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Santiago Alarcón, una vida de comedia

Hace tres años el actor paisa se robó el corazón del público con su personaje de Germán, en “El man es Germán”. Ahora, con ese mismo sentido del humor que lo caracteriza, interpreta a Gonzalo, en la segunda parte de la película “Uno al año no hace daño”.

El Espectador
26 de diciembre de 2015 - 01:24 a. m.
Santiago Alarcón está de lanzamiento en el cine e interpreta a Maximiliano Velandia en la serie “Anónima”. / Cortesía
Santiago Alarcón está de lanzamiento en el cine e interpreta a Maximiliano Velandia en la serie “Anónima”. / Cortesía

En la primera parte de “Uno al año no hace daño” su personaje tomó de más y perdió el control en la celebración de los cumpleaños. ¿Cuál será la excusa para beber en esta ocasión?

Pues a diferencia de la mayoría de los personajes, Gonzalo no está acostumbrado a tomar, pero cuando lo hace pasa algo y en esta ocasión no va a ser la excepción, él decide dar el paso siguiente con su pareja, pero en la despedida volverá a tomar y terminará haciendo un desastre.

¿Qué reto significó para usted hacer este personaje?

En este caso fue la comedia, porque tiene la necesidad de ser seria, de darle credibilidad a lo que uno está haciendo, así sea hacer reír. Intentamos crear una muy buena historia para que la gente se pudiera sentir identificada, se pudiera reír y conmover.

¿Qué efectos causa el alcohol cuando Santiago Alarcón toma?

De vez en cuando me tomo algunos traguitos, pero en la época en que tomaba mucho sí hicieron bastantes estragos. Nada con consecuencias grave.

¿Y cómo le va con el baile?

Soy pésimo bailando. Cuando voy a fiestas, a encuentros con los amigos o cuando voy a una discoteca o a un bar, que generalmente no frecuento, porque no me gustan, prefiero quedarme en la mesa tomando, hablando con alguien.

Es de Medellín. ¿Cómo celebraban la Navidad y el fin de año?

Eso era un despelote porque mi papá tiene como 16 hermanos y mi mamá 14. Mi papá era de Sonsón, Antioquia, y mi mamá de Girardota, Antioquia. Un 24 de diciembre era toda la familia en la casa reunida, comían marrano y llevaban músicos, era mucha gente. Recuerdo que había mucho guaro y chicharrón, y la fiesta era de tres días. Ahora no lo hacemos tanto, porque hay niños y hay que levantarse temprano (risas).

Inició actuando en teatro, en Medellín. Pero, ¿cómo llegó la actuación a su vida?

Esta carrera no la encontré porque haya querido ser actor, sino porque me la encontré en el camino como una terapia y luego se convirtió en mi profesión. En Bogotá hallé la televisión, que me fue ofreciendo una posibilidad diferente, al punto que hoy en día puedo hacer cine, teatro y televisión.

¿Cómo era la movida teatral en los años 90 en Medellín?

En esa época tenía 17 años y el teatro que hacíamos era más pedagógico. Recuerdo autores antioqueños como José Manuel Freidel, que estaba muy presente en la escuela. Estudiar tres años allí me sirvió como base para llegar a Bogotá y ver otro mundo, un mundo completamente diferente a lo que creía, pero en el que me pude defender.

¿Qué pasó con el sueño de ser futbolista?

El deseo de ser futbolista se disipó por varias razones. La primera, porque tuve un accidente en motocicleta que me alejó por un buen tiempo de la liga y cuando regresé ya no fue lo mismo. La segunda fue porque mi papá falleció, él era la persona que me impulsaba a ser futbolista, y cuando ya no conté con él, perdí el impulso y caí en una depresión que sólo con el teatro pude superar. Por eso creo que no renuncié al fútbol, sino que el fútbol me abrió otro camino.

¿En qué posición jugaba?

De central. En esa posición me iba bien, porque desde muy pequeño entré a la escuela de fútbol y después estuve en un equipo de la liga. Para esa época mi ídolo era Andrés Escobar, por eso soy hincha a morir del verde, del Atlético Nacional.

¿Cuál cree que fue el personaje que lo llevó a la cima del reconocimiento?

Para la gente siempre va a ser Germán, pero creo que gracias a los personajes que hice antes pude hacer de Germán, entonces creo que cada personaje tiene su mérito, porque cada uno abrió un camino para el otro y a todos les debo algo.

¿Le costó mucho despojarse de Germán?

Es más difícil que la gente se olvide de un personaje como Germán, y luego vea al actor en otro, pero uno siempre tiene la misma dinámica, sale de un personaje y entra en otro, y Germán no fue la excepción.

Su personaje en “Anónima” es introvertido y con bastantes secretos, muy diferente a Germán. ¿Qué tipo de personajes disfruta más?

Me siento más cómodo en los personajes como Germán, que de alguna manera tienen un poquito o mucho de comedia. No quiere decir que prefiera hacer eso, pero sí me siento más cómodo. Personajes como Maximiliano, de Anónima, representan un reto, que también es un placer interpretar, pero en términos generales la comedia para mí es algo que quisiera hacer toda la vida.

¿Qué significó Alfonso Ortiz en su carrera?

Mucho y todavía, porque cuando llegué de Medellín entré a la escuela de él, que quedaba en Teusaquillo, con mis cuatro amigos, que veníamos de Medellín y entrar a ese mundo de Bogotá y conocer la escuela de Alfonso Ortiz fue muy interesante para nosotros, porque eso era una mezcla de regiones de todo el país, gente con los mismos sueños, gente buscando una oportunidad y hoy en día la mayoría de los que estábamos ahí están en el medio y otros no quisieron seguir.

Esa época de su vida fue difícil, recién llegaba a Bogotá.

Sí. Hice de mesero, también de DJ en algunas minitecas, fui árbitro y planillero de microfútbol y gracias a mi esposa, Cecilia Navia, hice casting para hacer cuñas radiales y para televisión, y todavía hago algunas.

¿Cómo lo ha cambiado la paternidad?

Siempre quise ser papá, porque soy el mayor de seis hermanos, entonces casi que críe a la mayoría de mis hermanos, siempre tuve ese espíritu para los niños. Hoy en día veo que me casé muy joven, a los 25 años, pero defiendo mucho el matrimonio, creo que antes de traer un hijo al mundo, se debe disfrutar del matrimonio como pareja.

Finalmente, ¿qué regalo no le ha traído el Niño Dios?

La Copa América.

¿Qué proyectos tiene para 2016?

Continuaré el próximo año con Burundanga, una obra del teatro La Castellana. También estoy trabajando en una serie para Caracol Televisión y tengo un proyecto del que no voy a dar adelantos.

¿Y un propósito para el próximo año?

Puedo decir que llevo más de un año sin fumar, porque me lo propuse hace un buen tiempo, pero para el próximo quisiera viajar, así sea a La Vega o a Tabio, con mi familia, porque este año no hubo tiempo por temas de trabajo.

 

Por El Espectador

 

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