Hilda Strauss: la consejera que le hablaba al oído a Colombia

Hilda Strauss Cortissoz tenía la palabra perfecta para el momento adecuado. Por eso, Colombia la convirtió, por más de cinco décadas, en una de sus consejeras principales a través de los medios de comunicación. Nunca se creyó el cuento del ejercicio del poder desde las ondas sonoras de la radio y tampoco confió en la presión de la imagen televisiva para manejar a las masas, más bien se sintonizó con el servicio desde sus roles en las emisoras y los programas audiovisuales para las que trabajó.

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Ella, descendiente de alemanes, encontró en la amabilidad y el don de gente un aliado para desarrollar su labor de comunicadora. Con su inteligencia y voz pausada, estrechó los vínculos con sus audiencias, que siempre la vieron como una amiga certera y, sobre todo, genuina, para hablar de temas cotidianos, pero también para hacer referencia a aspectos relacionados con el medio ambiente, la moda, el cuidado de la piel y la espiritualidad.

Hilda Strauss, quien nació en Barranquilla el 22 de octubre de 1933, comenzó explorando su voz de manera accidental. En su ciudad natal y en medio de un desfile de moda, tema que le apasionaba profundamente, tuvo la oportunidad de hablar en público por primera vez y su discurso, corto eso sí, fue tan convincente que empezaron a hacerle propuestas para convertirse en lo que finalmente fue: una precursora de la mujer en los medios masivos de comunicación en Colombia.

Fue de las primeras en tener licencia de locución, cuando era un requisito del Ministerio de Comunicaciones, y esta suerte de autorización lo que hizo fue proporcionarle una herramienta más para acercarse al público e ingresar a los hogares de los colombianos con su voz, su presencia e ideas. Hilda Strauss se volvió una integrante más de las familias y esa cercanía multiplicó sus retos.

Su periplo lógico era conquistar la televisión nacional y comenzó a hacerlo a partir de 1958, cuando tuvo la responsabilidad de representar importantes marcas en las tandas comerciales, que se hacían en vivo y en directo. Esa adrenalina de estar al aire, en vivo, en radio o en televisión, le generaba las ganas adicionales para seguir creciendo y alimentando un concepto que cultivó hasta el último momento de su vida: la credibilidad. Lo que Hilda Strauss Cortissoz decía era prenda de garantía para la audiencia.

Ella, nieta de Ernesto Cortissoz, pionero de la aviación comercial en Colombia y responsable del nombre del aeropuerto de Barranquilla, cimentó cada arista de su vida sobre esa confianza que el público depositaba en ella. Hilda Strauss fue mucho más que un nombre de pila, fue una marca que exploró diversos caminos y salió triunfadora en muchos de ellos.

Fue locutora, presentadora de radio y televisión, escritora, modelo, empresaria y columnista de prensa, entre muchas otras labores que desarrolló y de las que, según sus propias palabras, nunca dejó de aprender. La clave para ella siempre estuvo en compartir y escuchar; de ahí que su presencia en medios resultara tan confiable como permanente.

Más de cinco décadas de ejercicio profesional y la influencia en varias generaciones de colombianos hicieron que su nombre no dejara de sonar. Desde 1985 muchos la siguieron a través de su programa La radio de Hilda Strauss, en la emisora La Voz de Bogotá, mientras que otras personas seguían al pie de la letra sus fórmulas naturales para el tratamiento de la piel, la nutrición y elementos místicos para la meditación. Gracias a su carácter versátil, se movía entre el mundo de los medios y su empresa familiar sin ninguna distracción.

Trabajó en más de 25 programas de televisión como Magazín 70, Cocina con Hilda y A grandes rasgos. También recibió múltiples reconocimientos, como el Premio Calidad Panamericana (Abiqua) a su marca Hilda Strauss Fórmulas Naturales, entre muchos otros galardones en Iberoamérica.

Con su programa La radio de Hilda Strauss hizo historia en las mañanas y ese relato no termina todavía, porque su descendencia (hijas y nietos) se ha encargado de que su legado siga vigente y su nombre se mantenga confiable dentro de una audiencia que se dejó cautivar por la amabilidad, la pausa, el encanto y los conocimientos de esta precursora de las telecomunicaciones en Colombia.

Hilda Strauss murió este martes 20 de diciembre a los 89 años en la Clínica del Country, en Bogotá. Se apagó su voz, se fue su presencia, pero el recuerdo de la consejera que marcó la cotidianidad de varias generaciones nunca se esfumará.

Hilda Strauss Cortissoz tenía la palabra perfecta para el momento adecuado. Por eso, Colombia la convirtió, por más de cinco décadas, en una de sus consejeras principales a través de los medios de comunicación. Nunca se creyó el cuento del ejercicio del poder desde las ondas sonoras de la radio y tampoco confió en la presión de la imagen televisiva para manejar a las masas, más bien se sintonizó con el servicio desde sus roles en las emisoras y los programas audiovisuales para las que trabajó.

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Ella, descendiente de alemanes, encontró en la amabilidad y el don de gente un aliado para desarrollar su labor de comunicadora. Con su inteligencia y voz pausada, estrechó los vínculos con sus audiencias, que siempre la vieron como una amiga certera y, sobre todo, genuina, para hablar de temas cotidianos, pero también para hacer referencia a aspectos relacionados con el medio ambiente, la moda, el cuidado de la piel y la espiritualidad.

Hilda Strauss, quien nació en Barranquilla el 22 de octubre de 1933, comenzó explorando su voz de manera accidental. En su ciudad natal y en medio de un desfile de moda, tema que le apasionaba profundamente, tuvo la oportunidad de hablar en público por primera vez y su discurso, corto eso sí, fue tan convincente que empezaron a hacerle propuestas para convertirse en lo que finalmente fue: una precursora de la mujer en los medios masivos de comunicación en Colombia.

Fue de las primeras en tener licencia de locución, cuando era un requisito del Ministerio de Comunicaciones, y esta suerte de autorización lo que hizo fue proporcionarle una herramienta más para acercarse al público e ingresar a los hogares de los colombianos con su voz, su presencia e ideas. Hilda Strauss se volvió una integrante más de las familias y esa cercanía multiplicó sus retos.

Su periplo lógico era conquistar la televisión nacional y comenzó a hacerlo a partir de 1958, cuando tuvo la responsabilidad de representar importantes marcas en las tandas comerciales, que se hacían en vivo y en directo. Esa adrenalina de estar al aire, en vivo, en radio o en televisión, le generaba las ganas adicionales para seguir creciendo y alimentando un concepto que cultivó hasta el último momento de su vida: la credibilidad. Lo que Hilda Strauss Cortissoz decía era prenda de garantía para la audiencia.

Ella, nieta de Ernesto Cortissoz, pionero de la aviación comercial en Colombia y responsable del nombre del aeropuerto de Barranquilla, cimentó cada arista de su vida sobre esa confianza que el público depositaba en ella. Hilda Strauss fue mucho más que un nombre de pila, fue una marca que exploró diversos caminos y salió triunfadora en muchos de ellos.

Fue locutora, presentadora de radio y televisión, escritora, modelo, empresaria y columnista de prensa, entre muchas otras labores que desarrolló y de las que, según sus propias palabras, nunca dejó de aprender. La clave para ella siempre estuvo en compartir y escuchar; de ahí que su presencia en medios resultara tan confiable como permanente.

Más de cinco décadas de ejercicio profesional y la influencia en varias generaciones de colombianos hicieron que su nombre no dejara de sonar. Desde 1985 muchos la siguieron a través de su programa La radio de Hilda Strauss, en la emisora La Voz de Bogotá, mientras que otras personas seguían al pie de la letra sus fórmulas naturales para el tratamiento de la piel, la nutrición y elementos místicos para la meditación. Gracias a su carácter versátil, se movía entre el mundo de los medios y su empresa familiar sin ninguna distracción.

Trabajó en más de 25 programas de televisión como Magazín 70, Cocina con Hilda y A grandes rasgos. También recibió múltiples reconocimientos, como el Premio Calidad Panamericana (Abiqua) a su marca Hilda Strauss Fórmulas Naturales, entre muchos otros galardones en Iberoamérica.

Con su programa La radio de Hilda Strauss hizo historia en las mañanas y ese relato no termina todavía, porque su descendencia (hijas y nietos) se ha encargado de que su legado siga vigente y su nombre se mantenga confiable dentro de una audiencia que se dejó cautivar por la amabilidad, la pausa, el encanto y los conocimientos de esta precursora de las telecomunicaciones en Colombia.

Hilda Strauss murió este martes 20 de diciembre a los 89 años en la Clínica del Country, en Bogotá. Se apagó su voz, se fue su presencia, pero el recuerdo de la consejera que marcó la cotidianidad de varias generaciones nunca se esfumará.