Juan Minujín, Bergoglio antes de ser Francisco
El actor argentino es el encargado de representar en su edad juvenil a Jorge Mario Bergoglio en la película “Los dos papas”, protagonizada por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce.
Juan Carlos Piedrahíta B.*
En la película “Los dos papas” usted interpreta a Jorge Mario Bergoglio en su etapa joven. Cuando se enfrenta a un personaje de la vida real, ¿cómo es la construcción actoral?
Cuando se trata de personajes de la vida real lo que pasa es que el actor tiene muchos elementos y no le toca inventar desde ceros. Para esta película yo tenía un material inagotable y un punto de partida muy sólido, pero después hay que liberarse de eso para seguir el camino del guion y concentrarse en el trabajo con el director para encontrar el final. Los dos papas no es un documental.
¿Cómo hizo para encontrar el equilibrio entre lo que pide el director, lo que está escrito desde el guion y lo que quiere proponer usted desde su construcción artística?
A veces ese balance es complicado, pero en el caso de la película Los dos papas la afinidad de mirada que había entre el director Fernando Meirelles, lo que yo pensaba y el material que venía desde el guion de Anthony McCarten está realmente muy alineada, lo que representó un trabajo muy fluido. En este punto también debo decir que muchas escenas las improvisamos, porque situaciones que proponía el guion estaban allí para que los actores les diéramos vida, así que pudimos proponer. Fernando (Meirelles) es un director muy generoso y muy abierto a escuchar lo que se genera del talento que está ahí dando vueltas.
¿Cómo lo convencieron para hacer parte de la película “Los dos papas”?
No había nada por lo que yo pudiera decir que no quería participar. Soy admirador de Fernando, así que tenía muchas ganas de trabajar con él, el guion me pareció extraordinario y trabajar en una película original de Netflix me parecía un gran desafío. El personaje es muy interesante, por la cantidad de contradicciones que tiene y tiene una parte muy oscura de su vida. Además, no es fácil negarse a estar en una película en la que los protagonistas son Anthony Hopkins y Jonathan Pryce.
A propósito de las contradicciones de Francisco, ¿esperaba que la película abordara esa parte oscura de su vida?
No estaba muy seguro, pero yo quería que no fuera tomado solamente desde el costado más rosa del papa Francisco. Cuando leí el guion, me di cuenta de que la película atravesaba muy francamente su lado más oscuro.
¿Cuál fue el mayor reto de representar a Bergoglio?
Yo no vengo de una familia religiosa y eso fue difícil para mí. Me tocaba captar cómo es la vida de un niño que desde muy pequeño va a catequesis y una presencia de Dios tan grande a su alrededor.
Desde la actuación, ¿cuál es la frontera entre la verdad y la mentira?
En una ficción como Los dos papas, la verdad es un punto de partida y desde allí surge una recreación ficcional que intenta mostrar cómo son los personajes de carne y hueso.
¿Le gusta verse en la pantalla?
A veces lo disfruto, sobre todo cuando la actuación me sale bien; cuando sale mal, me odio y no quiero ver nada más.
¿Entonces se arrepiente de haber aceptado algún papel?
No me arrepiento de ninguno, porque todos han ido sumando un camino de coherencia con el que estoy muy satisfecho.
*El periodista viajó a Argentina por invitación de Netflix.
En la película “Los dos papas” usted interpreta a Jorge Mario Bergoglio en su etapa joven. Cuando se enfrenta a un personaje de la vida real, ¿cómo es la construcción actoral?
Cuando se trata de personajes de la vida real lo que pasa es que el actor tiene muchos elementos y no le toca inventar desde ceros. Para esta película yo tenía un material inagotable y un punto de partida muy sólido, pero después hay que liberarse de eso para seguir el camino del guion y concentrarse en el trabajo con el director para encontrar el final. Los dos papas no es un documental.
¿Cómo hizo para encontrar el equilibrio entre lo que pide el director, lo que está escrito desde el guion y lo que quiere proponer usted desde su construcción artística?
A veces ese balance es complicado, pero en el caso de la película Los dos papas la afinidad de mirada que había entre el director Fernando Meirelles, lo que yo pensaba y el material que venía desde el guion de Anthony McCarten está realmente muy alineada, lo que representó un trabajo muy fluido. En este punto también debo decir que muchas escenas las improvisamos, porque situaciones que proponía el guion estaban allí para que los actores les diéramos vida, así que pudimos proponer. Fernando (Meirelles) es un director muy generoso y muy abierto a escuchar lo que se genera del talento que está ahí dando vueltas.
¿Cómo lo convencieron para hacer parte de la película “Los dos papas”?
No había nada por lo que yo pudiera decir que no quería participar. Soy admirador de Fernando, así que tenía muchas ganas de trabajar con él, el guion me pareció extraordinario y trabajar en una película original de Netflix me parecía un gran desafío. El personaje es muy interesante, por la cantidad de contradicciones que tiene y tiene una parte muy oscura de su vida. Además, no es fácil negarse a estar en una película en la que los protagonistas son Anthony Hopkins y Jonathan Pryce.
A propósito de las contradicciones de Francisco, ¿esperaba que la película abordara esa parte oscura de su vida?
No estaba muy seguro, pero yo quería que no fuera tomado solamente desde el costado más rosa del papa Francisco. Cuando leí el guion, me di cuenta de que la película atravesaba muy francamente su lado más oscuro.
¿Cuál fue el mayor reto de representar a Bergoglio?
Yo no vengo de una familia religiosa y eso fue difícil para mí. Me tocaba captar cómo es la vida de un niño que desde muy pequeño va a catequesis y una presencia de Dios tan grande a su alrededor.
Desde la actuación, ¿cuál es la frontera entre la verdad y la mentira?
En una ficción como Los dos papas, la verdad es un punto de partida y desde allí surge una recreación ficcional que intenta mostrar cómo son los personajes de carne y hueso.
¿Le gusta verse en la pantalla?
A veces lo disfruto, sobre todo cuando la actuación me sale bien; cuando sale mal, me odio y no quiero ver nada más.
¿Entonces se arrepiente de haber aceptado algún papel?
No me arrepiento de ninguno, porque todos han ido sumando un camino de coherencia con el que estoy muy satisfecho.
*El periodista viajó a Argentina por invitación de Netflix.