Otto Morales Benítez, el presidente que nunca tuvo Colombia
El escritor, político y abogado ha dedicado casi medio siglo a reflexionar sobre el país y Latinoamérica.
El Espectador
¿Es cierto aquello de que ‘más sabe el diablo por viejo’...?
El diablo es bueno desde que era chiquito (risas).
Usted fue dos veces candidato a la Presidencia, ¿por qué cree que no fue elegido ?
Porque no trancé con los clientelistas. Yo buscaba llegar con autonomía e independencia.
¿Como senador, diputado y representante le tocó lidiar muchos ‘lagartos’?
No diría ‘lagartos’, sino gentes que tienen necesidad…
¿Antes había más o menos corrupción en la política?
Había menos. La corrupción entró con el clientelismo.
Usted es miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, ¿en Colombia seguimos hablando el mejor español?
Se sigue hablando buen español por dos razones: la tradición literaria es muy acorde con las reglas gramaticales y los escritores y los periodistas tienen formación cultural.
¿Cuál es su palabra favorita?
“Amor”.
¿Y cuál la que menos le gusta?
“No” (risas).
¿Qué es el Centrotto?
Es un centro que han organizado Adela y Olimpo, mis dos hijos, para estudiar mi obra.
Sobre usted han escrito 13 libros, ¿cómo es leerse en las palabras de otro?
Es descubrirse muchas aristas que uno no había notado lo suficiente. Es muy estimulante.
¿A quién le gusta darle duro en su columna en ‘El Mundo’?
No escribo para enjuiciar. Me gusta exaltar.
¿Colombia sigue siendo un país de ‘cafres’?
Hay manifestaciones de ‘cafres’, pero también hay unas orientaciones de deliberación espiritual muy altas. El pueblo colombiano es muy inteligente.
¿Qué extraña de la Constitución de 1886?
No extraño nada porque era muy autoritaria. La del 91 es un embeleco, hay mucho artículo que perjudica el ejercicio normal de la democracia.
¿Dónde dejó su máquina de escribir Olivetti?
En el escritorio de mi casa. Es de los 40, pero sigue funcionando.
A usted le gusta mucho el sombrero...
Lo he usado toda la vida, es una costumbre permanente. Cada que viajo a Europa voy hasta Italia a comprar sombreros y me lo agradecen mucho, con mis compras se sostienen el resto del año.
¿Se puede hacer política sin cultura?
No se puede, es un completo error. Por eso el clientelismo ha pervertido la política y se ha llegado a la desmoralización.
¿Qué admira de Alberto Lleras, con quien trabajó durante varios años?
La claridad intelectual y política, así como la honestidad.
¿Los partidos tradicionales están en vía de extinción?
No lo están. Trató de liquidarlos la Constitución del 91, pero se están reagrupando y la gente está volviendo a tener adhesión a éstos.
¿Qué le falta hoy al Partido Liberal?
Ser más fuerte para tener más autoridad.
Lo más liberal que tiene.
No tengo límites en mi liberalismo.
¿Qué recuerda del maestro Arenas Betancourt?
Su grandeza como escultor, fue el más grande de América Latina.
¿Por qué dice que Santander le dio perfil al país?
Él señaló lo que sería la conducta de los colombianos.
¿Y por qué son para Bolívar la mayoría de reconocimientos?
Ha habido más historiadores conservadores que historiadores que respeten la libertad.
¿Hoy cree que es posible un proceso de paz con las Farc?
Siempre será preciso un acuerdo de paz.
¿Todavía come bocadillo veleño después del almuerzo?
Como bocadillo veleño y chontaduro de Riosucio.
¿Qué le falta por hacer?
Me falta reírme más.
Entre muchas de sus acciones, ayudó a consolidar el Sena, ¿cómo percibe hoy esta institución?
Es una institución fundamental para preparar gente. El primero que habló del Sena fue Rafael Uribe Uribe en 1904.
Usted ha publicado cinco antologías de Rafael Uribe Uribe, ¿cree que en algún momento va a recibir el reconocimiento que merece?
Hasta ahora no se lo han dado. Se han desviado a considerarlo el general de la guerra de los mil días pero fue un pensador, un estadista, un humanista…
Usted ha sobresalido por su buen humor, ¿hay algo que lo saque de casillas?
Sí. La falta de respeto a la dignidad de las personas.
También fue ministro de Agricultura, ¿será que ahora si se dará la reforma agraria?
No han anunciado una reforma agraria, han anunciado una restitución de unos bienes , pero eso no significa reforma agraria.
Una experiencia al lado de Belisario Betancourt.
Su preocupación por la paz y por llegar a un entendimiento con las fuerzas guerrilleras.
¿Cuál es el secreto del ensayo?
La versatilidad. En el ensayo se investiga, se profundiza, se examinan muchas teorías para tener su propia tesis, permite la vocación hacia el relato. Es el más completo de los géneros.
Dicen que Rio Sucio es un pueblo que se debate entre Dios y el diablo, ¿eso es verdad?
No. El diablo preside las fiestas del carnaval e invita a la música, a la poseía y al amor, Dios mira eso con complacencia.
(Risas)
¿Frente a qué ha perdido la credibilidad?
Yo vivo entusiasmado y soy un optimista permanente.
¿Es cierto aquello de que ‘más sabe el diablo por viejo’...?
El diablo es bueno desde que era chiquito (risas).
Usted fue dos veces candidato a la Presidencia, ¿por qué cree que no fue elegido ?
Porque no trancé con los clientelistas. Yo buscaba llegar con autonomía e independencia.
¿Como senador, diputado y representante le tocó lidiar muchos ‘lagartos’?
No diría ‘lagartos’, sino gentes que tienen necesidad…
¿Antes había más o menos corrupción en la política?
Había menos. La corrupción entró con el clientelismo.
Usted es miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, ¿en Colombia seguimos hablando el mejor español?
Se sigue hablando buen español por dos razones: la tradición literaria es muy acorde con las reglas gramaticales y los escritores y los periodistas tienen formación cultural.
¿Cuál es su palabra favorita?
“Amor”.
¿Y cuál la que menos le gusta?
“No” (risas).
¿Qué es el Centrotto?
Es un centro que han organizado Adela y Olimpo, mis dos hijos, para estudiar mi obra.
Sobre usted han escrito 13 libros, ¿cómo es leerse en las palabras de otro?
Es descubrirse muchas aristas que uno no había notado lo suficiente. Es muy estimulante.
¿A quién le gusta darle duro en su columna en ‘El Mundo’?
No escribo para enjuiciar. Me gusta exaltar.
¿Colombia sigue siendo un país de ‘cafres’?
Hay manifestaciones de ‘cafres’, pero también hay unas orientaciones de deliberación espiritual muy altas. El pueblo colombiano es muy inteligente.
¿Qué extraña de la Constitución de 1886?
No extraño nada porque era muy autoritaria. La del 91 es un embeleco, hay mucho artículo que perjudica el ejercicio normal de la democracia.
¿Dónde dejó su máquina de escribir Olivetti?
En el escritorio de mi casa. Es de los 40, pero sigue funcionando.
A usted le gusta mucho el sombrero...
Lo he usado toda la vida, es una costumbre permanente. Cada que viajo a Europa voy hasta Italia a comprar sombreros y me lo agradecen mucho, con mis compras se sostienen el resto del año.
¿Se puede hacer política sin cultura?
No se puede, es un completo error. Por eso el clientelismo ha pervertido la política y se ha llegado a la desmoralización.
¿Qué admira de Alberto Lleras, con quien trabajó durante varios años?
La claridad intelectual y política, así como la honestidad.
¿Los partidos tradicionales están en vía de extinción?
No lo están. Trató de liquidarlos la Constitución del 91, pero se están reagrupando y la gente está volviendo a tener adhesión a éstos.
¿Qué le falta hoy al Partido Liberal?
Ser más fuerte para tener más autoridad.
Lo más liberal que tiene.
No tengo límites en mi liberalismo.
¿Qué recuerda del maestro Arenas Betancourt?
Su grandeza como escultor, fue el más grande de América Latina.
¿Por qué dice que Santander le dio perfil al país?
Él señaló lo que sería la conducta de los colombianos.
¿Y por qué son para Bolívar la mayoría de reconocimientos?
Ha habido más historiadores conservadores que historiadores que respeten la libertad.
¿Hoy cree que es posible un proceso de paz con las Farc?
Siempre será preciso un acuerdo de paz.
¿Todavía come bocadillo veleño después del almuerzo?
Como bocadillo veleño y chontaduro de Riosucio.
¿Qué le falta por hacer?
Me falta reírme más.
Entre muchas de sus acciones, ayudó a consolidar el Sena, ¿cómo percibe hoy esta institución?
Es una institución fundamental para preparar gente. El primero que habló del Sena fue Rafael Uribe Uribe en 1904.
Usted ha publicado cinco antologías de Rafael Uribe Uribe, ¿cree que en algún momento va a recibir el reconocimiento que merece?
Hasta ahora no se lo han dado. Se han desviado a considerarlo el general de la guerra de los mil días pero fue un pensador, un estadista, un humanista…
Usted ha sobresalido por su buen humor, ¿hay algo que lo saque de casillas?
Sí. La falta de respeto a la dignidad de las personas.
También fue ministro de Agricultura, ¿será que ahora si se dará la reforma agraria?
No han anunciado una reforma agraria, han anunciado una restitución de unos bienes , pero eso no significa reforma agraria.
Una experiencia al lado de Belisario Betancourt.
Su preocupación por la paz y por llegar a un entendimiento con las fuerzas guerrilleras.
¿Cuál es el secreto del ensayo?
La versatilidad. En el ensayo se investiga, se profundiza, se examinan muchas teorías para tener su propia tesis, permite la vocación hacia el relato. Es el más completo de los géneros.
Dicen que Rio Sucio es un pueblo que se debate entre Dios y el diablo, ¿eso es verdad?
No. El diablo preside las fiestas del carnaval e invita a la música, a la poseía y al amor, Dios mira eso con complacencia.
(Risas)
¿Frente a qué ha perdido la credibilidad?
Yo vivo entusiasmado y soy un optimista permanente.