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El dramaturgo argentino Rubén Di Prieto, quien vivía en Colombia desde 1984, falleció ayer martes 14 de noviembre en Bogotá. Desde su llegada al país, el argentino trabajó como actor en televisión y cine. También dictó clases en instituciones oficiales. En 1988 fundó su estudio de actuación y se destacó por su trabajo como maestro de actores con su método: “El Actor y el texto como partitura musical”, que toma como punto de partida el texto para la construcción del personajes.
Rubén Di Pietro inició, además, su formación musical a los cuatro años hasta su adolescencia, siempre interesado por el acercamiento a la lectura de la partitura. De ahí el enfoque de sus talleres. “Actuar para mi es un juego, una confesión. Cuatro cosas se necesitan para este oficio: gran inteligencia para ver la vida como es, sin prejuicios morales; exquisita sensibilidad; férrea disciplina y autoaceptación de la identidad física, psíquica, social y sexual. Uno debe amarse a sí mismo para ser actor”, decía al respecto.
Entre los elementos que utilizó en su método está la confrontación del actor consigo mismo, la identificación de sus virtudes y falencias “Actuar es pensar, respirar, ser, no hacer, es desnudar el alma, dejando que la emoción salga de las entrañas y se clave como una flecha en el corazón del espectador. Es un arte delicado, espiritual”.
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En el 2023 Di Pietro cumplió casi cuarenta años dedicados a la formación de de actores en Colombia. Con él tomaron clases, entre otros, Ramiro Meneses, Robinson Díaz, Alejandra Borrero, Andrés Sandoval, Fernando Arévalo, Mario Jurado, Tao Sierra, Claudio Cataño, Aldemar Correa y Catalina Sandino, única actriz colombiana nominada al Óscar como Mejor Actriz Protagónica en 2005.
En una entrevista para El Espectador que se publicó en abril de 2021 recordó ese episodio: “La noche en la que Catalina (Sandino) ganó el premio en el Festival de Cine de Berlín, recibí muchas llamadas. Al día siguiente tenía la Academia repleta de periodistas interesados en conocer la academia en la que había estudiado la actriz”. Un año después, tras la nominación de Sandino a los Óscar, el boom tuvo un segundo pico. “Se armó un revuelto terrible. Mucho más grande que el del año anterior. Esta vez llegaron a la academia, además de los periodistas colombianos, comunicadores de Miami, Nueva York y Los Ángeles”. A ese capítulo de su vida, Rubén Di Pietro lo llamó “El Sandinazo”.
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Una semana después de que en el mundo cinematográfico se masticara la historia de la colombiana que tras su debut ya era contemplada para recibir un Óscar, a la academia de Rubén Di Pietro se inscribieron 103 alumnos.
En una entrevista con la Revista Caras y que fue replicada en varios países de habla hispana, Sandino señaló: “Rubén (Di Prieto) me enseñó lo que es la disciplina, lo que es prepararse. Ahí empecé a entender que esto es lo que quería hacer”. Di Prieto cuenta que esa frase, y otras palabras generosas que la actriz tuvo para con él, las utilizó para hacer la publicidad de su propia academia. El auto bombo, “que fue creado a raíz de una realidad y no de cosas infladas”, como dice el dramaturgo argentino, surtió efecto.
“De esos 103 alumnos había 20 interesantes. Personas que realmente estaban dispuestas a ser disciplinados y a entender el poder de transformación que puede tener el teatro en el individuo. El resto eran personas con ganas de ser famosos que creían que eso se logra con una varita mágica y sin sacrificio. Me entró mucha plata y cometí errores. Toda la vida he sido un güevón con la plata. En vez de invertir o administrarla mejor, empecé a hacer invitaciones y gastos desproporcionados”.
Hoy nos despedimos con amor y gratitud del maestro Rubén Di Pietro, agradecidos de haber compartido con él, y por sus enseñanzas. Que su legado siga inspirando a las generaciones venideras. Descansa en paz, maestro. 🕊️ pic.twitter.com/RCcMTpBR9z
— Casa E Borrero (@casaeborrero) November 15, 2023
En febrero de este año y para celebrar sus casi 60 años de trabajo, abrió un nuevo matiz a su método, el cual pasó a llamarse “El actor y el todo”. Allí incluyó nuevos ejercicios más allá con los relacionados con el texto e hizo énfasis en el postulado de su Maestro Polaco Jerzy Grotowski: “La memoria es acción; la memoria está situada en la piel. Este nuevo laboratorio de investigación ya ha comenzado con la preparación del proyecto AGNUS DEI”.
En su casa, ubicada en el municipio de La Calera, Di Prieto tuvo su último teatro, lo llamó Ítaca, Allí dirigió una de sus últimas obas: “Incendio en el fondo del mar”, una adaptación de textos de Sarah Kane. La sede del Teatro de Cámara está ubicada en la vereda Santa Isabel de Potosi, sector Media Loma, cerca del Centro Comercial Potosí.
En la entrevista para este medio Rubén Di Prieto dijo cómo le gustaría ser recordado: “Como un hombre que se resistió a arrodillársele al sistema”.
Sobre Di Prieto, el actor Robinson Díaz dijo alguna vez: “La formación y el estudio de un actor no terminan nunca, más allá de sus éxitos y fracasos. Por eso es un privilegio para mí, contar siempre con un amigo un guía y un exigente maestro como lo es el señor Rubén Di Prieto”.