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Mábel Lara: “¿Qué sentido tiene hacer periodismo, con tantas injusticias?”

Tres momentos en la vida profesional de la periodista y presentadora de noticias caucana. Conversación desde Washington, donde asiste a clases de maestría en Georgetown.

César Muñoz Vargas
28 de mayo de 2021 - 02:00 a. m.
Desde Washington, Mábel Lara interviene dos horas diarias en la radio. Es poco para lo que tiene que decir y preguntar. / Archivo particular
Desde Washington, Mábel Lara interviene dos horas diarias en la radio. Es poco para lo que tiene que decir y preguntar. / Archivo particular
Foto: Archivo particular
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Cali, un día de 1999. Corrió el bochinche de que Jairo Varela y su gente habían recalado en el campus de la Santiago de Cali en busca de actores para el nuevo video de su producción A golpe de folklore. No pasó mucho tiempo antes de que encontraran a quien habría de encarnar a Sinforosa, la protagonista de Han cogido la cosa, canción, entre lo alegre y jocosa, contestataria; casualmente, muy relacionada con una bandera de Mábel Lara: la lucha contra la discriminación.

Sus pretensiones en aquel momento pasaban por terminar el pregrado y avanzar hacia la meta de ser una de las mejores periodistas y presentadoras de noticias, pero “¡cómo le dice uno que no al Grupo Niche!”. Pocos la notaron, pocos supieron de esa suerte de debut en las grandes ligas. Es una anécdota, un grato recuerdo.

Cartagena, septiembre 26 de 2016. Ha cumplido el objetivo. Por antonomasia, la mejor presentadora de noticias de Colombia. Lara en una ciudad blanca, no la Popayán de su Cauca ancestral, sino en La Heroica de murallas que otrora soportó los embates corsarios.

Todos de blanco. De blanco expresidentes y embajadores. De blanco, Pepe Mujica; de blanco, el presidente y los excombatientes. De blanco las albas palomas, esquivas en tantos años. De blanco el cielo que desventró lluvias en tierra hirviente. De blanco las alabaoras de Bojayá, aunque con dolor atragantado, cantantes de la esperanza. De blanco ella, contemplándolas, erguida y serena cual mestiza india Catalina, la compañera india Catalina que se repite en una tribu íntima. Esta vez, era el mundo entero pendiente de Colombia, de Mábel Lara.

Todos asistieron a la firma. Todos, excepto quienes, difundiendo miedos y mentiras, respecto a la paz, habían decidido quedar como las guayaberas que lucían los firmantes: por fuera. Sin embargo, todo estaba dispuesto para un desenlace esperanzador. Ella había sido la elegida para describirlo: el día que Juan Manuel Santos firmaba con la izquierda y Rodrigo Londoño con la derecha. Asunto de manos e ideales que al fin, después de muchos muertos y sufrimientos, convergían.

Siempre me inquietó indagar en las sensaciones de Mábel Lara. La primera persona en revelar el sueño de millones; sueño que tenía hasta al recordado decano de los presentadores, Pacheco. Lo anhelaba en sus programas: “La paz… ¿cuándo alcanzaremos los colombianos la paz? ¿Cuándo lo contaremos?”. Sueño metamorfoseado a pesadilla.

Washington, mayo de 2021. Mira en retrospectiva aquellos momentos. Recuerda que estaba de vuelta en Cali, con trabajo en medios y con más tiempo para su familia. La llamaron para conducir el acontecimiento, al igual que la propuesta del maestro, no podía decir que no. Conocía el drama de las mujeres de Bojayá, de las gentes del Pacífico, comunidades que “no se dejan llevar por adulaciones” y necesitaban que la historia cambiara. Por eso fue tan doloroso el resultado del plebiscito. “Me pegué una llorada… soy caucana. Era la ilusión de que salieran los violentos y llegara la institucionalidad. Creía que eso era posible”.

Nadie daba crédito a lo sucedido en Colombia. Y a pesar de que después vinieron el anuncio del Premio Nobel ―palabra aguda, pero grave para algunos― y la rúbrica de un nuevo acuerdo, quedaron los sinsabores en una sociedad, hoy enfrentada. Como periodista, ella ha contado las consecuencias de esos hechos. La agota el acontecer diario.

Le duele el país. Le duelen las razones del paro nacional, los días y las noches de horror de Cali, Jamundí, Yumbo, Popayán, Buenaventura, Bogotá... Le duelen Lucas Villa y la gente que, en medio de una pandemia, arriesga la vida en las calles para hacer valer su derecho a la protesta. “Es una declaración más que poderosa del hastío de una nación”.

Lo dice como ciudadana, y desde el periodismo, que hoy considera un oficio aburridor: “La falta de credibilidad te agobia. ¿Qué sentido tiene hacer periodismo, con tantas injusticias, con tantas noticias que se repiten?”, se cuestiona ante la abrumadora realidad cíclica. Las mismas tragedias, la misma corrupción, la misma contabilización de muertos... “¿Cómo, sin financiación, investigar y ejercer independientemente?”.

El público le reconoce que es una de las personas más queridas de los medios tradicionales, una de las pocas periodistas confiables. No habla por sus colegas, pero insiste en el “mea culpa” que se debe hacer. “Falta más humildad, más autorreflexión. Lo estamos pagando con el espacio perdido frente a los medios alternativos”.

A pesar de lo admirada, a Mábel Lara también la tratan duro; verbigracia, cuando reveló el deseo de entrevistar a Lina Moreno, o cuando habló de ciudadanos que se enfrentaron a la minga indígena. “Pero ¿cómo llamaba a los otros? ¿Esa gente?”. Claro, para ella el lenguaje importa, y tal vez malinterpretaron el mensaje. Se disculpó por ello, pero sintió rabia porque sus críticos olvidaron que es negra, que nació en Puerto Tejada, que se ha pronunciado contra el racismo, que estando en Telepacífico se internó en las comunidades para investigar cómo se pierden las lenguas nativas.

Se olvidan de que aboga por las negritudes, la mujer, las víctimas, los niños... La atribulan la inequidad, las cifras de pobreza, las juventudes sin oportunidades... Como la desconciertan los bajos liderazgos y la poca fuerza política para enfrentar los complejos desafíos.

Persiste en querer auscultar el pensamiento de Lina Moreno, una mujer considerada humanista en Antioquia. Busca saber qué piensa sobre los señalamientos por violación de derechos humanos durante los mandatos de su esposo. Está segura de que logrará esa y otras entrevistas con exprimeras damas. Grandes entrevistas, al mejor estilo de Christiane Amanpour, periodista sénior a quien admira y la inspira.

Desde Washington interviene dos horas diarias en la radio. Es poco para lo que tiene que decir y preguntar. Conserva la compostura ante los micrófonos, pero se siente indigesta con lo que ha tenido que callar. Luego va a las aulas de Georgetown. Está cursando otra maestría. Su equipaje es ligero, quiere hacer parte del cambio. Tal vez mañana llegue a algún cargo en un organismo internacional, en una ONG. Qué tal Uganda. Siempre, desde el periodismo.

Advierte cómo mira la comunidad internacional a Colombia, y la mirada no es buena. Si escribiera hoy una historia sobre este lugar doliente, hablaría de uno biodiverso que no ha logrado encontrase en esa biodiversidad. Un país que le dijo no a la paz y está pagando por ello. Mábel Lara, pacífica por sangre y convicción, le dijo sí a Niche, y siempre convencida de las causas que la sobrecogen les dirá sí a sus ‘pueblos natales’.

Por César Muñoz Vargas

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Alonso(66090)29 de mayo de 2021 - 04:51 p. m.
Mi respeto y admiración a Mábel Lara. Estoy seguro de que tantas injusticias no amilanarán su periodismo sino que lo harán más fuerte y decidido.
Omar(98177)29 de mayo de 2021 - 01:10 p. m.
Mabel es una excelente periodista y presentadora, y como si fuera poco es una mujer hermosa, preciosa tanto fisicamente como por dentro. Nos hace mucha falta.
ERWIN(18151)29 de mayo de 2021 - 10:44 a. m.
que belleza ..tanto de mente ,como fisica ..mis respetos ..y que tu Dios te bendiga ...
RAFAEL(19956)29 de mayo de 2021 - 08:56 a. m.
Enjambre de vagabundería y noticias sesagadas. No No es estudiando que tu sales adelante es, esperando que los demás hagan algo por ti, mientras ves farandula pura y dura en los noticieros, te den su buen tajada de mermelada, para emitir tu sesgo, o tu enmermelado premio India Catalina que otrora era para sentirse digno antes de que sus directivos probabran la mermelada, y si no me la dan Destruir
  • humberto jaramillo(12832)29 de mayo de 2021 - 04:53 p. m.
    es lo que usted haría en su lugar, ¿no es cierto? Rafael, leyendo tus comentarios, aquí y en otra parte, daría la impresión de que eres un tipo que en sus comentarios se refleja a sí mismo.
Luis(19012)28 de mayo de 2021 - 09:39 p. m.
Felicitaciones por partida doble, a quien escribe tan bonita y bella crónica y a quien hace parte de ella. A los dos mi reconocimiento y mi gratitud, periodistas como ustedes hay que seguirlos y aplaudirlos siempre.
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