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Jimena Hoyos, la luz de “El santuario gozques”

La actriz y fotógrafa ha desarrollado su amor por los perros callejeros y ha logrado, a través de su fundación, unas diez mil esterilizaciones, ocho mil adopciones y la ubicación de más de 600 dispensadores de comida en Colombia y otros países de América Latina.

Giancarlo Calderón
17 de febrero de 2021 - 02:00 a. m.
La actriz y fotógrafa Jimena Hoyos desarrollando su labor con los perros callejeros. / Cortesía: Gozques.org
La actriz y fotógrafa Jimena Hoyos desarrollando su labor con los perros callejeros. / Cortesía: Gozques.org
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Jimena Hoyos, actriz y modelo colombiana, había vuelto a radicarse en el país después de vivir más de una década en Nueva York (Estados Unidos). Regresaba en duelo, con el alma rota por la muerte de Zico, su perro, un fila brasileño que la acompañó por casi ocho años. En entrevista con El Espectador, contó cómo vivió ese particular momento: “Cuando Zico murió entré en un estado de depresión absoluta. Perderlo es lo más duro que me ha pasado en la vida. Él era mi hijo, mi maestro, mi compañero, mi guardián y mi luz”.

Esta pérdida, sin duda, marcó para ella un punto de inflexión, pues a partir de este hecho comenzó a observar la vida de los animales, particularmente de los perros que habitan en las calles, con una mirada diferente: una mirada llena de conciencia y compasión.

“Cuando regresé a Colombia me empecé a dar cuenta de la situación en la que vivían una cantidad de perros en la calle. También vi la indiferencia de la gente, vi una cantidad de perros que estaban muriendo por inanición, otros por maltrato, y empecé a ver a Zico en los ojos de cada uno de estos seres”.

Jimena Hoyos sentía que algo se había transformado dentro de ella. La muerte de su perro, además de un profundo dolor, le había generado otro sentimiento intenso, un latido íntimo que la impulsaba a trabajar por el bienestar de estos animales sin hogar. Lo sentía, sí, pero no sabía que hacer con ello.

“Cuando me vi enfrentada a un problema de tal magnitud pensé: ¿qué puede hacer un ser tan insignificante como yo con este reto? ¿Qué cambio puede uno llegar a lograr? Y decía: hago algo, salgo a alimentarlos yo sola con una bolsa de concentrado, pero, ¿qué soluciono con eso?”.

Entonces, en medio de dudas e incertidumbre, llegó a su correo electrónico un mensaje, tan inesperado como pertinente, y con cierta aureola de revelación. Decía: “Si cada quien hiciera algo por aquello que lo apasiona, el mundo sería diferente. La barrera más grande es pensar que uno es insignificante para lograr un cambio”. Las cortas pero contundentes líneas venían de parte de Jorge Cervera Hauser, productor de cine y fotógrafo subacuático mexicano que trabaja por salvar tiburones en su país.

A partir de ahí comenzó a hacer pequeños esfuerzos que rápidamente se tradujeron en la creación, en el año 2011, de la fundación Gozques. Comenzó con una idea sencilla pero efectiva, que consistía en alimentar los perros de la calle de la población de Cajicá (Cundinamarca) mediante unos comedores que ella diseñó e instaló en un negocio familiar.

“Fue un éxito. Se regó el chisme y empezaron a llegarme entre 20 y 30 perros a diario”. Pronto, claro, se volvió una renta. De ahí surgió otra idea: hacerles fotografías a los perros, ponerles a estas marcos artesanales hechos con chatarra, venderlas y así poder seguir alimentándolos. Pasado un tiempo apareció una especie de socio de causa con una buena noticia.

Así lo recordó: “De pronto me escribió un día Juan Manuel Montoya y me dijo: ‘Vi tu dispensador, hice uno igual en Barranquilla y ha sido un éxito, unámonos. La idea es que la gente apadrine sus dispensadores. Modernicémoslo: hagámoslo un poquito más pequeño, pongámosle esa pintura que resiste más la intemperie, dos coquitas laterales con agua y hagámoslo hermético’. Y así fue: este es el dispensador que se maneja hoy en día”.

Durante muchos años Jimena Hoyos estuvo concentrada en su carrera actoral, sin embargo, su trabajo como animalista comenzó a volverse cada vez más importante y a ocupar la mayoría de su tiempo, tanto, que se puede decir sin vacilación que el amor por los gozques ha ido desplazando sus prioridades profesionales.

“Mi carrera actoral está un poco en stand by, pues he estado dedicada totalmente a la fundación Gozques y, la verdad, nada en la vida me ha llenado tanto. Sin embargo, extraño muchísimo la actuación porque me parece un oficio espectacular; lo extraño, pero siento que aún debo seguir muy enfocada en lo que estoy ahora, pues esto para mí es una misión y un camino clarísimo. Se me han abierto una cantidad de puertas, me han llegado una cantidad de oportunidades y he visto cómo ha crecido todo esto, así que por ahora sigo dedicada a Gozques, única y exclusivamente”.

Su pasión por los gozques, además, la condujo a otra pasión, hasta ese momento oculta y desconocida hasta por ella: la fotografía, con la que ha logrado retratar a muchos perros callejeros. Retratos en los que, principalmente, trata de captar su belleza, su espontaneidad y su naturalidad. Así, pues, el de Jimena Hoyos es un trabajo fotográfico artístico, esmerado y cuidadoso para extraer lo mejor de ellos, un intento por mostrar en una imagen el alma de los gozques.

“Sentía que la gente no los veía, y de lo que me he dado cuenta es de que estos seres tienen una luz que no para de brillar, por más dura que haya sido su vida. Es como un nivel superior que tienen. Soy una persona muy impaciente para todo, menos para mi trabajo con los animales, especialmente cuando salgo a fotografiarlos. Para mí se ha vuelto como una especie de meditación, y nada me llena más ni me ha traído más paz en mi vida que hacer esto”.

La realidad de los perros de la calle sigue siendo muy preocupante. No obstante, el trabajo lleno de creatividad y tesón de Jimena Hoyos, y de todos los que la acompañan en esta titánica travesía, han hecho que su fundación, en estos diez años de existencia, haya tenido resultados concretos y positivos.

“Ha sido un compromiso personal que nunca he sentido como un trabajo. Aun así, todos los días estoy haciendo algo por la fundación. Salgo a tomar fotos, o a dar cariñitos a los perros, o a repartirles comida. Gozques ha crecido enormemente. Tenemos todo tipo de campañas: hemos logrado alrededor de diez mil esterilizaciones, ocho mil adopciones, y hay más de 600 dispensadores de comida en Colombia. Además, ya están en otros cinco países de Latinoamérica”.

Para comenzar a hacer todo esto, Jimena Hoyos recibió algún día un empujón anímico mediante un correo inesperado. Ahora, agradecida y entusiasta, intenta devolver ese mensaje: “Si yo fui capaz de lograr lo que he logrado hasta ahora, creo que cualquier persona tiene la capacidad de hacerlo. Siempre he pensado que cuando las cosas se hacen con amor, realmente desinteresadas, se le empiezan a abrir a uno miles de puertas y empiezan a llegar ángeles a tu vida, así crea uno o no en los ángeles, estos le llegan”.

El santuario Gozques

Otro de los sueños que Jimena Hoyos está a punto de cumplir con la fundación Gozques es la creación de un santuario animal.

“Vamos a estar realizando cosas bellísimas. Una de ellas es un lugar totalmente ecológico, ubicado en La Guajira, que no solo será una reserva natural, sino el hábitat de muchos animales. La meta también es generar muchísimas más adopciones. Siempre decía que soñaba con tener un lugar donde pudiera acoger a los perros, pues en nuestras jornadas de alimentación, y es la parte más dura para mí, siempre los dejo en el mismo lugar, entonces qué delicia ahora tener la posibilidad de poder recogerlos y llevarlos a un santuario, el santuario Gozques”.

Por Giancarlo Calderón

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Mar(60274)17 de febrero de 2021 - 04:04 a. m.
¡Que gran labor!
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