Sebastián Eslava, actor por vocación
Intentó ser torero como su padre, Pepe Cáceres, pero por las condiciones del oficio y el rumbo que tomó desde pequeño, decidió continuar en la actuación y desde allí, homenajearlo a través de una película que prepara sobre el matador.
Redacción Un chat con...
¿Cómo entró a la actuación?
Desde muy niño. Me crie en un ambiente muy artístico, mi mamá es pintora y mi papá torero, entonces en mi casa se respiraba arte. Había muchos cuadros entonces era muy raro en que me metiera en otra cosa. No conocí un padre yendo a la oficina y en el colegio fui el peor estudiante n el mundo y para lo único que me sentía bueno era para el arte y para los deportes, entonces descubrí que me sentía bien en las clases de teatro, danza y pintura y ya creciendo hice obras de teatro más serias. Cuando estaba en décimo, llegó al Gimnasio Moderno un exalumno que se llama Felipe Cano, director de La semilla del silencio, una de mis grandes influencias, al que le debo la motivación para volverme actor, e hicimos obras de teatro juntos, una de esas fue Romeo y Julieta y me dijo que tenía que hacer lo por lo grande y me motivó a irme a estudiar a EE. UU. en la Academia de Stella Adler, que fue una de las grandes influencias de la actuación de cine y teatro y fue la mentora de Marlon Brando. Allá tuve la oportunidad de adentrarme en la actuación de una manera muy seria y profunda, uno estando allá trabaja los grandes actores desde Shakespeare y Miller y el trabajo se vuelve muy serio y desde ahí creo que el trabajo del actor ayuda a transformar vidas.
¿En qué momento decidió regresar al país?
En el 2007. Tuve el protagónico de una película y por cuestiones de visa y una propuesta que me salió en el país, decidí volver.
¿De qué se trata esa primera película, “Cinco de mayo, la batalla”?
Es en inglés y digamos que para el público mexicano-americano, donde interpretaba a un chicano que tenía peleas callejeras para salvarle la vida a su abuelita.
Ahora interpreta a un exparamilitar en “La niña”, ¿quien es él?
Manuel Monsalve es un exparamilitar al que su papá lo vende a este grupo cuando es apenas un niño, porque le gusta mucho cocinar y le dice que eso es para maricas. Eso lo salva de tantas cosas que hacen los paramilitares, porque lo dejan servirles a los comandantes. En el momento en que se reintegra conoce a Belky y descubre que ella es su motor de vida, su única familia.
¿Tuvo algún acercamiento con reinsertados?
Conocimos a varios de ellos que nos contaron todas sus historias y entre esas personas solo había un exparamilitar y pude hablar con él un par de veces y me contó muchas cosas que me ayudaron a crear el personaje y con lo que comencé a entender un poco más. Uno tiende a juzgar a las personas por fracciones muy pequeñas, pero a veces se nos olvida que todos somos seres humanos y vivimos circunstancias que a veces no queremos, pero nos resultamos metidos en esto. Muchos de ellos entraron a estos grupos porque en sus casas no había las condiciones para un niño, había mucho maltrato, abusos, cosas terribles o fueron raptados por estos grupos o se fueron porque ahí iban a encontrar una familia, cariño y los iban a tratar diferentes a como los trataban en sus casas. Ha sido una experiencia de crecimiento para mí, porque me doy cuenta de que no he vivido nada parecido a ellos y cuando pienso en mi personaje y lo que tiene que vivir, veo que lo que me pasa no es tan grave.
¿Con este personaje de alguna forma redescubrió Colombia?
Creo que si, hay cosas muy grandes que están pasando con Juanes o James, pero también está esta realidad tan compleja para todos. Esta realidad la veía más light y ahora haciendo la serie me ha tocado investigar más y ha cobrado más importancia el pasado de Colombia y lo relevante que es que no siga pasando más.
¿Qué le ha representado este personaje?
Es mi primer protagónico y creo que es un personaje que quisiera hacer cualquier actor. Personajes con tanta carne y jugo es una delicia hacer.
¿Qué más está haciendo?
No me gusta quedarme quieto. Aparte de actuar, produzco. Ahora estoy haciendo dos películas, una en etapa de posproducción que protagonizamos con Valentina Acosta. Fue un proyecto muy bonito, porque lo hicimos entre amigos, desde la lectura del guion.
¿De qué es la película?
Es la historia de un futbolista rebelde e indisciplinado al que el papá se lo da todo para cubrir el vacío de su ausencia y este chico crece de fiesta en fiesta desperdiciando su talento para jugar fútbol. Cuando le dan la oportunidad de subir a primera división, se va de fiesta y se lesiona como Falcao y tiene que recuperarse espiritual y físicamente. Estamos terminándola y cuadrando temas de estrenos.
También hace algo relacionado con su padre, el torero Pepe Cáceres...
Desde hace unos años vengo investigando, estudiando, escribiendo. Hice un libro con Víctor Diusabá que está inédito y de ahí adaptamos un guion, con el que estamos trabajando con un director mexicano y la idea es que hagamos una coproducción Colombia-México-España.
¿Qué representa para usted su papá?
Mi papá fue un torero muy conocido en Colombia, y no solo fue importante por eso sino porque se convirtió en un icono que ayudó a mucha gente. Su vida estuvo llena de dolor y de muchas cosas que tuvo que superar, venía de una familia muy pobre y en los toros encontró que podría ser alguien, en una carrera que en ese momento era importante, él logra superar su pasado y a punta de cornadas y de hambre logra llegar a España a torear con Luis Miguel Dominguín y otros grandes que eran estrellas del toreo, pero también se vuelve amigo de Picasso y de Hemingway. Demostró que uno puede luchar por sus sueños con disciplina, perseverancia y creyendo mucho en sí mismo.
¿Pensó en seguirle los pasos?
Sí, me metí tanto en la historia de él que dentro de la investigación conocí a mucha gente que comenzó a cuestionarme y a decirme que por qué no lo intentaba. Entonces me iba a la plaza a aprender con los toreros y un día el Gitanillo de América me dijo que lo intentara. Estaba un poco con el corazón roto con la actuación y terminé en Sevilla, pero haciéndolo descubrí que no era lo mio.
¿Qué lo decepcionó?
Creo que la época es un poco difícil y la edad en que lo intenté lo era. Comencé a entrenar con niños de 13 años que hacían cosas que yo no podría hacer eso. Torear es muy difícil, uno siente un miedo inimaginable cada vez que se para frente a un toro, sientes que va a morir y tiene que hacerlo bonito y el toro huele el miedo. Físicamente es muy demandante, es una profesión muy difícil. El Juli tiene en su escuela un letrero que dice “Ser torero es difícil, ser figura del toreo es imposible”. Hoy en día los toreros son muy mal vistos y entonces es una profesión complicada y creo que no tenía lo que se necesita para sobreponerse a eso.
¿Cómo entró a la actuación?
Desde muy niño. Me crie en un ambiente muy artístico, mi mamá es pintora y mi papá torero, entonces en mi casa se respiraba arte. Había muchos cuadros entonces era muy raro en que me metiera en otra cosa. No conocí un padre yendo a la oficina y en el colegio fui el peor estudiante n el mundo y para lo único que me sentía bueno era para el arte y para los deportes, entonces descubrí que me sentía bien en las clases de teatro, danza y pintura y ya creciendo hice obras de teatro más serias. Cuando estaba en décimo, llegó al Gimnasio Moderno un exalumno que se llama Felipe Cano, director de La semilla del silencio, una de mis grandes influencias, al que le debo la motivación para volverme actor, e hicimos obras de teatro juntos, una de esas fue Romeo y Julieta y me dijo que tenía que hacer lo por lo grande y me motivó a irme a estudiar a EE. UU. en la Academia de Stella Adler, que fue una de las grandes influencias de la actuación de cine y teatro y fue la mentora de Marlon Brando. Allá tuve la oportunidad de adentrarme en la actuación de una manera muy seria y profunda, uno estando allá trabaja los grandes actores desde Shakespeare y Miller y el trabajo se vuelve muy serio y desde ahí creo que el trabajo del actor ayuda a transformar vidas.
¿En qué momento decidió regresar al país?
En el 2007. Tuve el protagónico de una película y por cuestiones de visa y una propuesta que me salió en el país, decidí volver.
¿De qué se trata esa primera película, “Cinco de mayo, la batalla”?
Es en inglés y digamos que para el público mexicano-americano, donde interpretaba a un chicano que tenía peleas callejeras para salvarle la vida a su abuelita.
Ahora interpreta a un exparamilitar en “La niña”, ¿quien es él?
Manuel Monsalve es un exparamilitar al que su papá lo vende a este grupo cuando es apenas un niño, porque le gusta mucho cocinar y le dice que eso es para maricas. Eso lo salva de tantas cosas que hacen los paramilitares, porque lo dejan servirles a los comandantes. En el momento en que se reintegra conoce a Belky y descubre que ella es su motor de vida, su única familia.
¿Tuvo algún acercamiento con reinsertados?
Conocimos a varios de ellos que nos contaron todas sus historias y entre esas personas solo había un exparamilitar y pude hablar con él un par de veces y me contó muchas cosas que me ayudaron a crear el personaje y con lo que comencé a entender un poco más. Uno tiende a juzgar a las personas por fracciones muy pequeñas, pero a veces se nos olvida que todos somos seres humanos y vivimos circunstancias que a veces no queremos, pero nos resultamos metidos en esto. Muchos de ellos entraron a estos grupos porque en sus casas no había las condiciones para un niño, había mucho maltrato, abusos, cosas terribles o fueron raptados por estos grupos o se fueron porque ahí iban a encontrar una familia, cariño y los iban a tratar diferentes a como los trataban en sus casas. Ha sido una experiencia de crecimiento para mí, porque me doy cuenta de que no he vivido nada parecido a ellos y cuando pienso en mi personaje y lo que tiene que vivir, veo que lo que me pasa no es tan grave.
¿Con este personaje de alguna forma redescubrió Colombia?
Creo que si, hay cosas muy grandes que están pasando con Juanes o James, pero también está esta realidad tan compleja para todos. Esta realidad la veía más light y ahora haciendo la serie me ha tocado investigar más y ha cobrado más importancia el pasado de Colombia y lo relevante que es que no siga pasando más.
¿Qué le ha representado este personaje?
Es mi primer protagónico y creo que es un personaje que quisiera hacer cualquier actor. Personajes con tanta carne y jugo es una delicia hacer.
¿Qué más está haciendo?
No me gusta quedarme quieto. Aparte de actuar, produzco. Ahora estoy haciendo dos películas, una en etapa de posproducción que protagonizamos con Valentina Acosta. Fue un proyecto muy bonito, porque lo hicimos entre amigos, desde la lectura del guion.
¿De qué es la película?
Es la historia de un futbolista rebelde e indisciplinado al que el papá se lo da todo para cubrir el vacío de su ausencia y este chico crece de fiesta en fiesta desperdiciando su talento para jugar fútbol. Cuando le dan la oportunidad de subir a primera división, se va de fiesta y se lesiona como Falcao y tiene que recuperarse espiritual y físicamente. Estamos terminándola y cuadrando temas de estrenos.
También hace algo relacionado con su padre, el torero Pepe Cáceres...
Desde hace unos años vengo investigando, estudiando, escribiendo. Hice un libro con Víctor Diusabá que está inédito y de ahí adaptamos un guion, con el que estamos trabajando con un director mexicano y la idea es que hagamos una coproducción Colombia-México-España.
¿Qué representa para usted su papá?
Mi papá fue un torero muy conocido en Colombia, y no solo fue importante por eso sino porque se convirtió en un icono que ayudó a mucha gente. Su vida estuvo llena de dolor y de muchas cosas que tuvo que superar, venía de una familia muy pobre y en los toros encontró que podría ser alguien, en una carrera que en ese momento era importante, él logra superar su pasado y a punta de cornadas y de hambre logra llegar a España a torear con Luis Miguel Dominguín y otros grandes que eran estrellas del toreo, pero también se vuelve amigo de Picasso y de Hemingway. Demostró que uno puede luchar por sus sueños con disciplina, perseverancia y creyendo mucho en sí mismo.
¿Pensó en seguirle los pasos?
Sí, me metí tanto en la historia de él que dentro de la investigación conocí a mucha gente que comenzó a cuestionarme y a decirme que por qué no lo intentaba. Entonces me iba a la plaza a aprender con los toreros y un día el Gitanillo de América me dijo que lo intentara. Estaba un poco con el corazón roto con la actuación y terminé en Sevilla, pero haciéndolo descubrí que no era lo mio.
¿Qué lo decepcionó?
Creo que la época es un poco difícil y la edad en que lo intenté lo era. Comencé a entrenar con niños de 13 años que hacían cosas que yo no podría hacer eso. Torear es muy difícil, uno siente un miedo inimaginable cada vez que se para frente a un toro, sientes que va a morir y tiene que hacerlo bonito y el toro huele el miedo. Físicamente es muy demandante, es una profesión muy difícil. El Juli tiene en su escuela un letrero que dice “Ser torero es difícil, ser figura del toreo es imposible”. Hoy en día los toreros son muy mal vistos y entonces es una profesión complicada y creo que no tenía lo que se necesita para sobreponerse a eso.