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¿Cómo surge "Con ánimo de ofender"?
Gabriel Murillo: Lo habíamos pensado varias veces. Cuando acabábamos los shows siempre nos quedamos a hablar carreta y nos dábamos cuenta de que salían muchos chistes. Nos quedábamos dos horas hablando de un tema gracioso. Nos dimos cuenta de que esos remates se perdían, se podían mostrar a la gente y podría gustar. Hay varios programas televisivos que tratan de coger al comediante al natural. No hay nada más natural que nosotros hablando después del show. (Le puede interesar: "La Nena", primera serie web de Dago García para Caracol Televisión).
¿La idea fue siempre hacer una serie web?
G.M: Sí, y recuerdo el día particular en que surgió todo. Una noche, nos quedamos después de un show Brayan Mora, Camilo Sánchez, usted, Santiago Gordo y yo. Y ese noche estábamos todos enchufados. Esa noche fue: línea-chiste, línea-chiste, línea-chiste. Al final la cabeza nos dolía de tanto reírnos. Teníamos claro que todos esos chistes no se podían llevar a tarima, todos estos chistes se estaban perdiendo.
¿Por qué?
Camilo Sánchez: Porque son chistes muy de contexto y la serie hace sentir a la gente parte del momento. Por eso funciona. La persona siente que está ahí parchando, entonces no se pierde.
G.M: Bill Burr decía que en su generación estaba la gente más chistosa del planeta, pero nunca hicieron nada. Nunca escribieron un piloto, nunca propusieron una serie, nunca hicieron nada grande. Los manes, incluso, preferían estar parchando que ir a hacer el show. Era una tragedia tener que ir a presentarse y dejar de estar con los otros. Yo sentía lo mismo con Camilo: todos nosotros somos muy chistosos y estos chistes y esa energía se están perdiendo. Podemos hacer algo con esto. Podemos sacar cosas de ahí.
Si dicen que desde un principio estaba pensado como serie web… ¿tienen pensado hacer temporadas, arcos de temporadas o que al final muera alguien o algo así?
G.M: No. Nuestra primera preocupación era que el primer capítulo gustara.
C. S: En Colombia siempre todo está censurado. Los otros comediantes hacen cosas chéveres en YouTube, cosas geniales, pero con censura. Yo tenía miedo al principio porque no sabía si a la gente le iba a gustar o no un contenido sin censura. Por suerte sí gustó.
G.M: Creo que a la gente lo que más le ha gustado es que sea natural. No está nada escrito ni libreteado. La gente comenta mucho eso. Dicen: “esta gente está parchando.”
La serie de ustedesse parece un poco a las películas de Richard Linklater, un texano que hace películas de gente parchando. Dazed and confused (1993), Before Midnight (2013) y Everybody Wants Some!! (2016), son películas que no tienen grandes tramas ni arcos de personaje. Tampoco grandes peripecias. Son apenas unos tipos “parchando” en el verano o antes de graduarse o en un periodo concreto de sus vidas. Uno se conecta con esas películas por los personajes y se las repite para volver a pasar tiempo con los personajes. Yo creo que eso pasa con Con ánimo de ofender. Hay capítulos mejores que otros, pero uno los ve todos (varias veces) por parchar con esa gente, por pasar tiempo con ellos.
G.M: A mí me pasa que veo el primer capítulo y me parece una bandera. Es malo. Pero está bien que sea así. Si el piloto me pareciera bueno, querría decir que no hemos mejorado. Ya le estamos metiendo más estructura. Ahora es una regla de la serie que cada capítulo empiece con stand up. Y, si en la mitad del capítulo cambiamos de locación, debe ir otra línea de stand up en ese punto, para que funcione como transición entre sitio y sitio. Se cierra también con una línea de stand up. (Le puede interesar: "El Paseo 5", la película familiar para este diciembre).
Uds. dicen que hay espontaneidad y que todo es muy natural, pero sí hay escritura y manipulación, especialmente en el montaje. La realidad ocurre de una manera, pero cuando editan, la convierten en otra cosa.
G.M: Es por el ritmo del capítulo. Si usted lo monta tal como pasó en la realidad, resultarían cinco horas de las cuales sólo 10 minutos son chistosos. En algunos casos, alteramos el orden de los eventos, pero sólo para que se entienda mejor el chiste. Se altera la cronología para darle potencia al chiste.
C.S: Editamos pensando como comediantes. A veces hay cuatro remates sobre lo mismo, pero el segundo que quedó grabado en orden cronológico es mucho mejor que los otros tres. En ese caso, se cambia el orden en pos del chiste, para darle al video una forma y estructura de stand up. Eso es lo chévere del programa: no solo está pensado como audiovisual masivo; también está pensado para y por comediantes. Lo organizamos como se organiza una línea de stand up: premisa y remate. Un contexto claro para que haya varios remates.
Y editar y hacer esta serie… ¿cómo ha afectado su carrera como comediantes? ¿Los ha ayudado a afinar la escritura, a autoeditarse, a identificar errores y virtudes?
G.M: A mí me ayuda con velocidad. Llega uno a los remates más rápido. Porque como usted edita la realidad para que los chistes sean más rápidos, se acostumbra a ese ritmo en tarima, o pretende llegar a ese ritmo de esa realidad alterada que es la del que está rematando todo el tiempo.
C.S: Yo creo que me ha ayudado a generar intriga. Cuando uno edita, tiene que también estar pensando que el producto final tiene que gustar desde el primer segundo. Hubo tiempos donde dije: “No puedo descuidar estos 20 segundos porque la gente se va a ir”. En escena pasa igual. Si tengo 20 segundos extra, tal vez no salga el gran remate, pero sé que tengo que hacer algo para aprovechar ese tiempo: un giro, meterles un gol, un acting, algo para que sigan ahí, para que siempre estén ahí. Igual que editar para un video de internet: hacer que la gente siga ahí.
¿Cuál es su capítulo favorito de "Con ánimo de ofender"?
G.M: Es cliché pero es cierto. El último es el mejor.
C.S: Es por el que se acaba de joder y de matar la cabeza. Uno sabe mucho más de los capítulos que la gente los ve, entonces siento que como durante el rodaje del último pasaron tantas cosas, entonces por eso es el mejor…
Mi capítulo favorito es el cuarto.
¿Cuál?
Donde Gabriel Murillo empieza a cobrar protagonismo. Antes era como alguien más ahí del crew y ahora empieza a perfilarse como personaje.
C.S: Amando fiado, el de las putas.
Ese mismo. ¿De dónde salen los títulos? ¿Cómo es el trabajo para decidirlos?
C.S: Tiene que ser un one-liner del capítulo o un título genérico muy bueno, como el del piloto. Casi siempre el título sale del mejor remate o al menos de uno de los mejores remates. En el de las afrodescendientes, le pusimos Lucho Unchained. El título Amando fiado sale de la anécdota del polvo fiado. Es como un one-liner sobre el capítulo. Sopa de charco, ahí sí fuimos algo chambones, pero es una expresión muy sonora.
Amando fiado es el capítulo mejor hecho cinematográficamente hablando. Los movimientos de cámara se articulan bien con el montaje, hacen buen uso de los recursos sin perder esa naturalidad de la que hablan. Se siente una evolución con respecto a los anteriores, en los anteriores se sentían más episódicos y con este episodio se siente más cinematográfico. Se siente que hay un salto cualitativo. ¿Cuál es la diferencia entre el 3 y el 4 que hace que yo tenga esa percepción?
G.M: El cuarto tuvo un solo tema. Fue el primer capítulo que no tenía remates sueltos porque empezamos a crear algo parecido a una historia. Los anteriores capítulos eran más cortos y tenían varios temas que no alcanzaban a desarrollarse completamente.
C.S: Cuando hicimos el cuarto le fue mucho mejor que a los otros y nos dimos cuenta que había sido por eso. Aprendimos la lección y los aplicamos a los siguientes capítulos. La gente se conecta más así, a la gente le gusta involucrarse en lo que está pasando. Cuando hay muchos remates y muy sueltos, no se involucran tanto,
¿El programa tiene reglas?
G.M: El programa tiene dos o tres reglas. Uno es la chistocracia: si no es chistoso, no entra. Por más interesante que sea, o por más famoso que sea el interlocutor que está diciendo lo que está diciendo. Nada. Si no es chistoso, no sale. Es la primera regla del programa.
C.S: La segunda es que si es chistoso sale. Aunque parezca una obviedad. Porque a veces salen cosas muy chistosas.
¿Les tiene que gustar a ambos?
C.S: Una cosa es que el programa sea sin censura, pero a veces se censura la misma gente con sus propios remates. No quieren que salgan. Nos piden que no salgan. Pero si es chistoso tienen que salir.
G.M: Sí, porque ha habido muchos remates que los comediantes nos dicen a nosotros “no vaya a sacar ese remate o ese chiste”. Nosotros le decimos: “si no quiere salir en el programa, no se acerque a la cámara cuando esté prendida. Porque la regla que si es es chistoso sale”.
¿Hay un compromiso contractual donde se legalicen esas reglas?
G.M: Honor entre ladrones.
C.S: La gente nunca es censurada en la cotidianidad, los que censuran son los medios. Por eso, si empezamos a hacernos autocensura, ya le estamos fallando a la filosofía de naturalidad.
¿Por qué si usted habla de ser natural siempre hay risas falsas suyas en el programa?
C.S: No tiene que ver con la serie. La gente siempre dice me río de mentiras. Pero no es así. Yo siempre me río así. O tal vez soy hipócrita y ya.
(Risas falsas y auténticas por igual)
G.M: Nos hemos dado cuenta que hay muchos “fans” de Camilo que se decepcionaron de él…
¿Después de ver el programa?
G.M: Después de ver el programa…
¿Por qué?
G.M: Porque como a él lo conocen por Sábados Felices… (risas) Hay gente que le dice a Camilo en los comentarios, que deje de juntarse con nosotros, porque creen que nosotros lo estamos corrompiendo. Pero la realidad es que nosotros no fuimos. Yo cuando conocí a Camilo en tarima ya decía groserías. Era una metralleta de groserías…
¿Cuánto tardan en hacer un capítulo?
C.S: Cuatro días. Dos de grabación y dos de edición.
Ok, y cuando ustedes graban, ¿cómo saben cuándo hay que prender la cámara?
G.M: Para eso tenemos un camarógrafo que es el que se encarga de prender objetos.
¿La cámara permanece encendida la cámara todo el tiempo?
G.M: Todo el tiempo que más pueda. Duván (camarógrafo) graba cuando intuye que va a pasar algo chistoso, porque pues ya ha estado ahí. Sin embargo, cuando uno sabe que va a votar algo, le dice “grabe, que voy a hablarles de algo…”.
¡Ahí está!, entonces no es del todo espontáneo el programa…
C.S: Tiene ayuditas, pero la ayudita es pensar ese día un tema de conversación. Pero es algo que uno hace siempre. Yo voy a verme con unos amigos al billar, sé que voy a hablar de que tal cosa, de tal otra, sé que hay cosas que tales personas no me han contado. Es lo mismo. Es espontáneo porque es en el fondo como encontrarme con mis amigos: voy a contarles algo o les quiero hablar de algo.
G.M: Si, usted lleva su agenda predispuesta a cierto tema, llega y usted cuenta la historia. A partir de esa base, el resto se va construyendo, los demás aportan con sus intervenciones, van edificando sobre esa historia. Pero nosotros nunca mandamos una lista de temas con una semana de anticipación a toda la lista de contactos diciéndoles: preparen estos temas para mañana….
Pero sí hay veces que ustedes preguntan ¿Cuál fue su primer trabajo? ¿En qué se gastó la primera plata?
G.M: Por eso, es más una pregunta, no es libretiado, es… yo no sé cuál es la respuesta que me van a dar…
C.S: Por eso, a veces es tan difícil…porque a veces no sale nada. Porque si fuera libretiado sería refácil…
Y se arriesgan mucho…
G.M: Claro, hay veces no sale nada y pasó una vez que grabamos todo un sábado y no salió nada. No hubo nada, nunca se planteó un tema atractivo, nunca hubo remates buenos, y entonces tocó dejar la grabación, tocó matar todo ese footage. Es el riesgo que se corre: uno realmente nunca sabe cuándo se va a encontrar con una gema y cuando se va a ir blanco….
Ustedes siguen un proceso creativo que es muy abierto, muy flexible, muy arriesgado también, muy dispuesto a escuchar lo que venga, o sea, más que “yo me impongo con mi ego de creador a que la obra sea así”, ustedes están dispuestos a que la obra se manifieste como sea y ustedes la capturan y ya está.
G.M: Si usted nota, no existe un reparto definido de comediantes. Hay capítulos donde Camilo no tiene un solo remate, donde yo no tengo un solo remate. Para nosotros, creo que la prioridad es que el capítulo sea chistoso…no nos interesa que el nombre de Camilo Sánchez figure, o que el nombre de Gabriel Murillo figure, sino que figure el nombre de “Con ánimo de ofender”. Por eso hay capítulos donde salen comediantes muy nuevos, pero que esa noche estaban conectados y fueron chistosos, y si son chistosos… se deja su material en el corte final. Esa es la regla. También hay capítulos donde salen comediantes muy veteranos…
C.S: Que llevan como veinte años, pero si no dijeron nada chistoso… pailas…
G.M: Toca cortarlos, toca sacarlos…
No hay documental sobre el Stand up en Bogotá, sobre el Stand up en Colombia, no hay documentales sobre el Stand up en Colombia, hay unos intentos, pero muy tímidos. El punto es que lo que ustedes están haciendo es muy importante porque es el primer documental sobre el Stand up en Colombia…
G.M: Pero vea, que yo no lo veo como un documental sobre Stand up. Sólo mostramos el detrás de cámara o el backstage de los shows de comedia, de cómo lo vive un comediante, el show de comedia cómo es para un comediante, qué es pararse a hacer su tiempo, bajarse y salir a parchar con el resto de comediantes, hablar y tirarse bullying entre el uno y el otro hasta sacarse las risas.
C.S: Yo siento que puede ser una mezcla de formatos. Es lo que yo siento, siento que es otro formato. Por eso nadie coincide en decir “la serie”, cuando uno ve…
Ustedes están haciendo algo importante en términos de no ficción; de pronto exageré cuando dije que eran los primeros porque me acabo de acordar que había un documental sobre Diego Parra que se hizo apropósito de su suicidio o algo así. Sí hay precedentes de documental sobre stand up, pero en otros tonos, ustedes tienen su tono, tienen su voz, y son los primeros en hacerlo con este tono y con esta voz.
* Coordinador de Investigaciones de Cine y TV - Universidad Manuela Beltrán. dacortesp@gmail.com.