Mónica Pardo: "Escribir para teatro es liberar el alma y ponerla a jugar"

¿Cómo nace “Soledad es medio puta? ¿qué la inspiró a escribir esta obra?

“Soledad es medio puta” nace de una necesidad personal y artística de expresar algunas realidades que he visto en la vida de mi familia y en la de muchas mujeres a mi alrededor. Me inspiraron varios temas: el deber ser de la mujer en una sociedad tan tradicional como la colombiana, la idea de explorar las codependencias de un matriarcado y mi propio desamor.

¿De qué trata?

Se trata de la realidad en la cabeza de Soledad, una mujer que sufre una depresión y ha llegado al total cinismo respecto al amor. Las mujeres de su familia la visitan en medio de una pesadilla grotesca.

¿Qué retos implicó para usted ser la escritora, y además la actriz principal de “Soledad es medio puta”?

El reto principal fue asumir la responsabilidad de exponerme de la forma más honesta posible; no es fácil desnudar el alma y el corazón en tantos niveles. Un reto importante también fue tener la cabeza dividida en dos durante el montaje... pensar como actriz y como dramaturga, implica tener dos tipos de sensibilidades distintas y equilibrarlas todo el tiempo. Y finalmente, un gran reto fue no enloquecer en el intento de este experimento.

¿Cómo fue el proceso creativo de su personaje?

El proceso creativo estuvo muy bien encaminado, gracias a Federico Nieto El´ Gazi, director de la obra, pues implicó para mí el intento de un teatro más físico. La preparación física la hizo Maruia Shelton, también actriz de la obra. Entré en un código actoral diferente; sin embargo, mi escuela es emocional y mis herramientas de siempre fueron mi bastón a la hora de crear. Hicimos unas constelaciones familiares del personaje de Soledad, lideradas por Leila El´Gazi, nuestra terapeuta, y esto ayudó a profundizar las relaciones de todos los personajes, además de iluminar una reescritura del texto.

¿Qué fue lo más complicado de llevar a cabo este proyecto?

Sentir la responsabilidad constante de no defraudarme a mí o a mi equipo de trabajo.

Desde su perspectiva, ¿por qué considera valioso poder contar historias a través de la dramaturgia?

Para mí la escritura es, en general, un acto de liberación. Y escribir para teatro es liberar el alma y ponerla a jugar. Las posibilidades de expresión en el juego son infinitas.

¿Qué papel tienen en esta obra el amor y el desamor?

Después de incontables historias de desamor, hay una cierta necesidad de matar al amor.

¿Cómo fue el proceso de elección del elenco que hace parte de la obra?

Clara Sofía Arrieta es una actriz a quien admiro y siempre estuvo en mi cabeza desde el momento en el que empecé a darle vuelo al personaje de Margarita.  Conocía a Maruia Shelton por un taller de Stella Adler que tomamos juntas hace un tiempo, en el que también estuvo Federico Nieto El´Gazi. A pesar de ser más joven que el personaje de la mamá de Soledad, nos convenció su impecable aproximación. Esther Farfán fue una afortunada coincidencia del azar. Estaba destinada a ser nuestra abuela por su vitalidad, actitud y energía hacia el trabajo.

En su opinión, ¿cuáles son las diferencias entre actuar en una novela o una serie y hacerlo en una obra de teatro?

Son lenguajes diferentes, con todo lo que esto implica. Los dos tienen sus esquinas creativas valiosas y a los dos los respeto mucho.

¿Qué proyectos tiene para este año?

“Soledad es medio puta” ha recibido propuestas para festivales de teatro, entonces nuestra productora, Cristina Villar (Perrenque Media Lab), está gestionando esto. Yo estoy en casting para producciones de televisión y al tiempo estoy escribiendo mi segunda obra larga.

¿Cómo nace “Soledad es medio puta? ¿qué la inspiró a escribir esta obra?

“Soledad es medio puta” nace de una necesidad personal y artística de expresar algunas realidades que he visto en la vida de mi familia y en la de muchas mujeres a mi alrededor. Me inspiraron varios temas: el deber ser de la mujer en una sociedad tan tradicional como la colombiana, la idea de explorar las codependencias de un matriarcado y mi propio desamor.

¿De qué trata?

Se trata de la realidad en la cabeza de Soledad, una mujer que sufre una depresión y ha llegado al total cinismo respecto al amor. Las mujeres de su familia la visitan en medio de una pesadilla grotesca.

¿Qué retos implicó para usted ser la escritora, y además la actriz principal de “Soledad es medio puta”?

El reto principal fue asumir la responsabilidad de exponerme de la forma más honesta posible; no es fácil desnudar el alma y el corazón en tantos niveles. Un reto importante también fue tener la cabeza dividida en dos durante el montaje... pensar como actriz y como dramaturga, implica tener dos tipos de sensibilidades distintas y equilibrarlas todo el tiempo. Y finalmente, un gran reto fue no enloquecer en el intento de este experimento.

¿Cómo fue el proceso creativo de su personaje?

El proceso creativo estuvo muy bien encaminado, gracias a Federico Nieto El´ Gazi, director de la obra, pues implicó para mí el intento de un teatro más físico. La preparación física la hizo Maruia Shelton, también actriz de la obra. Entré en un código actoral diferente; sin embargo, mi escuela es emocional y mis herramientas de siempre fueron mi bastón a la hora de crear. Hicimos unas constelaciones familiares del personaje de Soledad, lideradas por Leila El´Gazi, nuestra terapeuta, y esto ayudó a profundizar las relaciones de todos los personajes, además de iluminar una reescritura del texto.

¿Qué fue lo más complicado de llevar a cabo este proyecto?

Sentir la responsabilidad constante de no defraudarme a mí o a mi equipo de trabajo.

Desde su perspectiva, ¿por qué considera valioso poder contar historias a través de la dramaturgia?

Para mí la escritura es, en general, un acto de liberación. Y escribir para teatro es liberar el alma y ponerla a jugar. Las posibilidades de expresión en el juego son infinitas.

¿Qué papel tienen en esta obra el amor y el desamor?

Después de incontables historias de desamor, hay una cierta necesidad de matar al amor.

¿Cómo fue el proceso de elección del elenco que hace parte de la obra?

Clara Sofía Arrieta es una actriz a quien admiro y siempre estuvo en mi cabeza desde el momento en el que empecé a darle vuelo al personaje de Margarita.  Conocía a Maruia Shelton por un taller de Stella Adler que tomamos juntas hace un tiempo, en el que también estuvo Federico Nieto El´Gazi. A pesar de ser más joven que el personaje de la mamá de Soledad, nos convenció su impecable aproximación. Esther Farfán fue una afortunada coincidencia del azar. Estaba destinada a ser nuestra abuela por su vitalidad, actitud y energía hacia el trabajo.

En su opinión, ¿cuáles son las diferencias entre actuar en una novela o una serie y hacerlo en una obra de teatro?

Son lenguajes diferentes, con todo lo que esto implica. Los dos tienen sus esquinas creativas valiosas y a los dos los respeto mucho.

¿Qué proyectos tiene para este año?

“Soledad es medio puta” ha recibido propuestas para festivales de teatro, entonces nuestra productora, Cristina Villar (Perrenque Media Lab), está gestionando esto. Yo estoy en casting para producciones de televisión y al tiempo estoy escribiendo mi segunda obra larga.