Laura Villegas, la radio a escena
Tiene una experiencia consolidada como directora teatral, pero se acaba de lanzar a la escritura con la obra “Amor en tiempos de radio”, que se estrena este viernes en Bogotá.
El Espectador
¿En qué momento nació la idea de la obra “Amor en tiempos de radio”?
Después de que termino una obra, pienso en qué voy a hacer. Después de 13 sueños, empecé a escribir con Fabio Rubiano como dramaturgo. Tenía claro que íbamos a trabajar el universo sonoro y el tiempo. Los dos ocupados con otros proyectos, dejábamos la obra en un cajón y la retomábamos, y así pasó, hasta que el Teatro Nacional pregunta qué tengo en proyecto. Llamo a Fabio y le digo: “O la escribimos y nos funciona o la escribimos y nos funciona, porque ahora sí ya tengo un productor interesado”. Arrancamos otra vez, pero él no tenía más tiempo y yo tomo la decisión de escribirla. Es la primera vez que escribo. La obra no tiene nada que ver con ninguna de las versiones anteriores. La radio no era la protagonista y por alguna razón, había una emisora de radio que empezó a tomar más fuerza y más fuerza, hasta que se convirtió en Amor en tiempos de radio.
De este viaje por la radio, ¿qué fue lo que más le llamó la atención?
Lo primero que me parece apasionante e intrigante son todos estos personajes que están detrás de las cabinas que uno no los ve, solamente los oye. Muchas veces ni los conoce y otras cuando los ve, después de mucho tiempo de haberlos oído, se sorprende. Es impactante. Me sedujo mucho la posibilidad de mostrarle al público algunos personajes detrás de una cabina de radio, su día a día, cómo son, cómo se manejan.
Una mujer tan visual, ¿por qué se recrea en el sonido?
Yo soy muy visual, muy estética, pero es muy raro: me pones un cuadro o un sonido, y yo lloro con el sonido, con el cuadro me parece bonito o feo, me pone a pensar pero no me emociona tanto, en cambio el sonido me transforma. Me encantaría no haber sido tan estética, sino más auditiva.
Hablando de radio, ¿cuál fue la época de su vida qué estuvo más pegada a la radio?
Los 90. No tengo más épocas. A partir de los años 2000 cero radio; incluso es muy raro, porque la gente que me conoce me pregunta cómo voy a hacer una obra de radio: “No hay mujer menos de radio que usted”. En los años 90 sí, porque yo estaba en plena adolescencia, estaba siempre pegada a la radio, a la música. Pero reconozco que tengo conflictos de esa época, porque me pregunto: “¿Esa era la música que oía? ¿Esa era la moda que usaba?”
“Amor en tiempos de radio” es su ópera prima como escritora. En este ejercicio de escribir, ¿hubo algún momento en el que la escritura la intimidara?
Claro. No me considero una dramaturga. Yo me imagino que el dramaturgo arranca de la historia. Yo escribí al contrario, ya plasmando la puesta en escena, a partir de una dirección de arte, no a partir de una historia. Todo lo que está escrito es a raíz de ese universo de esa emisora que yo tenía en mi cabeza, me imaginaba los personajes, me imaginaba el sonido. Fue al contrario. Fue una experiencia maravillosa este ejercicio de la dramaturgia desde mi experiencia.
¿De las canciones de la obra hay alguna que la haya marcado?
Muchas. Si están ahí es porque todas me marcaron. Hice una investigación de los años 30 a los 90 y salieron muchas canciones seleccionadas, como 30 para cada acto y al final la misma historia las fue depurando. Por ejemplo Lágrimas negras marcó mi historia en los 90 y Only You, de Elvis Presley, me acuerda de mi infancia con mis papás.
¿Cree que la radio pasará de moda?
A pesar de que no soy una mujer de radio, me impresiona cómo la radio tiene la capacidad de conectarse con el colombiano, de informar, de comunicarse con la gente a todo nivel. La radio no va a pasar de moda, y es un poco el mensaje de la obra. La radio ha sobrevivido y sobrevivirá pase lo que pase, nos muramos los que nos muramos. Por alguna razón siento que la radio tiene un poder muy grande. Incluso lo visual está desapareciendo, pero el sonido va a estar por siempre.
Usted es una mujer de riesgos. ¿Qué sueña después de esta obra?
A mí me encanta reinventarme. No me veo diciendo: “Ahora voy a hacer este tipo de obras o me voy por esta línea”. Me he concentrado tanto en esto que no he pensado, toda mi energía está acá. Creo que después del estreno de Amor en tiempos de radio vendrán las ideas.
Cuando volvió de Londres trabajó en “+Artes -Minas”. ¿Le gustaría volver a trabajar en esta área social?
Yo lo haría encantada, todo lo que uno pudiera hacer. Pero mi experiencia me mostró que no ayuda. O no ayuda de la forma que lo hice. Traté mil maneras de inventarme diferentes mecanismos para ayudarle a la gente y siento que no tuvo resultados.
¿Hasta ahora se siente satisfecha con lo que ha hecho?
A cada proyecto le meto alma, corazón, cabeza, tiempo; ninguna cosa la hago a medias ni la pongo por debajo de la otra. Al final seguro pienso que se pudo haber cambiado algo, pero también siempre quedo con la satisfacción de haberle puesto el 1.000 % a todos los trabajos que he hecho. A los míos y a los compartidos. Me siento feliz.
¿Su trabajo creativo nace de una idea, una canción, una imagen, un texto?
No sé, creo que de todas un poco. Menos de una idea. No me cuadra. Nunca lo había pensado, pero creo que puede salir de una canción, una imagen y un texto.
¿En qué momento nació la idea de la obra “Amor en tiempos de radio”?
Después de que termino una obra, pienso en qué voy a hacer. Después de 13 sueños, empecé a escribir con Fabio Rubiano como dramaturgo. Tenía claro que íbamos a trabajar el universo sonoro y el tiempo. Los dos ocupados con otros proyectos, dejábamos la obra en un cajón y la retomábamos, y así pasó, hasta que el Teatro Nacional pregunta qué tengo en proyecto. Llamo a Fabio y le digo: “O la escribimos y nos funciona o la escribimos y nos funciona, porque ahora sí ya tengo un productor interesado”. Arrancamos otra vez, pero él no tenía más tiempo y yo tomo la decisión de escribirla. Es la primera vez que escribo. La obra no tiene nada que ver con ninguna de las versiones anteriores. La radio no era la protagonista y por alguna razón, había una emisora de radio que empezó a tomar más fuerza y más fuerza, hasta que se convirtió en Amor en tiempos de radio.
De este viaje por la radio, ¿qué fue lo que más le llamó la atención?
Lo primero que me parece apasionante e intrigante son todos estos personajes que están detrás de las cabinas que uno no los ve, solamente los oye. Muchas veces ni los conoce y otras cuando los ve, después de mucho tiempo de haberlos oído, se sorprende. Es impactante. Me sedujo mucho la posibilidad de mostrarle al público algunos personajes detrás de una cabina de radio, su día a día, cómo son, cómo se manejan.
Una mujer tan visual, ¿por qué se recrea en el sonido?
Yo soy muy visual, muy estética, pero es muy raro: me pones un cuadro o un sonido, y yo lloro con el sonido, con el cuadro me parece bonito o feo, me pone a pensar pero no me emociona tanto, en cambio el sonido me transforma. Me encantaría no haber sido tan estética, sino más auditiva.
Hablando de radio, ¿cuál fue la época de su vida qué estuvo más pegada a la radio?
Los 90. No tengo más épocas. A partir de los años 2000 cero radio; incluso es muy raro, porque la gente que me conoce me pregunta cómo voy a hacer una obra de radio: “No hay mujer menos de radio que usted”. En los años 90 sí, porque yo estaba en plena adolescencia, estaba siempre pegada a la radio, a la música. Pero reconozco que tengo conflictos de esa época, porque me pregunto: “¿Esa era la música que oía? ¿Esa era la moda que usaba?”
“Amor en tiempos de radio” es su ópera prima como escritora. En este ejercicio de escribir, ¿hubo algún momento en el que la escritura la intimidara?
Claro. No me considero una dramaturga. Yo me imagino que el dramaturgo arranca de la historia. Yo escribí al contrario, ya plasmando la puesta en escena, a partir de una dirección de arte, no a partir de una historia. Todo lo que está escrito es a raíz de ese universo de esa emisora que yo tenía en mi cabeza, me imaginaba los personajes, me imaginaba el sonido. Fue al contrario. Fue una experiencia maravillosa este ejercicio de la dramaturgia desde mi experiencia.
¿De las canciones de la obra hay alguna que la haya marcado?
Muchas. Si están ahí es porque todas me marcaron. Hice una investigación de los años 30 a los 90 y salieron muchas canciones seleccionadas, como 30 para cada acto y al final la misma historia las fue depurando. Por ejemplo Lágrimas negras marcó mi historia en los 90 y Only You, de Elvis Presley, me acuerda de mi infancia con mis papás.
¿Cree que la radio pasará de moda?
A pesar de que no soy una mujer de radio, me impresiona cómo la radio tiene la capacidad de conectarse con el colombiano, de informar, de comunicarse con la gente a todo nivel. La radio no va a pasar de moda, y es un poco el mensaje de la obra. La radio ha sobrevivido y sobrevivirá pase lo que pase, nos muramos los que nos muramos. Por alguna razón siento que la radio tiene un poder muy grande. Incluso lo visual está desapareciendo, pero el sonido va a estar por siempre.
Usted es una mujer de riesgos. ¿Qué sueña después de esta obra?
A mí me encanta reinventarme. No me veo diciendo: “Ahora voy a hacer este tipo de obras o me voy por esta línea”. Me he concentrado tanto en esto que no he pensado, toda mi energía está acá. Creo que después del estreno de Amor en tiempos de radio vendrán las ideas.
Cuando volvió de Londres trabajó en “+Artes -Minas”. ¿Le gustaría volver a trabajar en esta área social?
Yo lo haría encantada, todo lo que uno pudiera hacer. Pero mi experiencia me mostró que no ayuda. O no ayuda de la forma que lo hice. Traté mil maneras de inventarme diferentes mecanismos para ayudarle a la gente y siento que no tuvo resultados.
¿Hasta ahora se siente satisfecha con lo que ha hecho?
A cada proyecto le meto alma, corazón, cabeza, tiempo; ninguna cosa la hago a medias ni la pongo por debajo de la otra. Al final seguro pienso que se pudo haber cambiado algo, pero también siempre quedo con la satisfacción de haberle puesto el 1.000 % a todos los trabajos que he hecho. A los míos y a los compartidos. Me siento feliz.
¿Su trabajo creativo nace de una idea, una canción, una imagen, un texto?
No sé, creo que de todas un poco. Menos de una idea. No me cuadra. Nunca lo había pensado, pero creo que puede salir de una canción, una imagen y un texto.