La razón por la que a Isabella Santo Domingo no le gusta el matrimonio
A propósito de “Revivamos nuestra histeria” (Penguin), el libro más reciente de Isabella Santo Domingo, la actriz y escritora habla de su visión de temas varios como el matrimonio, lo políticamente correcto, la irreverencia, el privilegio y los recuerdos que tiene del origen de “La Tele”, el programa de televisión que desde que se inició ha sido presentado por Martín De Francisco y Santiago Maure. Esta es la versión en texto de la entrevista que se publicó en Claro Oscuro, el formato de entrevistas en video de la sección de Entretenimiento de El Espectador.
¿Qué le enseñó el silencio editorial?
El silencio editorial me enseñó a reflexionar más. A ser un poco más responsable, pero no menos divertida porque mi estilo editorial es un poquito jocoso. Y este nuevo libro, “Revivamos nuestra histeria”, tiene un poquito de todo. Tiene un poquito protesta y un poquito de denuncia, pretende informar, unir y brindar una perspectiva distinta de cosas que nos pasan normalmente, sobre todo a las mujeres. También pretende que los hombres entiendan un poco mejor la complejidad de las mujeres y su origen.
En el pasado lo traté de hacerlo con “Los caballeros las prefieren brutas”, mi primer libro, donde planteé una batalla de sexos. Luego escribí a “AM-FM. Felizmente Mantenida o Asalariada de Mierda”. En el intermedio escribí otros libros más, pero “AM-FM” planteaba una batalla entre mujeres. Las solteras contra las casadas, las unas contra las otras, las altas contra las bajitas. Básicamente la falta de solidaridad.
En otro libro planteé la batalla interna, que es contra toda esa cantidad de tabúes. Y eso lo hice con “Sexorsismo”, que fue otro libro que escribí.
Le invitamos a leer: Margarita Rosa de Francisco y su relación con Twitter: “Amo a mis haters”
El último libro que escribí, antes de mi silencio editorial, fue “De la ruptura a la sutura” y es un libro en donde hablaba de cómo superar la ruptura. Cómo vivirla y cómo superarla, que también es un tema muy importante para todas las mujeres. De repente nos hablaron del amor de tu vida, de la Barbie y el Ken, las princesas Disney y a las mujeres nos da muy duro el tema de las rupturas sentimentales, pero con este libro “Repasemos nuestra histeria”, lo que espero haber logrado es resumir todo eso y hablar de la mujer, no desde el empoderamiento, que es una palabrita de cajón comercial utilizada hasta para vender pestañina y papel higiénico, sino para que entendieran de verdad por qué una mujer es más fuerte de lo que ella misma cree y una mujer no puede ser empoderada, no se puede sentir poderosa a menos que se sienta orgullosa de ser mujer.
Y la única forma de sentirte orgullosa de tu género es conociendo tu historia y sabiendo de verdad de dónde venimos. Entonces eso fue lo que aprendí durante estos ocho años. Aprendí a ser más con pasiva, aprendí a investigar más, aprendí a ser más responsable con lo que estoy escribiendo.
“Los caballeros las prefieren brutas” …20 años después
A mí lo que me permitió ese libro fue encontrar la libertad de hacer lo que yo quisiera con mi vida, sin la presión de que tenía que seguir los pasos de otras personas o persiguiendo el triunfo o el gran éxito. En una ciudad como Barranquilla, en la que nací, tenemos la oportunidad de expresarnos a través del baile o el folclor. Yo escogí la escritura y la actuación.
La enseñanza de haber puesto toda esta batalla sobre la mesa. En mi caso personal, es haber podido ser libre y entender las cosas desde otra perspectiva, entender que en lo que andaba todo el mundo no era mi caso, porque a mí me crio mi papá, no mi mamá. La que se fue de la casa fue mi mamá y dejó a mi papá encantado con los con los hijos.
Mis mejores amigos casi siempre fueron hombres. Hoy día tengo muchas mujeres muy buenas amigas. Aprendí a ser un poco más solidaria, porque el escribir esta cantidad de libros y plantear todas estas batallas también de alguna forma me moldeó a mí.
¿La moldeó, por ejemplo, en su idea de matrimonio?
A mí el matrimonio me aterra como institución. Me aterra. No lo entiendo. A mí cuando me dicen: ¿Isabela, por qué nunca te casaste? Digo: porque nunca me interesó empapelar. Para mí el matrimonio es eso. Descubrir de dónde proviene. No fue que Dios dijo: “Tienen que casarse”. No. Eso fue un convenio entre iglesia y gobiernos que dijeron se nos está escapando el dinero. Fue por una cosa económica. No tiene nada que ver con ni con lo espiritual ni con lo religioso.
Entonces escribir de alguna forma me moldeó, me alejó como del camino del bien, como decía mi abuela, me hizo rebelde.
Y también porque ya tengo más de 50 años y hoy, después de 50 años, uno ya se siente con derecho de decir. De pronto, como dice un meme, uno ya no ve muy bien de cerca, pero de lejos ves a los pendejos y las pendejadas de las demás personas.
¿Su irreverencia tiene que ver con el privilegio?
Mi irreverencia no sale de un apellido, porque esto es otra cosa que la gente no sabe. Yo soy familiar lejana de Julio Mario Santo Domingo, pero yo no tengo nada que ver. Yo soy de las que les toca trabajar. O sea, si no trabajo, no vivo.
Llevo 35 años de carrera. Que se asuma que lo que hecho tiene que ver con mi apellido, le resta mérito a todos mis esfuerzos y a todo lo que he venido haciendo.
Mi reverencia, viene de no conformarme. Mi irreverencia viene de ser barranquillera, de venir de una ciudad pequeña en donde la parte social es súper estricta.
Mi reverencia sale de no querer expresar, decir cosas, de querer hacer cosas, de querer asumir mi vida como una aventura personal e intransferible, que nadie la puede vivir por uno. Nadie puede ser feliz por uno o infeliz por uno. Mi irreverencia sale de ahí.
La soledad…
Es que la gente asume la soledad como una enfermedad. A mí me encanta estar sola, me parece lo máximo. Es el momento de conocerte a ti misma. Es el momento de hacer lo que tú realmente quieres, sin ninguna presión. Si te provoca, no sé, leer, dormir, bailar sola, escribir. Yo considero que las personas que no le gusta estar solas es porque no les gusta estar consigo mismas, no les gusta ni lo que piensan cuando están solas, no les gusta lo que sienten, no le gustan sus recuerdos.
¿Qué disfruta de la compañía?
Si tuvieras 20 años te hubiera contestado con algo sarcástico. Como que a mí la única compañía que me interesa es una escritura a mi nombre después del divorcio. Eso es lo que yo hubiera podido decir hace 20 años.
Hoy día el tema de la compañía es más que de compañía. Te quiero hablar del amor. Yo sé que todo el mundo habla del amor propio y es súper importante, pero el amor está en todas partes.El amor no proviene una sola fuente. El amor puede estar hasta en la forma en que recibes de tu perro. ¿Me entiendes? Es el amor por tu trabajo, por el prójimo.
Entonces a mí el tema de vivir en compañía nunca me ha terminado de cuadrar. Pienso que la convivencia mata todo. Yo he tratado, no voy a decir que no, he tratado de convivir y de casarme, alguna vez hasta me puse el anillo y todo, pero me tocó devolverlo porque eso nunca fue mi sueño.
Yo concibo la vida haciendo lo que yo quiero. Hay gente que está diseñada para eso, para negociar todo el día y una relación en compañía es eso, todos los días negociar cosas. Muchas personas pensarán bueno. Y algunos pensarán mi postura es súper egoísta. Y sí, pero es que para ser feliz hay que ser un poquito egoísta.
Ahora yo no tengo nada en contra el matrimonio, yo tengo todo en contra de terminar mi vida en una mala relación, que es muy diferente.
¿Es una pesimista del amor?
Al contrario, yo soy realista. Yo también me he ilusionado, no creas. Yo he querido mucho y me han querido mucho también. Y he tenido parejas, he vivido con ella. Yo viví con el padre de mi hija, durante algún tiempo y no me funcionó. A mí las cosas como permanentes y con tantas reglas me dan alergia con brote, la verdad no es para mí, pero yo protejo, defiendo y aplaudo a las personas que logran que funcione.
Hablemos de Daniela, su hija.
Daniela es terrible, ella de verdad sarcástica. O sea, yo no soy nada sarcástica en comparación a ella. Pero ya Daniela, que es DJ y productora musical y tiene 27 años, ya me dijo: ‘Mami, confórmate con Harby, (que es el perro de la casa), porque no creo que me quiera casar’. Y es lo que está pensando en este momento y se lo respeto.
Y posiblemente nunca voy a ser abuela y eso me gusta no porque nunca vaya a ser abuela y me vaya a mantener joven, sino porque no voy a ser abuela, porque mi hija no quiere ser madre.
Un chisme que le hayan inventado…
Me acuerdo de que la señora Margot Ricci, la esposa de Juan Gosaín, que tenía una columna, escribió en alguna columna diciendo que de dónde había salido, que yo quién era. Y se atrevió a decir que yo era la hija ilegítima de Julio María Santo Domingo. Cosa que no es cierta.
Mi papá es ganadero, es de pueblo, mi abuelita es un pueblito que se llama Juan de Acosta en costa Caribe. Y ya de entrada dije esto me va a costar.
Trabajé como artista exclusiva de Caracol, no por mi apellido, sino porque venía de trabajar en un Panorama, me descubren acá, me ofrecen una telenovela, vi a Carlos Vives, empiezo a actuar y de repente yo dije: nunca me van a dar el crédito, siempre me van a preguntar lo mismo, que si yo estoy acá porque soy apellido Santo Domingo y nada más lejos de la realidad. Por eso renuncié a mi contrato de exclusividad y me fui a trabajar a la competencia.
Los recuerdos con “La Tele”…
La Tele fue idea mía. Ahorita no lo veo, la verdad, porque me parece que era hora de cambiar de tema. Ese fue un momento súper bonito en donde me reencuentro con Carlos Vives, a quien conozco desde que tengo como 15 años.
Yo estaba trabajando en Panorama, lo entrevisto con motivo del nacimiento de su primer hijo y le digo: tengo una idea, le digo que veo un programa argentino que se llama “Videomatch” y me encanta. Y siento que aquí hace falta un programa con música, irreverencia y quiero proponer todo esto.
Una atrevida porque yo lo estaba entrevistando con motivo del nacimiento de su primer hijo y le terminé proponiendo eso. Le gustó la idea y arrancó. El elenco lo armó él, aunque mi hermano me participó.
¿Qué opina de lo políticamente correcto?
No por dármelas de irreverente, sino porque lo políticamente correcto es la repetición de la repetida. Es lo que está pasando ahorita con el tema de la cancelación. Eso de que no puedes decir tal cosa porque si no te cancelan. Yo no quiero caer en ese juego ni nunca va a caer en ese juego.
Entonces para mí lo políticamente correcto es lo poco original, lo inauténtico, lo que no tiene corazón. Es simplemente: Voy a decirte, lo que tú quieres oír para no meterme en problemas. Y a mí me gusta meterme en problemas.
¿Qué le enseñó el silencio editorial?
El silencio editorial me enseñó a reflexionar más. A ser un poco más responsable, pero no menos divertida porque mi estilo editorial es un poquito jocoso. Y este nuevo libro, “Revivamos nuestra histeria”, tiene un poquito de todo. Tiene un poquito protesta y un poquito de denuncia, pretende informar, unir y brindar una perspectiva distinta de cosas que nos pasan normalmente, sobre todo a las mujeres. También pretende que los hombres entiendan un poco mejor la complejidad de las mujeres y su origen.
En el pasado lo traté de hacerlo con “Los caballeros las prefieren brutas”, mi primer libro, donde planteé una batalla de sexos. Luego escribí a “AM-FM. Felizmente Mantenida o Asalariada de Mierda”. En el intermedio escribí otros libros más, pero “AM-FM” planteaba una batalla entre mujeres. Las solteras contra las casadas, las unas contra las otras, las altas contra las bajitas. Básicamente la falta de solidaridad.
En otro libro planteé la batalla interna, que es contra toda esa cantidad de tabúes. Y eso lo hice con “Sexorsismo”, que fue otro libro que escribí.
Le invitamos a leer: Margarita Rosa de Francisco y su relación con Twitter: “Amo a mis haters”
El último libro que escribí, antes de mi silencio editorial, fue “De la ruptura a la sutura” y es un libro en donde hablaba de cómo superar la ruptura. Cómo vivirla y cómo superarla, que también es un tema muy importante para todas las mujeres. De repente nos hablaron del amor de tu vida, de la Barbie y el Ken, las princesas Disney y a las mujeres nos da muy duro el tema de las rupturas sentimentales, pero con este libro “Repasemos nuestra histeria”, lo que espero haber logrado es resumir todo eso y hablar de la mujer, no desde el empoderamiento, que es una palabrita de cajón comercial utilizada hasta para vender pestañina y papel higiénico, sino para que entendieran de verdad por qué una mujer es más fuerte de lo que ella misma cree y una mujer no puede ser empoderada, no se puede sentir poderosa a menos que se sienta orgullosa de ser mujer.
Y la única forma de sentirte orgullosa de tu género es conociendo tu historia y sabiendo de verdad de dónde venimos. Entonces eso fue lo que aprendí durante estos ocho años. Aprendí a ser más con pasiva, aprendí a investigar más, aprendí a ser más responsable con lo que estoy escribiendo.
“Los caballeros las prefieren brutas” …20 años después
A mí lo que me permitió ese libro fue encontrar la libertad de hacer lo que yo quisiera con mi vida, sin la presión de que tenía que seguir los pasos de otras personas o persiguiendo el triunfo o el gran éxito. En una ciudad como Barranquilla, en la que nací, tenemos la oportunidad de expresarnos a través del baile o el folclor. Yo escogí la escritura y la actuación.
La enseñanza de haber puesto toda esta batalla sobre la mesa. En mi caso personal, es haber podido ser libre y entender las cosas desde otra perspectiva, entender que en lo que andaba todo el mundo no era mi caso, porque a mí me crio mi papá, no mi mamá. La que se fue de la casa fue mi mamá y dejó a mi papá encantado con los con los hijos.
Mis mejores amigos casi siempre fueron hombres. Hoy día tengo muchas mujeres muy buenas amigas. Aprendí a ser un poco más solidaria, porque el escribir esta cantidad de libros y plantear todas estas batallas también de alguna forma me moldeó a mí.
¿La moldeó, por ejemplo, en su idea de matrimonio?
A mí el matrimonio me aterra como institución. Me aterra. No lo entiendo. A mí cuando me dicen: ¿Isabela, por qué nunca te casaste? Digo: porque nunca me interesó empapelar. Para mí el matrimonio es eso. Descubrir de dónde proviene. No fue que Dios dijo: “Tienen que casarse”. No. Eso fue un convenio entre iglesia y gobiernos que dijeron se nos está escapando el dinero. Fue por una cosa económica. No tiene nada que ver con ni con lo espiritual ni con lo religioso.
Entonces escribir de alguna forma me moldeó, me alejó como del camino del bien, como decía mi abuela, me hizo rebelde.
Y también porque ya tengo más de 50 años y hoy, después de 50 años, uno ya se siente con derecho de decir. De pronto, como dice un meme, uno ya no ve muy bien de cerca, pero de lejos ves a los pendejos y las pendejadas de las demás personas.
¿Su irreverencia tiene que ver con el privilegio?
Mi irreverencia no sale de un apellido, porque esto es otra cosa que la gente no sabe. Yo soy familiar lejana de Julio Mario Santo Domingo, pero yo no tengo nada que ver. Yo soy de las que les toca trabajar. O sea, si no trabajo, no vivo.
Llevo 35 años de carrera. Que se asuma que lo que hecho tiene que ver con mi apellido, le resta mérito a todos mis esfuerzos y a todo lo que he venido haciendo.
Mi reverencia, viene de no conformarme. Mi irreverencia viene de ser barranquillera, de venir de una ciudad pequeña en donde la parte social es súper estricta.
Mi reverencia sale de no querer expresar, decir cosas, de querer hacer cosas, de querer asumir mi vida como una aventura personal e intransferible, que nadie la puede vivir por uno. Nadie puede ser feliz por uno o infeliz por uno. Mi irreverencia sale de ahí.
La soledad…
Es que la gente asume la soledad como una enfermedad. A mí me encanta estar sola, me parece lo máximo. Es el momento de conocerte a ti misma. Es el momento de hacer lo que tú realmente quieres, sin ninguna presión. Si te provoca, no sé, leer, dormir, bailar sola, escribir. Yo considero que las personas que no le gusta estar solas es porque no les gusta estar consigo mismas, no les gusta ni lo que piensan cuando están solas, no les gusta lo que sienten, no le gustan sus recuerdos.
¿Qué disfruta de la compañía?
Si tuvieras 20 años te hubiera contestado con algo sarcástico. Como que a mí la única compañía que me interesa es una escritura a mi nombre después del divorcio. Eso es lo que yo hubiera podido decir hace 20 años.
Hoy día el tema de la compañía es más que de compañía. Te quiero hablar del amor. Yo sé que todo el mundo habla del amor propio y es súper importante, pero el amor está en todas partes.El amor no proviene una sola fuente. El amor puede estar hasta en la forma en que recibes de tu perro. ¿Me entiendes? Es el amor por tu trabajo, por el prójimo.
Entonces a mí el tema de vivir en compañía nunca me ha terminado de cuadrar. Pienso que la convivencia mata todo. Yo he tratado, no voy a decir que no, he tratado de convivir y de casarme, alguna vez hasta me puse el anillo y todo, pero me tocó devolverlo porque eso nunca fue mi sueño.
Yo concibo la vida haciendo lo que yo quiero. Hay gente que está diseñada para eso, para negociar todo el día y una relación en compañía es eso, todos los días negociar cosas. Muchas personas pensarán bueno. Y algunos pensarán mi postura es súper egoísta. Y sí, pero es que para ser feliz hay que ser un poquito egoísta.
Ahora yo no tengo nada en contra el matrimonio, yo tengo todo en contra de terminar mi vida en una mala relación, que es muy diferente.
¿Es una pesimista del amor?
Al contrario, yo soy realista. Yo también me he ilusionado, no creas. Yo he querido mucho y me han querido mucho también. Y he tenido parejas, he vivido con ella. Yo viví con el padre de mi hija, durante algún tiempo y no me funcionó. A mí las cosas como permanentes y con tantas reglas me dan alergia con brote, la verdad no es para mí, pero yo protejo, defiendo y aplaudo a las personas que logran que funcione.
Hablemos de Daniela, su hija.
Daniela es terrible, ella de verdad sarcástica. O sea, yo no soy nada sarcástica en comparación a ella. Pero ya Daniela, que es DJ y productora musical y tiene 27 años, ya me dijo: ‘Mami, confórmate con Harby, (que es el perro de la casa), porque no creo que me quiera casar’. Y es lo que está pensando en este momento y se lo respeto.
Y posiblemente nunca voy a ser abuela y eso me gusta no porque nunca vaya a ser abuela y me vaya a mantener joven, sino porque no voy a ser abuela, porque mi hija no quiere ser madre.
Un chisme que le hayan inventado…
Me acuerdo de que la señora Margot Ricci, la esposa de Juan Gosaín, que tenía una columna, escribió en alguna columna diciendo que de dónde había salido, que yo quién era. Y se atrevió a decir que yo era la hija ilegítima de Julio María Santo Domingo. Cosa que no es cierta.
Mi papá es ganadero, es de pueblo, mi abuelita es un pueblito que se llama Juan de Acosta en costa Caribe. Y ya de entrada dije esto me va a costar.
Trabajé como artista exclusiva de Caracol, no por mi apellido, sino porque venía de trabajar en un Panorama, me descubren acá, me ofrecen una telenovela, vi a Carlos Vives, empiezo a actuar y de repente yo dije: nunca me van a dar el crédito, siempre me van a preguntar lo mismo, que si yo estoy acá porque soy apellido Santo Domingo y nada más lejos de la realidad. Por eso renuncié a mi contrato de exclusividad y me fui a trabajar a la competencia.
Los recuerdos con “La Tele”…
La Tele fue idea mía. Ahorita no lo veo, la verdad, porque me parece que era hora de cambiar de tema. Ese fue un momento súper bonito en donde me reencuentro con Carlos Vives, a quien conozco desde que tengo como 15 años.
Yo estaba trabajando en Panorama, lo entrevisto con motivo del nacimiento de su primer hijo y le digo: tengo una idea, le digo que veo un programa argentino que se llama “Videomatch” y me encanta. Y siento que aquí hace falta un programa con música, irreverencia y quiero proponer todo esto.
Una atrevida porque yo lo estaba entrevistando con motivo del nacimiento de su primer hijo y le terminé proponiendo eso. Le gustó la idea y arrancó. El elenco lo armó él, aunque mi hermano me participó.
¿Qué opina de lo políticamente correcto?
No por dármelas de irreverente, sino porque lo políticamente correcto es la repetición de la repetida. Es lo que está pasando ahorita con el tema de la cancelación. Eso de que no puedes decir tal cosa porque si no te cancelan. Yo no quiero caer en ese juego ni nunca va a caer en ese juego.
Entonces para mí lo políticamente correcto es lo poco original, lo inauténtico, lo que no tiene corazón. Es simplemente: Voy a decirte, lo que tú quieres oír para no meterme en problemas. Y a mí me gusta meterme en problemas.