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¿Cómo surgió el título de su libro, “Ecuaciones de opinión: historias, reflexiones y acertijos”?
En realidad, se tomó el mismo título que uso en el blog de El Espectador, pero dándole énfasis en presentar al lector acertijos, historias y reflexiones. Ahora bien, el título de “Ecuaciones de opinión” lo hice pensando en darles a mis columnas y artículos un significado muy especial: una ecuación no es otra cosa que una igualdad, lo que significa equilibrio entre las expresiones. Así, en lugar de hablar de “columnas de opinión” uso “ecuaciones de opinión”, para que sea inevitable que los lectores lo asocien con un balance entre matemáticas y opiniones, porque en efecto se trata de opiniones equilibradas, con un sesgo matemático importante.
¿Qué podrán encontrar los lectores en este libro, que tiene versión impresa también?
Contiene 121 artículos seleccionados que se pueden leer en cualquier orden. El libro ofrece una variedad de temas de amplio interés para diversos lectores. Su versión impresa puede adquirirse en las librerías de la Universidad Nacional, Panamericana, Nacional y Lerner.
Sus textos combinan el género de la opinión con la divulgación científica. ¿Por qué los matemáticos deben seguir irrumpiendo en el campo de la opinión pública?
Creo que los matemáticos, por nuestra formación, podemos y debemos opinar con precisión sobre muchos temas que comúnmente están bajo el dominio de otros profesionales, especialmente economistas e ingenieros. Y sobre todo, porque hay conceptos que los periodistas van generalizando en forma errónea y el público termina aceptándolos sin comprenderlos muy bien. Por ejemplo, cuando aparecen cifras, proyecciones, comportamientos numéricos y se analizan sin rigor para sacar y transmitir conclusiones que no corresponden a la realidad.
¿Qué les diría a quienes piensan que los científicos de las ciencias naturales y exactas no saben escribir?
En todas las áreas del conocimiento encontramos personas con el don para escribir. Posiblemente en las ciencias el porcentaje sea menor, pero no se puede generalizar. Y si nos esforzamos por divulgar correctamente lo que hacemos, leer sobre ciencia puede resultar muy ameno. El principal problema creo que radica en la forma como escribimos, comúnmente con textos que más bien parecen dirigidos a nuestros pares y especialistas solamente. Pero una característica para resaltar, que aparece entre quienes escriben sobre ciencia, es la precisión y la brevedad.
¿Cómo surgen los temas que publica en su blog?
Siempre estoy muy atento a las noticias científicas y temas de actualidad que motivan opiniones coyunturales; pero también elijo otros temas, especialmente curiosidades, personajes, así como acertijos matemáticos. He ido recogiendo problemas y anécdotas o historias a lo largo del tiempo.
¿Cuál es la importancia de transmitir contenido y conocimiento científico por fuera de los canales convencionales?
Creo que en el caso de las ciencias en general y de las matemáticas en particular hay que atraer a todo público para que se informe y entienda sobre algunos temas que pueden despertar interés, cuya explicación debemos transmitir en forma amena para cumplir ese objetivo. Hay que “enamorar” al lector con el encanto de la solución a un problema o con una historia de personajes inspiradores. Y a quienes, por su experiencia traumática en el colegio, deciden abandonar el estudio de las ciencias y de la matemática, debemos reconciliarlos mostrándoles que pueden seguir una lectura y comprenderlo todo, contrariamente a lo que creían.
Su gestión como rector de la Universidad Nacional de Colombia se destacó por el robustecimiento de la institución. ¿Por qué no se lanzó a la política como otros exrectores?
No es mi interés, aunque debo confesar que la experiencia acumulada y el conocimiento logrado en materia de educación universitaria, con el privilegio de haber podido combinar esa condición de profesor, investigador y directivo, al igual que otros colegas, debería ser tenida en cuenta para que el Legislativo pueda llevar a cabo las transformaciones correctas en materia de educación y ciencia. El Congreso sería, por lo tanto, un espacio propicio para aportar, no necesariamente en forma directa haciendo parte de él, aunque sí probablemente como consejero. Desafortunadamente, la mayoría de nuestros políticos encienden el micrófono, pero apagan el audífono.
¿Qué consejo les daría a los jóvenes que quieren ingresar a estudiar matemáticas?
Que las matemáticas son como una indomable compañera que nunca les abandonará. Trae muchas frustraciones, pero son más las satisfacciones. No debe estudiarse matemáticas pensando en su utilidad, sino en su belleza. Las aplicaciones y la utilidad aparecen, pero casi nunca inmediatamente.
¿Y en el campo de los posgrados y el ámbito laboral?
Como matemáticos tendrán amplias alternativas para especializarse, podrán elegir prácticamente cualquier área. Pocos profesionales pueden realizar exitosamente estudios de posgrado en disciplinas distintas a las elegidas en pregrado como los matemáticos. Y muy importante confesarles: no conozco matemáticos desempleados… pero tampoco ricos.