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En la década de los 1990, R. Kelly fue una de las estrellas planetarias de la música R&B, pese a que ya entonces era objeto de acusaciones de abusos sexuales.
Treinta años después del abuso demostrado contra una menor, este cantante oriundo de Chicago de 55 años, fue condenado este miércoles a 30 años de cárcel después de que un jurado de Nueva York lo declaró culpable en septiembre de liderar durante décadas una red de abusos sexuales, emocionales y físicos contra adolescentes y mujeres.
El ganador de tres premios Grammy, cuyo nombre real es Robert Sylvester Kelly, ha vendido más de 75 millones de discos, convirtiéndose en uno de los músicos del R&B comercialmente más exitosos de la historia, con temas como “I Believe I Can Fly” e “Ignition (Remix)”.
En el mundo anterior a #MeToo, los incesantes rumores de actividad sexual delictiva se tapaban con acuerdos extrajuciales con algunas víctimas.
Los fiscales del juicio en su contra realizado en el Tribunal Federal de Brooklyn describieron “el universo centrado en Robert Kelly” que hicieron que sus colaboradores apoyaran o cerraran los ojos ante el comportamiento depredador del cantante.
Para sus defensores, Kelly era simplemente un “playboy” y un “sex symbol” que vivía la vida hedonista de la jet-set a la que están acostumbradas las estrellas internacionales.
Pero el jurado de cinco mujeres y siete hombres lo declaró culpable de todos los cargos que se le imputaban, acusándolo de servirse de su fama para reclutar víctimas con fines sexuales, con la colaboración de su entorno.
Acusaciones de pornografía infantil
Nacido el 8 de enero de 1967 en Chicago, Kelly fue el tercero de cuatro hermanos criados por su madre. En una autobiografía publicada en 2012, cuenta que se inició al sexo a los ocho años. A veces miraba y fotografiaba a parejas mayores en pleno acto sexual.
Según él, una mujer mayor lo violó a los ocho años, y otro hombre del vecindario abusó de él cuando era un preadolescente. Durante mucho tiempo se rumoreó que era analfabeto, lo que se barajó repetidamente durante el juicio de Brooklyn, pese a los 14 álbumes que compuso.
Un exabogado asegura que Kelly escribe notas fonéticas en vez del inglés estándar. La compañía de discos Jive Records le contrató en 1991 después de que un directivo de la firma le habría escuchado cantar en una barbacoa en Chicago.
En 1993 editó su primer álbum en solitario, “12 Play”, con eróticas canciones como “Bump N’ Grind,” que se mantuvo en el número uno de las listas de R&B por nueve semanas. Pese a su tumultuosa vida personal, que incluye la anulación de un matrimonio con Aaliyah, una antigua protegida de 15 años, la fama de Kelly se disparó.
Pero a principios de los 2000, el periodista de Chicago Jim DeRogatis recibió dos grabaciones anónimas que mostraban a Kelly teniendo sexo con jovencitas. La segunda le llevó a ser acusado de pornografía infantil.
Tras años de atrasos judiciales, durante los cuales siguió haciendo giras y grabando, Kelly fue absuelto de todos los cargos en un polémico juicio.
“Silenciar a R. Kelly”
Durante años, las acusaciones apenas tuvieron impacto en su carrera.
Desde 2005 a 2012, escribió, produjo, dirigió y actuó en el conocido “hip hopera” titulado “Trapped in the Closet,” un cuento absurdo de sexo y mentiras que desconcertó e impresionó a los críticos.
En julio de 2017, BuzzFeed publicó una larga investigación de DeRogatis, que alegaba que operaba un esquema de “culto al sexo” y mantuvo a seis mujeres rehenes entre Chicago y Atlanta.
Al mismo tiempo, dos mujeres en Atlanta, Kenyette Barnes y Oronike Odeleye, fundaron el movimiento “Silencien a R. Kelly”, que promovía el boycot de su música.
“Alguien tiene que defender a las mujeres negras”, dijo Odeleye entonces.
Más juicios
En enero de 2019, una serie de Lifetime presentaba a Kelly como un manipulador violento que gustaba de jovencitas a las que supuestamente pedía que le llamaran “daddy” (papito).
Los vientos empezaron a soplar en contra. Su casa de discos rompió con él y empezaron a llover las demandas judiciales.
No mucho tiempo después, la fiscalía de Chicago lo acusó de 10 cargos de abusos sexuales agravados y las fiscalías federales de Illinois y Nueva York lo inculparon en 2019.
Caído en desgracia y supuestamente en la ruina, Kelly ha permanecido en la cárcel desde que se formularon las acusaciones federales.
Todavía debe ser juzgado por delitos en otras tres jurisdicciones, entre ellas el tribunal federal de Chicago, donde está previsto que el juicio se inicie el próximo 15 de agosto.