Rauw Alejandro y Rosalía, más allá de la viralidad de un desamor
El amor y el desamor han sido, durante siglos, temas de discusión en mayoría de las culturas del mundo. Expresiones artísticas creadas desde William Shakespeare hasta el EP más reciente de Rauw Alejandro y Rosalía (RR), muestran visiones desde la música, la literatura y la poesía sobre una necesidad mundana y popular como amar y ser amado.
Sarah Gutiérrez
Las pasiones del ser humano han sido un tema del qué hablar desde los primeros registros de la existencia humana. Amar y ser amado es una necesidad fisiológica, más allá de la reproducción y conservación de la especie que se ha enseñado desde la biología. El amor, así lo describe la antropóloga que ha estudiado el amor romántico, Helen Fisher, “es un sistema poderoso del cerebro, más que el deseo sexual”.
(Le recomendamos: David Hockney exhibirá un retrato de Harry Styles en la National Portrait Gallery)
Las relaciones de pareja o el concepto que se tiene de ellas han ido cambiando en su forma y fondo con el paso del tiempo. Las nuevas tecnologías, las redes sociales, la conformación de las nuevas sociedades han configurado una nueva forma de entenderlas.
A esta dinámica no escapan las parejas que hacen público su amor y desamor. Selena Gómez y Justin Bieber, Angelina Jolie y Brad Pitt, Sofia Vergara y Joe Manganiello, Shakira y Piqué, y la más reciente y sonada, Rosalía y Rauw Alejandro.
Esta última pareja conformada por la ganadora del Grammy, Rosalía, y Grammy Latino, Rauw Alejandro, llegó a su fin la semana pasada tras tres años de noviazgo y cuatro meses después de anunciar su compromiso. La relación se había convertido en una de las más mediáticas debido a la cercanía y el amor que ambos se profesaban. En entrevista con GQ, en mayo pasado, Rauw dijo que su regalo favorito era “una caja llena de fotos de nosotros”. Un regalo que Rosalía le entregó en Puerto Rico.
Romance
El amor, dice la neurocientífica Stephanie Cacioppo a The New York Times, “mejora el comportamiento” y además, según recoge la revista National Geographic, cuando se ama se comprometen doce áreas del cerebro para liberar “adrenalina, dopamina, serotonina, oxitocina o vasopresina”. El amor, al ser una emoción tan fuerte, sirve como fuente de inspiración para los artistas sin importar su área de trabajo.
En algunas obras de autores como Gabriel García Márquez y Alejandra Pizarnik, se refleja en palabras como el amor atraviesa el alma y le permite a las personas mostrarse en su máxima vulnerabilidad. “Y le dije: por favor, no me hagas daño, por favor, no te rías de mi amor. Y luego le dije: por favor, acéptame como alguien cuya sola alegría es tu existencia en este lugar miserable”, así lo señala la poetisa argentina en “Diarios” (1970), un ensayo autobiográfico de su obra.
(Lea también: La millonada que paga Shakira por el colegio de sus hijos en Miami)
Para García Márquez, y como lo describió en su novela “Amor en tiempos de cólera” (1985), Fermina Daza le da una lección a Florentino Ariza tras decirle que ‘no’: “Tenía que enseñarle a pensar en el amor como un estado de gracia que no era un medio para nada, sino un origen y un fin en sí mismo”.
Por otro lado, la fase del enamoramiento se puede ver también en canciones, como lo han demostrado Adele, Aretha Franklin y Taylor Swift, que con sus melodías logran capturar al público y transmitir esa emoción que combina pasión con ternura.
“Cariño, ¿qué me has hecho? / Me haces sentir tan bien por dentro / Y solo quiero estar cerca de ti/ Me haces sentir tan vivo.” – Aretha Franklin, (You Make Me Feel Like A) Natural Woman (1968).
“Cuando las sombras del atardecer y las estrellas aparezcan/ Y no haya nadie para secar tus lágrimas/ Podría abrazarte durante un millón de años/ Para hacerte sentir mi amor.” – Adele, Make You Feel My Love (2008).
“Me gustan las cosas brillantes, pero me casaría contigo con anillos de papel/ Querido, eres al único que quiero, y/ Odio los accidentes, excepto cuando fuimos de amigos a esto.” – Taylor Swift, Paper Rings, (2019).
Desamor
Los finales son agridulces y como lo describen varios investigadores, puede ser una experiencia de “las más traumáticas, angustiosas y desconcertantes” que puede vivir un ser humano, e incluso, según el medio ABC, puede causar un desequilibrio hormonal debido a la escasez de dopamina y altos niveles de cortisol, la hormona del estrés.
En la música no es de extrañarse escuchar temas dedicados al desamor, casi tanto o más que del amor mismo. Canciones como “Drivers Licence”, de Olivia Rodrigo o “Don´t Speak” de No Doubt, hacen alusión a la ruptura.
“Y sé que no éramos perfectos/ Pero nunca me he sentido así por nadie/ Y simplemente no puedo imaginar/ Cómo podrías estar tan bien ahora que me he ido” – Olivia Rodrigo, Drivers Licence, (2021).
“No hables/ Sé lo que estás diciendo/ Así que, por favor, deja de explicarlo/ No me digas, porque duele”. – No Doubt, Don’t Speak, (1995).
Así mismo, la poesía de Jorge Luis Borges, José Martí y Pablo Neruda, hacen reflexiones sobre este sentir.
Poema XX de Pablo Neruda.
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.” El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
Tomado del libro “20 poemas de amor y una canción desesperada”.
Las pasiones del ser humano han sido un tema del qué hablar desde los primeros registros de la existencia humana. Amar y ser amado es una necesidad fisiológica, más allá de la reproducción y conservación de la especie que se ha enseñado desde la biología. El amor, así lo describe la antropóloga que ha estudiado el amor romántico, Helen Fisher, “es un sistema poderoso del cerebro, más que el deseo sexual”.
(Le recomendamos: David Hockney exhibirá un retrato de Harry Styles en la National Portrait Gallery)
Las relaciones de pareja o el concepto que se tiene de ellas han ido cambiando en su forma y fondo con el paso del tiempo. Las nuevas tecnologías, las redes sociales, la conformación de las nuevas sociedades han configurado una nueva forma de entenderlas.
A esta dinámica no escapan las parejas que hacen público su amor y desamor. Selena Gómez y Justin Bieber, Angelina Jolie y Brad Pitt, Sofia Vergara y Joe Manganiello, Shakira y Piqué, y la más reciente y sonada, Rosalía y Rauw Alejandro.
Esta última pareja conformada por la ganadora del Grammy, Rosalía, y Grammy Latino, Rauw Alejandro, llegó a su fin la semana pasada tras tres años de noviazgo y cuatro meses después de anunciar su compromiso. La relación se había convertido en una de las más mediáticas debido a la cercanía y el amor que ambos se profesaban. En entrevista con GQ, en mayo pasado, Rauw dijo que su regalo favorito era “una caja llena de fotos de nosotros”. Un regalo que Rosalía le entregó en Puerto Rico.
Romance
El amor, dice la neurocientífica Stephanie Cacioppo a The New York Times, “mejora el comportamiento” y además, según recoge la revista National Geographic, cuando se ama se comprometen doce áreas del cerebro para liberar “adrenalina, dopamina, serotonina, oxitocina o vasopresina”. El amor, al ser una emoción tan fuerte, sirve como fuente de inspiración para los artistas sin importar su área de trabajo.
En algunas obras de autores como Gabriel García Márquez y Alejandra Pizarnik, se refleja en palabras como el amor atraviesa el alma y le permite a las personas mostrarse en su máxima vulnerabilidad. “Y le dije: por favor, no me hagas daño, por favor, no te rías de mi amor. Y luego le dije: por favor, acéptame como alguien cuya sola alegría es tu existencia en este lugar miserable”, así lo señala la poetisa argentina en “Diarios” (1970), un ensayo autobiográfico de su obra.
(Lea también: La millonada que paga Shakira por el colegio de sus hijos en Miami)
Para García Márquez, y como lo describió en su novela “Amor en tiempos de cólera” (1985), Fermina Daza le da una lección a Florentino Ariza tras decirle que ‘no’: “Tenía que enseñarle a pensar en el amor como un estado de gracia que no era un medio para nada, sino un origen y un fin en sí mismo”.
Por otro lado, la fase del enamoramiento se puede ver también en canciones, como lo han demostrado Adele, Aretha Franklin y Taylor Swift, que con sus melodías logran capturar al público y transmitir esa emoción que combina pasión con ternura.
“Cariño, ¿qué me has hecho? / Me haces sentir tan bien por dentro / Y solo quiero estar cerca de ti/ Me haces sentir tan vivo.” – Aretha Franklin, (You Make Me Feel Like A) Natural Woman (1968).
“Cuando las sombras del atardecer y las estrellas aparezcan/ Y no haya nadie para secar tus lágrimas/ Podría abrazarte durante un millón de años/ Para hacerte sentir mi amor.” – Adele, Make You Feel My Love (2008).
“Me gustan las cosas brillantes, pero me casaría contigo con anillos de papel/ Querido, eres al único que quiero, y/ Odio los accidentes, excepto cuando fuimos de amigos a esto.” – Taylor Swift, Paper Rings, (2019).
Desamor
Los finales son agridulces y como lo describen varios investigadores, puede ser una experiencia de “las más traumáticas, angustiosas y desconcertantes” que puede vivir un ser humano, e incluso, según el medio ABC, puede causar un desequilibrio hormonal debido a la escasez de dopamina y altos niveles de cortisol, la hormona del estrés.
En la música no es de extrañarse escuchar temas dedicados al desamor, casi tanto o más que del amor mismo. Canciones como “Drivers Licence”, de Olivia Rodrigo o “Don´t Speak” de No Doubt, hacen alusión a la ruptura.
“Y sé que no éramos perfectos/ Pero nunca me he sentido así por nadie/ Y simplemente no puedo imaginar/ Cómo podrías estar tan bien ahora que me he ido” – Olivia Rodrigo, Drivers Licence, (2021).
“No hables/ Sé lo que estás diciendo/ Así que, por favor, deja de explicarlo/ No me digas, porque duele”. – No Doubt, Don’t Speak, (1995).
Así mismo, la poesía de Jorge Luis Borges, José Martí y Pablo Neruda, hacen reflexiones sobre este sentir.
Poema XX de Pablo Neruda.
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.” El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
Tomado del libro “20 poemas de amor y una canción desesperada”.