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Sean Connery, ahora con licencia eterna

El actor nacido en Escocia en 1930 y que se destacó por su interpretación de James Bond durante varias temporadas murió este viernes 30 de octubre a los 90 años. Aquí un recorrido por su historia.

Juan Carlos Piedrahíta B.
31 de octubre de 2020 - 07:43 p. m.
Sean Connery comenzó a destacarse en el ámbito cinematográfico al lograr el papel protagónico en el filme de James Bond "007 contra el Doctor No".
Sean Connery comenzó a destacarse en el ámbito cinematográfico al lograr el papel protagónico en el filme de James Bond "007 contra el Doctor No".
Foto: Agencia EFE

Durante algunos años, Sean Connery estuvo al servicio de su majestad. Pero desde hacía más de siete décadas era el mundo el que estaba a sus pies. (Lea también: Murió el actor Sean Connery, considerado el “mejor James Bond de todos los tiempos”)

El talento exhibido en sus películas, su innegable porte varonil y el adecuado manejo de las relaciones personales lo ubicaron en un lugar en el que solamente brillan las grandes luminarias de Hollywood. Nació en Escocia el 25 de agosto de 1930 y las condiciones económicas adversas de su familia lo llevaron a abandonar el colegio y emplearse como repartidor de leche en su natal Edimburgo. (También le puede interesar: Sean Connery cumple 90 años)

En su juventud, Connery fue deportista, también participó en el concurso de Mister Universo, en el que ocupó la tercera posición; se ganó la vida como socorrista y, además, incursionó en el modelaje artístico. (Recuerde: Medio siglo del carro del Agente 007)

En la segunda mitad de la década del 50 se le cruzó el cine en su camino y gracias a la interpretación de un personaje en la película Ruta infernal, quedó flechado con el mundo del celuloide. Sin embargo, él también consiguió un objetivo importante: no pasar desapercibido para ningún espectador. Tanto fue el grado de recordación que, en 1962, dio el primer paso a su consagración como superestrella al lograr el papel protagónico del filme de James Bond 007 contra el Doctor No. (Le recomendamos: Murió Margaret Nolan, chica Bond en “Goldfinger”)

A esta cinta le siguieron verdaderos clásicos de acción como De Rusia con amor, Goldfinger y Nunca digas nunca jamás, así como películas denominadas de autor como El día más largo, Marnie, la ladrona, de Alfred Hitchcock y El nombre de la rosa, entre muchos otros títulos.

Sir Connery, título que le otorgó la Reina Isabel II en el año 2000, no solamente le prestó su figura y su voz a James Bond, sino que también se destacó en la interpretación de personajes como Robin Hood, El Rey Arturo y el papá de Indiana Jones.

Prácticamente retirado de un ámbito que le dio tanta gloria, el veterano actor presentó en 2008 una especie de memorias con las que, bajo el nombre de Being a Scot (Ser un escocés), quiso hacer un análisis sobre la cultura, la sociedad, el deporte, el cine y la arquitectura de su país.

Las páginas de Ser un escocés, a pesar de lo que pudiera llegar a pensarse por su título, contienen muy pocos datos autobiográficos, aunque en el transcurso de su lectura sí se puede establecer la postura de Connery frente a la realidad social de Escocia y su rol dentro del Reino Unido.

Durante la presentación de su libro, dejó claro su apoyo incondicional al Partido Nacionalista Escocés e insistió en que su país debía acudir a los próximos Juegos Olímpicos de Londres, en 2012, como una potencia escocesa y no como parte del equipo británico. Ese comentario, así como muchas otras posturas lanzadas desde su retiro, provocaron la incomodidad en las mentes más tradicionales de la región.

Durante los últimos años se dedicó al golf, una de sus máximas pasiones desde que un día, con la pinta de Bond, James Bond, le tocó aprender los pormenores de esta disciplina para practicar una relajada rutina deportiva diaria.

Sean Connery, quien murió este viernes 30 de octubre en las Bahamas a los 90 años, con el golf, con el cine y desde la escritura sincera, modificó los roles y confirmó que, desde hacía tiempo, no estaba al servicio de su majestad. Ahora... y hasta la posteridad... es el mundo el que quedó a disposición de este hombre, de este genuino James Bond, uno de los pocos con licencia eterna.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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