Soluciones para problemas urbanos
La presentadora mexicana se encuentra en Bogotá en busca de propuestas innovadoras que atiendan retos ambientales, económicos y tecnológicos. Considera que la región necesita crear un bloque comercial y no cree que el presidente de EE.UU., Donald Trump, reúna el dinero para construir el muro.
El Espectador
¿En qué se enfoca este año su programa “Fuerza en movimiento”?
Según estudios internacionales, la capital colombiana será dentro de unos años la cuarta mayor ciudad de Latinoamérica, y por ello es importante saber qué tipo de soluciones se están generando en infraestructura, movilidad y seguridad y quiénes están mirando la ciudad con otros ojos.
¿Por qué considera tan importante hablar de soluciones urbanas?
Porque hay tendencias que nos obligan a mirar a las ciudades. Una de ellas es que más de la mitad de los habitantes de todo el planeta viven en las ciudades y para el 2050 se cree que será el 70 % de la población. América Latina tiene desafíos fuertes en infraestructura, seguridad y colectividad. Nos interesa encontrar quiénes están pensando que esta es una tendencia que va a continuar. De hecho, Bogotá es una de las ciudades con mayor tráfico vehicular en América Latina y en el mundo, es una ciudad con problemas de calidad de aire, y ni qué decir de lo que se está viviendo hoy en Medellín, y la alerta roja hace necesarios este tipo de debates y de soluciones. Es más un tema de tendencia obligada que lleva a pensar en calidad de vida en el siglo XXI con una revolución tecnológica en marcha que está acelerando las cosas que ocurren.
¿Qué casos han encontrado en Colombia?
Está Rappi. Al hablar de calidad de vida se mira cómo hacer para que el tiempo rinda, en este caso como emprendedores con soluciones de entrega de todo tipo. Nos pareció una interesante opción, sobre todo porque su tipo de negocio es similar al de grandes urbes en mercados emergentes. Está también PayU, por el tema de seguridad en las transacciones y de beneficio para que los comerciantes ofrezcan sus servicios. Es una empresa que ha escalado con mucho éxito y está en el escenario internacional, en siete países en la región, y obviamente nuestra idea es enfocar el tema de seguridad en las transacciones como formas de pago globales. El último es el caso de Bogotá, que ha estado muy pendiente en el diálogo del cambio climático. Groncol, un buen ejemplo de emprendedores que están tratando de evangelizar a sectores tan tradicionales como el de la construcción para que se interesen en la propuesta de techos y muros verdes.
Uno de los temas que ha abordado es la implementación del dinero plástico en Uruguay. ¿Por qué ha sido un éxito?
En el caso de Montevideo en particular hay grandes bancos operando desde hace mucho tiempo y es casi como cuando le hablan a uno de tecnología: se sabe que se necesita cuando alguien te la explica y te la propone. Creo que por mucho tiempo había quedado por fuera del sistema formal financiero, los grandes bancos habían sido como los únicos protagonistas y no había esta hambre por hacer algo más. Lo más importante que vi es que se genera una inclusión financiera, porque están entrando con formas de préstamos alternativos, con el peer to peer lending, que no es nuevo, pero sí para los uruguayos.. Ellos no son una amenaza para los bancos, sino una alternativa para los consumidores, pero necesitan una regulación. Es un desafío doble para ellos, porque hay un país que está muy acostumbrado a los grandes bancos. Me preguntaba por qué teniendo tanto desarrollo de software no se ha traducido en soluciones para el sector financiero, y en gran parte tiene que ver con que hay grandes sectores jugando, pero lo más importante es que en un siguiente paso este tipo de tecnologías dan un salto enorme al desarrollo a personas dentro del circuito formal financiero que muchas veces están en las zonas comerciales.
¿En qué otros sectores ha visto ideas innovadoras?
Todo el tema tecnológico y financiero. Afortunadamente, muchos bancos internacionales, importantes en la región, están implementando soluciones que a veces el consumidor no ve, pero que les va a representar seguridad. Está el desafío del cambio climático en Perú, y lo que sucede con las fuertes lluvias es un ejemplo que nos recuerda que hay que poner recursos, esfuerzos y acción. También están las redes sociales, que han catapultado la participación ciudadana y presionado para que la política pública se enfoque en esa participación ciudadana y que haya soluciones específicas a desafíos como corrupción, o fortalecer la institucionalidad que hace falta en la región. El desarrollo pasa también por la educación y nuestro mayor problema es el de la falta de productividad en América Latina. Hemos visto países que están implementando nuevos programas de educación para dar un salto al futuro, como ha ocurrido en México y Argentina, pero no son los únicos. Creo que la búsqueda de soluciones tiene que ver con que nos miremos como un continente que ve sus recursos naturales como un medio y no un fin para financiar el desarrollo.
En cuanto a corrupción, ¿cómo evalúa el caso de Odebrecht y lo que generó en Latinoamérica?
Odebrecht es el mejor ejemplo visible de hasta dónde han llegado las cosas en muchos países, pero hay que sobresaltar el trabajo de Brasil, que ha sido reconocido por organizaciones como Transparencia Internacional. Lo más importante ahora es que este sea un caso ejemplar que genere las políticas públicas necesarias para que no se repitan, y no sea simplemente un caso que se resuelve. Creo que el desafío es que en el futuro encontremos asociaciones público-privadas, contratos y subastas públicas lo más transparentes posible, donde no quepa duda de que incluso el ganador de cada uno de estos contratos no gana por la cantidad de dinero que promete sino también incluso porque tiene las calificaciones técnicas necesarias. América Latina necesita de inversiones, pero inteligentes, además de marcos regulatorios que dejen claro que este tipo de acuerdos sobre negocios están protegidos o blindados contra la posibilidad de corrupción.
Ante la situación económica que vive Venezuela, ¿cree que llegue a pasar algo este año allá?
No puedo decir que va a estallar. Eso hay que preguntárselo a los ciudadanos que lo perciben. Creo que la situación es dramática y lo vemos todos los días. Como medio de comunicación, creemos completamente en el compromiso que tenemos para entregarles a los venezolanos la información que necesitan en un ambiente restringido de información, y ese va a seguir siendo nuestro compromiso. Como medio y como periodistas debemos respaldarnos por un análisis objetivo y certero y con mucha perspectiva para enriquecer la opinión pública y tomar una fotografía fidedigna de la situación que ocurre en el país. Es una obligación y un trabajo muy delicado para quienes cubrimos a América Latina en general y a Venezuela en este caso particular.
¿Cree que Donald Trump llegue a construir el muro en la frontera?
Por lo que estamos escuchando en los medios, lo que han dado a conocer organizaciones públicas y los sitios de internet del Gobierno, ya están las convocatorias. Avanzan, pero no sé en que momento algo de eso pueda interrumpirse, porque lo que falta son las cuentas. Esa es la conversación de ahora y ese es el gran hecho.
En cuanto a lo económico, ¿la llegada de Trump sería una oportunidad para América Latina?
Creo que sí puede llegar a afectar a todos. Obviamente, en temas de gran comercio hay países más y menos afectados. El tema de México es el más obvio. Más del 80 % de las exportaciones son al mercado estadounidense, pero afortunadamente hay una realidad y es que se ha conformado a través de estos últimos años un importante encadenamiento productivo. De hecho, buena parte de las cosas que llegan a Estados Unidos de otro proveedor tienen componente hechos en otros países, entonces una cosa es lo que se quiere hacer y otra lo que se puede. Si tomas un iPhone, ves que toda la cadena de suministro y componentes de ese producto está en Asia. Creo que América Latina y el Caribe están encontrando en este un momento para asumir liderazgos regionales, pero también creo que hay que revalorizar la intención de negocios regionales por el lado comercial, no necesariamente por el lado ideológico. Colombia está mirando qué hacer y se están profundizando los negocios con México.
¿Puede haber una oportunidad con China?
El camino está abierto. China es importante para Colombia y mucho más para Brasil, Argentina y Chile. A lo que muchos expertos nos alientan es que cuando países como China tienen la chequera holgada y el dinero que a América Latina le ha faltado porque no hemos sabido ahorrar, deben atenderse las necesidades de la región y no bajo las condiciones del que tiene la gran chequera. Eso significa que los negocios sean transparentes, que tengan un entorno de regulación claro y puntual en el que se beneficie a los trabajadores locales, y que no se ponga en riesgo al medioambiente ni haya ningún término opaco. Siempre ha sido una preocupación y lo seguirá siendo.
¿En qué se enfoca este año su programa “Fuerza en movimiento”?
Según estudios internacionales, la capital colombiana será dentro de unos años la cuarta mayor ciudad de Latinoamérica, y por ello es importante saber qué tipo de soluciones se están generando en infraestructura, movilidad y seguridad y quiénes están mirando la ciudad con otros ojos.
¿Por qué considera tan importante hablar de soluciones urbanas?
Porque hay tendencias que nos obligan a mirar a las ciudades. Una de ellas es que más de la mitad de los habitantes de todo el planeta viven en las ciudades y para el 2050 se cree que será el 70 % de la población. América Latina tiene desafíos fuertes en infraestructura, seguridad y colectividad. Nos interesa encontrar quiénes están pensando que esta es una tendencia que va a continuar. De hecho, Bogotá es una de las ciudades con mayor tráfico vehicular en América Latina y en el mundo, es una ciudad con problemas de calidad de aire, y ni qué decir de lo que se está viviendo hoy en Medellín, y la alerta roja hace necesarios este tipo de debates y de soluciones. Es más un tema de tendencia obligada que lleva a pensar en calidad de vida en el siglo XXI con una revolución tecnológica en marcha que está acelerando las cosas que ocurren.
¿Qué casos han encontrado en Colombia?
Está Rappi. Al hablar de calidad de vida se mira cómo hacer para que el tiempo rinda, en este caso como emprendedores con soluciones de entrega de todo tipo. Nos pareció una interesante opción, sobre todo porque su tipo de negocio es similar al de grandes urbes en mercados emergentes. Está también PayU, por el tema de seguridad en las transacciones y de beneficio para que los comerciantes ofrezcan sus servicios. Es una empresa que ha escalado con mucho éxito y está en el escenario internacional, en siete países en la región, y obviamente nuestra idea es enfocar el tema de seguridad en las transacciones como formas de pago globales. El último es el caso de Bogotá, que ha estado muy pendiente en el diálogo del cambio climático. Groncol, un buen ejemplo de emprendedores que están tratando de evangelizar a sectores tan tradicionales como el de la construcción para que se interesen en la propuesta de techos y muros verdes.
Uno de los temas que ha abordado es la implementación del dinero plástico en Uruguay. ¿Por qué ha sido un éxito?
En el caso de Montevideo en particular hay grandes bancos operando desde hace mucho tiempo y es casi como cuando le hablan a uno de tecnología: se sabe que se necesita cuando alguien te la explica y te la propone. Creo que por mucho tiempo había quedado por fuera del sistema formal financiero, los grandes bancos habían sido como los únicos protagonistas y no había esta hambre por hacer algo más. Lo más importante que vi es que se genera una inclusión financiera, porque están entrando con formas de préstamos alternativos, con el peer to peer lending, que no es nuevo, pero sí para los uruguayos.. Ellos no son una amenaza para los bancos, sino una alternativa para los consumidores, pero necesitan una regulación. Es un desafío doble para ellos, porque hay un país que está muy acostumbrado a los grandes bancos. Me preguntaba por qué teniendo tanto desarrollo de software no se ha traducido en soluciones para el sector financiero, y en gran parte tiene que ver con que hay grandes sectores jugando, pero lo más importante es que en un siguiente paso este tipo de tecnologías dan un salto enorme al desarrollo a personas dentro del circuito formal financiero que muchas veces están en las zonas comerciales.
¿En qué otros sectores ha visto ideas innovadoras?
Todo el tema tecnológico y financiero. Afortunadamente, muchos bancos internacionales, importantes en la región, están implementando soluciones que a veces el consumidor no ve, pero que les va a representar seguridad. Está el desafío del cambio climático en Perú, y lo que sucede con las fuertes lluvias es un ejemplo que nos recuerda que hay que poner recursos, esfuerzos y acción. También están las redes sociales, que han catapultado la participación ciudadana y presionado para que la política pública se enfoque en esa participación ciudadana y que haya soluciones específicas a desafíos como corrupción, o fortalecer la institucionalidad que hace falta en la región. El desarrollo pasa también por la educación y nuestro mayor problema es el de la falta de productividad en América Latina. Hemos visto países que están implementando nuevos programas de educación para dar un salto al futuro, como ha ocurrido en México y Argentina, pero no son los únicos. Creo que la búsqueda de soluciones tiene que ver con que nos miremos como un continente que ve sus recursos naturales como un medio y no un fin para financiar el desarrollo.
En cuanto a corrupción, ¿cómo evalúa el caso de Odebrecht y lo que generó en Latinoamérica?
Odebrecht es el mejor ejemplo visible de hasta dónde han llegado las cosas en muchos países, pero hay que sobresaltar el trabajo de Brasil, que ha sido reconocido por organizaciones como Transparencia Internacional. Lo más importante ahora es que este sea un caso ejemplar que genere las políticas públicas necesarias para que no se repitan, y no sea simplemente un caso que se resuelve. Creo que el desafío es que en el futuro encontremos asociaciones público-privadas, contratos y subastas públicas lo más transparentes posible, donde no quepa duda de que incluso el ganador de cada uno de estos contratos no gana por la cantidad de dinero que promete sino también incluso porque tiene las calificaciones técnicas necesarias. América Latina necesita de inversiones, pero inteligentes, además de marcos regulatorios que dejen claro que este tipo de acuerdos sobre negocios están protegidos o blindados contra la posibilidad de corrupción.
Ante la situación económica que vive Venezuela, ¿cree que llegue a pasar algo este año allá?
No puedo decir que va a estallar. Eso hay que preguntárselo a los ciudadanos que lo perciben. Creo que la situación es dramática y lo vemos todos los días. Como medio de comunicación, creemos completamente en el compromiso que tenemos para entregarles a los venezolanos la información que necesitan en un ambiente restringido de información, y ese va a seguir siendo nuestro compromiso. Como medio y como periodistas debemos respaldarnos por un análisis objetivo y certero y con mucha perspectiva para enriquecer la opinión pública y tomar una fotografía fidedigna de la situación que ocurre en el país. Es una obligación y un trabajo muy delicado para quienes cubrimos a América Latina en general y a Venezuela en este caso particular.
¿Cree que Donald Trump llegue a construir el muro en la frontera?
Por lo que estamos escuchando en los medios, lo que han dado a conocer organizaciones públicas y los sitios de internet del Gobierno, ya están las convocatorias. Avanzan, pero no sé en que momento algo de eso pueda interrumpirse, porque lo que falta son las cuentas. Esa es la conversación de ahora y ese es el gran hecho.
En cuanto a lo económico, ¿la llegada de Trump sería una oportunidad para América Latina?
Creo que sí puede llegar a afectar a todos. Obviamente, en temas de gran comercio hay países más y menos afectados. El tema de México es el más obvio. Más del 80 % de las exportaciones son al mercado estadounidense, pero afortunadamente hay una realidad y es que se ha conformado a través de estos últimos años un importante encadenamiento productivo. De hecho, buena parte de las cosas que llegan a Estados Unidos de otro proveedor tienen componente hechos en otros países, entonces una cosa es lo que se quiere hacer y otra lo que se puede. Si tomas un iPhone, ves que toda la cadena de suministro y componentes de ese producto está en Asia. Creo que América Latina y el Caribe están encontrando en este un momento para asumir liderazgos regionales, pero también creo que hay que revalorizar la intención de negocios regionales por el lado comercial, no necesariamente por el lado ideológico. Colombia está mirando qué hacer y se están profundizando los negocios con México.
¿Puede haber una oportunidad con China?
El camino está abierto. China es importante para Colombia y mucho más para Brasil, Argentina y Chile. A lo que muchos expertos nos alientan es que cuando países como China tienen la chequera holgada y el dinero que a América Latina le ha faltado porque no hemos sabido ahorrar, deben atenderse las necesidades de la región y no bajo las condiciones del que tiene la gran chequera. Eso significa que los negocios sean transparentes, que tengan un entorno de regulación claro y puntual en el que se beneficie a los trabajadores locales, y que no se ponga en riesgo al medioambiente ni haya ningún término opaco. Siempre ha sido una preocupación y lo seguirá siendo.