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¿Cómo lo conquistó la lectura?
Desde muy niño. Veía a mi padre leyendo hasta la medianoche, acostado, junto a la luz de una lámpara, y me preguntaba: ¿qué le dicen a él esas letras? Cuando aprendí a leer, encontré la respuesta.
¿Se hace buen periodismo narrativo hoy en Colombia?
En el exilio de los libros, sí. En algunas revistas, de vez en cuando. En los periódicos, casi nunca.
¿Qué tan cerca está hoy la literatura del periodismo?
Está muy lejos y muy cerca. Muy lejos, en el presente. Muy cerca, en la vida y la obra de nuestros grandes narradores del pasado.
La mejor manera de contar una historia.
Dejando que se cuente sola, tal como ella es.
Usted le había prometido a Ernesto Sábato que no iba a ser periodista, ¿qué le hizo faltar a la promesa?
Mi promesa a Sábato fue no volver a trabajar en un periódico. Y la he cumplido. Desde esos días, jamás he vuelto a ser empleado de ningún diario. Lo que no puedo es dejar de escribir. Y, de vez en cuando, lo que escribo se publica en un periódico. Tampoco puedo dejar de ser un periodista. Tendría que volver a nacer.
¿Qué lo llevó a escribir ‘La pasión de contar’?
El amor por las revistas y los periódicos viejos que encontré cuando era estudiante. Después de leer muchas de sus páginas, hallé grandes historias y grandes narradores colombianos, y me dio tristeza ver que los estudiantes de periodismo nos formábamos leyendo libros de autores extranjeros. Pensé: estos son nuestros padres y estas son nuestras raíces. Algún día me dedicaré a buscarlas.
¿Cuáles fueron sus hallazgos después de investigar acerca de cuatro siglos de periodismo en Colombia?
Una escuela de grandes narradores desde el siglo XVIII hasta el XX. Casi todos los grandes escritores colombianos fueron periodistas. Ellos crearon las formas de narrar antiguas y modernas de nuestra literatura y nuestro periodismo.
¿Cuánto tiempo estuvo en el archivo de la biblioteca de la Universidad de Antioquia?
Empecé a ir al archivo en 1976. Después trabajé en el periodismo cerca de 10 años. Desde 1995 volví a visitar el archivo en forma regular, durante alrededor de 10 ó 12 años más.
Hace más de 20 años Pablo Escobar le pidió que contara su historia, ¿cómo percibe hoy esa propuesta?
Todavía sueño con hacerlo. Pero no para publicar un best seller, ni hacer ruido, sino para tratar de entender nuestro país, nuestra historia, estos años difíciles…
¿Qué caracteriza la voz de un narrador?
Su propia voz. La de nadie más.
¿Qué debe ir siempre en la maleta de un buen periodista?
Un par de orejas, los ojos del alma y un corazón... Se me olvidaba: una libreta de apuntes.
La historia que más satisfacción le ha dado.
La de un chamán indígena emberá. Se llamaba Salvador Tascón. Él me enseñó muchas cosas de la vida. También me enseñó la importancia de mi oficio, el de contar historias. Era un sabio y creo que no sabía leer.
Y la que todavía no ha contado.
Muchas. Espero que la vida me dé tiempo para contarlas.
Hay muchos periodistas dedicados al estilo narrativo y pocos medios para esto, ¿será que este género sólo es posible a través de los libros?
El periodismo narrativo se puede hacer en la prensa, en la radio, en la televisión y en los nuevos medios electrónicos. No sólo en los libros. Pero para ello se necesitan editores más inteligentes, mejor formados en el arte de escribir y de narrar. Y empresarios con más visión. Hoy los mejores periódicos del mundo le dan cabida en sus páginas a las buenas historias. Ojalá algún día los editores y los dueños de los medios comprendan esto.
El profesor que más recuerda de la universidad.
El que me enseñó a escuchar.
¿Cuál es su libro más querido?
El que estoy escribiendo.
El que tiene pendiente por leer.
No es uno solo. Son los que todavía no he podido leer, de algunos de los grandes escritores clásicos, iba a decir “muertos”, pero siento que ellos todavía están vivos.
Si el periodismo narrativo nace antes del siglo XX en Colombia, como lo expone en su libro ¿por qué se relaciona con autores como Gabriel García Márquez?
Porque él viene de Sófocles y de Faulkner, pero también viene de esa gran escuela de narradores del periodismo colombiano. Ellos fueron sus maestros más próximos. Su estilo se formó escribiendo sus primeros cuentos y novelas, pero también escribiendo crónicas y reportajes en El Universal, de Cartagena; El Heraldo y Crónica, de Barranquilla; y en El Espectador, de Bogotá.
¿Eso quiere decir que autores como Tom Wolfe o Rodolfo Walsh tampoco son los precursores de este estilo periodístico?
Ellos han sido excelentes periodistas del siglo XX, pero no precursores del periodismo narrativo. El llamado Nuevo Periodismo no es nuevo. Muchos años antes existieron en el periodismo grandes narradores: Daniel Defoe, Ambrose Bierce, John Reed y muchos más en los periódicos de habla inglesa; José Martí, Rubén Darío, Manuel Gutiérrez Nájera, Roberto Arlt y también muchos más en los de habla española…
¿Su nuevo libro es una segunda parte de ‘Escribiendo historias, el arte y oficio de narrar en el periodismo’?
Creo que son dos libros hermanos. No sabría decir cuál es el primero: de pronto, “La pasión de contar” es primero en el tiempo porque responde a mis preguntas cuando empecé a leer a mis maestros, los periodistas de mi país. “Escribiendo historias” responde a preguntas sobre el oficio de narrar que tal vez me hice después.
¿Qué evolución ha tenido el estilo narrativo en la historia del periodismo en Colombia?
Ha tenido muchos estilos y autores en épocas distintas: desde la crónica más antigua usada por los escritores de la época colonial hasta las crónicas y los reportajes modernos escritos por los reporteros de los años cincuenta y sesenta del siglo XX, unos años en los que, sin exagerar, brilló el talento. Entre unos y otros también hay muy buenos escritores de entrevistas, crónicas, testimonios, perfiles en épocas tan diferentes como el final del siglo XIX y los años veinte en el siglo XX.
¿Cuándo sabemos más de usted, cuándo escribe periodismo o ficción?
En mi vida, cuando escribo crónicas o reportajes, no puedo separar esas dos formas de escribir. Debo advertir, eso sí, que el periodismo exige ser fiel a los hechos y uno debe narrarlos tal como sucedieron, o por lo menos como uno los vio suceder. En el periodismo hay que buscar la exactitud. En la literatura, la verdad.
Un argumento en defensa del periodismo narrativo.
El periodismo narrativo es pura literatura de urgencia. Es literatura escrita bajo la presión de los hechos, del tiempo, de los lectores. Como dice Álvaro Cepeda Samudio, solo en eso estriba su diferencia con la obra literaria.
Con las nuevas tecnologías ¿se fortalece el periodismo narrativo?
Creo que puede fortalecerse. Los lectores buscan una buena historia en cualquier medio. Por supuesto, los formatos narrativos de los medios electrónicos no son los mismos que se usan en la prensa escrita.
El escritor Martín Caparrós sostiene que la crónica está agotada y que es necesario reinventar otras formas de contar ¿usted qué opina?
Todas las historias, todas las formas de contar tienen que inventarse y reinventarse todos los días. También, los buenos narradores.
Un autor para explorar.
Un gran escritor que, aunque era médico, también tuvo que ganarse el pan durante buena parte de su vida como periodista: Anton Chéjov.
¿Sobre quién quisiera escribir?
Sobre nosotros, sobre nuestra vida.
El autor que no puede dejar de leer un estudiante de periodismo.
John Reed.
La peor noticia que le tocó cubrir.
La masacre de más de cuarenta mineros y campesinos en Remedios y Segovia en 1983, durante la primera oleada de crímenes de los grupos paramilitares.