Kim Kardashian cuenta con detalles lo difícil que fueron sus embarazos
Cuando estaba embarazada de su hija North pensaron que había perdido al bebé. "Tuve un embarazo muy malo. Tuve preeclampsia, di a luz seis semanas antes, la niña pesó 1,800 kg y me diagnosticaron placenta accreta", explica la celebridad en el podcast 'All's Fair' de Laura Wasser.
Chance / Europa Press
Kim Kardashian nunca ha escondido su dificultad para ser madre, de hecho, de sus cuatro hijos dos han sido concebidos por gestación subrogada. En 2017 la empresaria explicó que los médicos le habían recomendado no volver a quedar embarazada después de haber peligrado su vida en los partos de sus dos primeros hijos, North y Saint. Ahora, la estrella ha dado aún más detalles de sus traumáticos embarazos en el podcast 'All's Fair' de Laura Wasser. (Archivo: Kim Kardashian reconoce que es 'frustrante' no poder gestar su propio hijo).
Kardashian empieza relatando como quedó embarazada por primera vez. Tanto ella como su hermana Khloé acudieron a una clínica de fertilidad para comprobar el estado de sus úteros y allí Kim recibió una mala noticia: prácticamente no tenía óvulos. Esta noticia asustó a la empresaria, quien siguiendo el consejo de los médicos decidió dejar la píldora y congelar sus óvulos. Pero, para sorpresa de todos, ese resultado tan solo se trataba de un error debido a una alteración de los resultados a causa de las patillas anticonceptivas. Por lo que, sin esperarlo, quedó embarazada un mes después.
Para cuando Kim se quedó embarazada, ni siquiera se había terminado de tramitar su divorcio con Kris Humphries: "Todo era un territorio nuevo para mí y estaba asustada. Literalmente pensé que tuve un aborto espontáneo, porque estaba sangrando mucho y sentía un gran dolor. Así que, fui al hospital, porque en algunos casos deben de dilatarte y hacerte un legrado para limpiar los restos del aborto", continúa diciendo, "Y cuando me reuní con mi médico me hizo una ecografía y me explicó que no había latidos: 'Tuviste un aborto espontáneo', dijo", dice Kim Kardashian con emoción.
Pero, para sorpresa de todos, regresó unos días después y los médicos encontraron un pequeño y constante latido: "Obviamente terminamos teniendo a North, pero tuve un embarazo muy malo. Tuve preeclampsia, di a luz seis semanas antes, la niña pesó 1,800 kg y me diagnosticaron placenta accreta", explica. (Recordar: Kim Kardashian muestra la realidad tras un retrato familiar).
La placenta accreta es una peligrosa afección en la que la placenta se adhiere a las paredes uterinas y no se desprende después de haber dado a luz, provocando hemorragias internas, por lo que se debe de operar a la madre con el fin de controlar la situación. "Honestamente, por esto pueden morir muchas mujeres a la hora del parto, por lo que hay que sacar la placenta en un tiempo determinado para evitar la hemorragia", añade Kardashian.
En su caso, los médicos tuvieron que arrancarle la placenta con las manos, lo que ocasionó que se formase un agujero en su útero que provocó que el músculo no volviese a crecer. Tras esto, le explicaron que sería prácticamente imposible volver a quedar embarazada.
"Después de tener a North atravesé un proceso de obtención de embriones para su congelación y traté de quedar embarazada durante un año y medio, cosa que no conseguí. Me dijeron que probablemente no quedaría embarazada, así que probé suerte y me implantaron uno de mis embriones. Y pude quedar embarazada de Saint", explica.
Pero, este embarazo fue aún más complicado que el anterior y la empresaria sufrió un parto aterrador en el que casi pierde la vida y que le obligó a realizarse cinco cirugías durante el año siguiente para poder reparar su útero. Fue entonces cuando los médicos le aconsejaron a Kim Kardashian que se informase sobre la gestación subrogada si quería seguir teniendo hijos, ya que un nuevo embarazo, además de imposible, podría terminar con su vida. Y así, nacieron Chicago y Psalm West.
Kim Kardashian nunca ha escondido su dificultad para ser madre, de hecho, de sus cuatro hijos dos han sido concebidos por gestación subrogada. En 2017 la empresaria explicó que los médicos le habían recomendado no volver a quedar embarazada después de haber peligrado su vida en los partos de sus dos primeros hijos, North y Saint. Ahora, la estrella ha dado aún más detalles de sus traumáticos embarazos en el podcast 'All's Fair' de Laura Wasser. (Archivo: Kim Kardashian reconoce que es 'frustrante' no poder gestar su propio hijo).
Kardashian empieza relatando como quedó embarazada por primera vez. Tanto ella como su hermana Khloé acudieron a una clínica de fertilidad para comprobar el estado de sus úteros y allí Kim recibió una mala noticia: prácticamente no tenía óvulos. Esta noticia asustó a la empresaria, quien siguiendo el consejo de los médicos decidió dejar la píldora y congelar sus óvulos. Pero, para sorpresa de todos, ese resultado tan solo se trataba de un error debido a una alteración de los resultados a causa de las patillas anticonceptivas. Por lo que, sin esperarlo, quedó embarazada un mes después.
Para cuando Kim se quedó embarazada, ni siquiera se había terminado de tramitar su divorcio con Kris Humphries: "Todo era un territorio nuevo para mí y estaba asustada. Literalmente pensé que tuve un aborto espontáneo, porque estaba sangrando mucho y sentía un gran dolor. Así que, fui al hospital, porque en algunos casos deben de dilatarte y hacerte un legrado para limpiar los restos del aborto", continúa diciendo, "Y cuando me reuní con mi médico me hizo una ecografía y me explicó que no había latidos: 'Tuviste un aborto espontáneo', dijo", dice Kim Kardashian con emoción.
Pero, para sorpresa de todos, regresó unos días después y los médicos encontraron un pequeño y constante latido: "Obviamente terminamos teniendo a North, pero tuve un embarazo muy malo. Tuve preeclampsia, di a luz seis semanas antes, la niña pesó 1,800 kg y me diagnosticaron placenta accreta", explica. (Recordar: Kim Kardashian muestra la realidad tras un retrato familiar).
La placenta accreta es una peligrosa afección en la que la placenta se adhiere a las paredes uterinas y no se desprende después de haber dado a luz, provocando hemorragias internas, por lo que se debe de operar a la madre con el fin de controlar la situación. "Honestamente, por esto pueden morir muchas mujeres a la hora del parto, por lo que hay que sacar la placenta en un tiempo determinado para evitar la hemorragia", añade Kardashian.
En su caso, los médicos tuvieron que arrancarle la placenta con las manos, lo que ocasionó que se formase un agujero en su útero que provocó que el músculo no volviese a crecer. Tras esto, le explicaron que sería prácticamente imposible volver a quedar embarazada.
"Después de tener a North atravesé un proceso de obtención de embriones para su congelación y traté de quedar embarazada durante un año y medio, cosa que no conseguí. Me dijeron que probablemente no quedaría embarazada, así que probé suerte y me implantaron uno de mis embriones. Y pude quedar embarazada de Saint", explica.
Pero, este embarazo fue aún más complicado que el anterior y la empresaria sufrió un parto aterrador en el que casi pierde la vida y que le obligó a realizarse cinco cirugías durante el año siguiente para poder reparar su útero. Fue entonces cuando los médicos le aconsejaron a Kim Kardashian que se informase sobre la gestación subrogada si quería seguir teniendo hijos, ya que un nuevo embarazo, además de imposible, podría terminar con su vida. Y así, nacieron Chicago y Psalm West.