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“Yo siempre salía de una adicción para meterme en otra”, afirmó Tuti Vargas, influenciadora de 34 años, en el programa Historia Clínica del canal RCN. La celebridad de redes sociales habló de su vertiginosa carrera haciendo contenido digital.
Tuti Vargas arrancó un día cualquiera a grabarse maquillándose para después subirlo a internet. Rápidamente se hizo muy popular en redes sociales y al cabo de poco tiempo varias marcas se pusieron en contacto con ella para crear campañas publicitarias a través de sus redes sociales.
Tuti Vargas y su adicción a las drogas
Sin embargo, mucho antes de tocar el cielo con sus propias manos tuvo muchas complicaciones con sustancias psicoactivas y padeció trastornos alimenticios en su adolescencia y primeros años en la universidad. “Tuve problemas alimenticios como anorexia y bulimia porque tenía que estar flaca para que las personas me quisieran”.
Contó que seis meses antes de entrar a la universidad consumió de manera intensa drogas. “La cocaína me daba a mí la seguridad y la confianza para poder relacionarme con los demás”, expresó en el programa de RCN.
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Tuti Vargas estaba presentando la Prueba Saber 11, conocida comúnmente como ICFES, cuando su madre descubrió donde guardaba sus dosis. Después de este evento comenzó una terapia familiar que le ayudo a no volver a consumir sustancias. Sin embargo, el proceso le costó, literalmente, sangre, sudor y lágrimas
Tuti Vargas y su batalla con el síndrome de ASIA
En 2013, la influenciadora decidió implantarse prótesis mamarias con el fin de mejorar su apariencia física. Sin embargo, al cabo de un tiempo una de sus allegadas sufrió del Síndrome de ASIA. Esta es una enfermedad en la que el cuerpo rechaza sustancias o elementos externos a la composición natural del cuerpo.
Decidió extraerse los implantes, pero cuando se sometió al procedimiento los doctores encontraron las prótesis encapsuladas. Esto quiere decir que el implante se endurece y pone en riesgo la vida de la persona. Puede ocurrir con cualquier implantación, pero es más común que ocurra con los implantes mamarios.
Finalmente, Tuti Vargas pudo hacerse el proceso quirúrgico, pero la cirugía le dejó una cicatriz física y otra mental. Manifestó en Historia Clínica que la recuperación fue profundamente difícil y dolorosa.
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Después llegó el momento más dorado en la vida profesional de Tuti Vargas. Los contratos con diversas y reconocidas marcas de maquillaje y ropa le llovían del cielo. Al mismo tiempo participó en el concurso de cocina MasterChef Celebrity.
Sin embargo, en su mejor momento laboral se agotó mental y físicamente. Tanta exigencia propia y externa la desgastó y eligió hacer un cambio en su contenido. “Yo estaba comunicando cosas desde el ser y la gente desafortunadamente hoy en día busca son cosas banales y fáciles de consumir”.
Esto le trajo problemas con las marcas con las que trabajaba porque sus números en redes sociales redujeron drástica y dramáticamente. Todo esto, sumado a su proceso de separación con el compositor, Sebastián Yepes, la deprimió profundamente, a lo que se le incluyó hipotiroidismo. Esta es una enfermedad que puede provocar otras complicaciones en la salud.
Todo esto la llevó a idear formas de suicidarse, síntomas claros de que estaba en una etapa muy crítica de la depresión. Sin embargo, ingresó a la Escuela de Vida Albalá en Cali. Allí descubrió que la fuente de muchos de sus problemas como adulta eran los traumas de su infancia.
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“Mi herida era el abandono y el rechazo”. Según su relato, la ausencia constante de sus padres en la casa la forzaron a buscar aprobación en otros lugares y en otras personas. Con el tiempo el yoga se convirtió en su forma de hacer catarsis y hoy es profesora de esa disciplina.
“Siempre es bueno mirar hacia atrás y acordarse de todo lo que uno ha pasado para decir ‘si puedo, acá estoy y vamos para adelante’, pero un día a la vez, eso fue lo que aprendí”, finalizó Tuti Vargas.