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La versatilidad rondaba la cabeza de Luis González. Él podía, perfectamente, estar dedicado a la exploración histórica para publicar una obra literaria con todas sus características y, al rato, optar por la creación de piezas de contenidos más ligeros sin alterarse. Gracias a esa facilidad múltiple, sus dos oficios principales, el de novelista y el de guionista, caminaron de la mano por su cerebro durante muchos lustros. (Le puede interesar: El jefe, un homenaje al Gaitán triunfante, la última obra de Luis González)
A comienzos de la década del 80, Luis González empezó a escribir guiones para películas y en ese ámbito logró tal reconocimiento que su labor fue respaldada al obtener varios de los principales galardones de la pantalla gigante. Se quedó con el Premio Nacional de Guión en tres oportunidades y ese reconocimiento le dio la oportunidad de adentrarse en la escritura literaria, en la concepción de piezas teatrales y en la realización de libretos para televisión.
Luis González fue el responsable, entre otros éxitos audiovisuales, de la serie “Tentaciones”, que estuvo al aire durante varias temporadas y en la que se terminaron de formarse algunos de los más importantes actores de la televisión nacional.
Tal vez su propuesta teatral más destacada se tituló “Estado civil: infiel”, que construyó bajo el seudónimo de Anita De Hoyos, que lo acompañó en la concepción de distintas propuestas en formatos cercanos a la comedia.
“Hilos de amor” y “Los hijos de la roca” fueron parte de su debut en las letras. Sin embargo, su texto “La reina y el anillo”, publicada en 2016, marcó el comienzo de su historia como novelista. Su más reciente publicación, “El jefe” fue finalista en la edición 2019 del premio Biblioteca de Narrativa Colombiana, que finalmente quedó en manos de Ricardo Silva Romero.
La novela “El jefe” está dedicada a la exploración sobre la figura de Jorge Eliécer Gaitán. Al respecto, Luis González comentó lo siguiente: “(…) Tanto Petro como Uribe se han conformado con ser caudillos a palo seco y como en este charco no hay campo para dos cocodrilos, se han ido orillando en los extremos del espectro, para gritarse desde ahí, hasta que consiguieron desgarrar el país, cancelar cualquier posibilidad de un entendimiento pacífico y lograr que los colombianos nos odiemos más de lo que nos odiábamos antes. Esto es lamentable y debería servir para preguntarnos: ¿qué tan conveniente es para la salud política y mental del país la existencia de un caudillo? ¿No va siendo hora de abandonar la huella de Gaitán, que estuvo bien para su época, y madurar y asumir una posición más racional y responsable?”.
Luis González murió en la tarde del sábado después de padecer quebrantos de salud en los últimos años.