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Nicole Kidman puede presumir de ser una de las actrices más cotizadas del panorama cinematográfico, como demuestran las cinco películas que estrenará a lo largo de este año, pero lo cierto es que la australiana concede mucha más importancia al estable núcleo familiar que ha creado junto a su marido, el cantante Keith Urban, y sobre todo a la felicidad que le brinda el hecho de estar "profundamente enamorada".
"El amor es lo único que de verdad da sentido a mi vida, es la salvación y el elemento que hace que te sientas protegida y segura durante todo el camino. Si tienes la suerte de estar profundamente enamorada de la persona que está contigo, sientes que el amor te envuelve y te ayuda a afrontar todos los retos. A todos aquellos que buscan el amor, les recomiendo que nunca lo dejen escapar si lo encuentran", reflexionó la estrella de cine en una entrevista con la cantante y ahora presentadora Queen Latifah.
Aunque su trabajo en la meca del cine le ha dado la oportunidad de viajar alrededor del mundo para interpretar a personajes tan variados como complejos -recientemente estuvo en Marruecos rodando 'La reina del desierto', que narra las hazañas de la arqueóloga Gertrude Bell-, Nicole Kidman reconoce que su lugar favorito no es otro que el hogar que comparte en Nashville (Tennessee) con el hombre de su vida y las dos hijas que el matrimonio tiene en común: Sunday Rose (5 años) y Faith Margaret (3).
"La verdad es que me he adaptado muy bien a la vida en el sur [de Estados Unidos] y he empezado a apreciar las bondades de residir en un entorno sencillo, lejos de los focos de Hollywood y del interés de la prensa. Llevamos una existencia muy tranquila y relajada en Nashville, y ahora mismo estoy tan feliz, que no creo que pueda pedir nada más a la vida. Me siento en el paraíso cuando estoy recogida en mi casa y con mi familia. Ellos son lo único que necesito", añadió una entusiasmada Nicole, antes de echar mano de su orgullo australiano para matizar que jamás perderá su identidad nacional.
"Mis hijas tienen acentos sureños, igual que mi marido, pero yo jamás perderé mi dialecto australiano. Estoy segura de que me considerarían persona non grata en mi propia patria, y jamás estaría dispuesta a que eso ocurriera", bromeó.