Juan Sebastián Gaviria: “El activismo y el arte son cosas distintas”
El escritor colombiano acaba de publicar “Tajo a tajo”, la historia de Adam y Amanda, dos personas que habitan un cuerpo masculino en una sociedad implacable que lo induce a la destrucción.
Carlos Torres Tangarife
¿El arco de transformación del personaje central de “Tajo a tajo” lo planeó antes de sentarse a escribir o salió orgánicamente?
Lo único que estaba planeado desde un comienzo era el colapso del personaje principal, el modo en que el mundo se le vendría encima a destruirlo. La forma en que Adam lidia con esto fue algo que apareció sobre la marcha, pues necesitaba saber dónde aterrizaban los pedazos antes de empezar a recogerlos.
(Lea también: Ángela Anzola: “Ser niña en Colombia es un reto”)
¿En quién o quiénes está inspirado Adam?
Es ficción, pero vale la pena aclarar que las historias de muchas personas transgénero en la vida real sobrepasan con creces el grado de violencia al que nuestro personaje se ve sometido.
¿Me equivoco si pienso que “Tajo a tajo” tiene algo de Cormac McCarthy, la serie “Breaking Bad” y de Roberto Bolaño en 2666?
Me encanta “Breaking Bad”, y con McCarthy y Bolaño tengo relaciones de amor y odio, pero los autores que influyen con mayor potencia en mi obra son perros bravos de la literatura como William Blake, Nietzsche, Kundera, Georges Bataille, Louis Ferdinand Celine, John Fante… Esta lista (que podría extenderse mucho) hoy está encabezada por los rusos Dostoievsky y Nikolai Gogol: creo que el rigor y la crudeza de los clásicos rusos es algo que vale la pena recuperar, sobre todo ahora que la literatura contemporánea sucumbe bajo hipócritas pretensiones morales.
(Le recomendamos: Laura Peñuela: “Este personaje sacó lo mejor de mí”)
¿Usó alguna bibliografía para escribir la novela?
Leí muchos artículos médicos para conocer a fondo el proceso de las cirugías de reasignación de sexo, así como algunos manuales sobre distintas técnicas de pelea con cuchillos. También algunos reportes sobre atracos a camiones. Por lo demás, nunca leo a otros autores durante el proceso de escritura de una novela.
¿A qué riesgos se enfrentó al escribir “Tajo a tajo”?
Al escribir sobre una persona transgénero, es inevitable verse ante el riesgo de adoptar tonos políticos: hoy en día, cuando se mencionan a las minorías, sean miembros de la comunidad afro, LGTBIQ o inmigrantes, se suele apelar a tonos de reclamo que acaban convirtiendo las obras en sermones. Pero el activismo y el arte son cosas distintas, y a veces irreconciliables. Siempre tuve claro que Tajo... es una novela sobre un individuo enfrentado al mundo entero. Si tuve éxito, de esta novela nadie podrá destilar moralejas. Mi ambición era dejar en la mente de los lectores un sabor de individualismo y rebeldía.
(Lea también: Manolo Castro: pasar del dicho al hecho)
¿Cómo se le apareció la idea de esta novela?
Tajo a tajo nació de mi fricción particular con una cultura que exige de las personas una actitud complaciente. Parece que agradarle a todo el mundo se ha convertido en una meta general. Claro, hoy hablamos de “ser nosotros mismos”, pero de una manera hipócrita y superficial. La transformación de los individuos dispuestos a cambiar siempre va a ser un espectáculo colorido: ahí hay sangre y dolor, y choques y heridas viejas que se abren.
¿Cómo es el ritual de escritura de Juan Sebastián Gaviria?
Escribo por la mañana, cuando tengo todas mis energías intactas. Me ayudo de cantidades alarmantes de nicotina y cafeína. Lo hago en un estudio al que solo entra mi hija a recordarme que existen muchos motivos para contradecir a una sociedad erguida sobre pilares de hipocresía.
(Además: Johana Bahamón, abanderada del cambio)
¿Qué busca con sus novelas?
Vida propia. Un libro que no ladra y muerde es letra muerta. Mis novelas deben despertar en los lectores reacciones fuertes, positivas o negativas, eso es secundario. La idea no es que mis libros lleven a la gente a pensar sobre el mundo, sino a sentir el mundo. Pero, por encima de todo, publico mis libros cuando los siento divertidos, aunque lo que es diversión para algunos sea traumático para otros.
¿La editorial le pidió replantear algunas escenas por su contenido explícito o 100 % respetó el manuscrito?
Respetó el manuscrito al 100 %. Mi editor, Juan David Correa, es alguien que comprende a cabalidad lo que pretendo hacer con mi obra, y cuento con la fortuna de haber encontrado en él al mejor de los cómplices. Porque eso es lo que la literatura en su estado salvaje más necesita. No editores ni agentes ni lectores, sino cómplices…
(También: Sylvia Zuloaga, de lo funcional a lo emocional)
¿Qué viene para Juan Sebastián Gaviria?
Estoy editando una novela para publicar el próximo año. Los lectores pueden tener la seguridad de que, si pasa por la imprenta, es porque la considero igual o mejor que Tajo a tajo.
¿El arco de transformación del personaje central de “Tajo a tajo” lo planeó antes de sentarse a escribir o salió orgánicamente?
Lo único que estaba planeado desde un comienzo era el colapso del personaje principal, el modo en que el mundo se le vendría encima a destruirlo. La forma en que Adam lidia con esto fue algo que apareció sobre la marcha, pues necesitaba saber dónde aterrizaban los pedazos antes de empezar a recogerlos.
(Lea también: Ángela Anzola: “Ser niña en Colombia es un reto”)
¿En quién o quiénes está inspirado Adam?
Es ficción, pero vale la pena aclarar que las historias de muchas personas transgénero en la vida real sobrepasan con creces el grado de violencia al que nuestro personaje se ve sometido.
¿Me equivoco si pienso que “Tajo a tajo” tiene algo de Cormac McCarthy, la serie “Breaking Bad” y de Roberto Bolaño en 2666?
Me encanta “Breaking Bad”, y con McCarthy y Bolaño tengo relaciones de amor y odio, pero los autores que influyen con mayor potencia en mi obra son perros bravos de la literatura como William Blake, Nietzsche, Kundera, Georges Bataille, Louis Ferdinand Celine, John Fante… Esta lista (que podría extenderse mucho) hoy está encabezada por los rusos Dostoievsky y Nikolai Gogol: creo que el rigor y la crudeza de los clásicos rusos es algo que vale la pena recuperar, sobre todo ahora que la literatura contemporánea sucumbe bajo hipócritas pretensiones morales.
(Le recomendamos: Laura Peñuela: “Este personaje sacó lo mejor de mí”)
¿Usó alguna bibliografía para escribir la novela?
Leí muchos artículos médicos para conocer a fondo el proceso de las cirugías de reasignación de sexo, así como algunos manuales sobre distintas técnicas de pelea con cuchillos. También algunos reportes sobre atracos a camiones. Por lo demás, nunca leo a otros autores durante el proceso de escritura de una novela.
¿A qué riesgos se enfrentó al escribir “Tajo a tajo”?
Al escribir sobre una persona transgénero, es inevitable verse ante el riesgo de adoptar tonos políticos: hoy en día, cuando se mencionan a las minorías, sean miembros de la comunidad afro, LGTBIQ o inmigrantes, se suele apelar a tonos de reclamo que acaban convirtiendo las obras en sermones. Pero el activismo y el arte son cosas distintas, y a veces irreconciliables. Siempre tuve claro que Tajo... es una novela sobre un individuo enfrentado al mundo entero. Si tuve éxito, de esta novela nadie podrá destilar moralejas. Mi ambición era dejar en la mente de los lectores un sabor de individualismo y rebeldía.
(Lea también: Manolo Castro: pasar del dicho al hecho)
¿Cómo se le apareció la idea de esta novela?
Tajo a tajo nació de mi fricción particular con una cultura que exige de las personas una actitud complaciente. Parece que agradarle a todo el mundo se ha convertido en una meta general. Claro, hoy hablamos de “ser nosotros mismos”, pero de una manera hipócrita y superficial. La transformación de los individuos dispuestos a cambiar siempre va a ser un espectáculo colorido: ahí hay sangre y dolor, y choques y heridas viejas que se abren.
¿Cómo es el ritual de escritura de Juan Sebastián Gaviria?
Escribo por la mañana, cuando tengo todas mis energías intactas. Me ayudo de cantidades alarmantes de nicotina y cafeína. Lo hago en un estudio al que solo entra mi hija a recordarme que existen muchos motivos para contradecir a una sociedad erguida sobre pilares de hipocresía.
(Además: Johana Bahamón, abanderada del cambio)
¿Qué busca con sus novelas?
Vida propia. Un libro que no ladra y muerde es letra muerta. Mis novelas deben despertar en los lectores reacciones fuertes, positivas o negativas, eso es secundario. La idea no es que mis libros lleven a la gente a pensar sobre el mundo, sino a sentir el mundo. Pero, por encima de todo, publico mis libros cuando los siento divertidos, aunque lo que es diversión para algunos sea traumático para otros.
¿La editorial le pidió replantear algunas escenas por su contenido explícito o 100 % respetó el manuscrito?
Respetó el manuscrito al 100 %. Mi editor, Juan David Correa, es alguien que comprende a cabalidad lo que pretendo hacer con mi obra, y cuento con la fortuna de haber encontrado en él al mejor de los cómplices. Porque eso es lo que la literatura en su estado salvaje más necesita. No editores ni agentes ni lectores, sino cómplices…
(También: Sylvia Zuloaga, de lo funcional a lo emocional)
¿Qué viene para Juan Sebastián Gaviria?
Estoy editando una novela para publicar el próximo año. Los lectores pueden tener la seguridad de que, si pasa por la imprenta, es porque la considero igual o mejor que Tajo a tajo.