que reportó a la Policía y que formó parte de un caso desechado por la Fiscalía del Distrito de Manhattan en 2015. (Leer Espías, dólares y amenazas: Así fue como Weinstein calló durante años su actividad sexual).
Un reportaje publicado por la revista The New Yorker, que destapó los abusos del productor de Hollywood a principios de octubre, expone el uso durante al menos dos décadas de este tipo de acuerdos por parte de Weinstein con empleados, socios corporativos y mujeres que lo acusaban de conductas inapropiadas. (Leer también Kevin Spacey y Harvey Weinstein tratan su adicción al sexo en la misma clínica).
Gutierrez y Zelda Perkins, una exasistente de Weinstein en Inglaterra que hace 20 años también fue compensada por su silencio, explican en el artículo que se sintieron presionadas por los abogados de ambas partes para firmar los acuerdos y que dieron su consentimiento sin estar bien informadas de lo que implicaba. (Ver todo sobre el acoso sexual en Hollywood).
"Ni siquiera entendía lo que estaba haciendo con todos esos papeles", declaró la modelo italo-filipina, que participó en una operación encubierta con la Policía y obtuvo una grabación de Weinstein admitiendo su conducta inapropiada hacia ella e intentando que entrara en su habitación de hotel.
De acuerdo a la revista, Weinstein usó una red de potentes abogados, agentes de la autoridad retirados e investigadores privados después de que Gutierrez contactara con la Policía, y contrató a la firma de espionaje K2 para "asegurar que el fiscal del distrito de Manhattan, Cyrus Vance, no presentaba cargos" contra él.
K2 contrató a investigadores italianos para indagar en la historia sexual de la modelo y produjo un informe donde la acusaba de prostituirse y exponía su asistencia a una fiesta "bunga-bunga" del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, contra quien testificó en su juicio por abuso de poder y por tener sexo con una menor.
El artículo incide en el interrogatorio "inusualmente hostil" de la Fiscalía y su insistencia en el asunto de Berlusconi y la historia sexual de Gutierrez, en lugar de las "pruebas" contra él que ella había grabado en la operación con la Policía.
Asimismo, destaca las donaciones de varios abogados de Weinstein a la campaña del fiscal Cyrus Vance, entre ellos David Boies, que contribuyó con 10.000 dólares después de que este desestimara presentar cargos contra Weinstein y consideró "absurdo" relacionar los hechos.
Perkins, otra de las firmantes de acuerdos con Weinstein, dijo que había decidido hablar de forma "simbólica" para cuestionar la legitimidad de esos contratos y relató que ella y otra asistente, quien supuestamente fue agredida sexualmente por el productor pero no se atrevió a denunciar, se vieron limitadas a esa opción legal.
Cuando Perkins sugirió informar al consejero delegado de Disney, matriz del estudio Miramax de Weinstein, sus abogados dijeron: "Disney las destrozará. Miramax las destrozará. Las arrastrarán por el fango a ustedes, sus familias, amigos, mascotas, y mostrarán que están inestables, locas. Lo que necesiten hacer para silenciarlas".
Además, el reportaje revela que Weinstein evitó rendir cuentas sobre las alegaciones de acoso escondiendo los pagos con los que respaldaba los acuerdos: en el caso de Perkins y la otra asistente, la compensación de 250.000 libras esterlinas (331.000 dólares) salió de la cuenta personal de su hermano Bob, quien se justificó en un "engaño" de Harvey.
También se menciona la compensación de 100.000 dólares a la actriz Rose McGowan, que lo ha acusado de violación, en un acuerdo que no implicaba confidencialidad pero sí le impedía denunciarlo.