'Las víctimas siguen en riesgo': Gonzalo Sánchez
Charla con el director del Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación.
El Espectador
¿Para qué volver al pasado?
Para poder pensar en el futuro.
En medio de tantas versiones, ¿cómo encontrar la verdad histórica?
Aceptando, primero, que hay múltiples escenarios de producción de la verdad, y, segundo, que hay asimetrías fundamentales entre las versiones.
¿Colombia es un país sin memoria?
Al contrario, es un país con un enorme acumulado social de memoria, pero éste cuenta con muy poco reconocimiento institucional.
¿Por qué Colombia se niega a recordar?
Creo que Colombia se niega, más bien, a olvidar.
¿Es suficiente sólo la verdad para la reparación de las víctimas?
La verdad es un requisito que tiene que estar acompañado de decisiones políticas.
¿Qué pasa con la redistribución de tierras?
Siempre ha estado en el corazón del conflicto, pero sólo ahora empieza a reconocerse como tal.
El mayor logro del grupo de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación…
Contribuir a hacer irreversible el proceso de movilización social por la memoria; hacer públicos los primeros informes sobre las masacres de Trujillo y El Salado y tener en marcha, por lo menos, ocho informes más.
¿Qué debilidades hay en el proceso?
Los pobladores y las víctimas siguen en riesgo, y los investigadores también.
¿Por qué en Colombia se siguen repitiendo los mismos errores?
Le tememos demasiado a la innovación (risas).
¿Justicia y Paz favorece más a los paramilitares que a las víctimas?
Mientras no haya Ley de Víctimas, habrá un justificado sentimiento de desequilibrio .
¿Es posible la reconciliación en un país en el que persiste el conflicto?
Más que a la reconciliación, hay que apostarle al esclarecimiento y a la transformación del manejo del conflicto. Categorías como la de paz y negociación no pueden ser abolidas del diccionario político.
¿Las víctimas siguen aumentando?
Infortunadamente, sí. La violencia no para.
¿El proceso de extradición ha afectado la reparación y reconciliación?
Ha afectado el prerrequisito de las dos: la verdad.
¿Qué va a pasar con la verdad de los extraditados?
Está traspapelada. En el lugar equivocado.
¿Qué tan efectivas son las versiones libres de los paramilitares?
No han respondido a las expectativas de las víctimas ni de las instituciones.
¿En manos de quién debe estar la potestad para la extradición?
Creo en la necesaria y conveniente separación de los poderes públicos.
¿Cómo lograr que los colombianos no olviden?
Superando los grandes obstáculos: la impunidad judicial, social y política.
¿Cuáles son los retos que le esperan al nuevo mandatario en materia de justicia y reparación?
Son muchos, pero hay unos cruciales: restitución de tierras y de bienes a sus dueños legítimos; reparación a víctimas de agentes del Estado por ejecuciones extrajudiciales y desaparición forzada y reparación a las mujeres y niñas víctimas del conflicto armado.
La masacre que no se le va de la memoria.
La de Segovia, en 1988… imágenes de lluvia y sangre por las calles.
¿De qué sirve que la Corte declare como de lesa humanidad tantos magnicidios de los años 80?
Una esperanza de esclarecimiento y justicia.
¿Cuánta verdad falta por conocerse sobre los nexos de empresarios con los ‘paras’?
Estamos apenas empezando.
Y en el caso de los políticos, ¿serán sólo los que han sido salpicados hasta ahora o habrá mucha gente pasando de agache?
Lo ya sabido resulta escandaloso, pero insuficiente. Ojalá se derrumben los escampaderos.
¿Por qué en Colombia hay que esperar tantos años para que opere la Justicia?
Se la ha dejado muy sola.
La mejor manera de recordar.
Contando, en cualquier lenguaje, pero contando.
Usted ha escrito varios libros, ¿tiene alguno pendiente en este momento?
Tengo ‘enmochilado’ hace muchos años uno sobre la masonería en Colombia.
¿Son claras las razones para la evolución y permanencia de los grupos armados ilegales en Colombia?
Hay desde luego problemas de fondo que alimentan la irrupción de grupos ilegales. Pero la guerra está socialmente deslegitimada como solución.
¿Está de acuerdo con que la Corte Constitucional niegue la extradición de los ‘paras’ que no hayan respondido por sus masacres en Colombia?
La verdad sobre las masacres y crímenes de los paramilitares debe ser definida como un asunto de interés nacional para Colombia. En esto hay que reconocer que entre Estados Unidos y Colombia hay prioridades distintas. Para Estados Unidos la prioridad es el narcotráfico, para Colombia la prioridad deben ser las violaciones a los derechos humanos.
¿Algunas veces es necesario olvidar?
No hay fórmulas ni para el olvido ni para la memoria. Los individuos y las sociedades recorren caminos frecuentemente impredecibles.
¿Para qué volver al pasado?
Para poder pensar en el futuro.
En medio de tantas versiones, ¿cómo encontrar la verdad histórica?
Aceptando, primero, que hay múltiples escenarios de producción de la verdad, y, segundo, que hay asimetrías fundamentales entre las versiones.
¿Colombia es un país sin memoria?
Al contrario, es un país con un enorme acumulado social de memoria, pero éste cuenta con muy poco reconocimiento institucional.
¿Por qué Colombia se niega a recordar?
Creo que Colombia se niega, más bien, a olvidar.
¿Es suficiente sólo la verdad para la reparación de las víctimas?
La verdad es un requisito que tiene que estar acompañado de decisiones políticas.
¿Qué pasa con la redistribución de tierras?
Siempre ha estado en el corazón del conflicto, pero sólo ahora empieza a reconocerse como tal.
El mayor logro del grupo de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación…
Contribuir a hacer irreversible el proceso de movilización social por la memoria; hacer públicos los primeros informes sobre las masacres de Trujillo y El Salado y tener en marcha, por lo menos, ocho informes más.
¿Qué debilidades hay en el proceso?
Los pobladores y las víctimas siguen en riesgo, y los investigadores también.
¿Por qué en Colombia se siguen repitiendo los mismos errores?
Le tememos demasiado a la innovación (risas).
¿Justicia y Paz favorece más a los paramilitares que a las víctimas?
Mientras no haya Ley de Víctimas, habrá un justificado sentimiento de desequilibrio .
¿Es posible la reconciliación en un país en el que persiste el conflicto?
Más que a la reconciliación, hay que apostarle al esclarecimiento y a la transformación del manejo del conflicto. Categorías como la de paz y negociación no pueden ser abolidas del diccionario político.
¿Las víctimas siguen aumentando?
Infortunadamente, sí. La violencia no para.
¿El proceso de extradición ha afectado la reparación y reconciliación?
Ha afectado el prerrequisito de las dos: la verdad.
¿Qué va a pasar con la verdad de los extraditados?
Está traspapelada. En el lugar equivocado.
¿Qué tan efectivas son las versiones libres de los paramilitares?
No han respondido a las expectativas de las víctimas ni de las instituciones.
¿En manos de quién debe estar la potestad para la extradición?
Creo en la necesaria y conveniente separación de los poderes públicos.
¿Cómo lograr que los colombianos no olviden?
Superando los grandes obstáculos: la impunidad judicial, social y política.
¿Cuáles son los retos que le esperan al nuevo mandatario en materia de justicia y reparación?
Son muchos, pero hay unos cruciales: restitución de tierras y de bienes a sus dueños legítimos; reparación a víctimas de agentes del Estado por ejecuciones extrajudiciales y desaparición forzada y reparación a las mujeres y niñas víctimas del conflicto armado.
La masacre que no se le va de la memoria.
La de Segovia, en 1988… imágenes de lluvia y sangre por las calles.
¿De qué sirve que la Corte declare como de lesa humanidad tantos magnicidios de los años 80?
Una esperanza de esclarecimiento y justicia.
¿Cuánta verdad falta por conocerse sobre los nexos de empresarios con los ‘paras’?
Estamos apenas empezando.
Y en el caso de los políticos, ¿serán sólo los que han sido salpicados hasta ahora o habrá mucha gente pasando de agache?
Lo ya sabido resulta escandaloso, pero insuficiente. Ojalá se derrumben los escampaderos.
¿Por qué en Colombia hay que esperar tantos años para que opere la Justicia?
Se la ha dejado muy sola.
La mejor manera de recordar.
Contando, en cualquier lenguaje, pero contando.
Usted ha escrito varios libros, ¿tiene alguno pendiente en este momento?
Tengo ‘enmochilado’ hace muchos años uno sobre la masonería en Colombia.
¿Son claras las razones para la evolución y permanencia de los grupos armados ilegales en Colombia?
Hay desde luego problemas de fondo que alimentan la irrupción de grupos ilegales. Pero la guerra está socialmente deslegitimada como solución.
¿Está de acuerdo con que la Corte Constitucional niegue la extradición de los ‘paras’ que no hayan respondido por sus masacres en Colombia?
La verdad sobre las masacres y crímenes de los paramilitares debe ser definida como un asunto de interés nacional para Colombia. En esto hay que reconocer que entre Estados Unidos y Colombia hay prioridades distintas. Para Estados Unidos la prioridad es el narcotráfico, para Colombia la prioridad deben ser las violaciones a los derechos humanos.
¿Algunas veces es necesario olvidar?
No hay fórmulas ni para el olvido ni para la memoria. Los individuos y las sociedades recorren caminos frecuentemente impredecibles.