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¿Qué es el Doga?
Es una disciplina que nació en Inglaterra y EE. UU. hace más de 15 años y que se ha incorporado poco a poco en Colombia. Me gradué de Derecho en la Universidad de Los Andes, tuve una empresa exitosa, pero luego la vida me sacudió y resulté practicando yoga buscando sanarme. En ese proceso comenzó a participar activamente mi perra Kira, una Border Collie. Entonces leí sobre el tema y la involucré en los estiramientos, en esa conexión especial del yoga por medio del contacto físico, los masajes terapéuticos y la comunicación. Ése es el Doga.
¿Cómo es una clase de yoga con perros?
Con Kira fue muy fácil porque ella se involucró por iniciativa propia en mi práctica. Yo soy instructora de humanos, pero muchos de ellos ahora acuden con sus perros a las clases. Cada una dura entre 1 a 2 horas, tiempo en el cual se busca elevar la vibración por medio del manejo de la respiración y las posturas de relajación. La participación de las mascotas se hace para tener un contacto directo con ella, que también tiene un campo energético.
¿Para qué le sirve el Doga a una mascota?
Los perros responden muy bien a la vibración, a la respiración consciente. Hay perros que por su naturaleza y crianza no se quedan al lado de su humano, no se les puede obligar; pero hay otros que tienen un vínculo tan fuerte con su humano que se involucran fácilmente en el proceso.
¿Qué perros deberían practicar Doga?
Vale la pena aclarar que el Doga no es una cuestión de posturas como en Yoga. En el caso canino hay mil maneras de practicarlo, pero lo que se debe tener en cuenta es que en una sesión se incluyen las necesidades de tu canino. Es decir, esto no es enseñarle trucos ni entrenarlo. La idea es aumentar la comunicación con el animal, por eso cualquier raza puede participar. Para mí, entre más activo un perro mucho mejor porque hoy tenemos sobrestimuladas a las mascotas y estos son espacios que los relajan y descansan.
¿Cómo puede un perro comenzar a practicar Doga?
Una persona puede hacer sus posturas avanzadas con su perro; y con la respiración, el movimiento del cuerpo y el contacto físico, el perro comienza a participar. Lo que se busca es que el dueño se despoje del papel de “amo”. No somos amos de nada, hay que soltar el control de nuestro animal de compañía y aprender a entenderlos. El perro comienza a relajarse, baja sus orejas, su cola también cambia de posición y su mirada se transforma.
¿Esto no es una forma de humanizar a las mascotas?
Al contario. Les hemos achacado a los animales tantas cosas, les trasladamos nuestras emociones y eso ha hecho que hoy encontremos enfermedades en los animales que antes no tenían: cáncer de hígado, de colon, dermatitis, ansiedad... Todas patologías que el humano le transmitió. La idea con el Doga es controlar mi emoción y entender lo que necesita mi perro, dejar de pensar en mí para pensar en mi animal.
¿Si un perro es agresivo o tiene problemas de comportamiento, puede estar en una sesión de Doga?
Tenemos que comprender que las mascotas son animales y no humanos, por lo tanto su comportamiento habitual induce a que disfruten revolcarse en el pasto, gruñir, oler, defender territorios y ladrar. Para tener buenos resultados en doga hay que dejar que los animales actúen como animales. Ellos absorben la energía de su entorno familiar; es decir que un perro puede ser agresivo porque eso es lo que ve en su entorno. Si el perro es agresivo una clase particular le funciona más que una grupal.