“A la memoria del muerto”: Wilson Manyoma recuerda a “Piper Pimienta”
A 23 años de la trágica muerte de la voz de “Las caleñas son como las flores”, recordamos a “Piper Pimienta” Díaz, un histórico de la salsa colombiana y un “showman”.
Andrea Barraza Cabana*
Wilson “Saoko” Manyoma, la voz de El preso (oye, te hablo desde la prisión), y “Piper Pimienta” compartieron momentos memorables en los estudios de grabación de Discos Fuentes, las tarimas y las giras con Fruko y sus Tesos y Los Latin Brothers. Lo que poco se sabe es que antes de esos momentos juntos “Piper” fue el ídolo de “Saoko”.
Wilson recuerda con cariño cuando aún era un niño y a la distancia veía ensayar a la orquesta Los Supremos, de la que “Piper” fue vocalista desde 1968, en el barrio Alameda, de Cali, donde creció.
De tanto oírlo cantar, él, su hermano (el compositor y cantante Hermes Manyoma) y un amigo de ambos llamado Ever Ortiz improvisaron una orquesta con tubos, tarros y embudos imitando los sonidos de la orquesta donde cantaba el flaco Edulfamid Molina Díaz. Soñaban con ser así de elegantes y poder cantar como él.
Siendo un adolescente, Manyoma y un amigo, Venturita, seguían a “Piper Pimienta” hasta la esquina de la calle 34 con octava, al Grill Nuevo Mundo, donde se presentaban Los Supremos, y se sentaban afuera por horas a escucharlo cantar.
No sabían que el destino de Manyoma empezaría a abrirse gracias a “Piper”, pues una noche de 1971, Molina Díaz no apareció por el Grill. Venturita y Manyoma escuchaban tocar a la orquesta, pero no al vocalista. Se atrevieron a subir y efectivamente “Piper” no estaba.
Venturita azuzaba a Manyoma para que se metiera a la tarima, y este dudaba. Pero sonó La esencia del guaguancó y se atrevió. Cantó y gustó.
Después de ese debut inesperado, Wilson “Saoko” comenzó a hacer reemplazos con la Sonora Juventud y luego pasó a ser el vocalista de la Orquesta de los Hermanos Ospino, lo que lo llevó a Medellín, donde conectó con Fruko y sus Tesos.
Cuenta Manyoma que ese día que “Piper” no se presentó en el Grill era porque estaba en Medellín grabando con Fruko y sus Tesos. Estos dos grandes no se conocían entonces, pero era definitivo que su encuentro en la vida estaba escrito.
El “showman” de la salsa
Edulfamid Molina Díaz, o “Piper Pimienta”, como lo rebautizó un tío sin saber que así sería conocido eternamente, nació en el corregimiento de La Paila, del municipio de Padilla, Cauca (aunque Wikipedia diga que fue en Puerto Tejada), el 4 de agosto de 1939. A los cuatro años, sus padres, Emiro Molina y Laura Díaz, se trasladaron al barrio Obrero, de Cali, donde se escuchaba música antillana a todas horas. Esta influencia dejó huella en la vida del artista y fue la escuela que lo formó.
Su carrera como cantante profesional comenzó en 1964, con la orquesta El Ciclón del Caribe, de Tito Cortés. Ese mismo año conformó la efímera agrupación El Combo Caleño. En 1965 hizo parte de la agrupación El Combo Swing, con la que empezaron a cantar no solo en Cali, sino también en otras ciudades, como Buenaventura y Bogotá. En 1968 estuvo un tiempo en Buenaventura con la orquesta de planta del Grill Monterrey, que a su regreso a Cali se cambió el nombre a Los Supremos.
Su primera grabación la realizó en abril de 1971, con el Combo Los Supremos, en el álbum Atiza y ataja, del sello Discos Fuentes, con el cual obtuvo su primer éxito: el tema que le dio el título al disco. Ese mismo año, Julio Ernesto Estrada lo convocó para hacer parte de la naciente agrupación de Fruko y sus Tesos y grabaron un disco de 45 rpm con cinco canciones, que incluyó los temas Oriza, Yo no vuelvo a querer, Dame un break, La chica del barrio obrero y Algo pa’ gozá. “Piper” aportó ese tinte barriobajero que le hacía falta para terminar de conformar la orquesta.
La potencia de su voz y su notable baile en las tarimas lo marcaron como el showman de la salsa en Colombia. Con Fruko y sus Tesos grabó dos elepés: A la memoria del muerto (1972) y El mejor (1981), donde cantó con Wilson Manyoma.
En 1974 se creó el colectivo Los Latin Brothers, una orquesta inicialmente de estudio, para responder a la tendencia salsera que irradiaba Óscar D’León desde Venezuela. Un sonido más callejero, con trombones y violines, en sintonía con lo que estaba sonando en el resto del mundo. Esta orquesta grabó 18 elepés (“Piper” estuvo en cinco) y 200 canciones.
Indiscutiblemente, “Piper Pimienta” fue de las voces más aclamadas y una de las figuras más reconocidas en la salsa en Latinoamérica. Es la voz de grandes éxitos que no pierden vigencia en la memoria colectiva, como A la memoria del muerto (1971), A la Loma de la Cruz (1974), Las caleñas son como las flores (1975) y Duelo de picoteros (1975), entre muchos otros.
En 1978 estuvo en la orquesta más efímera de la historia de la salsa: la Colombia All Stars. Un intento fallido de replicar el éxito de la Fania All Stars con músicos colombianos que duró 96 horas y de la que no queda más que un video de la productora de televisión Punch. En la nómina estuvieron Joe Arroyo, Wilson Manyoma, Julio Ernesto Estrada “Fruko”, Jairo Licazale, Juan Piña y, por supuesto, “Piper Pimienta”, entre otros notables músicos.
El disco derivado de este intento de orquesta, Carlos Carvajal y la Colombia All-Stars, Live in Central Park, donde la voz principal es “Piper Pimienta”, nada tiene que ver con la orquesta en sí. Según el empresario barranquillero Ley Martín, fue un intento de piratear el nombre de la orquesta y aprovechar el boom que causó.
A pesar de su éxito, los últimos años de su vida estuvieron pintados de un azul tristeza profunda. Por un incendio, el 4 de diciembre de 1990, “Piper Pimienta” perdió gran parte de su casa con todas sus pertenencias, incluyendo partituras que representaban más de 25 años de su vida artística y los vestuarios que lo hacían tan notable. Tal vez por esto, a los pocos días, sufrió una trombosis, que lo mantuvo alejado de los escenarios algún tiempo.
Cuando ya empezaba a recuperarse, la muerte lo sorprendió al frente de su casa en la tarde del jueves 4 de junio de 1998. Fue asesinado fríamente por sicarios que le dispararon en el antejardín de su casa.
Wilson Manyoma recuerda ese día como uno de los más dolorosos de su vida. Le cortaron la vida a uno de los tesos de la salsa, pero sus amigos y los salseros de toda Colombia siempre bailarán a la memoria del muerto.
*De la Fundación Color de Colombia
Wilson “Saoko” Manyoma, la voz de El preso (oye, te hablo desde la prisión), y “Piper Pimienta” compartieron momentos memorables en los estudios de grabación de Discos Fuentes, las tarimas y las giras con Fruko y sus Tesos y Los Latin Brothers. Lo que poco se sabe es que antes de esos momentos juntos “Piper” fue el ídolo de “Saoko”.
Wilson recuerda con cariño cuando aún era un niño y a la distancia veía ensayar a la orquesta Los Supremos, de la que “Piper” fue vocalista desde 1968, en el barrio Alameda, de Cali, donde creció.
De tanto oírlo cantar, él, su hermano (el compositor y cantante Hermes Manyoma) y un amigo de ambos llamado Ever Ortiz improvisaron una orquesta con tubos, tarros y embudos imitando los sonidos de la orquesta donde cantaba el flaco Edulfamid Molina Díaz. Soñaban con ser así de elegantes y poder cantar como él.
Siendo un adolescente, Manyoma y un amigo, Venturita, seguían a “Piper Pimienta” hasta la esquina de la calle 34 con octava, al Grill Nuevo Mundo, donde se presentaban Los Supremos, y se sentaban afuera por horas a escucharlo cantar.
No sabían que el destino de Manyoma empezaría a abrirse gracias a “Piper”, pues una noche de 1971, Molina Díaz no apareció por el Grill. Venturita y Manyoma escuchaban tocar a la orquesta, pero no al vocalista. Se atrevieron a subir y efectivamente “Piper” no estaba.
Venturita azuzaba a Manyoma para que se metiera a la tarima, y este dudaba. Pero sonó La esencia del guaguancó y se atrevió. Cantó y gustó.
Después de ese debut inesperado, Wilson “Saoko” comenzó a hacer reemplazos con la Sonora Juventud y luego pasó a ser el vocalista de la Orquesta de los Hermanos Ospino, lo que lo llevó a Medellín, donde conectó con Fruko y sus Tesos.
Cuenta Manyoma que ese día que “Piper” no se presentó en el Grill era porque estaba en Medellín grabando con Fruko y sus Tesos. Estos dos grandes no se conocían entonces, pero era definitivo que su encuentro en la vida estaba escrito.
El “showman” de la salsa
Edulfamid Molina Díaz, o “Piper Pimienta”, como lo rebautizó un tío sin saber que así sería conocido eternamente, nació en el corregimiento de La Paila, del municipio de Padilla, Cauca (aunque Wikipedia diga que fue en Puerto Tejada), el 4 de agosto de 1939. A los cuatro años, sus padres, Emiro Molina y Laura Díaz, se trasladaron al barrio Obrero, de Cali, donde se escuchaba música antillana a todas horas. Esta influencia dejó huella en la vida del artista y fue la escuela que lo formó.
Su carrera como cantante profesional comenzó en 1964, con la orquesta El Ciclón del Caribe, de Tito Cortés. Ese mismo año conformó la efímera agrupación El Combo Caleño. En 1965 hizo parte de la agrupación El Combo Swing, con la que empezaron a cantar no solo en Cali, sino también en otras ciudades, como Buenaventura y Bogotá. En 1968 estuvo un tiempo en Buenaventura con la orquesta de planta del Grill Monterrey, que a su regreso a Cali se cambió el nombre a Los Supremos.
Su primera grabación la realizó en abril de 1971, con el Combo Los Supremos, en el álbum Atiza y ataja, del sello Discos Fuentes, con el cual obtuvo su primer éxito: el tema que le dio el título al disco. Ese mismo año, Julio Ernesto Estrada lo convocó para hacer parte de la naciente agrupación de Fruko y sus Tesos y grabaron un disco de 45 rpm con cinco canciones, que incluyó los temas Oriza, Yo no vuelvo a querer, Dame un break, La chica del barrio obrero y Algo pa’ gozá. “Piper” aportó ese tinte barriobajero que le hacía falta para terminar de conformar la orquesta.
La potencia de su voz y su notable baile en las tarimas lo marcaron como el showman de la salsa en Colombia. Con Fruko y sus Tesos grabó dos elepés: A la memoria del muerto (1972) y El mejor (1981), donde cantó con Wilson Manyoma.
En 1974 se creó el colectivo Los Latin Brothers, una orquesta inicialmente de estudio, para responder a la tendencia salsera que irradiaba Óscar D’León desde Venezuela. Un sonido más callejero, con trombones y violines, en sintonía con lo que estaba sonando en el resto del mundo. Esta orquesta grabó 18 elepés (“Piper” estuvo en cinco) y 200 canciones.
Indiscutiblemente, “Piper Pimienta” fue de las voces más aclamadas y una de las figuras más reconocidas en la salsa en Latinoamérica. Es la voz de grandes éxitos que no pierden vigencia en la memoria colectiva, como A la memoria del muerto (1971), A la Loma de la Cruz (1974), Las caleñas son como las flores (1975) y Duelo de picoteros (1975), entre muchos otros.
En 1978 estuvo en la orquesta más efímera de la historia de la salsa: la Colombia All Stars. Un intento fallido de replicar el éxito de la Fania All Stars con músicos colombianos que duró 96 horas y de la que no queda más que un video de la productora de televisión Punch. En la nómina estuvieron Joe Arroyo, Wilson Manyoma, Julio Ernesto Estrada “Fruko”, Jairo Licazale, Juan Piña y, por supuesto, “Piper Pimienta”, entre otros notables músicos.
El disco derivado de este intento de orquesta, Carlos Carvajal y la Colombia All-Stars, Live in Central Park, donde la voz principal es “Piper Pimienta”, nada tiene que ver con la orquesta en sí. Según el empresario barranquillero Ley Martín, fue un intento de piratear el nombre de la orquesta y aprovechar el boom que causó.
A pesar de su éxito, los últimos años de su vida estuvieron pintados de un azul tristeza profunda. Por un incendio, el 4 de diciembre de 1990, “Piper Pimienta” perdió gran parte de su casa con todas sus pertenencias, incluyendo partituras que representaban más de 25 años de su vida artística y los vestuarios que lo hacían tan notable. Tal vez por esto, a los pocos días, sufrió una trombosis, que lo mantuvo alejado de los escenarios algún tiempo.
Cuando ya empezaba a recuperarse, la muerte lo sorprendió al frente de su casa en la tarde del jueves 4 de junio de 1998. Fue asesinado fríamente por sicarios que le dispararon en el antejardín de su casa.
Wilson Manyoma recuerda ese día como uno de los más dolorosos de su vida. Le cortaron la vida a uno de los tesos de la salsa, pero sus amigos y los salseros de toda Colombia siempre bailarán a la memoria del muerto.
*De la Fundación Color de Colombia