Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El conflicto armado cobró las vidas de su padre y su abuelo. ¿siente que en el fondo ‘La sirga’ es una respuesta esto?
Sí, se debe seguir haciendo cine para denunciar la violencia de nuestro país, logrando que el espectador reflexione y se plantee soluciones desde su entorno. Saber que mi abuelo y mi padre fueron víctimas de la violencia genera ausencia y a la vez fuerza para seguir luchando frente a las adversidades. Ahora soy más sensible a estos temas, pero con ganas de denunciarlos a través del cine.
¿Qué la llevó al mundo de la actuación?
Una casualidad. Pero también las ganas de seguir adelante, de proyectarme como persona, con el deseo de estudiar y explorar el mundo, puesto que mi pueblo (Florencia, Caquetá) sufre la violencia atroz del conflicto armado, donde las mujeres quedan embarazadas a los 15 años y más del 50% de la población es desplazada.
¿Qué tal fue la experiencia en ‘La sirga’?
Excelente. Estoy muy contenta del resultado alcanzado, pero, más que eso, de la unión fraternal y el ambiente laboral. Es una condición para lograr la inspiración necesaria para la creación. Mi personaje me dio la fuerza para hablar del conflicto.
¿Cómo llegó al protagónico?
Gracias a un casting muy informal que se convirtió en una reunión de amigos y donde hubo un contacto muy familiar con William Vega, el director.
¿Qué significó haber estado en el Festival de Cannes?
Fue un sueño que parecía inalcanzable, pero que cuando se vive se convierte en algo maravilloso, porque comprendo que es el festival de cine más importante del mundo y a donde llegan las últimas producciones de grandes directores y actores.
¿Dónde quedó su faceta de comunicadora social?
La comunicación sigue ahí, cobrando interés en mi vida. Muy posiblemente, más adelante, estudiaré esa carrera. De todas formas, a través de la actuación estoy realizando cierto tipo de comunicación gestual y verbal. Mediante el cine se logra un punto de vista frente a los temas sensibles de nuestro país y del mundo.
¿Quién es Alicia, su personaje en ‘La sirga’?
Es un volver a empezar. Es la reconstrucción de la vida, de sus emociones y situaciones. Siempre está a la expectativa. Es la mujer colombiana que se abre paso en el camino, independientemente de las adversidades que se le presenten. Se levanta todas las mañanas a preparar su agua de panela con toda la fuerza, a pesar de las malas experiencias que le ha jugado la violencia.
¿En que se parecen Alicia y usted?
En mucho. Alicia es una mujer luchadora y aguerrida. Constancia sería la palabra que nos une.
¿Qué significado tiene su personaje en el conflicto del país?
Es un reflejo de la realidad. Nuestro cine se construye desde estas historias. El dolor, la violencia y la injusticia son situaciones recurrentes en el cine de nuestro país. Pero en La sirga se sugiere dicha violencia muy sutilmente, con poesía.
Un escenario constante durante la película es la laguna. ¿Qué significó?
Es otro personaje, encarna la fuerza de Alicia. Es la tranquilidad en la que se vive, pero tienen los rezagos de esa violencia. Como locación fue una constante de paz, de estar en contacto directo con la naturaleza. Fue como estar viendo a Dios.
¿Hay espacios para el desarrollo de nuevos talentos en Colombia?
Es un medio difícil. Los jóvenes nos abrimos paso frente a las dificultades que presenta un país complejo como Colombia, artísticamente hablando. Los nuevos directores han logrado encontrar caras nuevas de la actuación. Otra apuesta es la prémier por internet, es la primera vez que se hace esto un día antes de llegar a los cines.
Una anécdota durante el rodaje.
Hubo una escena donde no aparecía mi rostro y me afectó mucho, porque el actor que estaba en el plano de repente llegó y forcejeó conmigo. Esto me trajo recuerdos del pasado y malestar de la guerra. Una violencia contenida que toca aguantarnos.
¿Qué nuevos proyectos vienen?
Seguir actuando y continuar con la labor social que hago en Florencia como tallerista de jóvenes desplazados por la violencia y una población en alto riesgo frente a las drogas, la prostitución y la delincuencia común.