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Después de tener que cancelar los conciertos que tenía programados el pasado mes de septiembre, Robbie Williams ha vuelto a los escenarios y ha roto su silencio para hablar por primera vez con claridad de la enfermedad mental que ha convertido su vida en una lucha constante y desaparecer en varias ocasiones de la vida pública.
En una enfermedad concedida al periódico británico The Sun, la estrella del pop ha confesado: "Tengo una enfermedad que quiere matarme y está en mi cabeza, así que tengo que protegerme de eso. Afortunada y desafortunadamente, si me limito a mis propios recursos, me inclino a sabotearlo todo". Son muchas las ocasiones en las que Robbie ha hablado sobre sus problemas mentales, sin embargo es la primera vez que se pronuncia con claridad sobre sus consecuencias: "a veces me abruma y a veces es una herramienta que necesito para subir al escenario. A veces vivo feliz y es maravilloso. Pero la mayoría de las veces soy humano, tengo una experiencia humana, trato de lidiar con las pruebas y tribulaciones de lo que sucede en mi cabeza".
"Este trabajo es muy malo para mi salud. Va a matarme. A no ser que lo vea de un modo diferente", ha reconocido Williams tras volver a los escenarios después de verse obligado a cancelar su gira, tras un altercado en su concierto del 2 de septiembre en Zúrich, del que explica: "Mi brazo izquierdo se entumeció y no dejaba de babear por un lado de boca", asegura el cantante.
Ahora Robbie ha vuelto con su gira The Heavy Entertainment Show en Australia y aunque en los escenarios se muestra cargado de energía, confiesa que teme por su vida cada vez que lo dejan solo. Unas preocupaciones que le han surgido tras la muerte de su amigo George Michael: "Echo de menos a George, desearía que estuviera aquí. 2016 fue un año terrible en el que desaparecieron héroes de todos. Te das cuenta de que no eres inmortal", y termina reflexionando: "de ahora en adelante me cuidaré mucho más".