Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Simon Bowes-Lyon, de 34 años, quien es primo tercero de la reina de Inglaterra, ha sido condenado a diez meses de prisión por agresión sexual a una mujer en el castillo que pertenece a su familia desde hace siglos, en 1372, en su mansión ancestral del castillo de Glamis, en Escocia. La decisión fue tomada por el tribunal de Dundee (Escocia).
El Castillo Venturoso, por Armando Sol fue un capricho arquitectónico inspirado en en el Castillo de Glamis de Escocia.#AnálisisHistóricoUca pic.twitter.com/ZggsCM2MyT
— Sofia Diaz (@metamorsofista) October 14, 2016
Bowes, ya se había pronunciado al respecto, asegurando que se sentía “muy avergonzado por mis acciones que han causado tal angustia a una invitada en mi casa”. Así como también aseguró que “el alcohol no es excusa” para justificar su comportamiento.
(Le recomendamos: El príncipe Harry y Meghan Markle perderán sus últimos títulos reales).
El miembro real ostenta el título del décimo noveno conde de Strathmore y Kinghorne, su padre era sobrino nieto de la reina madre. El hecho del cual es protagonista, le podía haber dado hasta una pena de cinco años de prisión, tras haber admitido ser autor del ataque sexual.
Queen's cousin Simon-Bowes Lyon jailed after breaking into woman's room https://t.co/XAtc2IR8Ot pic.twitter.com/pGu2fN60Vi
— The Sun (@TheSun) February 23, 2021
El conde se describió ante la policía en el momento de su detención como “un granjero”, admitió ante un tribunal de Dundee haber entrado de madrugada y por la fuerza en la habitación donde dormía la víctima, una mujer de 26 años que no ha sido identificada por razones legales, para después agarrarle los pechos, tirar de su camisón y empujarla contra la pared en un asalto que duró más de 20 minutos.
(Le puede interesar: Meghan Markle está embarazada).
Tras su declaración sobre los hechos que tuvieron lugar en febrero del año pasado, el juez ordenó ponerle en libertad bajo fianza e incluirle en el registro de delincuentes sexuales, hasta la sentencia que fue interpuesta.
En el momento en que la víctima rechazó sus avances, él la calificó de “persona grosera, mala y horrible” y le recalcó que no podía decirle qué hacer en su propia casa. Ella finalmente logró sacarlo de la habitación y pedir ayuda a otros huéspedes. Aunque el ataque por parte de Bowes-Lyon fue reiterado una segunda vez, cuando volvió a intentar entrar en la habitación, en ese momento otro hombre tuvo que acudir de nuevo en ayuda de la mujer, que abandonó el castillo a la mañana siguiente.