Santiago Cruz: alma al desnudo
El cantante ibaguereño revela episodios jamás mostrados de su vida. Se trata de una narración en presente desde sus más difíciles momentos consignados en el libro “Diciembre otra vez”, publicado por Penguin Random.
El nombre de Santiago Cruz se ha escuchado por sus ritmos de baladas y pop, algunas como Y si te quedas, ¿qué?, Desde lejos y otras tantas que se suman a su lista de éxitos. Pero esta vez no es noticia precisamente por su música, pues ahora no se sienta para hablar de su más reciente sencillo, sino de Diciembre, otra vez, su historia convertida en libro, un relato en el que “desnuda su alma” desde su experiencia de vida.
Nunca ha hablado con tanta profundidad como en este resumen, una historia jamás contada desde él, con su propia experiencia. No se trata de una revelación desde su mejor ángulo, sino de un relato que en un principio comenzó como una terapia de sanación.
“Me di cuenta de que tenía distintas aristas, que tenía un matiz de persecución y de seguir ese sueño de superar adicciones y procesos de rehabilitación. Tenía todo un arco narrativo, tenía episodios familiares, que muchas personas en Colombia pueden creer que el camino de la música es muy glamuroso, pero que detrás de esas puertas que se cierran hay desilusiones”, relata Santiago Cruz.
(Le recomendamos: Julieth Valdés, con el foco en la moda y el sueño en el exterior)
Quizás antes no hubiera podido tomar el coraje para contar sus dramas, decaídas y adicciones, que parecen separados de su carrera de éxitos, pero que han sido sombras alimentadas al mismo tiempo. Hubo duda de revelarlo, mostrarse sin máscara y dar testimonios de vida y familia. Tal vez su decisión se debe a lo que llama la crisis de los cuarenta. Ese mismo fenómeno originó su disco Dale.
“Hace que uno se sienta como a la mitad del camino, ya que la expectativa de vida está alrededor de los ochenta años”. Al tejer este relato, Cruz recordó un libro, “El cantautor de las cuatro dimensiones”, donde dice que hay que tener muchos más puntos de acceso a la música, más allá de la música misma. No precisamente porque sea una historia más extraordinaria que la de otra persona, sino porque se convierte en algo tan importante, que vale la pena ser contado. El ibaguereño se encuentra con un mismo punto de partida, con ese mismo “Diciembre, otra vez”.
Para Santiago Cruz ha significado toparse con varios de los episodios de mayor impacto de su vida, que se han convertido en un mismo punto. Algunos de estos se pueden resumir en la noche que tomó la decisión de dedicarse de lleno a la música, el día que tocó fondo y decidió entrar a rehabilitación, así como la muerte de su padre e, incluso, cuando recibió la carta de liberación de su disquera después de trabajar por cerca de once años.
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Su libro hace parte de ese mismo ciclo, en el que descubrió que cada septenio le ocurría algo digno de detenerse a analizar. Es así como el libro está escrito en etapas de siete años.
En las 224 páginas también se detiene en polémicas como la que provocó aquel tuit que escribió acerca de la muerte de Diomedes Díaz y que cerca de siete años después revela desde su punto de vista lo que quiso expresar y sus razones.
El relato sorprende con una narración en presente, a pesar de contar hechos del pasado. “El inconsciente del ser humano no conoce de temporalidad, no sabe que le estamos hablando en pasado o en futuro, para él siempre estamos en presente. Es la mejor manera de hackearlo, si quieres sanar algo o hacer el proceso curativo, tú debes hablar sobre lo que te está pasando y lo mismo hacia el futuro, si quieres visualizar algo. Por eso este libro tiene un don curativo con el fin de que en esa construcción narrativa del eterno presente la sanación sea más efectiva”.
Su familia y las personas más cercanas a su vida también son parte de este proceso de sanación. Su esposa María Paz fue de las primeras en leer su relato; ella ha sido su compañera de batallas. No pudo dejar por fuera a Daniel Álvarez, de su oficina de management y Mariana Lloreda, periodista y amiga, quienes coincidieron en que era un testimonio que merecía la pena ser contado.
El prólogo fue escrito por Ricardo Silva, quien describe el proceso de vulnerabilidad al que se entrega Santiago Cruz en cada una de las líneas.
(Puede leer: María Jimena Duzán: “La actualidad no es solo política”)
Desde siempre, Santiago Cruz ha sido un escritor nato, puede que ahora con esta obra confunda y deje al lector pensando si siempre ha sido un escritor con alma de cantante o un cantante con alma de escritor. Puede ser ambas, ahora el libro se articula con el universo de la música, pues contiene códigos QR que llevan a diferentes plataformas a oír las canciones de las que habla en el libro. Adicional, está preparando un EP de cuatro canciones interconectadas para que el autor obtenga una comunicación directa con la historia.
A pesar de ser las memorias de un hombre, no espera caer en el narcisismo de pedir que compren su libro solo porque es él. Es solo un hombre que quiere inspirar a otros seres humanos, dar cuenta de que se puede cambiar y mejorar muchas veces.
“Aquí hay una historia de una persona que en un punto de su vida está sumergido en la oscuridad y que, a partir de determinados episodios en compañía de unas personas, bajo su propia voluntad y amor propio, termina transformándose y espero seguir transformándome. Es un relato que le puede llegar a servir a alguien”.
El nombre de Santiago Cruz se ha escuchado por sus ritmos de baladas y pop, algunas como Y si te quedas, ¿qué?, Desde lejos y otras tantas que se suman a su lista de éxitos. Pero esta vez no es noticia precisamente por su música, pues ahora no se sienta para hablar de su más reciente sencillo, sino de Diciembre, otra vez, su historia convertida en libro, un relato en el que “desnuda su alma” desde su experiencia de vida.
Nunca ha hablado con tanta profundidad como en este resumen, una historia jamás contada desde él, con su propia experiencia. No se trata de una revelación desde su mejor ángulo, sino de un relato que en un principio comenzó como una terapia de sanación.
“Me di cuenta de que tenía distintas aristas, que tenía un matiz de persecución y de seguir ese sueño de superar adicciones y procesos de rehabilitación. Tenía todo un arco narrativo, tenía episodios familiares, que muchas personas en Colombia pueden creer que el camino de la música es muy glamuroso, pero que detrás de esas puertas que se cierran hay desilusiones”, relata Santiago Cruz.
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Quizás antes no hubiera podido tomar el coraje para contar sus dramas, decaídas y adicciones, que parecen separados de su carrera de éxitos, pero que han sido sombras alimentadas al mismo tiempo. Hubo duda de revelarlo, mostrarse sin máscara y dar testimonios de vida y familia. Tal vez su decisión se debe a lo que llama la crisis de los cuarenta. Ese mismo fenómeno originó su disco Dale.
“Hace que uno se sienta como a la mitad del camino, ya que la expectativa de vida está alrededor de los ochenta años”. Al tejer este relato, Cruz recordó un libro, “El cantautor de las cuatro dimensiones”, donde dice que hay que tener muchos más puntos de acceso a la música, más allá de la música misma. No precisamente porque sea una historia más extraordinaria que la de otra persona, sino porque se convierte en algo tan importante, que vale la pena ser contado. El ibaguereño se encuentra con un mismo punto de partida, con ese mismo “Diciembre, otra vez”.
Para Santiago Cruz ha significado toparse con varios de los episodios de mayor impacto de su vida, que se han convertido en un mismo punto. Algunos de estos se pueden resumir en la noche que tomó la decisión de dedicarse de lleno a la música, el día que tocó fondo y decidió entrar a rehabilitación, así como la muerte de su padre e, incluso, cuando recibió la carta de liberación de su disquera después de trabajar por cerca de once años.
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Su libro hace parte de ese mismo ciclo, en el que descubrió que cada septenio le ocurría algo digno de detenerse a analizar. Es así como el libro está escrito en etapas de siete años.
En las 224 páginas también se detiene en polémicas como la que provocó aquel tuit que escribió acerca de la muerte de Diomedes Díaz y que cerca de siete años después revela desde su punto de vista lo que quiso expresar y sus razones.
El relato sorprende con una narración en presente, a pesar de contar hechos del pasado. “El inconsciente del ser humano no conoce de temporalidad, no sabe que le estamos hablando en pasado o en futuro, para él siempre estamos en presente. Es la mejor manera de hackearlo, si quieres sanar algo o hacer el proceso curativo, tú debes hablar sobre lo que te está pasando y lo mismo hacia el futuro, si quieres visualizar algo. Por eso este libro tiene un don curativo con el fin de que en esa construcción narrativa del eterno presente la sanación sea más efectiva”.
Su familia y las personas más cercanas a su vida también son parte de este proceso de sanación. Su esposa María Paz fue de las primeras en leer su relato; ella ha sido su compañera de batallas. No pudo dejar por fuera a Daniel Álvarez, de su oficina de management y Mariana Lloreda, periodista y amiga, quienes coincidieron en que era un testimonio que merecía la pena ser contado.
El prólogo fue escrito por Ricardo Silva, quien describe el proceso de vulnerabilidad al que se entrega Santiago Cruz en cada una de las líneas.
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Desde siempre, Santiago Cruz ha sido un escritor nato, puede que ahora con esta obra confunda y deje al lector pensando si siempre ha sido un escritor con alma de cantante o un cantante con alma de escritor. Puede ser ambas, ahora el libro se articula con el universo de la música, pues contiene códigos QR que llevan a diferentes plataformas a oír las canciones de las que habla en el libro. Adicional, está preparando un EP de cuatro canciones interconectadas para que el autor obtenga una comunicación directa con la historia.
A pesar de ser las memorias de un hombre, no espera caer en el narcisismo de pedir que compren su libro solo porque es él. Es solo un hombre que quiere inspirar a otros seres humanos, dar cuenta de que se puede cambiar y mejorar muchas veces.
“Aquí hay una historia de una persona que en un punto de su vida está sumergido en la oscuridad y que, a partir de determinados episodios en compañía de unas personas, bajo su propia voluntad y amor propio, termina transformándose y espero seguir transformándome. Es un relato que le puede llegar a servir a alguien”.