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¿Cómo describe su labor durante once años como jefe de música del Banco de la República?
Es uno de los retos más importantes que he tenido en mi vida laboral. Dirigir el diseño y la coordinación de toda la programación de una sala de conciertos de renombre mundial y de los proyectos musicales de la Subgerencia Cultural a escala nacional es una labor de mucho esfuerzo y dedicación. Este trabajo requiere realizar una planeación cuidadosa, tener un buen manejo presupuestal, cumplir con rigurosas normas de contratación y conducir a un equipo humano hacia el logro de los objetivos trazados. Esto sin nombrar la construcción de temporadas artísticas que cada año deben sentirse nuevas, diferentes y especiales.
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¿Cuáles son los logros que le gustaría destacar?
Desde mi llegada propuse nuevas ideas y gestioné cambios que hicieron posibles resultados como contar con perfiles más especializados dentro del equipo de trabajo, planear la programación de la temporada de conciertos con antelación proponiéndola como un todo y no como eventos sueltos, fortalecer el programa de encargo de obras a compositores, duplicando así su producción, crear una convocatoria dirigida a nuevos compositores, organizar la celebración de los cincuenta años de la Sala de Conciertos y publicar un libro conmemorativo que recoge lo que esta sala ha sido para la música en Colombia fueron algunos de los logros que vienen ahora a mi memoria.
¿Cuál fue su aporte a la programación de la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango?
Enfoqué mi labor en promover la apreciación de la música moderna y contemporánea por parte del público, fortaleciendo la programación por medio de la inclusión de propuestas artísticas no solo innovadoras, sino que dieran cuenta de los desarrollos recientes de la música, su relevancia para el mundo actual y, sobre todo, de lo emocionante y divertido que puede ser enfrentarse a experiencias sonoras desconocidas. Tuve el gusto de presentar a artistas como la violinista Biliana Voutchkova, los cuartetos de cuerda Diotima, Q-Arte, Spektral, Tana, Béla y Kronos, entre muchos otros colectivos.
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¿Tiene alguna anécdota interesante que pueda contarnos?
En realidad, son muchas las historias que podría mencionar, pero recuerdo una en particular cuando a raíz de la cancelación de los vuelos internacionales por la erupción del volcán Eyjafjallajökull, en Islandia, tuvimos que atender a un coro ruso durante una semana adicional en Bogotá. Les encantó la carne asada de una famosa cadena y al irse del país llevaban en sus maletas varias latas de cerveza nacional.
¿Hay artistas con los que haya desarrollado una relación estrecha?
Con varios, obviamente, tengo una buena relación. Pero hay algunos con quienes hay algo que trasciende a la relación profesional. Con Blanca Uribe tenemos una “coqueta compinchería”; con la pianista Muza Rubackyte tenemos una química muy particular, que llevó a que le confiáramos la escogencia de un nuevo piano para la sala de conciertos; con el Cuarteto Diotima hemos compartido muchísimas comidas y con el Cuarteto Q-Arte hemos compartido cenas, almuerzos y la construcción de proyectos muy especiales que me permitieron acercarme a compositores como Javier Álvarez, Gabriela Ortiz y Mario Lavista.
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¿Hay alguna colaboración que recuerde con particular aprecio?
Me encantó la colaboración que sostuvimos durante todos estos años con la Embajada de Francia. No solo tuvimos un 2017 con una programación buenísima en el año cruzado Francia-Colombia, sino que todos los años pudimos encontrar maneras de presentar a artistas tan variados e interesantes como La Main Harmonique, el Trío de Anne Pacéo, la violonchelista Ophélie Gaillard, Discantus o el pianista Jean-Efflam Bavouzet. Este año, a raíz de la pandemia, por ejemplo, pudimos presentar al Cuarteto Zaïde en un bellísimo concierto digital.
Ahora que menciona la pandemia, ¿se pudo adaptar la actividad musical del banco a la pandemia?
Fue un proceso difícil, pero creo que pudimos rápidamente zafarnos del paradigma de pensar que lo que nosotros hacíamos era presentar conciertos en vivo. En este año y medio hemos presentado, videoclips del violonchelista Santiago Cañón, tenemos un pódcast semanal llamado La música se habla, publicamos listas de reproducción en Spotify y logramos desarrollar una temporada digital que ha contado con conciertos grabados desde varios rincones del país, pero también desde el Reino Unido, Dinamarca, Estados Unidos, Francia y España, entre otros lugares.
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¿Por qué se retira del Banco de la República?
Deseo empezar a escribir un nuevo capítulo en mi vida profesional. Estoy satisfecho con lo alcanzado en el Banco de la República y siento que dejo un proyecto estructurado junto con un equipo excelente que puede apoyar su sostenimiento y desarrollo. Me interesa mucho trabajar por el sector musical como asesor, mánager, gestor y consultor para artistas y entidades culturales que deseen proyectarse desde Latinoamérica hacia el mundo.