KASSIA, LA PRIMERA COMPOSITORA EN LA HISTORIA DE LA MÚSICA
Una mujer que montó vírgenes y escribió canciones se encargó de abrirles el camino a las compositoras a partir del siglo IX de nuestra era. Lea y escuche la historia de Kassia y su belleza litúrgica en esta segunda entrega de Máster Class.
El Espectador
En el año 726, el emperador del Imperio Romano de Oriente ordenó la destrucción de todas las imágenes dentro de las iglesias. Un grupo de clérigos griegos le habló al oído, le dijeron que la traducción de los evangelios cristianos era deficiente y que se debía declarar herejía cualquier adoración a dioses de papel. Esa decisión le costó una guerra entre las iglesias de Roma y de Constantinopla. Los tiempos recios tornaron a la calma hasta que apareció Kassia.
Kassia era una mujer rubia que tenía por ojos dos esmeraldas y que andaba por las calles pregonando poemas que inventaba ella misma. Era templada y hermosa, como una daga en medio del corazón. Se dice, como rumor y como leyenda, que un día fue sorprendida ayudando a monjes y creyentes a pintar una serie de imágenes de la Virgen María. Esa complicidad supuso una nueva disputa sobre las estatuas y los cuadros en los templos católicos. La estética le ganó a la dialéctica. El retrato rebanó a la palabra y los rostros se quedaron adornando las paredes de las iglesias.
Otros mitos se tejieron alrededor de Kassia. Por ejemplo, que fue candidata a ser desposada por el emperador Teófilo en el año 830 y que por esa razón fue sometida a un interrogatorio público para la elección. En ese tipo de juicio a mansalva le preguntaron si prefería de alguna forma a otras mujeres.
Kassia respondió con audacia que “efectivamente, prefería a la mujer más grande que nunca hubiera nacido”, refiriéndose a la Virgen María, madre de Jesucristo según la tradición cristiana, lo que provocó que fuera rechazada como candidata. Todos, escandalizados, entendieron que Kassia tenía inclinaciones sexuales y amorosas por otras mujeres, lo cual habría sido casi poético dados sus antecedentes.
Kassia era el vértigo y, como buen filo, estaba hecha para la creación. En toda su vida escribió más de 50 himnos, de los cuales 47 son troparias (breves himnos de oración) y dos son cánones (himnos ciclos de ocho odas). Se conservan actualmente varias melodías de los himnos, aunque pueden haber sido modificadas tras las copias manuales que se han ido realizando con el paso de los siglos. Treinta de estos himnos son actualmente usados en la liturgia de la Iglesia ortodoxa oriental.
Poco se sabe de ella entre 830 y 843, salvo que fundó un convento al oeste de Constantinopla, cerca de los muros, y se convirtió en su primera abadesa. Desde allí mantuvo una estrecha relación con el cercano monasterio de Stoudios, que jugó un papel primordial en la reedición de los libros de la liturgia bizantina en los siglos IX y X, lo que facilitó la pervivencia de su obra.
También escribió 261 epigramas y versos gnómicos. La lectura de los versos de Kassia nos permite conocerla a plena voz.
Kassia es la única mujer mencionada en el catálogo de himnarios compilado por N. Kallistos en el siglo XIV. También es la única mujer incluida en la cubierta de un Triodion impreso en Venecia en 1601.
Escuche su obra en Máster Class. En este segundo episodio, Omar Ospina nos contará cómo las mujeres entraron, a rasguños y moretones, en la historia de la música. Este texto es un acompañante del nuevo pódcast de HJCK Radio y El Espectador que podrán escuchar en www.elespectador.com.
En el año 726, el emperador del Imperio Romano de Oriente ordenó la destrucción de todas las imágenes dentro de las iglesias. Un grupo de clérigos griegos le habló al oído, le dijeron que la traducción de los evangelios cristianos era deficiente y que se debía declarar herejía cualquier adoración a dioses de papel. Esa decisión le costó una guerra entre las iglesias de Roma y de Constantinopla. Los tiempos recios tornaron a la calma hasta que apareció Kassia.
Kassia era una mujer rubia que tenía por ojos dos esmeraldas y que andaba por las calles pregonando poemas que inventaba ella misma. Era templada y hermosa, como una daga en medio del corazón. Se dice, como rumor y como leyenda, que un día fue sorprendida ayudando a monjes y creyentes a pintar una serie de imágenes de la Virgen María. Esa complicidad supuso una nueva disputa sobre las estatuas y los cuadros en los templos católicos. La estética le ganó a la dialéctica. El retrato rebanó a la palabra y los rostros se quedaron adornando las paredes de las iglesias.
Otros mitos se tejieron alrededor de Kassia. Por ejemplo, que fue candidata a ser desposada por el emperador Teófilo en el año 830 y que por esa razón fue sometida a un interrogatorio público para la elección. En ese tipo de juicio a mansalva le preguntaron si prefería de alguna forma a otras mujeres.
Kassia respondió con audacia que “efectivamente, prefería a la mujer más grande que nunca hubiera nacido”, refiriéndose a la Virgen María, madre de Jesucristo según la tradición cristiana, lo que provocó que fuera rechazada como candidata. Todos, escandalizados, entendieron que Kassia tenía inclinaciones sexuales y amorosas por otras mujeres, lo cual habría sido casi poético dados sus antecedentes.
Kassia era el vértigo y, como buen filo, estaba hecha para la creación. En toda su vida escribió más de 50 himnos, de los cuales 47 son troparias (breves himnos de oración) y dos son cánones (himnos ciclos de ocho odas). Se conservan actualmente varias melodías de los himnos, aunque pueden haber sido modificadas tras las copias manuales que se han ido realizando con el paso de los siglos. Treinta de estos himnos son actualmente usados en la liturgia de la Iglesia ortodoxa oriental.
Poco se sabe de ella entre 830 y 843, salvo que fundó un convento al oeste de Constantinopla, cerca de los muros, y se convirtió en su primera abadesa. Desde allí mantuvo una estrecha relación con el cercano monasterio de Stoudios, que jugó un papel primordial en la reedición de los libros de la liturgia bizantina en los siglos IX y X, lo que facilitó la pervivencia de su obra.
También escribió 261 epigramas y versos gnómicos. La lectura de los versos de Kassia nos permite conocerla a plena voz.
Kassia es la única mujer mencionada en el catálogo de himnarios compilado por N. Kallistos en el siglo XIV. También es la única mujer incluida en la cubierta de un Triodion impreso en Venecia en 1601.
Escuche su obra en Máster Class. En este segundo episodio, Omar Ospina nos contará cómo las mujeres entraron, a rasguños y moretones, en la historia de la música. Este texto es un acompañante del nuevo pódcast de HJCK Radio y El Espectador que podrán escuchar en www.elespectador.com.