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¿Revictimización de Sergio Urrego?

Las recientes declaraciones de la exrectora del Gimnasio Castillo sobre la supuesta conducta “escabrosa” del estudiante Sergio Urrego que se suicidó en agosto de 2014 por la discriminación de que habría sido víctima en ese centro educativo, constituirían una nueva prueba en el proceso penal contra ella. Hablan Samuel Escobar, abogado de la familia y Marcela Sánchez, directora de Colombia Diversa.

Cecilia Orozco Tascón, Especial para El Espectador
09 de agosto de 2015 - 02:19 a. m.
¿Revictimización de Sergio Urrego?
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Samuel Escobar, abogado madre Sergio Urrego

“LA EXRECTORA FALTA A LA VERDAD”

Esta semana Azucena Castillo, (exrectora del Gimnasio Castillo en donde estudiaba Sergio Urrego y por cuyo aparente rechazo y discriminación se suicidó), arremetió contra la familia del estudiante y le dio vuelta a la historia: la responsabilidad de su suicidio no sería del colegio sino del abandono de sus padres ¿Qué dice ante esta versión que ella circuló en los medios?

No nos sorprenden las falsas afirmaciones de la exrectora porque concuerdan con la estrategia de desprestigio, denigración y victimización que ha caracterizado a las directivas del Gimnasio Castillo que están siendo investigadas. Es una táctica irrespetuosa y degradante encaminada a culpar a las víctimas. Ella falta a la verdad.

¿No es su palabra contra la de ella?

No, no se trata de palabras sino de hechos: las pruebas en poder de la Fiscalía son contundentes y evidencian que Sergio se suicidó por la discriminación sistemática que sufría en el colegio. Y recuerde que la exrectora está siendo investigada por falsa denuncia debido a que señaló a Sergio, ante la justicia, de ser responsable del delito de acoso sexual a pesar de que ella sabía que él y su pareja tenían una relación consentida. Ella misma fue quien denunció a la madre de Sergio por abandono ante una comisaría de familia, proceso que culminó cuando, mediante visitas domiciliarias, se determinó que no había ningún mérito para continuarlo.

¿Existe alguna evidencia de que Sergio había sido abandonado física o emocionalmente por su familia?

Claramente no. Hay un aspecto diciente y es el hecho de que hubo una citación a una reunión en el colegio a la que asistieron Sergio y su mamá pero la exrectora se negó a atenderlos porque el padre no pudo asistir. Es una demostración de que para ella las únicas familias válidas son aquellas conformadas por papá y mamá. Esto claramente desconoce la realidad de muchas familias y en el fondo no es más que una actitud machista. No podemos olvidar que la homofobia y el machismo están íntimamente relacionados.

Perdone le insisto: ella aseguró que el niño Urrego escribió una dramática narración sobre su vida y leyó apartes de la misma, en radio ¿Cree que con la lectura pública de ese documento de Sergio se afectará el proceso?

Entre las pruebas que se han discutido en las audiencias, no existe una sola que demuestre lo afirmado por la rectora. Todos los documentos leídos por ella fueron examinados en su momento por las juezas de primera y segunda instancia. Y a la hora de decidir, ellas consideraron que era necesaria y procedente la detención preventiva de la señora Castillo y de la veedora del colegio. Como no son pruebas nuevas, de ninguna forma cambian el panorama probatorio de cara al proceso penal.

Pero lo que ella leyó parecía real.

Era un escrito de Sergio pero la lectura que se hizo de ese texto fue descontextualizada y selectiva. Contrario a la impresión que dejó lo leído, ese documento refleja el amor que Sergio sentía hacia su familia. En este sentido, lo afirmado por la señora Castillo resulta extremadamente dañino no sólo para la honra y buen nombre de Sergio, sino también para la de sus familiares.

¿Pensaría, entonces, en que es necesaria una nueva denuncia penal contra la exrectora por revictimizar a Sergio y a su madre?

Es algo que aún no hemos determinado pero que estamos contemplando, incluso por otras conductas que se han presentado dentro del proceso penal.

Mencione un caso concreto en que conste la discriminación a Sergio.

La expareja de Sergio y su familia declararon ante la fiscalía que la denuncia por acoso sexual contra él fue planeada, redactada y exigida por el colegio. Incluso los propios documentos de ese centro educativo evidencian que sus directivas sabían que entre ellos había una relación de pareja. Además, la Fiscalía cuenta, entre otras, con las cartas y registros electrónicos dejados por él, así como con los testimonios de numerosos compañeros del colegio.

De otro lado, la señora Castillo sostiene que el comportamiento disciplinario de Sergio y su novio se había salido de control porque la manifestación de sus sentimientos era desbordada ¿Esto ha sido discutido en las audiencias?

Lo que afirma la rectora es refutado por los testimonios de quienes señalan que él y su pareja eran muy reservados. Todas las pruebas que ha recaudado la Fiscalía evidencian que el detonante para los actos de discriminación de que fue víctima Sergio, fue una foto en que él y su pareja, en palabras de los mismos estudiantes, se daban un pico, hecho que fue calificado por las directivas como una obscenidad. Esta calificación es transcendental puesto que la sola caracterización de esa manera, de un beso entre dos hombres, es discriminatoria e indicativa de la conducta de las directivas del Gimnasio Castillo. De hecho, la Fiscalía ha recaudado pruebas que demuestran que a las parejas heterosexuales que se expresaban de igual forma, se les daba un tratamiento distinto.

La exrectora comparó la conducta del joven Urrego con la de los pedófilos o la de los sadomasoquistas ¿Esa descripción del comportamiento de Sergio se ha discutido en el proceso?

No. Esa comparación tan vergonzosa como falsa no ha sido aceptada ni probada dentro del proceso. Una vez más, esto demuestra que, para la exrectora, la homosexualidad equivale a una aberración. El lenguaje que usa la delata y se convierte en otra prueba de la discriminación contra Sergio. La señora Castillo también señaló, en anteriores oportunidades, que Sergio había desviado su orientación declarándose bisexual. Todas esas descripciones indican que la exrectora equipara la orientación sexual diversa a una enfermedad, lo cual a su turno explica por qué el colegio actuó como actuó y por qué exigió a Sergio ir al psicólogo.

***

Marcela Sánchez, directora Colombia Diversa

“¿QUÉ MÁS DAÑO LE QUIEREN HACER?”

¿Cómo ha acompañado Colombia Diversa a la familia del estudiante Sergio Urrego?

Primero la asesoramos en una acción de tutela para proteger los derechos vulnerados por el colegio y entidades que no actuaron diligentemente para salvaguardar la vida de Sergio. Segundo, la hemos representado en tres procesos penales en torno a este caso: uno contra Sergio en que fue denunciado falsamente por acoso sexual; otro contra su mamá por injuria y calumnia, denunciada por el colegio. Y por último, el que iniciamos nosotros contra las directivas del Gimnasio Castillo por los delitos de discriminación, ocultamiento y daño de pruebas, y falsa denuncia. Además le hemos brindado apoyo psicosocial a la madre de Sergio, Alba Reyes.

¿Ha conversado con compañeros y profesores de Sergio sobre la forma como el colegio y sus directivas lo trataban a él y a su pareja?

Sí. Parte del proceso jurídico y de movilización social implicó realizar reuniones, leer cartas, acompañar a la familia y hablar con personas cercanas. Sergio es descrito como una persona de mente muy crítica, con sueños y aspiraciones. Desafortunadamente su inteligencia y su libertad fueron interpretadas por las directivas como algo indeseable y censurable. Recuerde que el colegio le exigió no hablar mal de la institución y no cuestionar la autoridad de los profesores. Cuando reveló su orientación sexual, esta fue la excusa final para perseguirlo y discriminarlo.

Si fuera cierto que Sergio y su novio manifestaban públicamente su afecto en las aulas como lo sostiene la exrectora, ¿cómo cree que deberían haber sido “controlados”, según dice ella, para no terminar violando sus derechos constitucionales? O ¿no eran susceptibles de “control”?

Las manifestaciones públicas de afecto hacen parte de la autonomía individual que también ha sido reconocida a niños, niñas y adolescentes. El comportamiento de Sergio y su pareja era igual al que tiene cualquier joven. Lo que sancionó el colegio no fue la expresión de un sentimiento sino que fuera de una pareja gay. Un beso o un abrazo no pueden convertirse en justificación para enviar a un alumno al psicólogo, para obligarlo a revelarles a sus padres su orientación sexual y, menos, para iniciarle un proceso disciplinario o penal.

Me parece que no es la primera vez que la demostración de afectos de las parejas gay ha generado reacciones negativas.

Cierto. Los besos entre parejas del mismo sexo han sido el detonante de la discriminación en varios casos: un beso en un centro comercial, para expulsarlos; el que terminó con calabozo para una mujer lesbiana y el de Sergio. Una cosa es que yo no esté de acuerdo con las expresiones afectivas púbicas pero desde el punto de vista legal, se debe demostrar cómo se afectan los demás con lo que yo hago. Esa discusión no se puede dar en abstracto.

De acuerdo con la exrectora, Sergio (leo entre comillas) “presentaba sadomasoquismo, pedofilia y otras cosas escabrosas” ¿Cómo analiza esta calificación?

Es una nueva difamación y daña el buen nombre y memoria de Sergio. Así ha sido la estrategia de la defensa. Resulta particularmente significativo que escojan la fecha del aniversario de su muerte para hacer afirmaciones infundadas que buscan evadir su responsabilidad, producir dolor en la familia y seguir distorsionando y cuestionando la vida íntima de Sergio. Ahora después de su muerte, ¿qué más daño le quieren hacer?

¿Colombia Diversa pretende que se condene a la exrectora Castillo por homofóbica y qué pena pediría para considerar reparadas las ofensas a la familia Urrego y a la comunidad gay?

Más allá de una pena y de cárcel buscamos que se tomen medidas para que estos casos no se repitan, sobre todo si se tiene en cuenta que la violencia provino, no de sus compañeros, sino de las directivas del colegio legitimadas por un manual de convivencia interpretado de forma discriminatoria. Consideramos que no se ha tomado en serio una política pública de prevención y protección de la violencia escolar motivada por ser gay, joven, afro, transgénero, mujer, o por el origen familiar, la condición de discapacidad o el pensamiento político. Lo lamentable es que la Ley 1620 de 2013 (sobre convivencia escolar) que aborda esta materia no esté siendo aplicada por la mayoría de las secretarías de educación.

Si ustedes pudieran dictar sentencia con efectos simbólicos que se hicieran extensivos a la sociedad, ¿qué diría?

Que se establezca con claridad y que se cumpla la directiva de que niños, niñas y adolescentes son sujetos de derechos y que entre estos, están la libertad de vivir su amor y de autodeterminarse sin ser discriminados. Exigiría que se respete la memoria y la vida de Sergio. Ordenaría que las directivas del colegio se retractaran y pidieran disculpas públicas tanto por lo que se hizo y se dijo sobre Sergio, como por el sufrimiento causado a su familia y amigos. Por último, pediría la no repetición y la aplicación plena de la ley de convivencia escolar.

Falsa denuncia para presionar a Sergio

Lejos estaba Azucena Castillo, entonces rectora del Gimnasio Castillo Campestre, de imaginarse que las órdenes perentorias que ella y otras directivas suyas impartían a Sergio Urrego y a su pareja, otro joven de su edad – escasos 16 años -, se convertirían en cabeza de proceso penal en su contra. De acuerdo con lo investigado por la Fiscalía, Sergio, presionado al máximo por el entorno al parecer discriminatorio de ese colegio, se lanzó desde la terraza del Titán Plaza hace exactamente un año. Antes, había tenido que enfrentar el rechazo por sus preferencias sexuales, las reuniones censuradoras y obligatorias con la rectora, la psicóloga, la veedora y los familiares suyos y de su novio, y una denuncia que después de su muerte fue establecida como falsa, de los padres de su pareja en que se aseguraba que él acosaba sexualmente a su hijo. Los investigadores lograron que los denunciantes confesaran que la rectora los presionó a presentar tal denuncia para enredar la situación escolar de Sergio. Y aceptaron que la relación amorosa entre los dos chicos era consensuada. No obstante, la señora Castillo escogió el aniversario del suicidio para repetirle a la prensa sus afirmaciones contra Sergio. Los abogados de Colombia Diversa estudian la posibilidad de presentar una nueva denuncia penal contra ella.

 

Colombia Diversa, activa en la defensa

Colombia Diversa es la organización defensora de las comunidades LGBT (lesbianas, gay, bisexuales y personas trans) más respetada del país. Propende por el reconocimiento pleno, la inclusión y el respeto por la integridad de los derechos de las personas LGBT. En desarrollo de sus objetivos, la fundación ha acompañado emocionalmente y le ha prestado respaldo jurídico a la madre de Sergio Urrego, Alba Reyes, no solo en los procesos que cursan por el suicidio de su hijo y las responsabilidades penales que se derivarían de la discriminación de que fue objeto, sino en una acción de tutela por cuya importancia fue seleccionada en la Corte Constitucional, en donde espera fallo definitivo. Las directivas del Gimnasio Castillo están siendo procesadas por los delitos de discriminación, ocultamiento de pruebas (para evitar su juzgamiento y posible condena) y falsa denuncia (para presentar a Sergio como una persona de conducta antisocial). En la tutela Colombia Diversa exige la reparación de los derechos vulnerados a Sergio y su familia por el colegio y por la falta de acción diligente de la Secretaría de Educación de Bogotá, del ministerio de Educación y de la propia Fiscalía, entidades en donde se presentaron quejas que nunca tuvieron atención hasta cuando Sergio se suicidó.
 

 

 

Por Cecilia Orozco Tascón, Especial para El Espectador

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