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Las ideas de belleza cambian, el mundo está en constante movimiento y las sociedades fluctúan al ritmo de estas transformaciones.
El modelaje es una actividad que ha sido ligada a la moda desde hace siglos y con todos los cambios se ha comenzado una inminente transformación de paradigmas a un oficio que requiere también de sacrificios y arduo trabajo.
De esta necesidad nace en Colombia Somos el Inicio, una academia que quiere brindar conocimientos, más que contratos, bajo el liderazgo de Diana Marín y María Teresa Mate Mora, dos modelos de amplia experiencia y emprendedoras que se suman a la tarea de empezar una plataforma que les brinde cimientos sobre la industria a las nuevas generaciones de modelos.
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De la mano de un equipo especializado en temas de contratos, derechos laborales, psicología, marca personal, emprendimiento, moda y redes, Marín y Mora decidieron, a partir de su experiencia, intercambiar ideas necesarias para enfrentar a las modelos al campo laboral, desde este 2021.
La dinámica de trabajo será adaptada a las necesidades de hoy, así como los formatos de clases virtuales para formar estudiantes con un valor diferencial.
“La idea es luchar por aquellas personas que quieren un cambio desde el lado legal, que ya está pasando en muchos países y seguro llegará a Colombia. Nuestra labor como academia es empoderar a las modelos para que exijan sus derechos de ser humano y trabajador. El modelaje es un trabajo. Gracias a esto pude pagar mi universidad y costear muchas cosas en Bogotá. Hay modelos que hacen parte del apoyo económico de sus familias. Hay que entender que necesitamos respeto, porque la inocencia de las niñas de convertirse en modelos las lleva a cometer errores y ser esclavizadas, algo que dicen que será de una vez y al final se convierte en varios años. Hay que entender que uno puede ser lo que quiera. A mí me costó mucho tiempo entender que yo podía ser modelo y psicóloga al tiempo, e incluso mamá y esposa. Me gusta incentivar a que también estructuren su cabeza”, asegura Diana Marín.
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El no conocer dinámicas y derechos lleva a que muchas no sepan lo que les corresponde. Mate Mora recuerda que tenía jornadas en las que no le daban comida ni agua, con horarios de trabajo que podían empezar a las 7 de la mañana y terminar a las 12 de la medianoche.
En ese momento de su carrera las editoriales de moda no las pagaban en el país, “la única que lo hacía era Fucsia, del resto te decían que te daban las fotos para un book, pero cuando ya tienes una larga experiencia no te sirve eso”, recuerda.
Parte de los extremos que se producen en la profesión es por falta de apoyo y leyes que promuevan un respeto y trato digno laboral. Mientras que en Nueva York se estableció que las modelos menores de edad deben ser tratadas de igual manera que cualquier otro niño artista, reguladas bajo la legislación del trabajo infantil y no deben trabajar jornadas de trabajo extensas, en Colombia aún no se han diseñado regulaciones específicas.
Esta lucha no se puede llevar sola y de eso está convencida Mora, quien reconoce que hay que crear un ejército para acompañar a pedalear. “Necesitamos a una cantidad de gente que también se sume a este cambio de la moda colombiana, queremos una comunidad y ojalá sea todo a corto plazo”, añade.
“A través de la moda también hay conocimiento y hay movimiento y revolución por nuestra vestimenta. Lo hemos visto desde hace unos años de feministas. También podemos generar cambios. Por mi lado, por ejemplo, ando en tenis todo el tiempo, muchas veces sin maquillaje; a pesar de que a mí me gustan las cosas más elaboradas, también intento que me vean en otras facetas. Es como encontrar un balance donde las cosas no siempre son elaboradas ni perfectas. En nuestras clases decimos que por favor no editen sus fotos exageradamente, porque ya eso está pasado de moda, la piel de porcelana no es real y hoy día los movimientos que avalan eso tratan precisamente de demostrar de que tú eres más allá de lo que muestra un lente. No usar esos filtros que pone Instagram porque eso también genera trastornos de ansiedad, dismorfia y otros problemas que a largo plazo son difíciles de tratar”, comenta Marín.
Ambas están de acuerdo en que las redes sociales son una herramienta poderosa a la hora de querer hacer una diferencia. No necesariamente debe tratarse de postear fotografías impecables, sino también de hacer algo más a través de ellas, como la defensa del medio ambiente o pequeñas acciones que ayuden a crear una ventana más amplia y para ello citan a Toya Montoya, quien tras retirarse de las pasarelas, en 2018, luego de más de quince años de carrera, se ha vuelto una abanderada por la defensa del medio ambiente, como la Sierra Nevada de Santa Marta.
Hay diseñadores que también se han sumado a un cambio de perspectiva, al escoger modelos de tallas grandes o trans.
Para Mate Mora, es un gran logro, “se están dando cuenta de que el consumidor está pidiendo verse reflejado en la modelo con su ropa, pero si me muestras a una chica que es rubia, ojos claros, talla cuatro, donde en Colombia la mayoría de las mujeres son caderonas y sufrimos por nuestras caderas a lo largo de toda nuestra carrera de modelaje. Es decir aquí estamos y queremos generar esa cercanía”.
Por ahora, como el mismo nombre indica, Somos el Inicio apenas está empezando, aunque su sueño no es pequeño, pues tienen la idea de llegar a muchas partes y personas; además de contar ya con participantes de México y Colombia, también estarán creando una plataforma digital con la que buscan llevar a otro nivel el activismo sociocultural.