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                                                                                                                                Los mil besos de Ruven Afanador

                                                                                                                                El fotógrafo colombiano Ruven Afanador publica en octubre en Nueva York su tercer libro.

                                                                                                                                Andrés Ramírez Suárez / Nueva York

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Ruven Afanador habla suave, rozando casi el silencio. A pesar de que su cuerpo acaricia los dos metros de altura y de tener una espalda maciza y la cabeza rapada como la de un boxeador, se revela como un hombre de gestos sutiles apenas abre la puerta del apartamento 7B, ubicado en el corazón del barrio Chelsea, al oeste de Manhattan.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El fotógrafo habla en un español casi ininteligible mientras alterna en su rostro dos pares de anteojos de monturas redondas y coloridas. Con palabras suaves pero contundentes asegura que no habla sobre su vida: su trabajo lo hace por él. “Mantenerse fuera del escenario”, como alguna vez sentenció el fotógrafo estadounidense Irving Penn. Entonces devela su pequeño secreto y toma las hojas para mostrar la maqueta de su nuevo libro llamado Mil besos –Rizzoli editores, 240 páginas–, obra de gran formato que explora el enigmático mundo de las cantaoras de flamenco del sur de España.

                                                                                                                                Es la primera entrevista que Afanador concede a la prensa mundial para hablar sobre su nuevo libro. Avanza en las páginas iniciales y describe el duro trabajo que se oculta detrás de cada imagen, de los viajes y las largas sesiones de fotos bajo la canícula veraniega de Andalucía.

                                                                                                                                Mil besos es el tercer libro de Ruven Afanador, el fotógrafo de modas nacido en Bucaramanga y que a la edad de catorce años emigró a Estados Unidos para convertirse en escultor y después en fotógrafo. Ignoraba que al final sería un artista total, un retratista renacentista en versión contemporánea.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Las obras Torero (2001) y Sombra (2004), libros pioneros de Afanador, son experimentos homoeróticos que auscultan el cuerpo masculino encarnado en matadores y bailarines de siluetas perfectas. Mil besos es un proyecto radicalmente opuesto.

                                                                                                                                ¿Cómo nació la idea de realizar un primer libro dedicado a la mujer?

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Por eso fotografió a su mamá vestida de cantaora. Háblenos de esa experiencia.

                                                                                                                                Fue algo increíble pues nunca había tenido la oportunidad de retratar a mi mamá bajo mi estética. Siento que al vestirla como una cantaora, con los labios negros y las cejas pronunciadas, con la mirada altiva y vestida de negro, de alguna manera intervine en su alma. Fue como reinventarla para volverla a conocer.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Estoy seguro de que sí. Pero no me lo ha dicho y tampoco se lo he preguntado.

                                                                                                                                Las protagonistas de Mil besos son cantaoras y bailaoras del sur de España, la mayoría mujeres ancianas y de cuerpos voluptuosos. ¿Cómo fue esa transición de retratar modelos, toreros, bailarines y celebridades de cuerpos perfectos a estas artistas?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                No pretendía hacer un libro con mujeres de cuerpos perfectos. Quería hacer algo diferente que me sacara de mi propia rutina. Por eso decidí fotografiar a personas que me inspiraran por la fuerza escénica y el dramatismo que proyectan en el escenario. En esa búsqueda, que en realidad se inició con Torero, llegué a las cantaoras del flamenco, unas mujeres excepcionales con un concepto de la belleza muy diferente del que se impone hoy en día.

                                                                                                                                Ruven Afanador concibió Mil besos mientras recorría España retratando toreros. Supo desde ese entonces que la fiesta brava y el flamenco forman un universo indisoluble, y que algún día, no muy lejano, tendría que completar el camino iniciado con Torero. Sólo había que esperar el momento indicado.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Ese día se presentó seis años después en la habitación de un hotel de París. “Las sesiones de trabajo en Europa son largas y agotadoras. Para mí es un placer llegar al hotel, acostarme y prender el televisor”. En esas andaba cuando se detuvo en un programa español en el que una artista de carnes anchas e irreverente cantaba, bailaba y bromeaba con una voz tan aguda como angelical. “Quedé paralizado, pues frente a mí tenía todo lo que había imaginado sobre el flamenco. Ella me lo definió todo”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Afanador apuntó el nombre de su musa y lo entregó meses después al equipo encargado del casting del libro. Pero las productoras que viajaron a España no lograban dar con la misteriosa mujer. Pasaron varias semanas antes de que una de ellas se comunicara para avisar que había encontrado a un artista con unas características similares pero con una sola diferencia: se trataba de un hombre. De todas maneras enviaron las fotos, y cuando Afanador las abrió en su computador supo que la cantaora del hotel era realmente él: Falete, cantante proveniente de una reconocida dinastía del flamenco que cuando sube al escenario transforma su energía en una delicada fuerza femenina. “No se trata de un simple transformismo estético, como una Drag Queen. Es una interpretación más refinada, con un tono de voz agudo y unos movimientos muy suaves”. Falete es el único hombre incluido en Mil besos.

                                                                                                                                Ruven Afanador parece cada vez más suelto y su español mejora con el paso de los minutos. Se le ve emocionado al rememorar las anécdotas que se esconden detrás de Mil besos. “El nombre del libro nació a partir de dos historias independientes que terminan conectándose. Eso es algo constante en este proyecto: relatos que corren cada uno por su lado y después se encuentran de manera espontánea, como sucedió con Falete”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La primera parte del nombre del libro está en un iPod que reposa en la cocina. Afanador camina hacia él, lo prende y al instante suena un antiguo bolero interpretado por la diva mexicana Emma Elena Valdelamar. El fotógrafo sonríe mientras sigue el ritmo de la música con sus pies:

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La segunda parte de la respuesta nació así: “Las primeras sesiones del libro las hicimos en una antigua finca cercana a Jerez de la Frontera. Yo recorría el lugar cuando de pronto me encontré un pequeño espejo de bordes dorados, algo barroco, roto y desgastado por el uso. A mí me encantó este objeto, así como me encantan los lugares imperfectos y desgastados, como las paredes de cal del sur de España que recuerdan mi infancia en Colombia. Entonces le pedí al mayordomo de la finca que me prestara su espejo para que las cantaoras dejaran estampada las huellas de sus labios negros sobre él. Al final tomé una foto del espejo saturado de besos”.

                                                                                                                                Mil besos partió con un concepto editorial que se amoldó sobre la marcha. Un ejemplo es la inclusión de mujeres jóvenes en el libro.

                                                                                                                                No ad for you


                                                                                                                                –Es cierto. La idea original consistía en retratar sólo a las cantaoras mayores, las más tradicionales y legendarias. Pero cuando empezaron las sesiones de fotos las gitanas llegaban con sus hijas, nietas y sobrinas, que por lo general son unas estupendas y graciosas cantaoras. En ese momento entendí que debía involucrar todas las edades del flamenco.

                                                                                                                                Tres generaciones frente a la cámara, unidas por el linaje del cante jondo...

                                                                                                                                Lo importante era capturar la armonía entre las costumbres antiguas y contemporáneas presentes en el flamenco. Me emocionaba ver a las abuelas cantar y a sus nietas bailar. El oxígeno del flamenco lo aportan las cantaoras más jóvenes, quienes involucran en su baile y en su cante elementos del hip-hop, electrónica y ritmos caribeños.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                ¿Cómo se escogieron a las protagonistas del libro?

                                                                                                                                El primer casting lo hizo Mónica Scarello, que es mi productora en Europa. Ella me envió los retratos de un amplio grupo de cantaoras y después yo viajé a España a hacer la selección definitiva. Me reuní con cada una de ellas para conocer sus gustos y pasiones. Era muy importante que me conocieran y entendieran de qué se trataba el trabajo.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Porque ella encaja en mi particular concepción de la mujer española. Aunque no es una artista del flamenco, ofrece todas las cualidades de este mundo artístico. A Rossy la conocí cuando me mudé a España y ella acababa de protagonizar la película de Almodóvar. En esa época me moría por retratarla, y como nunca me rindo cuando quiero una foto, me conseguí su número y la llamé. Le expliqué cómo quería hacerlo y ella sólo me pidió que le enviara el tiquete (se encontraba en Madrid). Marilú Menéndez –publicista de Afanador en Nueva York– dice que uno de los comentarios más acertados sobre ella lo escuchó de un crítico de cine de la ciudad: “Al ver actuar a Rossy de Palma se comprende por qué Picasso pintaba de esa manera y de dónde provenía su inspiración”. Yo también creo que Rossy es una mujer cubista, tan expresiva que hay que pintarla, o en este caso fotografiarla, desde diferentes perspectivas. Por eso me pareció apropiado incluirla en el libro.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Esta ausencia de tiempo, de edad, también se puede ilustrar con la historia del retrato que le tomó a la bailaora María Benítez hace ya varios años.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El primer concierto de flamenco al que asistí en mi vida fue en Nueva York, en 1992. En esa oportunidad se presentaba María Benítez. Al final del concierto estaba tan emocionado que decidí esperar a la artista hasta que saliera del camerino. Apenas la vi le dije que quería fotografiarla. A ella le cayó en gracia mi propuesta y lo hicimos a los pocos días en un antiguo estudio que tiene luz natural y fondos blancos. Pedí que exageraran el maquillaje negro de sus ojos y su boca, y que la peinaran de una manera dramática. La foto nunca se publicó y quedó archivada por años, hasta cuando empecé a trabajar en Mil besos. Un día, en plena producción del libro, recordé esta historia y busqué la foto hasta encontrarla en el fondo de un cajón. Cuando volví a verla no podía creer que, sin proponérmelo, había usado ese mismo look para el libro. Habían pasado casi veinte años y la foto seguía tan vigente que parecía como si el tiempo se hubiese detenido en esa imagen. Y por supuesto, quedó incluida en el libro.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Afanador dice que las pocas horas de descanso que le dejaba la producción de Mil besos las dedicaba a escuchar las intrincadas historias de amor narradas por las gitanas, las cuales, casi sin excepción, incluyen a un valiente torero. En ese momento confirmó la conexión entre el mundo del flamenco y la fiesta brava, definida esta vez por la manera como las mujeres describen a sus hombres, y los admiran por su valor y su figura. Por ello, cuando se reedite Torero, anticipa que lo hará de manera conjunta con Mil besos.

                                                                                                                                El flamenco es el sentimiento que se expresa en la música, el baile, las letras y la pintura. Se trata de un arte absoluto que camina en contravía de los movimientos de vanguardia y sus estereotipos superficiales y universales –un ejemplo: el arte pop–. El flamenco es la lengua de los gitanos, el baile que simula el amor, la música que narra las historias atesoradas en una vida errante que se niega a echar raíces en un lugar.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El cante jondo va más allá de una desgarrada voz o de una buena coreografía, es la propia vida puesta en el escenario, animada con las palmas, el taconeo y el profundo lamento de una voz. El flamenco es un arte con cierta osadía. “Existen muchos estereotipos y lugares comunes alrededor del toreo y el flamenco en países ajenos a esta cultura. Creo que en Nueva York no hay una visión veraz de esta cultura, y que detrás hay demasiado marketing que vende una imagen falsa. Lo que he querido hacer con Mil besos y Torero es elevar este mundo a un nivel artístico a través de una mirada más pura, dramática y real”.

                                                                                                                                Según Afanador, retratar a las mujeres del flamenco se asemeja a dirigir una película con actores naturales. Por ello decidió capturar el espíritu de las gitanas al natural, sin disfraces, pero bajo una estética ajena al flamenco. “Las tomas las hicimos con la intención de tener a las cantaoras fuera de su entorno. Lo mismo sucedió con el vestuario, los peinados y el maquillaje. Para mí era importante ver a estas mujeres desenvolverse en un ambiente ajeno al que pertenecen”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La composición de las imágenes se enmarca dentro de escenarios escuetos y crudos, muchas veces decorados tan solo con una mesa y una silla. Con excepción de las mujeres, la ropa y los accesorios, todo lo demás debía pasar inadvertido.

                                                                                                                                Las duras condiciones del desierto ayudaron a recrear también la atmósfera pretendida en el libro. La arena hirviente que golpea los rostros maquillados de las cantaoras demuestra que son mujeres sin quejas. Pero después de unas horas su actitud muta a una más real y desencajada, menos feliz y más imperfecta. Como si la fiesta del flamenco hubiera acabado de repente. Esa es la mirada que Ruven Afanador persigue casi siempre en sus fotografías.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Quería plasmar el mundo del flamenco bajo una estética muy particular. Por eso acudió a una atmósfera minimalista ambientada en blanco y negro, con juegos de luces y sombras y encuadres simétricos y ambientes austeros y desgastados, elementos característicos en casi toda su obra.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El problema consistía en lograr una imagen que fuera a la vez sofisticada y desgastada. No pretendía llegar a una fotografía perfecta. Quería mostrar el calor, la humedad y el viento de los desiertos que visitábamos. Sabía que esto no era un trabajo de moda, pero tenía que mantener un nivel estético impecable. Ese equilibrio fue muy difícil de conseguir y generalmente salía a flote después de horas de trabajo, cuando el maquillaje y los peinados dejaban de ser tan perfectos y el cansancio empezaba a incomodar a las mujeres.


                                                                                                                                Para lograr esta imagen local y a la vez universal involucró en el equipo de producción a personas de la región. ¿Cuál fue el aporte específico de estas personas?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Trabajé con un equipo de productores, maquilladoras y estilistas que ya me conocen. Ellos viajaron desde Nueva York y desde París. Pero también involucré a gente local, específicamente a un peluquero y una maquilladora especializados en estilismo de ópera. Ellos me acompañaron hasta el final, y su aporte fue definitivo porque lograron compenetrarse mejor con las cantaoras.

                                                                                                                                El vestuario también es una apuesta ecléctica. Combinó prendas propias de las gitanas con vestidos de alta costura.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Todo lo mezclábamos. Fusionamos diferentes looks para crear un lenguaje propio, complejo y ecléctico. Fue muy divertido ver a estas mujeres combinar ropa de alta costura con un chal antiguo de su armario. Hicimos una selección de prendas que encajaban con el concepto del libro: John Galliano (Dior), Versace, Prada, Roberto Cavalli, Isabel Toledo y Jean-Paul Gaultier.

                                                                                                                                También hay un vestido elaborado por un diseñador colombiano.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Este vestido, diseñado por Edwin Santa, es una obra artesanal fabricada en charol. Yo conocí el trabajo de Edwin en una visita que hice a Colombia, y desde el primer momento me encantaron sus propuestas inspiradas en diseñadores como Alexander McQueen, pero elaboradas con materiales tradicionales como la paja. Cuando trabajaba en Mil besos pensaba en estos vestidos. Entonces decidí incluir uno hecho con esta técnica en el libro. Lo utilizamos para vestir a La Farruca, madre del cantante Farruquito y hermana de Farruco, miembros de una de las dinastías más importantes del flamenco. Al final le regalé el vestido a La Farruca.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El equipo de producción de Mil besos –compuesto por dieciocho personas– atravesaba los desiertos de Andalucía en caravanas cargadas con carpas que se izaban en pueblos de casas blancas o en patios moriscos de fincas remotas. “Cada escenario debía ofrecer diferentes posibilidades a cualquier hora del día (todas las fotos del libro se hicieron con luz natural). Fuimos muy estrictos con los itinerarios y pocas veces nos salimos del libreto. Una excepción ocurrió cuando volaba a Sevilla y vi un pequeño ruedo de toreo en una finca perdida en medio del campo. A mí me encantó ese escenario y sabía que allí podría conseguir grandes planos. Hasta ese momento no había pensado en hacer fotografías en un ruedo de toreo, algo que ahora suena muy lógico. Apenas aterricé buscamos la finca con Mónica hasta encontrarla. En este lugar logramos algunas de las mejores fotografías del libro”.

                                                                                                                                La presentación de Mil besos tuvo como punto de partida la Bienal de Flamenco de Sevilla, celebrada el año pasado. Para ese evento donó sesenta fotografías en gran formato que se exhibieron en la Avenida de la Constitución.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                No esperaba que las fotografías fueran tan bien recibidas por el público de Sevilla. Lo digo porque este es un mundo con tradiciones y rituales muy arraigados y presentar una visión del flamenco bajo una estética diferente lo considero algo muy atrevido. Pero afortunadamente gustó y resulta emocionante ver a tantas personas tomándose fotos al lado de la exhibición.

                                                                                                                                Después la exposición viajó a Puerto Madero, Buenos Aires. ¿Existe alguna posibilidad de que llegue a Bogotá?

                                                                                                                                –Me encantaría que eso sucediera. Pero no depende sólo de mí sino también de las autoridades de Sevilla.

                                                                                                                                ¿Mantiene algún contacto con las protagonistas del libro?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Después de la presentación en Nueva York en octubre viajaré a Sevilla para regalarle el libro a cada una de las cantaoras. También voy a entregarles unas fotografías inéditas que muestran la íntima relación que establecimos entre nosotros. Eso forma parte de un pacto que hicimos.

                                                                                                                                La entrevista llega a su epílogo al caer la última hoja del libro. Después de un profundo silencio, el fotógrafo retoma la palabra: “Escogí a John Galliano para que escribiera el prólogo del libro. Él es un admirador de esta cultura y de la fuerza de la mujer española. Por eso sabía que le apasionaría Mil besos. También escribieron unas cartas mis amigas Marissa Berenson, Iman, Heidi Klum, Eva Longoria, Rossy de Palma, Isabel Toledo y Diane von Furstenberg”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Ruven Afanador se despide en la puerta del apartamento. El ascensor desciende hasta Nueva York pero la mente permanece en Andalucía. Es un momento de profundo silencio en el que todas las palabras parecen sobrar, menos las de Galliano, quien define en tres líneas del prólogo al artista total que acabamos de conocer. “Desde el momento en que conocí la fotografía de Ruven Afanador quedé hechizado tanto por su fuerza y belleza como por las historias que se desdoblan en su arte. Las imágenes, saturadas de tinta, son elegantes y audaces, en partes iguales, exquisitas y crudas. Sus magníficas fotografías serán inmortalizadas junto a las obras legendarias de esos maestros que siempre lo han inspirado”.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Ruven Afanador habla suave, rozando casi el silencio. A pesar de que su cuerpo acaricia los dos metros de altura y de tener una espalda maciza y la cabeza rapada como la de un boxeador, se revela como un hombre de gestos sutiles apenas abre la puerta del apartamento 7B, ubicado en el corazón del barrio Chelsea, al oeste de Manhattan.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                El apartamento posee tan sólo un escritorio en medio de una sala iluminada por ventanas que descienden hasta el piso brillante de madera oscura. En el escritorio, unas hojas estrictamente ordenadas boca abajo y protegidas con sigilo por Afanador.

                                                                                                                                El fotógrafo habla en un español casi ininteligible mientras alterna en su rostro dos pares de anteojos de monturas redondas y coloridas. Con palabras suaves pero contundentes asegura que no habla sobre su vida: su trabajo lo hace por él. “Mantenerse fuera del escenario”, como alguna vez sentenció el fotógrafo estadounidense Irving Penn. Entonces devela su pequeño secreto y toma las hojas para mostrar la maqueta de su nuevo libro llamado Mil besos –Rizzoli editores, 240 páginas–, obra de gran formato que explora el enigmático mundo de las cantaoras de flamenco del sur de España.

                                                                                                                                Es la primera entrevista que Afanador concede a la prensa mundial para hablar sobre su nuevo libro. Avanza en las páginas iniciales y describe el duro trabajo que se oculta detrás de cada imagen, de los viajes y las largas sesiones de fotos bajo la canícula veraniega de Andalucía.

                                                                                                                                Mil besos es el tercer libro de Ruven Afanador, el fotógrafo de modas nacido en Bucaramanga y que a la edad de catorce años emigró a Estados Unidos para convertirse en escultor y después en fotógrafo. Ignoraba que al final sería un artista total, un retratista renacentista en versión contemporánea.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                ¿Cómo nació la idea de realizar un primer libro dedicado a la mujer?

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Por eso fotografió a su mamá vestida de cantaora. Háblenos de esa experiencia.

                                                                                                                                Fue algo increíble pues nunca había tenido la oportunidad de retratar a mi mamá bajo mi estética. Siento que al vestirla como una cantaora, con los labios negros y las cejas pronunciadas, con la mirada altiva y vestida de negro, de alguna manera intervine en su alma. Fue como reinventarla para volverla a conocer.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Estoy seguro de que sí. Pero no me lo ha dicho y tampoco se lo he preguntado.

                                                                                                                                Las protagonistas de Mil besos son cantaoras y bailaoras del sur de España, la mayoría mujeres ancianas y de cuerpos voluptuosos. ¿Cómo fue esa transición de retratar modelos, toreros, bailarines y celebridades de cuerpos perfectos a estas artistas?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                No pretendía hacer un libro con mujeres de cuerpos perfectos. Quería hacer algo diferente que me sacara de mi propia rutina. Por eso decidí fotografiar a personas que me inspiraran por la fuerza escénica y el dramatismo que proyectan en el escenario. En esa búsqueda, que en realidad se inició con Torero, llegué a las cantaoras del flamenco, unas mujeres excepcionales con un concepto de la belleza muy diferente del que se impone hoy en día.

                                                                                                                                Ruven Afanador concibió Mil besos mientras recorría España retratando toreros. Supo desde ese entonces que la fiesta brava y el flamenco forman un universo indisoluble, y que algún día, no muy lejano, tendría que completar el camino iniciado con Torero. Sólo había que esperar el momento indicado.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Ese día se presentó seis años después en la habitación de un hotel de París. “Las sesiones de trabajo en Europa son largas y agotadoras. Para mí es un placer llegar al hotel, acostarme y prender el televisor”. En esas andaba cuando se detuvo en un programa español en el que una artista de carnes anchas e irreverente cantaba, bailaba y bromeaba con una voz tan aguda como angelical. “Quedé paralizado, pues frente a mí tenía todo lo que había imaginado sobre el flamenco. Ella me lo definió todo”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Afanador apuntó el nombre de su musa y lo entregó meses después al equipo encargado del casting del libro. Pero las productoras que viajaron a España no lograban dar con la misteriosa mujer. Pasaron varias semanas antes de que una de ellas se comunicara para avisar que había encontrado a un artista con unas características similares pero con una sola diferencia: se trataba de un hombre. De todas maneras enviaron las fotos, y cuando Afanador las abrió en su computador supo que la cantaora del hotel era realmente él: Falete, cantante proveniente de una reconocida dinastía del flamenco que cuando sube al escenario transforma su energía en una delicada fuerza femenina. “No se trata de un simple transformismo estético, como una Drag Queen. Es una interpretación más refinada, con un tono de voz agudo y unos movimientos muy suaves”. Falete es el único hombre incluido en Mil besos.

                                                                                                                                Ruven Afanador parece cada vez más suelto y su español mejora con el paso de los minutos. Se le ve emocionado al rememorar las anécdotas que se esconden detrás de Mil besos. “El nombre del libro nació a partir de dos historias independientes que terminan conectándose. Eso es algo constante en este proyecto: relatos que corren cada uno por su lado y después se encuentran de manera espontánea, como sucedió con Falete”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La primera parte del nombre del libro está en un iPod que reposa en la cocina. Afanador camina hacia él, lo prende y al instante suena un antiguo bolero interpretado por la diva mexicana Emma Elena Valdelamar. El fotógrafo sonríe mientras sigue el ritmo de la música con sus pies:

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La segunda parte de la respuesta nació así: “Las primeras sesiones del libro las hicimos en una antigua finca cercana a Jerez de la Frontera. Yo recorría el lugar cuando de pronto me encontré un pequeño espejo de bordes dorados, algo barroco, roto y desgastado por el uso. A mí me encantó este objeto, así como me encantan los lugares imperfectos y desgastados, como las paredes de cal del sur de España que recuerdan mi infancia en Colombia. Entonces le pedí al mayordomo de la finca que me prestara su espejo para que las cantaoras dejaran estampada las huellas de sus labios negros sobre él. Al final tomé una foto del espejo saturado de besos”.

                                                                                                                                Mil besos partió con un concepto editorial que se amoldó sobre la marcha. Un ejemplo es la inclusión de mujeres jóvenes en el libro.

                                                                                                                                No ad for you


                                                                                                                                –Es cierto. La idea original consistía en retratar sólo a las cantaoras mayores, las más tradicionales y legendarias. Pero cuando empezaron las sesiones de fotos las gitanas llegaban con sus hijas, nietas y sobrinas, que por lo general son unas estupendas y graciosas cantaoras. En ese momento entendí que debía involucrar todas las edades del flamenco.

                                                                                                                                Tres generaciones frente a la cámara, unidas por el linaje del cante jondo...

                                                                                                                                Lo importante era capturar la armonía entre las costumbres antiguas y contemporáneas presentes en el flamenco. Me emocionaba ver a las abuelas cantar y a sus nietas bailar. El oxígeno del flamenco lo aportan las cantaoras más jóvenes, quienes involucran en su baile y en su cante elementos del hip-hop, electrónica y ritmos caribeños.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                ¿Cómo se escogieron a las protagonistas del libro?

                                                                                                                                El primer casting lo hizo Mónica Scarello, que es mi productora en Europa. Ella me envió los retratos de un amplio grupo de cantaoras y después yo viajé a España a hacer la selección definitiva. Me reuní con cada una de ellas para conocer sus gustos y pasiones. Era muy importante que me conocieran y entendieran de qué se trataba el trabajo.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En Mil besos participan dos mujeres ajenas al flamenco. Ya nos habló de Isabel, su mamá. La otra mujer es Rossy de Palma (actriz española, protagonista de Mujeres al borde de un ataque de nervios, del director Pedro Almodóvar). ¿Por qué decidió incluirla?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Porque ella encaja en mi particular concepción de la mujer española. Aunque no es una artista del flamenco, ofrece todas las cualidades de este mundo artístico. A Rossy la conocí cuando me mudé a España y ella acababa de protagonizar la película de Almodóvar. En esa época me moría por retratarla, y como nunca me rindo cuando quiero una foto, me conseguí su número y la llamé. Le expliqué cómo quería hacerlo y ella sólo me pidió que le enviara el tiquete (se encontraba en Madrid). Marilú Menéndez –publicista de Afanador en Nueva York– dice que uno de los comentarios más acertados sobre ella lo escuchó de un crítico de cine de la ciudad: “Al ver actuar a Rossy de Palma se comprende por qué Picasso pintaba de esa manera y de dónde provenía su inspiración”. Yo también creo que Rossy es una mujer cubista, tan expresiva que hay que pintarla, o en este caso fotografiarla, desde diferentes perspectivas. Por eso me pareció apropiado incluirla en el libro.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Ruven Afanador define Mil besos como una sucesión de sentimientos comprimidos en 240 páginas. Toma como ejemplo a Antonia Canevas Medina, “Antonia la de María Vega”, anciana de rasgos moros y pelo lacio hasta la cintura que ya casi no puede caminar. “El día de sus fotos fue maquillada, vestida y ayudada a posar enfrente de mí. Pero con el primer disparo de la cámara Antonia pidió que le soltaran el pelo, y luego desplegó una fuerza increíble: cantaba, bailaba y se subía el vestido. Las jóvenes que esperaban turno animaban la escena con las palmas. No resulta fácil conservar la belleza con el paso del tiempo. Un torero adulto no es tan hermoso como uno joven. En el mundo de las cantaoras la belleza se mantiene vigente por siempre. Es como un arte atemporal movido por los sentimientos. Cuando estas mujeres salen a las peñas a cantar la gente se enloquece por la sensualidad que irradian, sin importar su edad”.

                                                                                                                                Esta ausencia de tiempo, de edad, también se puede ilustrar con la historia del retrato que le tomó a la bailaora María Benítez hace ya varios años.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El primer concierto de flamenco al que asistí en mi vida fue en Nueva York, en 1992. En esa oportunidad se presentaba María Benítez. Al final del concierto estaba tan emocionado que decidí esperar a la artista hasta que saliera del camerino. Apenas la vi le dije que quería fotografiarla. A ella le cayó en gracia mi propuesta y lo hicimos a los pocos días en un antiguo estudio que tiene luz natural y fondos blancos. Pedí que exageraran el maquillaje negro de sus ojos y su boca, y que la peinaran de una manera dramática. La foto nunca se publicó y quedó archivada por años, hasta cuando empecé a trabajar en Mil besos. Un día, en plena producción del libro, recordé esta historia y busqué la foto hasta encontrarla en el fondo de un cajón. Cuando volví a verla no podía creer que, sin proponérmelo, había usado ese mismo look para el libro. Habían pasado casi veinte años y la foto seguía tan vigente que parecía como si el tiempo se hubiese detenido en esa imagen. Y por supuesto, quedó incluida en el libro.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Afanador dice que las pocas horas de descanso que le dejaba la producción de Mil besos las dedicaba a escuchar las intrincadas historias de amor narradas por las gitanas, las cuales, casi sin excepción, incluyen a un valiente torero. En ese momento confirmó la conexión entre el mundo del flamenco y la fiesta brava, definida esta vez por la manera como las mujeres describen a sus hombres, y los admiran por su valor y su figura. Por ello, cuando se reedite Torero, anticipa que lo hará de manera conjunta con Mil besos.

                                                                                                                                El flamenco es el sentimiento que se expresa en la música, el baile, las letras y la pintura. Se trata de un arte absoluto que camina en contravía de los movimientos de vanguardia y sus estereotipos superficiales y universales –un ejemplo: el arte pop–. El flamenco es la lengua de los gitanos, el baile que simula el amor, la música que narra las historias atesoradas en una vida errante que se niega a echar raíces en un lugar.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El cante jondo va más allá de una desgarrada voz o de una buena coreografía, es la propia vida puesta en el escenario, animada con las palmas, el taconeo y el profundo lamento de una voz. El flamenco es un arte con cierta osadía. “Existen muchos estereotipos y lugares comunes alrededor del toreo y el flamenco en países ajenos a esta cultura. Creo que en Nueva York no hay una visión veraz de esta cultura, y que detrás hay demasiado marketing que vende una imagen falsa. Lo que he querido hacer con Mil besos y Torero es elevar este mundo a un nivel artístico a través de una mirada más pura, dramática y real”.

                                                                                                                                Según Afanador, retratar a las mujeres del flamenco se asemeja a dirigir una película con actores naturales. Por ello decidió capturar el espíritu de las gitanas al natural, sin disfraces, pero bajo una estética ajena al flamenco. “Las tomas las hicimos con la intención de tener a las cantaoras fuera de su entorno. Lo mismo sucedió con el vestuario, los peinados y el maquillaje. Para mí era importante ver a estas mujeres desenvolverse en un ambiente ajeno al que pertenecen”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La composición de las imágenes se enmarca dentro de escenarios escuetos y crudos, muchas veces decorados tan solo con una mesa y una silla. Con excepción de las mujeres, la ropa y los accesorios, todo lo demás debía pasar inadvertido.

                                                                                                                                Las duras condiciones del desierto ayudaron a recrear también la atmósfera pretendida en el libro. La arena hirviente que golpea los rostros maquillados de las cantaoras demuestra que son mujeres sin quejas. Pero después de unas horas su actitud muta a una más real y desencajada, menos feliz y más imperfecta. Como si la fiesta del flamenco hubiera acabado de repente. Esa es la mirada que Ruven Afanador persigue casi siempre en sus fotografías.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Quería plasmar el mundo del flamenco bajo una estética muy particular. Por eso acudió a una atmósfera minimalista ambientada en blanco y negro, con juegos de luces y sombras y encuadres simétricos y ambientes austeros y desgastados, elementos característicos en casi toda su obra.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El problema consistía en lograr una imagen que fuera a la vez sofisticada y desgastada. No pretendía llegar a una fotografía perfecta. Quería mostrar el calor, la humedad y el viento de los desiertos que visitábamos. Sabía que esto no era un trabajo de moda, pero tenía que mantener un nivel estético impecable. Ese equilibrio fue muy difícil de conseguir y generalmente salía a flote después de horas de trabajo, cuando el maquillaje y los peinados dejaban de ser tan perfectos y el cansancio empezaba a incomodar a las mujeres.


                                                                                                                                Para lograr esta imagen local y a la vez universal involucró en el equipo de producción a personas de la región. ¿Cuál fue el aporte específico de estas personas?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Trabajé con un equipo de productores, maquilladoras y estilistas que ya me conocen. Ellos viajaron desde Nueva York y desde París. Pero también involucré a gente local, específicamente a un peluquero y una maquilladora especializados en estilismo de ópera. Ellos me acompañaron hasta el final, y su aporte fue definitivo porque lograron compenetrarse mejor con las cantaoras.

                                                                                                                                El vestuario también es una apuesta ecléctica. Combinó prendas propias de las gitanas con vestidos de alta costura.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Todo lo mezclábamos. Fusionamos diferentes looks para crear un lenguaje propio, complejo y ecléctico. Fue muy divertido ver a estas mujeres combinar ropa de alta costura con un chal antiguo de su armario. Hicimos una selección de prendas que encajaban con el concepto del libro: John Galliano (Dior), Versace, Prada, Roberto Cavalli, Isabel Toledo y Jean-Paul Gaultier.

                                                                                                                                También hay un vestido elaborado por un diseñador colombiano.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Este vestido, diseñado por Edwin Santa, es una obra artesanal fabricada en charol. Yo conocí el trabajo de Edwin en una visita que hice a Colombia, y desde el primer momento me encantaron sus propuestas inspiradas en diseñadores como Alexander McQueen, pero elaboradas con materiales tradicionales como la paja. Cuando trabajaba en Mil besos pensaba en estos vestidos. Entonces decidí incluir uno hecho con esta técnica en el libro. Lo utilizamos para vestir a La Farruca, madre del cantante Farruquito y hermana de Farruco, miembros de una de las dinastías más importantes del flamenco. Al final le regalé el vestido a La Farruca.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El equipo de producción de Mil besos –compuesto por dieciocho personas– atravesaba los desiertos de Andalucía en caravanas cargadas con carpas que se izaban en pueblos de casas blancas o en patios moriscos de fincas remotas. “Cada escenario debía ofrecer diferentes posibilidades a cualquier hora del día (todas las fotos del libro se hicieron con luz natural). Fuimos muy estrictos con los itinerarios y pocas veces nos salimos del libreto. Una excepción ocurrió cuando volaba a Sevilla y vi un pequeño ruedo de toreo en una finca perdida en medio del campo. A mí me encantó ese escenario y sabía que allí podría conseguir grandes planos. Hasta ese momento no había pensado en hacer fotografías en un ruedo de toreo, algo que ahora suena muy lógico. Apenas aterricé buscamos la finca con Mónica hasta encontrarla. En este lugar logramos algunas de las mejores fotografías del libro”.

                                                                                                                                La presentación de Mil besos tuvo como punto de partida la Bienal de Flamenco de Sevilla, celebrada el año pasado. Para ese evento donó sesenta fotografías en gran formato que se exhibieron en la Avenida de la Constitución.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                No esperaba que las fotografías fueran tan bien recibidas por el público de Sevilla. Lo digo porque este es un mundo con tradiciones y rituales muy arraigados y presentar una visión del flamenco bajo una estética diferente lo considero algo muy atrevido. Pero afortunadamente gustó y resulta emocionante ver a tantas personas tomándose fotos al lado de la exhibición.

                                                                                                                                Después la exposición viajó a Puerto Madero, Buenos Aires. ¿Existe alguna posibilidad de que llegue a Bogotá?

                                                                                                                                –Me encantaría que eso sucediera. Pero no depende sólo de mí sino también de las autoridades de Sevilla.

                                                                                                                                ¿Mantiene algún contacto con las protagonistas del libro?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Después de la presentación en Nueva York en octubre viajaré a Sevilla para regalarle el libro a cada una de las cantaoras. También voy a entregarles unas fotografías inéditas que muestran la íntima relación que establecimos entre nosotros. Eso forma parte de un pacto que hicimos.

                                                                                                                                La entrevista llega a su epílogo al caer la última hoja del libro. Después de un profundo silencio, el fotógrafo retoma la palabra: “Escogí a John Galliano para que escribiera el prólogo del libro. Él es un admirador de esta cultura y de la fuerza de la mujer española. Por eso sabía que le apasionaría Mil besos. También escribieron unas cartas mis amigas Marissa Berenson, Iman, Heidi Klum, Eva Longoria, Rossy de Palma, Isabel Toledo y Diane von Furstenberg”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Ruven Afanador se despide en la puerta del apartamento. El ascensor desciende hasta Nueva York pero la mente permanece en Andalucía. Es un momento de profundo silencio en el que todas las palabras parecen sobrar, menos las de Galliano, quien define en tres líneas del prólogo al artista total que acabamos de conocer. “Desde el momento en que conocí la fotografía de Ruven Afanador quedé hechizado tanto por su fuerza y belleza como por las historias que se desdoblan en su arte. Las imágenes, saturadas de tinta, son elegantes y audaces, en partes iguales, exquisitas y crudas. Sus magníficas fotografías serán inmortalizadas junto a las obras legendarias de esos maestros que siempre lo han inspirado”.

                                                                                                                                Por Andrés Ramírez Suárez / Nueva York

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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