La gran diva de Latinoamérica
La actriz mexicana Lucía Méndez está en Bogotá para interpretar a Débora, su personaje en la serie de la tercera temporada ‘Tiempo final’.
Liliana López Sorzano
De las entrañas de Guanajuato, México, nació hace 54 años una mujer destinada para ser estrella. Lucía Méndez empezó en el teatro, trabajó en la televisión convirtiéndose en la mítica figura de las telenovelas donde siempre tuvo papeles protagónicos. El cine también la ha tenido en su gran pantalla y los escenarios musicales se llenaron primero con sus rancheras y después con sus baladas románticas. La lista de premios que ha recibido a lo largo de su carrera como actriz y como cantante son numerosos, pero es el público que siempre la acompaña su mejor galardón.
Durante su último matrimonio, dejó los medios y se dedicó a su faceta de empresaria donde creó un perfume con feromonas llamado Vivir by Lucía Méndez (La esencia que enamora). Además, sacó a la venta un nuevo producto llamado Oxivivir de Lucía Méndez, un tratamiento a base de oxígeno líquido para las mujeres que buscan verse más radiantes.
Hace dos años se separó y volvió a Televisa, la casa que la vio nacer y crecer en su carrera como actriz. Este año lanzará su nuevo disco y DVD, una recopilación de éxitos titulado Otra vez enamorada. En junio se irá de gira con su espectáculo revisitado, Noches de cabaret. Su versatilidad la ha catapultado como la gran diva de América Latina marcando toda una etapa en la televisión y en la música. El Espectador la entrevistó en exclusiva a su paso por Bogotá.
Empezó a actuar muy joven. ¿Era algo que quería hacer o le llegó por casualidad?
Desde los 9 años ya me había metido a hacer cursos de teatro en Bellas Artes, pero mi padre no quería que fuera artista. A los 16 me impuse y me metí a estudiar artes y me gané el concurso del mejor rostro de El Heraldo, de México. Mi carrera inició con el teatro, con la obra Nada de sexo que somos decentes y fue ahí donde me gané todos los premios gracias a José Luis Ibáñez, quien es un gran director y maestro. En el teatro me conoció Ernesto Alonso, quien me dio la oportunidad de empezar en televisión.
De todas sus facetas como actriz de televisión, de cine, de cantante, de modelo, ¿cuál es la que más disfruta?
Creo que la versatilidad empezó por necesidad y no por la versatilidad misma. Mi padre murió cuando tenía 20 años y tuve que mantener a toda mi familia. La actuación es algo que me apasiona y que amo, pero lo que realmente me da mayor satisfacción es el contacto con el público como cantante. Me gusta ser versátil, porque la gente me ha aceptado en todas las facetas del arte.
Sin tener en cuenta el público o el ‘rating’, ¿cuál fue la novela más significativa y satisfactoria para usted?
Diana Salazar fue muy importante, aunque he tenido siete clásicos. Viviana, Colorina, Vanessa, Tú o nadie, el Extraño retorno de Diana Salazar, Amor de Nadie y Marielena. Es fácil decirlo, pero es muy difícil lograr clásicos. Pero en Diana Salazar me atreví a ponerme ojos amarillos por consejo de Pedro Torres, quien en ese entonces era mi marido, para hacer más notorios los poderes del personaje. Hoy por hoy el papel de Diana Salazar es muy simbólico. Hay millones de fans y seguidores después de 20 años de su emisión.
¿Es televidente de telenovelas?
Por supuesto. Me fijo en todo. Qué novela gusta, por qué los colores, por qué la trama está mal, qué productor es sensible. También soy público, si no pierdo la percepción. Me encanta la de Luis de Llano, Listos para soñar.
A nivel actoral, ¿cuál ha sido el papel que le ha significado el mayor reto?
Cándida Esperanzada en la serie de Mujeres asesinas, es el personaje más difícil que me ha tocado hacer. Fue el padre de mi hijo quien me ofreció este papel y hasta me ofendí porque era tremendo. Con Cándida rompí muchas cosas y me dejó un sello de primera actriz. Era ponerse en el cuerpo de una prostituta de arrabal, auténtica, sufrida, mal hablada y tierna. Una mujer que fue rechazada desde el vientre y quien además es una asesina tremenda. Me costó mucho trabajo entender que tenía que quitarme esa parte conservadora que aún tengo de mí y tener que salir e interpretar a esta mujer llena de ternura y locura. Siempre todos mis papeles han roto esquemas, nunca he tenido mujeres convencionales. La ilegal, la paranoica, la amante, la prostituta, mujeres atrevidas que se salen de los límites.
¿Qué cambia y qué le ha significado participar en seriados unitarios como ’Mujeres asesinas’ y ‘Tiempo Final’ con respecto a las telenovelas?
Hacer una telenovela es muy difícil. Tienes que tener a la gente durante 200 capítulos pegados a la pantalla. Y para hacer una serie en un capítulo tienes que capturar a toda la audiencia en solo una hora. Tengo la satisfacción de haber obtenido el mayor rating con Cándida Esperanzada, el público le tomó mucho cariño a este personaje.
¿Cuál de todas sus épocas considera que es la dorada?
Con la telenovela Tú o nadie tuvimos 100 puntos de rating, eso es casi imposible de obtener. Fue la telenovela más exitosa dentro de mi carrera. Fue la locura, paralizaba al país.
Desde Rusia hasta Brasil, todos querían tener a Lucía Méndez. Cuando el mundo se doblega ante sus pies, ¿qué se pone en juego?
La vida como mujer, como persona, el tener los pies en la tierra, entender que es mucho más importante el hueco espiritual que el material, en entender que tienes que ayudar al marginado. Tenía mucho éxito y fama, y no ayudaba a la gente necesitada. Perdí a mi abuelo, a mi abuela, a mi mejor amiga. Tuve grandes lecciones de vida. Cuando tienes mucho éxito tienes que dar y, sobre todo, al que no tiene, porque si no la vida te quita. He vivido la fama a grados superlativos, impresionantes. No puedo quejarme de que no haya vivido el cariño del público y de las nuevas generaciones. Puedo sentir una gran satisfacción en cuanto a la respuestas, percepción o imán de esa gran masa mundial. Después de toda esa experiencia lo más importante en este momento es la cercanía con Dios, porque es muy fácil meterte en la oscuridad. No soy fanática, pero sí amo leer la Biblia.
Ha estado casada dos veces y han pasado varios amores a lo largo de su vida, ¿qué busca en un hombre?
Es un hombre con valores, seguro de sí mismo, lo tengo que admirar y tiene que ser inteligente, pero sobre todo espiritual. Tiene que tener metas, pero que no sea sólo poder, dinero y ambición. Un hombre sensible, sencillo, triunfador… el triunfador no es presumido y vale por sí mismo. Eso es lo que busco.
¿Sigue creyendo en la figura del matrimonio?
Sí, sigo creyendo en el amor, sigo abierta.
Tiene un hijo de 20 años, ¿nunca quiso tener más?
Sí quise, pero el voltaje de mi carrera no me dejó. Empezaba una película, terminaba una novela, hacía Noches de cabaret, era como una bola de nieve que no pude parar. Pero bueno, la vida marcó que tuviera un hijo que se llama Pedro Antonio, quien me acaba de hacer una canción llamada Un nuevo amanecer para mi nuevo disco de éxitos Otra vez enamorada.
Ha salido en muchas portadas de revistas y ha sido considerada un ícono y referente de belleza. ¿Cómo maneja el paso del tiempo? ¿Le cuesta el paso de los años?
Trato de llevar las cosas con dignidad. Me cuido, me siento guapa, atractiva y llevo una vida espiritual. Mi gran ejemplo es Sofía Loren. Tiene 75 años y luce espectacular. Quiero ser como ella.
¿Qué significa la palabra diva? ¿Se siente identificada con el concepto?
No sé. Si diva es una mujer que tiene toda una trayectoria completa, si le gusta el glamour, si le gusta ser ícono, si le gusta marcar modas, entonces sí soy diva. Pero si diva es inalcanzable, pesada, que nada le gusta, que vive como una diva antigua, entonces no soy diva ni lo quiero ser. Soy una diva moderna.
¿A qué le tiene miedo?
Al temor a Dios. A nada más.
¿Cuál es su mayor vanidad?
Siempre verme bien en el espejo y sentirme bien. El tener una autoestima siempre alta.
Después de tanto éxito, tantos premios, ¿qué sueño le queda por cumplir?
Ahora vamos a hacer Noches de cabaret 2009. Mi ilusión más grande es producir de nuevo este show. Es enseñar mi trayectoria y la versatilidad que tengo dentro de esta carrera artística que ha sido como mi marca registrada. Haciendo parodia, drama y cantando. Le tengo muchas ganas.
Telenovelas y Series de televisión
Tiempo final (2009)- Débora
Mujeres asesinas (2008) - Cándida, esperanzada
Amas de casas desesperadas(2008)- Alicia Arizméndi - Voz en off para narración
Amor sin maquillaje (2007)-Lupita
Golpe bajo (2000)- Silvana Bernal
Tres veces Sofía (1998)- Sofía Gutiérrez de Briceño
Señora Tentación (1995)- Rosa Moreno
Marielena (1994)- Marielena
Amor de nadie (1990)- Sofía
El extraño retorno de Diana Salazar (1988)- Diana Salazar/Doña Leonor de Santiago
Tú o nadie (1985)- Raquel
Vanessa (1982)- Vanessa Reyes de Saint-Germain
Colorina (1980)- Colorina/Fernanda Redes
Viviana (1978)-Viviana Lozano
Mundos Opuestos (1976)-Cecilia
Paloma (1975)-Rosa
La tierra (1974) -Olivia
La maestra Méndez (1973)
Cartas sin destino (1973)
De las entrañas de Guanajuato, México, nació hace 54 años una mujer destinada para ser estrella. Lucía Méndez empezó en el teatro, trabajó en la televisión convirtiéndose en la mítica figura de las telenovelas donde siempre tuvo papeles protagónicos. El cine también la ha tenido en su gran pantalla y los escenarios musicales se llenaron primero con sus rancheras y después con sus baladas románticas. La lista de premios que ha recibido a lo largo de su carrera como actriz y como cantante son numerosos, pero es el público que siempre la acompaña su mejor galardón.
Durante su último matrimonio, dejó los medios y se dedicó a su faceta de empresaria donde creó un perfume con feromonas llamado Vivir by Lucía Méndez (La esencia que enamora). Además, sacó a la venta un nuevo producto llamado Oxivivir de Lucía Méndez, un tratamiento a base de oxígeno líquido para las mujeres que buscan verse más radiantes.
Hace dos años se separó y volvió a Televisa, la casa que la vio nacer y crecer en su carrera como actriz. Este año lanzará su nuevo disco y DVD, una recopilación de éxitos titulado Otra vez enamorada. En junio se irá de gira con su espectáculo revisitado, Noches de cabaret. Su versatilidad la ha catapultado como la gran diva de América Latina marcando toda una etapa en la televisión y en la música. El Espectador la entrevistó en exclusiva a su paso por Bogotá.
Empezó a actuar muy joven. ¿Era algo que quería hacer o le llegó por casualidad?
Desde los 9 años ya me había metido a hacer cursos de teatro en Bellas Artes, pero mi padre no quería que fuera artista. A los 16 me impuse y me metí a estudiar artes y me gané el concurso del mejor rostro de El Heraldo, de México. Mi carrera inició con el teatro, con la obra Nada de sexo que somos decentes y fue ahí donde me gané todos los premios gracias a José Luis Ibáñez, quien es un gran director y maestro. En el teatro me conoció Ernesto Alonso, quien me dio la oportunidad de empezar en televisión.
De todas sus facetas como actriz de televisión, de cine, de cantante, de modelo, ¿cuál es la que más disfruta?
Creo que la versatilidad empezó por necesidad y no por la versatilidad misma. Mi padre murió cuando tenía 20 años y tuve que mantener a toda mi familia. La actuación es algo que me apasiona y que amo, pero lo que realmente me da mayor satisfacción es el contacto con el público como cantante. Me gusta ser versátil, porque la gente me ha aceptado en todas las facetas del arte.
Sin tener en cuenta el público o el ‘rating’, ¿cuál fue la novela más significativa y satisfactoria para usted?
Diana Salazar fue muy importante, aunque he tenido siete clásicos. Viviana, Colorina, Vanessa, Tú o nadie, el Extraño retorno de Diana Salazar, Amor de Nadie y Marielena. Es fácil decirlo, pero es muy difícil lograr clásicos. Pero en Diana Salazar me atreví a ponerme ojos amarillos por consejo de Pedro Torres, quien en ese entonces era mi marido, para hacer más notorios los poderes del personaje. Hoy por hoy el papel de Diana Salazar es muy simbólico. Hay millones de fans y seguidores después de 20 años de su emisión.
¿Es televidente de telenovelas?
Por supuesto. Me fijo en todo. Qué novela gusta, por qué los colores, por qué la trama está mal, qué productor es sensible. También soy público, si no pierdo la percepción. Me encanta la de Luis de Llano, Listos para soñar.
A nivel actoral, ¿cuál ha sido el papel que le ha significado el mayor reto?
Cándida Esperanzada en la serie de Mujeres asesinas, es el personaje más difícil que me ha tocado hacer. Fue el padre de mi hijo quien me ofreció este papel y hasta me ofendí porque era tremendo. Con Cándida rompí muchas cosas y me dejó un sello de primera actriz. Era ponerse en el cuerpo de una prostituta de arrabal, auténtica, sufrida, mal hablada y tierna. Una mujer que fue rechazada desde el vientre y quien además es una asesina tremenda. Me costó mucho trabajo entender que tenía que quitarme esa parte conservadora que aún tengo de mí y tener que salir e interpretar a esta mujer llena de ternura y locura. Siempre todos mis papeles han roto esquemas, nunca he tenido mujeres convencionales. La ilegal, la paranoica, la amante, la prostituta, mujeres atrevidas que se salen de los límites.
¿Qué cambia y qué le ha significado participar en seriados unitarios como ’Mujeres asesinas’ y ‘Tiempo Final’ con respecto a las telenovelas?
Hacer una telenovela es muy difícil. Tienes que tener a la gente durante 200 capítulos pegados a la pantalla. Y para hacer una serie en un capítulo tienes que capturar a toda la audiencia en solo una hora. Tengo la satisfacción de haber obtenido el mayor rating con Cándida Esperanzada, el público le tomó mucho cariño a este personaje.
¿Cuál de todas sus épocas considera que es la dorada?
Con la telenovela Tú o nadie tuvimos 100 puntos de rating, eso es casi imposible de obtener. Fue la telenovela más exitosa dentro de mi carrera. Fue la locura, paralizaba al país.
Desde Rusia hasta Brasil, todos querían tener a Lucía Méndez. Cuando el mundo se doblega ante sus pies, ¿qué se pone en juego?
La vida como mujer, como persona, el tener los pies en la tierra, entender que es mucho más importante el hueco espiritual que el material, en entender que tienes que ayudar al marginado. Tenía mucho éxito y fama, y no ayudaba a la gente necesitada. Perdí a mi abuelo, a mi abuela, a mi mejor amiga. Tuve grandes lecciones de vida. Cuando tienes mucho éxito tienes que dar y, sobre todo, al que no tiene, porque si no la vida te quita. He vivido la fama a grados superlativos, impresionantes. No puedo quejarme de que no haya vivido el cariño del público y de las nuevas generaciones. Puedo sentir una gran satisfacción en cuanto a la respuestas, percepción o imán de esa gran masa mundial. Después de toda esa experiencia lo más importante en este momento es la cercanía con Dios, porque es muy fácil meterte en la oscuridad. No soy fanática, pero sí amo leer la Biblia.
Ha estado casada dos veces y han pasado varios amores a lo largo de su vida, ¿qué busca en un hombre?
Es un hombre con valores, seguro de sí mismo, lo tengo que admirar y tiene que ser inteligente, pero sobre todo espiritual. Tiene que tener metas, pero que no sea sólo poder, dinero y ambición. Un hombre sensible, sencillo, triunfador… el triunfador no es presumido y vale por sí mismo. Eso es lo que busco.
¿Sigue creyendo en la figura del matrimonio?
Sí, sigo creyendo en el amor, sigo abierta.
Tiene un hijo de 20 años, ¿nunca quiso tener más?
Sí quise, pero el voltaje de mi carrera no me dejó. Empezaba una película, terminaba una novela, hacía Noches de cabaret, era como una bola de nieve que no pude parar. Pero bueno, la vida marcó que tuviera un hijo que se llama Pedro Antonio, quien me acaba de hacer una canción llamada Un nuevo amanecer para mi nuevo disco de éxitos Otra vez enamorada.
Ha salido en muchas portadas de revistas y ha sido considerada un ícono y referente de belleza. ¿Cómo maneja el paso del tiempo? ¿Le cuesta el paso de los años?
Trato de llevar las cosas con dignidad. Me cuido, me siento guapa, atractiva y llevo una vida espiritual. Mi gran ejemplo es Sofía Loren. Tiene 75 años y luce espectacular. Quiero ser como ella.
¿Qué significa la palabra diva? ¿Se siente identificada con el concepto?
No sé. Si diva es una mujer que tiene toda una trayectoria completa, si le gusta el glamour, si le gusta ser ícono, si le gusta marcar modas, entonces sí soy diva. Pero si diva es inalcanzable, pesada, que nada le gusta, que vive como una diva antigua, entonces no soy diva ni lo quiero ser. Soy una diva moderna.
¿A qué le tiene miedo?
Al temor a Dios. A nada más.
¿Cuál es su mayor vanidad?
Siempre verme bien en el espejo y sentirme bien. El tener una autoestima siempre alta.
Después de tanto éxito, tantos premios, ¿qué sueño le queda por cumplir?
Ahora vamos a hacer Noches de cabaret 2009. Mi ilusión más grande es producir de nuevo este show. Es enseñar mi trayectoria y la versatilidad que tengo dentro de esta carrera artística que ha sido como mi marca registrada. Haciendo parodia, drama y cantando. Le tengo muchas ganas.
Telenovelas y Series de televisión
Tiempo final (2009)- Débora
Mujeres asesinas (2008) - Cándida, esperanzada
Amas de casas desesperadas(2008)- Alicia Arizméndi - Voz en off para narración
Amor sin maquillaje (2007)-Lupita
Golpe bajo (2000)- Silvana Bernal
Tres veces Sofía (1998)- Sofía Gutiérrez de Briceño
Señora Tentación (1995)- Rosa Moreno
Marielena (1994)- Marielena
Amor de nadie (1990)- Sofía
El extraño retorno de Diana Salazar (1988)- Diana Salazar/Doña Leonor de Santiago
Tú o nadie (1985)- Raquel
Vanessa (1982)- Vanessa Reyes de Saint-Germain
Colorina (1980)- Colorina/Fernanda Redes
Viviana (1978)-Viviana Lozano
Mundos Opuestos (1976)-Cecilia
Paloma (1975)-Rosa
La tierra (1974) -Olivia
La maestra Méndez (1973)
Cartas sin destino (1973)