"Mi compromiso es con la buena fe": ministro de Defensa
El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, que estrenó su cargo con un fuerte debate entre su cartera y la oposición por los incidentes en que se cayeron un helicóptero y un avión de la Fuerza Pública.
Cecilia Orozco Tascón
Ministro, ¿cómo explica que una grabación con los comentarios personales de un operador de la Policía que se encontraba en un helicóptero que volaba cerca del que se cayó en Urabá, hubiera llegado, de inmediato, a manos de Álvaro Uribe y de algunos periodistas, antes de que (presuntamente) el presidente Santos se enterara?
Hay únicamente dos posibilidades: una, que realmente haya, en una Fuerza Pública tan numerosa, casos de filtraciones que sean más que hechos aislados. Se han realizado las investigaciones y se ha llegado a sanciones. Espero que cuando esas sanciones estén en firme, se puedan comunicar plenamente a los colombianos y sirvan para prevenir casos futuros. Recuerde que es una fuerza de medio millón de personas que, en total, involucra a tres millones de colombianos. Luego, la porosidad no es descartable. Sin embargo, es profesional, poderosa y moderna y por tanto, debe tener una férrea disciplina. Así lo he instruido a todos los comandantes. La segunda hipótesis es que haya circulación de videos y audios propiciada por algunos medios. Sobre eso también estamos haciendo las investigaciones.
Dos preguntas me surgen, en principio: 1. Siendo una fuerza tan numerosa como usted indica, ¿cómo pueden impedirse las filtraciones y ejercer mayor control de la información? 2. Si ese control sobrepasa unos límites, puede dar la impresión de que se está escondiendo algo…
Estamos discutiendo un nuevo código disciplinario que cobije las conductas indebidas por uso de las tecnologías de comunicación, y así podamos suplir vacíos y tener nuevas herramientas para ejercer la disciplina. Esto no es un capricho ni ganas de tapar. Hay que entender que en esas informaciones va la vida de los hombres y mujeres que prestan sus servicios para la seguridad de los colombianos; en esas informaciones van los indicios de qué hacer para prevenir futuras acciones que cuestan vidas, equipos, y que pueden dejarle al descubierto al enemigo cuáles son nuestras estrategias. Y de por medio hay vidas humanas y la seguridad de los ciudadanos. Por eso es necesario tener mucho cuidado con la información, entre otras razones para que no se filtre con fines comerciales o simplemente de escándalo político.
El operativo al que estaba integrado el Black Hawk que se cayó, fue ejecutado por la Policía Antinarcóticos. ¿Se ha establecido cuáles uniformados, de ese grupo, tuvieron acceso a la grabación y quién la puso en manos ajenas?
Un técnico de un helicóptero que realizaba la escolta superior fue quien hizo la grabación, aparentemente no en el momento del accidente sino mientras estaban poniendo gasolina en el tanque del helicóptero escolta. Ese técnico se presentó y dijo: “soy el autor de esta nota de voz que envié a mi superior”. De ahí en adelante estamos haciendo la investigación porque el técnico guardó respeto por los procedimientos. Reitero que en cuanto termine esa investigación, será comunicada a los colombianos.
¿Esta vez sí habrá consecuencias públicas o se mantendrán en secreto?
Depende de las características disciplinarias y de las que las autoridades le den a la información filtrada. No es una decisión discrecional del ministro de Defensa. Si es una conclusión que puede ser pública, seré el primero en comunicarla a todos.
Con intención o sin ella, el operador fue quien generó dudas en los opositores del Gobierno y en una parte de la opinión. Él dijo de que le habían lanzado “un tatuco” (lanzagranadas artesanal) al aparato que se cayó. ¿Cómo descarta el Gobierno 100% esa posibilidad y con base en qué?
Lo primero que hay que decir es que el Gobierno, desde mi primera rueda de prensa en la tarde ese día trágico, dijo que la hipótesis más probable era que se tratara de un accidente debido al mal tiempo. De manera que certezas del 100% no habrá hasta que tengamos la versión final de las investigaciones, tanto sobre la caída del avión Casa como sobre la del helicóptero de la Policía. Dicho eso, la versión que conocemos hasta hoy es que el técnico no tenía visual directa sobre el helicóptero accidentado porque estaba por encima del banco de nubes y no pudo ver directamente los sucesos. Fue una suposición suya y así lo ha dicho con toda franqueza y buena fe.
Y ¿las declaraciones de los demás tripulantes?
Las declaraciones de las tripulaciones hacen parte de la investigación del accidente del helicóptero, y están siendo analizadas tanto por la Policía como por Sikorsky, la empresa fabricante. No es que hayamos abandonado los testimonios de los tripulantes de las otras cinco aeronaves que estaban cerca o que participaron en la operación. Están en la investigación y tendremos una conclusión lo más transparente posible.
¿Cuál intención cree usted que mueve a quienes filtran información reservada?
Repito que en una fuerza muy numerosa hay riesgos de filtraciones pero que, al mismo tiempo, debe funcionar como una organización disciplinada. Por eso es necesario sacarla de la discusión política. He encontrado tentaciones de líderes políticos de hacerla deliberante y, en ese sentido, de dividirla. Imagine que esta semana se alcanzó a insinuar en la plenaria del Senado que la razón por la cual el Gobierno no reconocía el derribamiento de las aeronaves, era para no darles los ascensos póstumos a los héroes fallecidos ni los estímulos económicos a sus deudos: ¡qué bajeza! Como ha sucedido en casos anteriores, los fallecidos serán ascendidos y sus deudos recibirán las prestaciones correspondientes.
Entonces, ¿si ve riesgo de división?
La respuesta de las fuerzas ha sido profesional, republicana. Y si no fuera por su cohesión institucional, probablemente hoy tendríamos en ellas serios problemas de división política. Por fortuna, ese tema está superado y las tentaciones que hubo en tiempos pasados recientes han sido plenamente absorbidas. La contraprestación que debería ofrecer la oposición a mi obligación y compromiso con la transparencia, con la buena fe y con la debida comunicación, debería ser su renuncia a hacer política con la Fuerza Pública para dividirla.
Este no es el primer incidente de filtración de datos reservados, cuyo destinatario es el expresidente Uribe. Ejemplo: las coordenadas exactas de un operativo militar de traslado de guerrilleros a La Habana, que él publicó en Twitter. A pesar de lo que usted promete, ¿por qué nunca hemos sabido quiénes son los responsables?
Usted habla de unos casos pero también ha habido filtraciones a los medios que estoy investigando: si es por motivos comerciales o son simplemente deseos de tener “la chiva”. En ese sentido, ha habido investigaciones exitosas y, como ya señalé, espero que los resultados, que se encuentran muy cerca de estar en firme, puedan ser comunicados al país muy rápido.
La columnista María Isabel Rueda cuestionó su credibilidad como ministro de Defensa y la contrastó con la del exministro hoy embajador Juan Carlos Pinzón ¿Reconoce que, al menos al principio, la información oficial y la suya fueron confusas y parciales?
En ningún momento. No tengo por qué arrepentirme de este procedimiento y lo usaré hasta el final de la investigación. Mi principio consiste en que toda porción de verdad y de información buena o mala que tenga a mi disposición, se las comunicaré a los colombianos, siempre y cuando no comprometan la seguridad nacional. La de este caso, es una información que siento el deber de comunicar: la primera hipótesis, las informaciones que han ido surgiendo y los nuevos hechos que hemos ido conociendo sobre el terreno tanto en Codazzi como en Urabá. He ido contando todo en la medida en que lo voy sabiendo. Lamento mucho que la información de la que dispongo, la verdad, no coincida con lo que doña María Isabel quisiera.
Dice María Isabel que usted “empezó (su ministerio) con el pie izquierdo” y que “cayó en la payasada de desescalar verbalmente el conflicto”. Obviamente tras las dudas de ella, de un lado, y de la oposición uribista, del otro, está la posibilidad de que el helicóptero haya sido derribado por las Farc. ¿Detrás del debate sobre los accidentes aéreos están los desacuerdos nacionales por el proceso de paz?
Yo diría que están los desacuerdos nacionales, no solo sobre el proceso de paz porque el tratamiento que se ha dado a los datos oficiales es absolutamente inusitado en cualquier democracia del mundo. La oposición en los sistemas democráticos pretende mejorar las maneras de gobernar, no destruir los gobiernos. Y no intenta destruir la Fuerza Pública o dividirla, sino más bien fortalecerla para encontrarla robusta cuando sea gobierno.
¿Significa que, en su opinión, la oposición sí busca dividir a los uniformados del país?
En este caso lo que se ha pretendido es que la especulación de la oposición se tenga que tomar por verdad; y que lo que el Gobierno ha llamado hipótesis más probables, tenga que tomarse por mentiras. Es una manera absolutamente inaceptable de funcionamiento de relación democrática entre el Gobierno y la oposición. Nosotros hemos dicho que tenemos las hipótesis más probables acompañadas de nuestros dictámenes periciales, esperando las investigaciones finales y sus resultados. Pero por el lado de la oposición, se da por sentado que la única verdad es la especulación que produce en 140 caracteres de un trino. Flaco servicio le prestan quienes atentan contra la unidad y prestigio de la Fuerza Pública simplemente poniendo en duda las hipótesis que ella misma da.
¿No será que ese tipo de información “en desarrollo” o “en progreso”, como decimos los periodistas cuando las noticias se van transmitiendo a medida que se producen, confunde?
¿En qué estaríamos si yo me hubiera guardado todo este tiempo diciendo “esperemos las investigaciones”, y que las únicas versiones que hubiera sobre el tapete fueran las mal intencionadas de una oposición que –en algunos casos– lo que pretende es destruir y dividir en vez de unir y construir? Cosa parecida pasa con el lenguaje: lo que en Irlanda y el Reino Unido se llamó ‘aclimatar la paz con la palabra’, algunos aquí lo denominan “payasada”. Menos mal la reconciliación nacional no depende de su pluma.
Miembros del Centro Democrático y del Polo hicieron un debate en el Congreso, precisamente sobre las naves caídas. ¿No le concede validez a las dudas que expresaron de los senadores que lo citaron?
Todos tenemos derecho a un margen de duda razonable mientras salen los resultados de las investigaciones. Son dos accidentes muy cercanos, en 96 horas, que cobran 27 muertos. Las primeras investigaciones nos dijeron ‘no pareciera ser una causa externa’ y en esa hipótesis hemos venido avanzando. Tengo la convicción íntima de que lo sucedido es accidental pero la institucionalidad, el respeto por las reglas, la humildad republicana, como lo dije en la Comisión Segunda, indican que mi convicción personal no es lo importante. Lo importante es el resultado de la investigación ¿De quién? De nuestros expertos, de las casas fabricantes, de Medicina Legal que hacen que su acervo de evidencias sea el más confiable posible.
Lo cierto es que en esa sesión se dijo que ha habido cuatro o cinco accidentes aéreos muy seguidos, de naves oficiales ¿Cree que simplemente es una racha y una época de mala suerte?
No, no entro en la especulación de la suerte o de la mala racha. Lo que si sé es que accidentes o no, son hechos inusitados; no son normales. Espero que podamos sacar unas conclusiones que nos lleven a tener aún mayor seguridad para nuestros tripulantes de la Fuerza Pública y para los pasajeros de tropas y civiles que transporta. Nuestra aviación de todas las fuerzas tiene una intensidad de vuelo cercana a las 170 mil horas al año. Una empresa como Avianca maneja 320 mil horas anuales, es decir, nosotros realizamos más de la mitad de las horas de una empresa comercial como Avianca. La diferencia es que nosotros tenemos que maniobrar en sitios en donde las ayudas aeronáuticas y las pistas no son las mejores y la meteorología, casi siempre, es la peor del país. Sin embargo, tengo que decir que nuestros estándares de seguridad y de mantenimiento están en los niveles mundiales.
Al menos en uno de los más recientes accidentes, el del avión Casa de la Fuerza Aérea en que murieron once militares en Codazzi (Cesar), la firma fabricante habría encontrado modificaciones a la estructura de la nave que no habían sido autorizadas ¿Esto es cierto?
No, las modificaciones no requieren autorización y no son de gran calado sino que se hicieron para utilización de equipos al interior del avión, de distintas clases: inteligencia, transporte de carga, médicos, transporte de pasajeros. Ese avión Casa es multiuso. En el momento en que se hizo el vuelo, estaba haciendo labores de inteligencia. La aeronavegabilidad la certifica la Fuerza Aérea con unos procedimientos autorizados internacionalmente y con unos inspectores entrenados, de manera que no se necesita la certificación del fabricante. Así y todo, hemos pedido a la empresa Airbus Militar que nos ayude en la investigación.
* * *
“Hay que modernizar la tecnología”
La áspera discusión entre Gobierno y oposición sobre las razones para que dos aeronaves militares hubieran caído en pocos días, ¿conducirá a la adopción de medidas de prevención?
Sin duda, de todo accidente, de todo incidente, debe derivarse una política futura para hacer que los riesgos y las causas que produjeron esos incidentes disminuyan. He dicho que tenemos que hacer una revisión de nuestros protocolos, por ejemplo de la interpretación meteorológica. Es necesario darles a nuestras tripulaciones mayor información y capacidad de previsión de los estados del tiempo en las rutas que enfrentan. Hay que modernizar la tecnología. Ya tenemos una muy buena para establecer la información. Ahora hay que mejorar la conexión entre esa información y el que la interpreta en las distintas aeronaves, sobre todo en este trópico donde las condiciones climáticas cambian minuto a minuto y hora por hora. También hay que hacer una revisión de nuestros protocolos para optimizar el entrenamiento que capacita para dar razón sobre las emergencias. En fin, hay varias iniciativas que se pueden desarrollar. Estamos listos para derivar de estos trágicos accidentes, una mayor seguridad de nuestras tripulaciones.
Flota aérea oficial de más de 20 años
¿La flota aérea oficial es moderna o muy vieja?
Nuestra flota actual nos ha acompañado, con la mayoría de sus aviones, por cerca de veinte años o más. Tenemos unos aviones Kfir, algunos bastantes viejos –hay que reconocerlo–, a los cuales se les han hecho las modernizaciones que aconsejan los fabricantes. Los Mirage que tuvimos son de los años 70, o sea, hace más de 40 años. Hay que volver a pensar en una nueva flota que nos sirva por otros treinta o más años y que asegure la soberanía nacional no solo en el territorio continental, sino en nuestros mares, para que se confirme que somos una potencia regional de primer orden en esta materia. Hasta el momento hemos contado con un poder aéreo que corresponde a nuestra disponibilidad fiscal y a la exposición a amenazas estratégicas de distinto orden, pero en el futuro requeriremos uno mucho más consolidado y moderno.
¿Cuántas aeronaves oficiales han caído recientemente?
Hasta ahora hemos tenido cinco accidentes, con 35 muertos y 7 heridos, de los cuales la FAC ha sufrido 11 muertos; el Ejército, 8 en tres accidentes de helicóptero, y la Policía, 16 en el helicóptero de Urabá. También tuvimos siete heridos.
Ministro, ¿cómo explica que una grabación con los comentarios personales de un operador de la Policía que se encontraba en un helicóptero que volaba cerca del que se cayó en Urabá, hubiera llegado, de inmediato, a manos de Álvaro Uribe y de algunos periodistas, antes de que (presuntamente) el presidente Santos se enterara?
Hay únicamente dos posibilidades: una, que realmente haya, en una Fuerza Pública tan numerosa, casos de filtraciones que sean más que hechos aislados. Se han realizado las investigaciones y se ha llegado a sanciones. Espero que cuando esas sanciones estén en firme, se puedan comunicar plenamente a los colombianos y sirvan para prevenir casos futuros. Recuerde que es una fuerza de medio millón de personas que, en total, involucra a tres millones de colombianos. Luego, la porosidad no es descartable. Sin embargo, es profesional, poderosa y moderna y por tanto, debe tener una férrea disciplina. Así lo he instruido a todos los comandantes. La segunda hipótesis es que haya circulación de videos y audios propiciada por algunos medios. Sobre eso también estamos haciendo las investigaciones.
Dos preguntas me surgen, en principio: 1. Siendo una fuerza tan numerosa como usted indica, ¿cómo pueden impedirse las filtraciones y ejercer mayor control de la información? 2. Si ese control sobrepasa unos límites, puede dar la impresión de que se está escondiendo algo…
Estamos discutiendo un nuevo código disciplinario que cobije las conductas indebidas por uso de las tecnologías de comunicación, y así podamos suplir vacíos y tener nuevas herramientas para ejercer la disciplina. Esto no es un capricho ni ganas de tapar. Hay que entender que en esas informaciones va la vida de los hombres y mujeres que prestan sus servicios para la seguridad de los colombianos; en esas informaciones van los indicios de qué hacer para prevenir futuras acciones que cuestan vidas, equipos, y que pueden dejarle al descubierto al enemigo cuáles son nuestras estrategias. Y de por medio hay vidas humanas y la seguridad de los ciudadanos. Por eso es necesario tener mucho cuidado con la información, entre otras razones para que no se filtre con fines comerciales o simplemente de escándalo político.
El operativo al que estaba integrado el Black Hawk que se cayó, fue ejecutado por la Policía Antinarcóticos. ¿Se ha establecido cuáles uniformados, de ese grupo, tuvieron acceso a la grabación y quién la puso en manos ajenas?
Un técnico de un helicóptero que realizaba la escolta superior fue quien hizo la grabación, aparentemente no en el momento del accidente sino mientras estaban poniendo gasolina en el tanque del helicóptero escolta. Ese técnico se presentó y dijo: “soy el autor de esta nota de voz que envié a mi superior”. De ahí en adelante estamos haciendo la investigación porque el técnico guardó respeto por los procedimientos. Reitero que en cuanto termine esa investigación, será comunicada a los colombianos.
¿Esta vez sí habrá consecuencias públicas o se mantendrán en secreto?
Depende de las características disciplinarias y de las que las autoridades le den a la información filtrada. No es una decisión discrecional del ministro de Defensa. Si es una conclusión que puede ser pública, seré el primero en comunicarla a todos.
Con intención o sin ella, el operador fue quien generó dudas en los opositores del Gobierno y en una parte de la opinión. Él dijo de que le habían lanzado “un tatuco” (lanzagranadas artesanal) al aparato que se cayó. ¿Cómo descarta el Gobierno 100% esa posibilidad y con base en qué?
Lo primero que hay que decir es que el Gobierno, desde mi primera rueda de prensa en la tarde ese día trágico, dijo que la hipótesis más probable era que se tratara de un accidente debido al mal tiempo. De manera que certezas del 100% no habrá hasta que tengamos la versión final de las investigaciones, tanto sobre la caída del avión Casa como sobre la del helicóptero de la Policía. Dicho eso, la versión que conocemos hasta hoy es que el técnico no tenía visual directa sobre el helicóptero accidentado porque estaba por encima del banco de nubes y no pudo ver directamente los sucesos. Fue una suposición suya y así lo ha dicho con toda franqueza y buena fe.
Y ¿las declaraciones de los demás tripulantes?
Las declaraciones de las tripulaciones hacen parte de la investigación del accidente del helicóptero, y están siendo analizadas tanto por la Policía como por Sikorsky, la empresa fabricante. No es que hayamos abandonado los testimonios de los tripulantes de las otras cinco aeronaves que estaban cerca o que participaron en la operación. Están en la investigación y tendremos una conclusión lo más transparente posible.
¿Cuál intención cree usted que mueve a quienes filtran información reservada?
Repito que en una fuerza muy numerosa hay riesgos de filtraciones pero que, al mismo tiempo, debe funcionar como una organización disciplinada. Por eso es necesario sacarla de la discusión política. He encontrado tentaciones de líderes políticos de hacerla deliberante y, en ese sentido, de dividirla. Imagine que esta semana se alcanzó a insinuar en la plenaria del Senado que la razón por la cual el Gobierno no reconocía el derribamiento de las aeronaves, era para no darles los ascensos póstumos a los héroes fallecidos ni los estímulos económicos a sus deudos: ¡qué bajeza! Como ha sucedido en casos anteriores, los fallecidos serán ascendidos y sus deudos recibirán las prestaciones correspondientes.
Entonces, ¿si ve riesgo de división?
La respuesta de las fuerzas ha sido profesional, republicana. Y si no fuera por su cohesión institucional, probablemente hoy tendríamos en ellas serios problemas de división política. Por fortuna, ese tema está superado y las tentaciones que hubo en tiempos pasados recientes han sido plenamente absorbidas. La contraprestación que debería ofrecer la oposición a mi obligación y compromiso con la transparencia, con la buena fe y con la debida comunicación, debería ser su renuncia a hacer política con la Fuerza Pública para dividirla.
Este no es el primer incidente de filtración de datos reservados, cuyo destinatario es el expresidente Uribe. Ejemplo: las coordenadas exactas de un operativo militar de traslado de guerrilleros a La Habana, que él publicó en Twitter. A pesar de lo que usted promete, ¿por qué nunca hemos sabido quiénes son los responsables?
Usted habla de unos casos pero también ha habido filtraciones a los medios que estoy investigando: si es por motivos comerciales o son simplemente deseos de tener “la chiva”. En ese sentido, ha habido investigaciones exitosas y, como ya señalé, espero que los resultados, que se encuentran muy cerca de estar en firme, puedan ser comunicados al país muy rápido.
La columnista María Isabel Rueda cuestionó su credibilidad como ministro de Defensa y la contrastó con la del exministro hoy embajador Juan Carlos Pinzón ¿Reconoce que, al menos al principio, la información oficial y la suya fueron confusas y parciales?
En ningún momento. No tengo por qué arrepentirme de este procedimiento y lo usaré hasta el final de la investigación. Mi principio consiste en que toda porción de verdad y de información buena o mala que tenga a mi disposición, se las comunicaré a los colombianos, siempre y cuando no comprometan la seguridad nacional. La de este caso, es una información que siento el deber de comunicar: la primera hipótesis, las informaciones que han ido surgiendo y los nuevos hechos que hemos ido conociendo sobre el terreno tanto en Codazzi como en Urabá. He ido contando todo en la medida en que lo voy sabiendo. Lamento mucho que la información de la que dispongo, la verdad, no coincida con lo que doña María Isabel quisiera.
Dice María Isabel que usted “empezó (su ministerio) con el pie izquierdo” y que “cayó en la payasada de desescalar verbalmente el conflicto”. Obviamente tras las dudas de ella, de un lado, y de la oposición uribista, del otro, está la posibilidad de que el helicóptero haya sido derribado por las Farc. ¿Detrás del debate sobre los accidentes aéreos están los desacuerdos nacionales por el proceso de paz?
Yo diría que están los desacuerdos nacionales, no solo sobre el proceso de paz porque el tratamiento que se ha dado a los datos oficiales es absolutamente inusitado en cualquier democracia del mundo. La oposición en los sistemas democráticos pretende mejorar las maneras de gobernar, no destruir los gobiernos. Y no intenta destruir la Fuerza Pública o dividirla, sino más bien fortalecerla para encontrarla robusta cuando sea gobierno.
¿Significa que, en su opinión, la oposición sí busca dividir a los uniformados del país?
En este caso lo que se ha pretendido es que la especulación de la oposición se tenga que tomar por verdad; y que lo que el Gobierno ha llamado hipótesis más probables, tenga que tomarse por mentiras. Es una manera absolutamente inaceptable de funcionamiento de relación democrática entre el Gobierno y la oposición. Nosotros hemos dicho que tenemos las hipótesis más probables acompañadas de nuestros dictámenes periciales, esperando las investigaciones finales y sus resultados. Pero por el lado de la oposición, se da por sentado que la única verdad es la especulación que produce en 140 caracteres de un trino. Flaco servicio le prestan quienes atentan contra la unidad y prestigio de la Fuerza Pública simplemente poniendo en duda las hipótesis que ella misma da.
¿No será que ese tipo de información “en desarrollo” o “en progreso”, como decimos los periodistas cuando las noticias se van transmitiendo a medida que se producen, confunde?
¿En qué estaríamos si yo me hubiera guardado todo este tiempo diciendo “esperemos las investigaciones”, y que las únicas versiones que hubiera sobre el tapete fueran las mal intencionadas de una oposición que –en algunos casos– lo que pretende es destruir y dividir en vez de unir y construir? Cosa parecida pasa con el lenguaje: lo que en Irlanda y el Reino Unido se llamó ‘aclimatar la paz con la palabra’, algunos aquí lo denominan “payasada”. Menos mal la reconciliación nacional no depende de su pluma.
Miembros del Centro Democrático y del Polo hicieron un debate en el Congreso, precisamente sobre las naves caídas. ¿No le concede validez a las dudas que expresaron de los senadores que lo citaron?
Todos tenemos derecho a un margen de duda razonable mientras salen los resultados de las investigaciones. Son dos accidentes muy cercanos, en 96 horas, que cobran 27 muertos. Las primeras investigaciones nos dijeron ‘no pareciera ser una causa externa’ y en esa hipótesis hemos venido avanzando. Tengo la convicción íntima de que lo sucedido es accidental pero la institucionalidad, el respeto por las reglas, la humildad republicana, como lo dije en la Comisión Segunda, indican que mi convicción personal no es lo importante. Lo importante es el resultado de la investigación ¿De quién? De nuestros expertos, de las casas fabricantes, de Medicina Legal que hacen que su acervo de evidencias sea el más confiable posible.
Lo cierto es que en esa sesión se dijo que ha habido cuatro o cinco accidentes aéreos muy seguidos, de naves oficiales ¿Cree que simplemente es una racha y una época de mala suerte?
No, no entro en la especulación de la suerte o de la mala racha. Lo que si sé es que accidentes o no, son hechos inusitados; no son normales. Espero que podamos sacar unas conclusiones que nos lleven a tener aún mayor seguridad para nuestros tripulantes de la Fuerza Pública y para los pasajeros de tropas y civiles que transporta. Nuestra aviación de todas las fuerzas tiene una intensidad de vuelo cercana a las 170 mil horas al año. Una empresa como Avianca maneja 320 mil horas anuales, es decir, nosotros realizamos más de la mitad de las horas de una empresa comercial como Avianca. La diferencia es que nosotros tenemos que maniobrar en sitios en donde las ayudas aeronáuticas y las pistas no son las mejores y la meteorología, casi siempre, es la peor del país. Sin embargo, tengo que decir que nuestros estándares de seguridad y de mantenimiento están en los niveles mundiales.
Al menos en uno de los más recientes accidentes, el del avión Casa de la Fuerza Aérea en que murieron once militares en Codazzi (Cesar), la firma fabricante habría encontrado modificaciones a la estructura de la nave que no habían sido autorizadas ¿Esto es cierto?
No, las modificaciones no requieren autorización y no son de gran calado sino que se hicieron para utilización de equipos al interior del avión, de distintas clases: inteligencia, transporte de carga, médicos, transporte de pasajeros. Ese avión Casa es multiuso. En el momento en que se hizo el vuelo, estaba haciendo labores de inteligencia. La aeronavegabilidad la certifica la Fuerza Aérea con unos procedimientos autorizados internacionalmente y con unos inspectores entrenados, de manera que no se necesita la certificación del fabricante. Así y todo, hemos pedido a la empresa Airbus Militar que nos ayude en la investigación.
* * *
“Hay que modernizar la tecnología”
La áspera discusión entre Gobierno y oposición sobre las razones para que dos aeronaves militares hubieran caído en pocos días, ¿conducirá a la adopción de medidas de prevención?
Sin duda, de todo accidente, de todo incidente, debe derivarse una política futura para hacer que los riesgos y las causas que produjeron esos incidentes disminuyan. He dicho que tenemos que hacer una revisión de nuestros protocolos, por ejemplo de la interpretación meteorológica. Es necesario darles a nuestras tripulaciones mayor información y capacidad de previsión de los estados del tiempo en las rutas que enfrentan. Hay que modernizar la tecnología. Ya tenemos una muy buena para establecer la información. Ahora hay que mejorar la conexión entre esa información y el que la interpreta en las distintas aeronaves, sobre todo en este trópico donde las condiciones climáticas cambian minuto a minuto y hora por hora. También hay que hacer una revisión de nuestros protocolos para optimizar el entrenamiento que capacita para dar razón sobre las emergencias. En fin, hay varias iniciativas que se pueden desarrollar. Estamos listos para derivar de estos trágicos accidentes, una mayor seguridad de nuestras tripulaciones.
Flota aérea oficial de más de 20 años
¿La flota aérea oficial es moderna o muy vieja?
Nuestra flota actual nos ha acompañado, con la mayoría de sus aviones, por cerca de veinte años o más. Tenemos unos aviones Kfir, algunos bastantes viejos –hay que reconocerlo–, a los cuales se les han hecho las modernizaciones que aconsejan los fabricantes. Los Mirage que tuvimos son de los años 70, o sea, hace más de 40 años. Hay que volver a pensar en una nueva flota que nos sirva por otros treinta o más años y que asegure la soberanía nacional no solo en el territorio continental, sino en nuestros mares, para que se confirme que somos una potencia regional de primer orden en esta materia. Hasta el momento hemos contado con un poder aéreo que corresponde a nuestra disponibilidad fiscal y a la exposición a amenazas estratégicas de distinto orden, pero en el futuro requeriremos uno mucho más consolidado y moderno.
¿Cuántas aeronaves oficiales han caído recientemente?
Hasta ahora hemos tenido cinco accidentes, con 35 muertos y 7 heridos, de los cuales la FAC ha sufrido 11 muertos; el Ejército, 8 en tres accidentes de helicóptero, y la Policía, 16 en el helicóptero de Urabá. También tuvimos siete heridos.