Mario Duarte se toma la dirección
Ha protagonizado series de televisión y sigue liderando la agrupación La Derecha. Ahora estrena su ópera prima en el cine colombiano. “Pelucas y rokanrol” es su filme original, que él define como una película de actor.
El Espectador
Hace poco usted dijo que tanto en la música como en la actuación lo que hacía era pensar para no caerse. Ahora se estrena como director con la película “Pelucas y rokanrol”. ¿Cómo fue su paso a la dirección?
Yo quería seguir hacia a algún lado y esta película es una especie de resumen de lo que yo he aprendido en ambos ambientes, en el escenario del rock, en el que procuraba no caerme; y en el escenario de la actuación, en el que hago lo mismo. Este año cumplí 20 años en televisión y he aprendido mucho con grandes maestros.
¿El hecho de ser actor le sirvió para dar ese paso hacia la dirección?
Me ha servido mucho. La verdad es que yo la idea de Pelucas y rokanrol se la comenté a varios amigos con el ánimo de que ellos dirigieran y siempre me decían lo mismo: “Esa película la tiene que dirigir usted”. Me parece que casi todo el cine en Colombia es de autor, porque no hay grandes estudios y hay alguien que tiene que apersonarse de eso.
El guión y la dirección son sus grandes apuestas en la película. ¿Fue difícil pensar en imágenes?
Yo no me puse a pensar en simbología con las imágenes. Lo mío en realidad fue muy intuitivo durante el rodaje. Creo que Pelucas y rokanrol es una película de actor. Yo lo que hice fue tratar de cubrir las escenas, pero los actores saben hacer su trabajo y aprendí que el director también está para dejar que sucedan las cosas.
Siempre ha estado más cerca de las palabras y de la música que de las imágenes. ¿Encontró muchas diferencias explorando el género visual?
Ahí tengo que darles el crédito a mis amigos, porque durante el rodaje siempre estuve muy bien rodeado. Germán Martínez fue el director de artes y con su experiencia en las artes me ayudó mucho a resolver las dudas. Lo cierto es que esta película no está planteada desde ningún punto de vista esteticista. Más bien me aproveché del look de Chapinero y yo me centré en retratar.
El protagonista es Dino González. ¿Cómo es ese personaje?
Dino González es un personaje al que yo he visto mucho por la calle. Puede ser un tío o un primo mayor, el problema es que yo ya me convertí en ese personaje: es un rockero, cincuentón que ya no veo solo por ahí, sino en la tarima cuando toco con La Derecha. Dino es un poco el arquetipo de muchos seres humanos.
¿Qué herramientas actorales utilizó para la construcción de Dino González?
La herramienta principal fue la observación, por dentro y por fuera. Busqué cuáles eran mis zonas frágiles frente a la realidad inevitable del paso del tiempo.
La banda sonora es un elemento importante en la película, incluyendo algunos pasajes de Kraken. ¿Cómo fue la selección de la música?
Hice una especie de curaduría musical en la que incluí distintos pasajes sonoros de nuestro entorno latino tratando de tomar distintas referencias generacionales. De ahí que estén Abelardo Carbonó, Kraken, Anddy Caicedo, Los Rolling Ruanas, Ciegossordomudos y hasta La Derecha. Me parece que lo que se puede escuchar ahí es una banda sonora de Bogotá.
La película tiene el encuentro entre la nostalgia del pasado y una visión esperanzadora del futuro, ¿por qué?
Traté de que eso pasara y lo hice por medio de la inocencia del protagonista. Me parece que el pasado y el futuro se dan la mano, porque Dino González no vive de los sueños; él está incrustado en su trabajo, que es una peluquería.
¿Desde la idea inicial hasta la película ya realizada qué tanto cambio el proyecto?
Las cosas que yo esperé que capturara la película aparecieron en escena. Yo no me dediqué a planear todo, pero las cosas salieron bien o mejor de lo que esperaba.
Este jueves se estrenan dos películas colombianas más: “Tres escapularios”, de Felipe Aljure; y “Candelaria” de Jhonny Hendrix Hinestroza. ¿Cómo ve usted esa competencia cinematográfica?
Creo que la industria ha crecido y por fortuna. Ya no hay que ver la competencia como algo bueno o malo, sino como algo que nos tocó hacer. A mí, que estoy llegando a esto, me tocó estrenar el mismo día que uno de los grandes maestros colombianos, como Felipe Aljure. Creo que en algún momento vamos a llegar a las grandes temporadas de estrenos colombianos.
Hace poco usted dijo que tanto en la música como en la actuación lo que hacía era pensar para no caerse. Ahora se estrena como director con la película “Pelucas y rokanrol”. ¿Cómo fue su paso a la dirección?
Yo quería seguir hacia a algún lado y esta película es una especie de resumen de lo que yo he aprendido en ambos ambientes, en el escenario del rock, en el que procuraba no caerme; y en el escenario de la actuación, en el que hago lo mismo. Este año cumplí 20 años en televisión y he aprendido mucho con grandes maestros.
¿El hecho de ser actor le sirvió para dar ese paso hacia la dirección?
Me ha servido mucho. La verdad es que yo la idea de Pelucas y rokanrol se la comenté a varios amigos con el ánimo de que ellos dirigieran y siempre me decían lo mismo: “Esa película la tiene que dirigir usted”. Me parece que casi todo el cine en Colombia es de autor, porque no hay grandes estudios y hay alguien que tiene que apersonarse de eso.
El guión y la dirección son sus grandes apuestas en la película. ¿Fue difícil pensar en imágenes?
Yo no me puse a pensar en simbología con las imágenes. Lo mío en realidad fue muy intuitivo durante el rodaje. Creo que Pelucas y rokanrol es una película de actor. Yo lo que hice fue tratar de cubrir las escenas, pero los actores saben hacer su trabajo y aprendí que el director también está para dejar que sucedan las cosas.
Siempre ha estado más cerca de las palabras y de la música que de las imágenes. ¿Encontró muchas diferencias explorando el género visual?
Ahí tengo que darles el crédito a mis amigos, porque durante el rodaje siempre estuve muy bien rodeado. Germán Martínez fue el director de artes y con su experiencia en las artes me ayudó mucho a resolver las dudas. Lo cierto es que esta película no está planteada desde ningún punto de vista esteticista. Más bien me aproveché del look de Chapinero y yo me centré en retratar.
El protagonista es Dino González. ¿Cómo es ese personaje?
Dino González es un personaje al que yo he visto mucho por la calle. Puede ser un tío o un primo mayor, el problema es que yo ya me convertí en ese personaje: es un rockero, cincuentón que ya no veo solo por ahí, sino en la tarima cuando toco con La Derecha. Dino es un poco el arquetipo de muchos seres humanos.
¿Qué herramientas actorales utilizó para la construcción de Dino González?
La herramienta principal fue la observación, por dentro y por fuera. Busqué cuáles eran mis zonas frágiles frente a la realidad inevitable del paso del tiempo.
La banda sonora es un elemento importante en la película, incluyendo algunos pasajes de Kraken. ¿Cómo fue la selección de la música?
Hice una especie de curaduría musical en la que incluí distintos pasajes sonoros de nuestro entorno latino tratando de tomar distintas referencias generacionales. De ahí que estén Abelardo Carbonó, Kraken, Anddy Caicedo, Los Rolling Ruanas, Ciegossordomudos y hasta La Derecha. Me parece que lo que se puede escuchar ahí es una banda sonora de Bogotá.
La película tiene el encuentro entre la nostalgia del pasado y una visión esperanzadora del futuro, ¿por qué?
Traté de que eso pasara y lo hice por medio de la inocencia del protagonista. Me parece que el pasado y el futuro se dan la mano, porque Dino González no vive de los sueños; él está incrustado en su trabajo, que es una peluquería.
¿Desde la idea inicial hasta la película ya realizada qué tanto cambio el proyecto?
Las cosas que yo esperé que capturara la película aparecieron en escena. Yo no me dediqué a planear todo, pero las cosas salieron bien o mejor de lo que esperaba.
Este jueves se estrenan dos películas colombianas más: “Tres escapularios”, de Felipe Aljure; y “Candelaria” de Jhonny Hendrix Hinestroza. ¿Cómo ve usted esa competencia cinematográfica?
Creo que la industria ha crecido y por fortuna. Ya no hay que ver la competencia como algo bueno o malo, sino como algo que nos tocó hacer. A mí, que estoy llegando a esto, me tocó estrenar el mismo día que uno de los grandes maestros colombianos, como Felipe Aljure. Creo que en algún momento vamos a llegar a las grandes temporadas de estrenos colombianos.