Rubén Blades
Después de terminar su labor como ministro de Turismo de su país, el cantautor panameño se presentará el 29 de abril en Medellín y el 1º de mayo en Bogotá.
Cromos.com.co
Una ruta por descubrir en Panamá.
La de Vasco Núñez al Pacífico, el episodio más importante del siglo XVI en el mundo.
¿Cómo quiere amanecer cada día?
Vivo.
¿Cuál es el mejor escenario?
Cualquiera al que sea invitado.
Su búsqueda incansable.
Ser menos egoísta y más solidario.
¿Qué lo mantiene alerta?
La injusticia.
¿Qué lo aburre?
La pretensión.
Un derecho para defender.
El derecho a pensar y expresar ese pensamiento.
¿Qué lo descompone?
La maldad.
Su número de suerte.
No tengo número pero suerte sí.
Su mejor actuación.
La de Dead man out en 1989.
¿Para qué sirven las canciones?
Para todo, desde una propuesta hasta de vehículo de enamoramiento.
Una canción para enamorar.
Amándote.
Una deuda.
Con mi país, siempre.
Un libro para releer.
El rebelde, de Albert Camus.
Una película para repasar.
La guerra y la paz.
¿Qué quería ser cuando niño?
Adulto.
Una profesión que jamás desempeñaría.
Robar.
¿Con cuál canción aprendió a bailar?
Bailo muy mal todavía.
¿Cómo quisiera que lo recordaran?
Por tratar siempre.
¿Para qué es experto?
En nada.
¿En qué es aprendiz?
En todo.
¿Izquierda o derecha?
Izquierda, siempre.
¿A qué le mete mano?
A lo que puedo mejorar.
Un héroe para recordar.
A mi familia.
Un maestro para seguir.
A todos los que tuve de primero a sexto grado en la primaria: Ana G. de Ríos, Isis Tejeira, Eva de Ramos, Doris Coparropa y Mrs. Thomas.
Un amigo para no olvidar.
Claudio Fernández.
¿Cómo lo conquistan?
Con la verdad.
Una historia para olvidar.
Ya la olvidé.
Lo mejor de su infancia.
Mi familia, caminar por San Felipe y Santa Ana con mi abuela, las navidades.
¿A qué le saca el cuerpo?
A bailar en público.
¿A quién le gustaría enseñarle a cantar?
Al gato de mi mujer.
Una mentira universal.
"Yo arreglo esto".
Un espectáculo que lo dejó sin aliento.
En 1969 Richie Ray y Bobby Cruz con Eddie Palmieri e Ismael Quintana, tocando en el Village Gate, en Nueva York.
¿Cuánto dura la fama?
La buena, muy poco, y la mala, para siempre.
¿Qué cambiaría de usted?
Principalmente, la impaciencia.
¿Dónde está Dios?
En nuestro ejercicio diario de la integridad y en nuestra solidaridad diaria.
¿Cuántos años le gustaría vivir?
Los que pueda, pero con salud.
¿Qué es lo mejor de volver?
Que no te has muerto.
¿Qué le produce nostalgia?
El cabello que tuve en los años 70.
Una canción para tararear.
Cualquiera de Edvard Grieg.
La mejor decisión que ha tomado
No fundamentar mi felicidad en la infelicidad ajena.
¿Con quién quisiera compartir escenario?
En el futuro lejano, con John Lennon y Miles Davis, que están tocando en otro escenario ahora mismo.
Una cita por cumplir.
Con la Universidad de Columbia, para mi doctorado en Sociología.
¿Cuándo piensa en Colombia que le viene a la mente?
Mi abuela y su familia, los Aizpurus.
¿Cuál es la expresión que más usa?
¡Ayalapicha!
Una ruta por descubrir en Panamá.
La de Vasco Núñez al Pacífico, el episodio más importante del siglo XVI en el mundo.
¿Cómo quiere amanecer cada día?
Vivo.
¿Cuál es el mejor escenario?
Cualquiera al que sea invitado.
Su búsqueda incansable.
Ser menos egoísta y más solidario.
¿Qué lo mantiene alerta?
La injusticia.
¿Qué lo aburre?
La pretensión.
Un derecho para defender.
El derecho a pensar y expresar ese pensamiento.
¿Qué lo descompone?
La maldad.
Su número de suerte.
No tengo número pero suerte sí.
Su mejor actuación.
La de Dead man out en 1989.
¿Para qué sirven las canciones?
Para todo, desde una propuesta hasta de vehículo de enamoramiento.
Una canción para enamorar.
Amándote.
Una deuda.
Con mi país, siempre.
Un libro para releer.
El rebelde, de Albert Camus.
Una película para repasar.
La guerra y la paz.
¿Qué quería ser cuando niño?
Adulto.
Una profesión que jamás desempeñaría.
Robar.
¿Con cuál canción aprendió a bailar?
Bailo muy mal todavía.
¿Cómo quisiera que lo recordaran?
Por tratar siempre.
¿Para qué es experto?
En nada.
¿En qué es aprendiz?
En todo.
¿Izquierda o derecha?
Izquierda, siempre.
¿A qué le mete mano?
A lo que puedo mejorar.
Un héroe para recordar.
A mi familia.
Un maestro para seguir.
A todos los que tuve de primero a sexto grado en la primaria: Ana G. de Ríos, Isis Tejeira, Eva de Ramos, Doris Coparropa y Mrs. Thomas.
Un amigo para no olvidar.
Claudio Fernández.
¿Cómo lo conquistan?
Con la verdad.
Una historia para olvidar.
Ya la olvidé.
Lo mejor de su infancia.
Mi familia, caminar por San Felipe y Santa Ana con mi abuela, las navidades.
¿A qué le saca el cuerpo?
A bailar en público.
¿A quién le gustaría enseñarle a cantar?
Al gato de mi mujer.
Una mentira universal.
"Yo arreglo esto".
Un espectáculo que lo dejó sin aliento.
En 1969 Richie Ray y Bobby Cruz con Eddie Palmieri e Ismael Quintana, tocando en el Village Gate, en Nueva York.
¿Cuánto dura la fama?
La buena, muy poco, y la mala, para siempre.
¿Qué cambiaría de usted?
Principalmente, la impaciencia.
¿Dónde está Dios?
En nuestro ejercicio diario de la integridad y en nuestra solidaridad diaria.
¿Cuántos años le gustaría vivir?
Los que pueda, pero con salud.
¿Qué es lo mejor de volver?
Que no te has muerto.
¿Qué le produce nostalgia?
El cabello que tuve en los años 70.
Una canción para tararear.
Cualquiera de Edvard Grieg.
La mejor decisión que ha tomado
No fundamentar mi felicidad en la infelicidad ajena.
¿Con quién quisiera compartir escenario?
En el futuro lejano, con John Lennon y Miles Davis, que están tocando en otro escenario ahora mismo.
Una cita por cumplir.
Con la Universidad de Columbia, para mi doctorado en Sociología.
¿Cuándo piensa en Colombia que le viene a la mente?
Mi abuela y su familia, los Aizpurus.
¿Cuál es la expresión que más usa?
¡Ayalapicha!